jueves, 31 de enero de 2019

CÓMO ESTUDIAR TEOSOFÍA



Madame Blavatsky on How to Study Theosophy (1891) 

Nota preliminar: 

Estas notas de enseñanzas dadas por Madame Blavatsky ( HPB) hacia el fin de su vida ya han aparecido impresas varias veces en cierto numero de periódicos. Fueron tomadas por Robert Bowen, un antiguo marino que se unió al circulo de Blavatsky y la interrogo con persistencia sobre la actitud que el estudiante debe tomar con respecto a la Doctrina Secreta. El tomo cuidadosas notas de lo que ella dijo y después se las leyó para asegurarse que no había comprendido mal lo que ella quería decir. Esas notas fueron puestas en claro por el hijo de Bowen, el difunto capitán P. G. B. Bowen, que era entonces miembro de la S. T. en Dublín, y se imprimieron por primera vez en el numero de Enero- Marzo de 1932 de Theosophy in Ireland, después de 40 años de haber sido escritas. Las cuidadosas investigaciones que se han hecho en Dublín desde entonces, no han podido descubrir ningún otro material del mismo origen. Gran parte del valor de las notas de Bowen radica en que contienen principios que pueden aplicarse no tan solo al estudio de la Doctrina Secreta, sino a todos los estudios Teosóficos. 

En ellas HPB arma repetidamente que una Teosofía descriptiva no tiene que ser tomada como un cuadro necesariamente exacto del Universo. Es mas bien un diseño secundario, que se presenta en el curso de una experiencia, sobre una Verdad que esta por encima de las palabras, mas allá de la descripción y mas allá de los valores relativos. Tal Teosofía no trata de retratar la verdad, sino de conducir hacia ella. Se vera que, por estas normas, el valor y la autoridad de toda Teosofía descriptiva no ha de ser necesariamente juzgado según si la Teosofía esta de acuerdo o no con hechos o principios científicos, o con la Teosofía descriptiva propuesta por alguna otra persona. 

El valor de cualquier presentación de la Teosofía debe residir en la profundidad de la experiencia a la que puede conducir al que estudia, si este es lo suficientemente fuerte y osado para pasar por encima de su forma o expresión hasta su realidad oculta o recóndita. Otro consejo repetido en las notas es que para la plena comprensión de cualquier enseñanza Teosófica, deberá tomársela en sentido universal. Como una ayuda para esto, Madame Blavastsky recomendaba, con mucho interés, que el estudiante tratase de obtener una profunda apreciación de las tres proposiciones fundamentales que se encuentran en el proemio de la Doctrina Secreta. 

La Doctrina Secreta y su estudio HPB estuvo particularmente interesante al hablar de la Doctrina Secreta durante la ultima semana. Me pareció mejor tratar de captarlo y trasladarlo al papel mientras estaba aquello aun fresco en mi mente. Como ella misma dijo, puede ser útil para alguien de aquí a treinta o cuarenta años. Para comenzar, La Doctrina Secreta es tan solo un pequeño fragmento de la Doctrina Esotérica conocida por los miembros de major jerarquía de la Fraternidad Oculta. 
Contiene, dice ella, tanto como el Mundo puede recibir durante el siguiente siglo. Esto dio lugar a una pregunta - la cual ella explico de la siguiente manera- . El mundo se refiere al Hombre que vive en la naturaleza Personal. Este mundo encontrar a en los dos volúmenes de la DS. todo lo que su máxima comprensión puede captar, pero no mas. Sin embargo, esto no es decir que el Discípulo que no vive en el mundo, no pueda encontrar algo mas en el libro, que lo que el mundo encuentra. 

Toda forma, a un la mas tosca, contiene la imagen de su "creador" oculta dentro de ella. 
Lo mismo ocurre con la obra de un autor, que por obscura que sea, contiene la escondida imagen del conocimiento del autor. Por esto considero que la DS contiene todo lo que HPB misma conoce y mucho mas que eso, puesto que mucho de ello provenía de hombres cuyo conocimiento es inmensamente superior al suyo. Además, ella indica de un modo inconfundible, que otros pueden muy bien encontrar en la DS un conocimiento que ella misma no posee. Es un pensamiento estimulante considerar que es posible que yo mismo pueda encontrar en las palabras de HPB un conocimiento del que ella misma es inconsciente. Ella se detuvo en esta idea bastante tiempo. X dijo después: " HPB debe estar perdiendo su seguridad" queriendo decir, supongo, la confianza en su propio conocimiento. Pero ... y ... y también yo mismo, pienso, vemos mejor lo que ella quiere significar. Nos esta diciendo, sin duda alguna, que no nos aferrásemos a ella como autoridad personal, ni a nadie mas, sino que dependiéramos por completo de nuestras propias expandientes percepciones. ( Nota posterior sobre los antes escrito. Yo tenia razón. 

Se lo presente a ella directamente y ella asintió y sonrió. ( Y bien que vale conseguir su aprobadora sonrisa!)- Firmado- Robert Bowen . Por fin hemos conseguido que HPB nos ponga en buen camino sobre el estudio de la DS Permítanme que lo escriba, mientras que esta aun fresco en la mente. Leyendo la DS pagina por pagina, como lee uno cualquier otro libro, ( dice ella ) solo llegaremos a una confusión. 

Lo primero a hacer, aun si lleva años, es conseguir alguna comprensión de los " Tres Principios Fundamentales" dados en el proemio. Seguir esto con el estudio de la recapitulación ( los párrafos numerados en el Resumen del Vol. I ( parte I). Luego tomar las Notas Preliminares ( Vol. II.) y la Conclusión ( Vol II). HPB parece muy terminante en lo que respecta a la importancia de las enseñanzas ( en la Conclusión) relativa a los tiempos del advenimiento de Razas y Sub- Razas. Explica mas claramente de lo acostumbrado que en realidad no hay tal cosa como un futuro " advenimiento" de razas. " No hay ni LLEGADA ni DESAPARICION, sino un eterno LLEGAR A SER", dice ella. La cuarta Raza Raíz vive aun. Y asimismo la Tercera y la Segunda y la primera, es decir, sus manifestaciones en nuestro presente plano de substancia, están presentes. Yo entiendo lo que ella quiere decir, creo, pero esta mas allá de mi el ponerlo en palabras. De igual modo, la Sexta Sub- Raza esta aquí y la Sexta Raza Raíz, y la Séptima y hasta gentes de las venideras RONDAS. después de todo esto es comprensible. 

Los Discípulos, Hermanos y Adeptos no pueden ser personas de la actual quinta Sub- Raza, porque la raza es un estado de evolución. Pero ella no deja duda, en cuanto concierne a la humanidad en conjunto, de que estamos a cientos de años ( en tiempo y espacio) de aun la misma Sexta Sub- Raza. Pensé que HPB mostraba una ansiedad peculiar en su insistencia sobre este punto. Ella insinuó los " peligros e ilusiones" nacidos de ideas de que la nueva Raza hubiera alboreado definitivamente en el Mundo. Según ella, la duración de una Sub- Raza para la humanidad en general, coincide con el año sideral ( el giro del eje de la tierra, alrededor de unos 25,000 años ). Esto sitúa a la nueva Raza bastante lejos. Hemos tenido una notable sesión de estudios de la DS durante las tres ultimas semanas. Tengo que rehacer mis notas y guardar los resultados de un modo seguro antes de que las extravié. Ella hablo mucho mas sobre el " Principio fundamental". Ella dice: Si uno imagina que va a sacar de la DS una imagen satisfactoria de la constitución del Universo, uno solo obtendrá confusión de su estudio. Dicha obra no tiene por objeto dar ningún veredicto final sobre la existencia, sino el CONDUCIR HACIA LA VERDAD. Ella repitió muchas veces esta expresión. Es menos que inútil recurrir a aquellos que imaginamos ser estudiosos avanzados y pedirles que nos den una " interpretación" de la DS. Ellos no pueden hacerlo. Si lo intentaran, todo lo que darían serán recortadas y resecas versiones exotéricas que ni remotamente se parecen a la Verdad. Aceptar tales interpretaciones significa aferrarnos a ideas fijas, mientras que la Verdad se encuentra mas allá de cualquier idea que podamos formular o expresar. 

Las interpretaciones exotéricas están todas muy bien, y ella no las condena en tanto se tomen como indicadores para principiantes y no son consideradas como algo mas. Muchas personas que están o estarán en el futuro en la S. T. son desde luego potencialmente incapaces de cualquier avance que vaya mas allá del alcance de una común concepción exotérica. Pero hay y habrá otros, y para ellos es para quienes ella señala la subsiguiente y verdadera vía de acceso a la DS. Vengan a la DS ( dice ella ) sin ninguna esperanza de llegar a la Verdad final de la existencia por su medio, o con cualquier otra idea que no sea la de ver hasta donde puede conducir HACIA la Verdad. Vean en el estudio un medio de ejercitar y desarrollar la mente nunca influida por otros estudios. Observen las reglas siguientes: Sea lo que fuere que uno pueda estudiar en la DS mantengan firme la mente como base de su ideación en las siguientes ideas: 

1. LA UNIDAD FUNDAMENTAL DE TODA EXISTENCIA.  

Esta unidad es una cosa completamente diferente de la idea corriente de unidad - como cuando decimos que una nación o un ejercito están unidos, o que este planeta esta unido a hache el por líneas de fuerza magnéticas, o cosas semejantes. La enseñanza no es esa. Es que la existencia es UNA COSA, no alguna colección de cosas reunidas en un conjunto. Fundamentalmente hay UN SER. Este Ser tiene dos aspectos, positivo y Negativo. El positivo es Espíritu, o CONCIENCIA. El negativo es SUBSTANCIA, el sujeto de la conciencia. Este ser es lo absoluto en su manifestación primaria. Siendo absoluto, no hay nada fuera de el El es Todo- Ser. Es indivisible, pues en otro caso no seria absoluto. Si se pudiera separar una porción, ese resto no podría ser absoluto, pues se presentaría inmediatamente la cuestión de la COMPARACION entre ello y la parte separada. La comparación es incompatible con la idea de absoluto. Por lo tanto es evidente que esta Existencia Única fundamental o Ser absoluto debe ser la realidad en cualquier forma que existe. Dije que aunque esto era claro para mi , no creía que muchos de los miembros de las Ramas pudieran comprenderlo. La " Teosofía", dijo HPB, " es para aquellos que puedan pensar, o para aquellos que puedan inducirse a pensar, no para los perezosos mentales". 

HPB se ha vuelto muy indulgente últimamente. " Cerebros lentos" solía ser el nombre que usaba para el estudiante corriente. El átomo, el Hombre, el Dios ( dice ella ) son cada uno por separado tanto como todos colectivamente, Ser Absoluto en su ultimo análisis, es decir su REAL INDIVIDUALIDAD. Esta es la idea que hay que mantener siempre en el trasfondo de la mente para formar la base de cualquier concepción que surja del estudio de la DS. El momento que esto se olvida ( y es muy fácil que ocurra cuando nos enfrascamos en alguno de los muchos aspectos intrincados de la Filosofía Esotérica) sobreviene la idea de la SEPARACION y el estudio pierde su valor. 

2. La segunda idea que hay que mantener firmemente es que NO EXISTE MATERIA MUERTA. Hasta el ultimo átomo esta vivo. No puede ser de otra manera ya que cada átomo es por si mismo, y fundamentalmente, Ser Absoluto. Por lo tanto, no hay tal cosa como " espacios" de éter o Akasha, o como se lo quiera llamar, en el que los Ángeles y elementales se solacen como la trucha en el agua. Esa es la idea corriente. La verdadera idea muestra que cada átomo de substancia, sea del plano que fuere, es en si mismo una VIDA. 

3. La tercera idea básica que hay que sostener es que el hombre es el MICROCOSMOS. Siendo así entonces todas la Jerarquías de los cielos existen dentro de el. Pero en verdad no hay Macrocosmos ni Microcosmos, sino UNA EXISTENCIA. Grande y pequeño son tales solo cuando son vistos por una conciencia limitada. 

4. La cuarta y ultima idea básica que hay que sostener es aquella expresada en el Gran Axioma Hermético. Realmente, este resume y sintetiza a todos los otros. Como es lo Interno así es lo Externo; como es lo Grande, así es lo Pequeño; como es Arriba, así es Abajo; solo hay Una Vida y Ley; y el que actúa es lo UNICO; nada es Interno, nada es Externo; nada es Grande, nada es Pequeño; nada es Alto, nada es Bajo, en la Economía Divina. Sin importar lo que uno tome como estudio de la DS, uno debe correlacionarlo con estas ideas fundamentales. Yo sugerí que esto es una especie de ejercicio mental, que debe ser muy agotador. HPB sonrió y asintió. Tiene uno que ser un insensato ( dijo ella) y dirigir sus pasos hacia un manicomio, para intentar demasiado al principio. 

El cerebro es un instrumento de la conciencia despierta y cada cuadro mental formado significa un cambio y destrucción en los átomos del cerebro. La actividad intelectual común se mueve por senderos bien trillados del cerebro, que no obligan a repentinos ajustes y destrucciones en su substancia. Pero este nuevo tipo de esfuerzo mental requiere algo diferente- la apertura de " nuevos surcos cerebrales", la formación en orden diferente de las pequeñas " vidas" del cerebro. Si esto es insensatamente forzado puede causarse un daño físico serio al cerebro, Este modo de pensar ( decía ella) es lo que en la India se llama Jnana Yoga. A medida que uno progresa en Jnana Yoga encuentra que surgen conceptos que, aun siendo conciente de ellos, uno no puede aun expresarlos o siquiera formularlos en alguna forma de representaciones mentales. Este es un momento para estar en guardia y negarse a ser engañado con la idea de que, la maravillosa imagen recientemente hallada deba representar la realidad. No lo es. A medida que uno continua trabajando en ello, uno descubre que el antes admirado cuadro deviene apagado y poco satisfactorio, y finalmente desaparece o es descartado. Este es otro punto peligroso, pues entonces queda uno como en un vació sin concepto alguno en que apoyarse y puede sentirse tentado a resucitar la imagen antes desechada por carecer de una mejor a la que aferrarse. 

El verdadero estudioso sin embargo continuara trabajando sin preocuparse y así luego vendrán nuevos destellos, que a su tiempo darán origen a una representación mas amplia y bella que la ultima. Pero el aprendiz sabrá ahora que ninguna representación será jamás la Verdad. Esta ultima y esplendida representación se volverá obscura y desaparecerá como las otras. Y así continua el proceso, hasta que al fin la mente y sus representaciones se trascienden, y el aprendiz entra en el mundo SIN FORMA, del cual todas las formas son reflejos reducidos. El VERDADERO ESTUDIANTE DE La Doctrina Secreta es un Jnani Yogui; y este Sendero del Yoga es la Verdadera senda para el estudiante Occidental. Es para darle a el señales indicadoras en el Sendero que la DS ha sido escrita. ( Nota posterior: Le leí esta versión de sus enseñanzas a HPB preguntándole si lo había logrado con acierto. Ella me llamo un tonto Dumskull - cerebro lento al imaginarme que algo pueda alguna vez ser puesto acertadamente en palabras acerca de esto. Pero se sonrió, asintiendo a la vez y dijo que yo lo había hecho mejor que cualquier otro lo haya logrado y mejor de lo que ella misma pudiera hacerlo. Me pregunto por que estoy haciendo todo esto. Debe pasárselo al mundo pero yo soy demasiado viejo para alguna vez hacerlo. Me siento tan niño ante HPB aunque soy veinte años mayor que ella en edad. 

Ella ha cambiado mucho desde que la visite dos años atrás. Es maravilloso como se sostiene frente a una terrible enfermedad. Si uno no supiera nada ni creyera en nada. HPB le convencería a uno de que ella es algo aparte y mas allá del cuerpo y cerebro. Siento, especialmente durante estos últimos encuentros desde que ella se ha convertido en un cuerpo impotente, que estamos recibiendo enseñanzas de otra y superior esfera. Parecemos sentir y CONOCER lo que ella dice, mas bien que escucharlo con nuestros oídos físicos. X dijo mas o menos lo mismo la noche pasada. 
Firmado. Robert Bowen comodoro R. N. 19 de Abril de 1891. 

LAS TRES PROPOSICIONES FUNDAMENTALES del proemio de la Doctrina Secreta ( tomadas de la edición en español. p 77- 82 tomo I) 

1. Un Principio Omnipresente, eterno sin limites e inmutable, sobre el cual toda especulación es imposible, porque trasciende el poder de la concepción humana y solo podría ser empequeñecido por cualquier expresión o comparación humana. Esta fuera del alcance del pensamiento y según las palabras del mandukya es " incognoscible e inexpresable". Para que la generalidad de los lectores perciba mas claramente estas ideas, debe comenzar con el postulado de que hay una realidad Absoluta anterior a todo ser manifestado y condicionado. Esta causa infinita y eterna, obscuramente formulada es lo " inconsciente" y en lo " incognoscible" de la filosofía europea corriente, es la Raíz de " todo cuanto fue, es o ha de ser". 

Hallase desde luego desprovista de toda clase de atributos, y permanece esencialmente sin ninguna relación con el ser manifiesto y finito. Es la " Deidad", mas bien que ser, SAT en sánscrito, y esta fuera del alcance de todo pensamiento o especulación. Esta Deidad es simbolizada en la Doctrina Secreta bajo dos aspectos. Por una parte, el espacio abstracto absoluto, que representa la mera subjetividad, lo que ninguna mente humana puede excluir de concepto alguno, ni concebir en si mismo. Por otra parte, el Movimiento abstracto absoluto, que representa la conciencia incondicionada. Los mismos pensadores occidentales han hecho ver que la conciencia es inconcebible para nosotros sin el cambio, y lo que mejor simboliza el cambio es el movimiento, su característica esencial. Este ultimo aspecto de la Realidad Una se simboliza también por el termino el Gran Aliento, símbolo suficientemente grafico para necesitar otra explicación. así pues, el primer axioma fundamental de la Doctrina Secreta es esta metafísica Una y Absoluta Deidad simbolizada por la inteligencia finita en la trinidad Teológica. 

2. La eternidad del universo in toto como plano sin limites; periódicamente " escenario de universos innumerables, manifestándose y desapareciendo incesantemente" llamados " las estrellas que se manifiestan" y " las chispas de la eternidad", " la eternidad del peregrino es como un abrir y cerrar de ojos de la existencia por si misma", según dice el Libro de Dzyan. " La aparición y desaparición de mundos, es como el flujo y el reflujo regular de las mareas". Esta segunda aserción de la Doctrina Secreta es la universalidad absoluta de aquella ley de periodicidad, de flujo y reflujo, de decadencia y crecimiento, que la ciencia física ha observado y consignado en todas las esferas de la naturaleza. Alternativas tales como el día y la noche, vida y muerte, sueño y vigilia, son hechos tan comunes, tan perfectamente universales y sin excepción, que será fácil comprender como vemos en ellas una de las leyes absolutamente fundamentales del universo. 

 3. La identidad fundamental de todas las almas con el alma suprema universal, siendo esta ultima un aspecto de la Raíz desconocida, y la peregrinación para todas las almas, destellos suyos, a través del ciclo de encarnación, o de necesidad conforme a la ley cíclica y kármica, durante todo el termino de aquel. En otras palabras: ningún Buddhi puramente espiritual (alma divina) puede tener una existencia conciente independiente, antes que la chispa que broto de la esencia pura del principio sexto universal, o sea el alma suprema. haya pasado por, (a) todas las formas elementales pertenecientes al mundo fenomenal de aquel manvantara, y (b) adquirido la individualidad, primeramente por impulso natural, y después por los esfuerzos propios concientemente dirigidos y regulados por el Karma, ascendiendo así por todos los grados de inteligencia desde Manas inferior hasta el superior; desde el mineral y la planta al arcángel mas santo ( Dhyani- Buddha ). 

La doctrina fundamental de la filosofía esotérica no admite en el hombre ni privilegios, ni dones especiales, salvo aquellos ganados por su propio ego, por esfuerzo y meritos personales a través de una larga serie de reencarnaciones. Existe una reproducción en facsimil de una pagina manuscrita de HPB en la que ella resume estos puntos, (esta no figura en la edición castellana ) esta en " The Secret Doctrina", Adyar Theosophical publishing Home 1962 vol I frente a pagina 79 . 

1. Un principio omnipresente ilimitado y eterno, mas allá del alcance de la palabra y el pensamiento- impensable e inefable. 

2. La eternidad del universo como una abstracción fija, con apariciones y desapariciones periódicas de la manifestación objetiva, como un flujo y reflujo regular de las mareas, coexistente y en cierto sentido idéntico, con el principio único. 3. La unidad de todas las almas con la suprema o raíz desconocida, y la continua transmigración de cada rayo de la luz infinita única de acuerdo con la ley cíclica y kármica.

miércoles, 30 de enero de 2019

Devachán



Devachán es el nombre que se da al Cielo en el tecnicismo teosófico. Traducido literalmente significa: morada luminosa o morada de los Dioses (I) (Devasthan, el lugar de los Dioses, es el término sánscrito equivalente. Es el Svarga de los indos, el Sukhâvati de los buddhistas, el cielo de los zoroastrinos y cristianos, así como el de los musulmanes menos materialistas.) Es una región sumamente protegida del plano mental, de la que están excluidas por completo la tristeza y el mal por las Altas Inteligencias Espirituales que presiden la evolución humana, y en la que residen, tras el cumplimiento de su estancia en Kamaloka, los seres humanos despojados de sus cuerpos físicos y astral. La existencia devachánica comprende dos períodos.

El primero transcurre en las cuatro subdivisiones inferiores del plano mental, dónde el Pensador conserva su cuerpo mental y permanece condicionado por él, en tanto que dura la asimilación de los materiales reunidos con la ayuda de ese cuerpo durante la vida terrestre que acaba de pasar. 
El segundo se desarrolla en el mundo “sin forma”, donde el pensador, desembarazado de su cuerpo mental, goza sin trabas de la vida que le es propia, en la plena conciencia y conocimiento a que ha llegado. La duración total de la estancia en el Devachán depende de la calidad de materiales propios para la existencia devachánica, acopiados por el alma durante su vida terrestre.

La recolección de los frutos destinados a consumirse y a asimilarse en el Devachán comprende todos los pensamientos y todas las emociones puras engendradas durante la vida terrena, todos los esfuerzos intelectuales y morales y todas las aspiraciones del mismo orden, todos los recuerdos del trabajo útil efectuado y los proyectos ideados para el servicio de la humanidad; en una palabra, todo lo que es susceptible de convertirse en facultades mentales y morales a fin de ayudar a la evolución del alma. Ni uno sólo de esos esfuerzos se pierde, por débil y efímero que haya sido. 

Pero las pasiones egoístas y brutales no tienen allí cabida, porque no encuentran materiales adecuados para su expresión. Además, todo el mal de la existencia pasada, aunque hubiese preponderado sobre el bien, no puede impedir la recolección del bien que se ha sembrado, por poco que haya sido éste; la escasez de cosecha puede abreviar la vida celeste, pero el hombre más depravado, si tuvo una leve aspiración al bien, si experimentó el más mínimo movimiento de ternura, tendrá en el Devachán un período de existencia donde el germen del bien anhelado y la chispa del bien efectuado se desenvuelva en una tenue llama.

En otras épocas, cuando los hombres sentían el deseo del cielo y regulaban su vida con objeto de saborear sus delicias, la estancia devachánica era muy larga y duraba veces millares de años. 
En la época presente, el espíritu humano se apega tanto y tan persistentemente a las cosas terrenas y tiene tan pocos pensamientos elevados, que el período devachánico ha quedado reducido a muy corto período. De un modo análogo, la estancia en las regiones superior e inferior (I) (Estancia designadas por las palabras: Devachán Rupa, o Arupa, según se trate de las regiones Rupa o Arupa del plano mental.) del plano mental es respectivamente proporcional a la suma de pensamientos realizados en los cuerpos causal y mental.

Todos los pensamientos pertenecientes al yo personal, a la vida que acaba de extinguirse, con sus ambiciones, intereses, afectos, esperanzas t temores; todos estos pensamientos se desarrollan en la esfera devachánica, donde las formas subsisten todavía; mientras que los pensamientos que pertenecen al mental superior, a las regiones de la inteligencia abstracta e impersonal, se desenvuelven y asimilan en la región devachánica “sin forma” La mayoría de los hombres no hacen más que entrar en esta región sublime, para salir de ella inmediatamente. 
Algunos pasan allí gran parte de su existencia celeste, y otros permanecen casi la totalidad de esta existencia. Antes de entrar en pormenores fijaremos algunas de las ideas fundamentales que regulan la existencia devachánica, aunque ésta difiere hasta tal punto de la vida física, que toda descripción corre el riesgo de extraviarse por su misma rareza.

Las gentes vulgares se fijan tan poco en su vida mental, aún en la vivida en su cuerpo físico, que ante la descripción de la vida mental fuera de él, pierden toda noción de realidad y les parece estar en el mundo de los sueños. En primer término, conviene fijar la idea de que la vida mental es infinitamente más intensa, activa y más cercana a la realidad que la vida de los sentidos. Lo que tocamos, oímos y gustamos, todo lo que hacemos aquí abajo, es mucho menos real que las cosas que percibimos en el Devachán; pero aun en este estado no vemos las cosas tales como son, pues cúbrenlas todavía dos velos. Nuestro sentimiento de la realidad en este mundo es totalmente ilusorio; no conocemos los objetos ni los seres tales como son sin tan sólo las impresiones producidas por ellas en nuestros sentidos, y las conclusiones erróneas con frecuencia, que nuestra razón deduce del conjunto de esas impresiones. Pónganse frente a frente las ideas que de un mismo hombre tienen su padre, su amigo íntimo, la mujer amada, su rival en los negocios, su mayor enemigo y un conocido casual, y se verá cuánto difieren esas imágenes.

Cada cual puede suministrar únicamente la imagen o impresión producida sobre su propio espíritu, y ¡cuánto difieren esas impresiones del hombre real, visto en su integridad por los ojos que penetran en todos los velos! De nuestros amigos conocemos la impresión que producen sobre nosotros y esa impresión está estrictamente limitada por nuestra facultad de percibir. Un niño puede tener por padre a un gran hombre de estado, lleno de proyectos sublimes; pero ese guía de los destinos de una nación, sólo es para él su más divertido compañero de juego y el más seductor narrador de consejas. 
Vivimos en la ilusión, pero tenemos el sentimiento de la realidad y esto basta para contentarnos. 
En el Devachán estaremos todavía rodeados de ilusiones, pero próximas, en dos grados, a la realidad, como acabamos de decir; y allí también tendremos un sentimiento de realidad que nos satisfará completamente. Las ilusiones terrestres no quedan desvanecidas, por lo tanto, en el cielo inferior, sino disminuidas; y el contacto de los seres en esta región es más real y más inmediato.

No hay que olvidar, en efecto, en efecto, que este cielo forma parte de un basto sistema de evolución, y que en tanto que el hombre no encuentra su Yo real, su propia irrealidad le sujeta a las ilusiones. 
Un hecho contribuye, sin embargo, a darnos el sentimiento de realidad en la vida presente y el de irrealidad cuando estudiamos el Devachán, y es: que consideramos la vida terrestre en sí misma, sometidos como estamos a toda la fuerza de sus ilusiones, mientras que contemplamos el Devachán desde el exterior, libres por el momento de maya. En el Devachán se invierten las condiciones, y los que se encuentran en él sienten que únicamente su vida es real y que la vida terrestre es un tejido de ilusiones y engaños. En una palabra, están menos apartados de la verdad que quienes desde la tierra denigran su morada celeste. Hemos de notar que el Pensador, revestido exclusivamente de su cuerpo mental, cuyos poderes puede utilizar libremente, manifiesta la naturaleza creadora de esos poderes en una medida imposible de concebir en el plano físico.

El pintor, el escultor, el músico, tienen en la tierra sueños de exquisita belleza, y crean sus visiones por la fuerza del pensamiento; pero cuando tratan de encarnar su sueño en los materiales groseros de la tierra, la obra queda muy por debajo de la creación mental imaginada. El mármol es demasiado rígido para expresar la forma perfecta, y el color muy pálido para reflejar la perfecta luz. Pero en el cielo, todo lo que el artista piensa se plasma directamente en forma, porque la materia delicada 
Y sutil del mundo celeste es la misma sustancia mental, por el medio en que trabaja normalmente la inteligencia limpia de toda pasión. Y esa materia toma forma a la menor vibración del pensamiento. Se sigue dé ahí que, en realidad, cada hombre crea su propio cielo, y que puede acrecentar indefinidamente la belleza de lo que le rodea, según la fuerza y riqueza de su inteligencia; y así, a medida que el alma desarrolla sus facultades, su cielo se hace más delicado y más exquisito.

Ella misma crea todas sus limitaciones, y a medida que gana en profundidad y expansión, su cielo se agranda y es más profundo. Si el alma es débil y egoísta, pobre y mal desarrollada, la vida celeste participa de ese carácter mezquino, aunque representa siempre lo que de mejor hay en el alma, por mediano que sea. Pero a medida que el hombre evoluciona, su vida en el Devachán es más completa, más rica, más real. Las almas elevadas entran en relación más íntima y su comunicación es sin cesar más libre y profunda. Por el contrario, una vida terrestre mezquina, vana e inútil, tiene por consecuencia en el Devachán, una existencia relativamente mezquina e incolora, subsistiendo sólo en ella los elementos morales y mentales. No podemos tener más que lo que somos, y nuestra cosecha es proporcional a nuestra siembra. No os engañéis: nadie se burla de Dios; porque lo que el hombre haya sembrado, eso, ni, más ni menos cosechará. Nuestra indolencia y nuestra avidez quisieran cosechar donde no sembramos; pero en el universo, en el mundo de la ley, La Buena Ley, misericordiosamente justa, da a cada uno el exacto salario de su trabajo.

En el Devachán estaremos dominados por las impresiones o imágenes mentales que nos formemos de nuestros amigos. En torno de cada alma se presentan aquellos a quienes amó sobre la tierra, porque la imagen de un ser amado, conservada intacta en el fondo del corazón, viene a ser en el cielo un compañero real y vivo para el alma. No cambian allí los que hemos amado; serán para nosotros ni más ni menos lo que fueron aquí abajo. Por la fuerza creadora de nuestro pensamiento en el Devachán modelamos en sustancia mental, la apariencia externa de nuestros amigos tal como afectó a nuestros sentidos en la tierra. Lo que sólo era para nosotros en el mundo físico una imagen mental subjetiva, viene a ser en el cielo una forma objetiva en sustancia mental viva, que reside en nuestra propia atmósfera mental; y lo que era vago aquí abajo, toma intenso y vivo aspecto. ¿Y que decir de la verdadera comunión de alma con alma? Es más íntima, más próxima, más amante que todo lo que conocemos en la tierra; porque, como hemos visto, en el plano mental no hay barreras entre las almas. La realidad de la comunión de las almas es allí proporcional a la realidad de la vida de las almas. La imagen mental de nuestro amigo es nuestra creación propia; su forma es tal como la que conocimos y amamos, y su obra se manifiesta a la nuestra a través de esa forma según el grado de simpatía que exista entre sus vibraciones respectivas.

Ahora bien: ningún contacto es posible con los que hemos conocido en la tierra, si nuestras relaciones sólo fueron las del cuerpo físico o del cuerpo astral, o si no hay acuerdo en la vida interior entre ellos y nosotros. Por esto, en el Devachán no puede penetrar ningún enemigo, pues únicamente el acuerdo simpático de los espíritus y de los corazones unen allí a los hombres. La separación del corazón y de la inteligencia implica separación en la vida celeste, pues nada inferior al corazón y a la inteligencia puede encontrar expresión en ella. Con aquellos que nos adelantan en su evolución, nos ponemos en contacto en cuanto podemos comprenderlos. Las inmensas regiones de su ser se extienden fuera de nuestro alcance; pero todo lo que podemos alcanzar, está en nosotros. Además, esos hermanos mayores pueden ayudarnos y nos ayudan efectivamente en nuestra vida celeste, bajo condiciones que vamos a considerar. Nos ayudan a ascender, nos elevan hasta ellos y nos colocan en situación de recibirlos. No hay, pues, en el cielo separación de tiempo ni de espacio; pero hay separación por falta de acuerdo entre espíritus y corazones. Vivimos, pues, en el cielo con todos los que amamos y admiramos; y el grado de nuestra comunión con ellos lo determinan los límites de nuestra capacidad, o de la suya si estamos más avanzados los volvemos a encontrar bajo las formas en que los amamos sobre la tierra y con el recuerdo perfeccionado de nuestras relaciones terrestres; porque el cielo es eflorescencia de cuanto no pudo florecer en la tierra, y los amores frustrados y tibios de esta vida se desarrollan allí con vigoroso poder.

Como la comunión es directa, no pueden equivocarse ni de palabra ni de pensamiento que crea su amigo, o por lo menos todo lo que le es asequible de ese pensamiento. El Devachán, el mundo celeste, es una mansión de felicidad y de dicha inefable, pero es también algo más que un reposo para el peregrino fatigado, pues allí se produce la elaboración y asimilación de cuanto tiene valor real en las experiencias adquiridas por el Pensador durante su pasada vida. Todas estas experiencias se meditan dilatadamente y se transforman de manera gradual en facultades morales y mentales, en poderes adquiridos, con los que el hombre volverá a la tierra en su próxima reencarnación. 
No asimilado a su cuerpo mental el recuerdo, subsistirá sólo para el Pensador que atravesando ese pasado sobrevivirá inmortal. Ahora bien: las experiencias pasadas se trasmutan en aptitudes mentales, de suerte que si un hombre ha estudiado con profundidad un problema, el efecto de su trabajo será la creación de una facultad especial que le permita profundizar sin esfuerzo semejante cuestión cuando se le ofrezca coyuntura en una encarnación venidera. Nacerá así con aptitudes especiales para tal género será estudioso y estará seguro de triunfar fácilmente. Todo lo que ha pensado el hombre sobre la tierra se utiliza así en el Devachán: cada aspiración se transforma en poder, todos los esfuerzos estériles se convierten en facultades y en aptitudes.

Las luchas y las derrotas son materiales para forjar los instrumentos de victoria; y los sufrimientos y los errores son como brillantes y preciosos metales que se transformarán en voluntades sabias y justas. Los proyectos de beneficencia que en la tierra fracasaron por falta de poder y de habilidad se elaboran por el pensamiento en el Devachán, ejecutándose, por decirlo así, detalle por detalle, desarrollándose bajo formas de facultades de la inteligencia, con poderes y habilidades necesarias. Semejantes facultades se utilizarán en una vida futura sobre la tierra, cuando el estudiante aplicado renazca como genio y el devoto como santo. La vida celeste, no es, pues, un simple sueño, ni un paraíso oriental de molicie y abandono, sino un estado donde la inteligencia y el corazón se desenvuelven libres de las materias groseras y de los cuidados triviales de la tierra, el estado en que forjamos las armas para asegurar nuestro progreso futuro tras los rudos combates terrenales. Cuando el Pensador ha consumido, en su cuerpo mental, todos los frutos de su vida terrestre debidos a la actividad de ese cuerpo, lo abandona para vivir sin trabas en su propia residencia. Todas las facultades mentales que encontraban expresión en los niveles inferiores del plano mental se retraen al interior del cuerpo causal, de la misma manera que los gérmenes de la vida pasional se absorbieron en el cuerpo mental cuando este abandonó él cascaron astral a su disolución en el Kamaloka. Todas esas energías mentales y pasionales se eclipsan un instante en el cuerpo causal, como fuerzas latentes faltas de materias en que manifestarse.

 (I) ( El estudiante encontrará aquí una sugestión fecunda sobre el problema de la continuidad de la conciencia tras el cumplimiento del ciclo del universo. Ponga a Ishvara (el Logos) en lugar del Pensador, y reemplace las facultades, fruto de la experiencia, por las almas humanas, frutos de un universo, y entonces entreverá que es la condición indispensable para la continuidad del estado consciente durante el intervalo que separa dos universos) El cuerpo mental, la última vestidura temporal del verdadero hombre, se disgrega entonces; y sus materiales reingresan en el Océano común de materia, de donde fueron sacados en el último descenso del Pensador. Así el cuerpo causal sólo subsiste como receptáculo y tesoro de cuanto ha sido asimilado en la vida pasada.
El Pensador, cumplido uno de los ciclos de su gran peregrinación, reposa por un momento en su región natal. En este instante, su estado consciente depende por completo del grado de evolución conseguido. En las primeras fases de su vida, el Pensador no puede sino dormir inconscientemente, al dejar los cuerpos que le servían de vehículos en los planos inferiores. Su vida palpita dulcemente en él, asimilando algunos resultados, casi insignificantes, de su existencia terrestre, que pueden entrar en sus substancias, pero no tiene conciencia de lo que le rodea.

 Ahora bien: a medida que progresa, este período de su vida adquiere más importancia y ocupa una parte más considerable de su existencia celeste. Adquiere conciencia de sí, y por consiguiente de lo que le rodea, del no—yo; y la memoria le presenta todo el panorama de su vida a través de las edades pasadas. Ve las causas que en la última existencia terrestre produjeron sus efectos, y estudia las nuevas causas que ha engendrado en esta última encarnación; absorbe y asimila en la textura de su cuerpo causal todo cuanto hay de más noble y sublime en el capítulo de la existencia que acaba de pasar; y por su actividad interior desarrolla y coordina los materiales que lo componen. Se pone también en contacto directo con las grandes almas, estén encarnadas o no en aquel instante, y de su comunicación con ellas recibe enseñanzas de más firme sabiduría y más grande experiencia. Cada vida celeste es sucesivamente más rica y profunda. A medida que la potencia receptiva del Pensador se desarrolla, el saber entra en él en poderosas oleadas y más y más aprende a comprender las operaciones de la Ley y las condiciones del progreso evolutivo. Torna así cada a la vida terrestre con mayor sabiduría, con poder más efectivo, con visión más clara del fin de la vida y con discernimiento más claro del sendero que a él conduce Por poco evolucionado que esté el Pensador, llega para él un momento de visión clara en el instante de su vuelta a la vida de los mundos inferiores. En un momento ve su pasado con las causas que contiene, preñadas de lo porvenir, y ante sus ojos desfila el plan general de su próxima encarnación. Poco después las nubes de la materia inferior surgen en torno de él y su visión se pierde en las tinieblas.

Comienza el ciclo de una nueva encarnación; se despiertan los poderes del mental inferior y sus vibraciones reúnen los materiales de la región correspondiente para la formación del cuerpo mental, primer paso del nuevo ciclo. Estas indicaciones deben bastar por ahora, pues se tratarán de un modo más especial en los capítulos consagrados a la Reencarnación. Hemos dejado el alma adormecida, despojada de los últimos o jirones o restos de su cuerpo astral, presta a pasar del Kamaloka al Devachán, del purgatorio al cielo.

La conciencia adormecida se despierta a un sentimiento de gozo inefable, de felicidad indecible, de paz que sobrepuja a toda comprensión.. Las melodías más dulces resuenan en torno a ella, los matices más delicados fascinan sus ojos; la atmósfera misma parece un conjunto de música y de color, y todo el ser se inunda de luz y de armonía. Luego, a través de la bruma de oro, aparecen sonriendo con dulzura, las figuras amadas sobre la tierra, idealizadas por la belleza que expresan sus emociones más nobles, más sublimes, sin la menor sombra de los cuidados y de las pasiones de los mundos inferiores. ¿Quién podrá referir la felicidad de ese sueño, la gloria de esa primera aurora de la existencia celeste? Vamos a estudiar ahora detalladamente las condiciones que distinguen las siete sub—divisiones del Devachán. Recordaremos que, en las cuatro subdivisiones inferiores, estamos en el mundo de formas, o mejor dicho, en un mundo donde todo pensamiento toma inmediatamente forma. Este mundo “formal” pertenece a la personalidad, y cada alma se encuentra allí, por consiguiente, rodeada de todos los elementos de su vida pasada que han penetrado en su inteligencia y pueden expresarse en pura sustancia mental.

La primera región, la inferior, es el cielo de las almas menos evolucionadas, cuya más alta emoción sobre la tierra fué un amor acendrado, sincero y a veces desinteresado hacia la familia y los amigos. Puede haber ocurrido también que hayan experimentado admiración amante por una persona más pura y mejor que ellas, o que hayan deseado llevar una vida más elevada, o hayan tenido algún anhelo de expansión mental y moral. Sin embargo, no disponen todavía de los materiales necesarios para modelar las facultades y su vida va así en progresión muy lenta. Sus afectos de familia, alimentados un poco acrecentados, renacerán después de cierto tiempo con una naturaleza emocional y una tendencia más acentuada a reconocer un ideal superior y a obrar conforme al mismo. Entretanto gozan de toda dicha que pueden contener; su vaso es pequeño, pero está colmado de felicidad, y su goce celeste se extiende a todo lo que pueden concebir. La pureza de esta existencia y su armonía obran sobre sus facultades embrionarias, que solicitan dulcemente su atención, y comienzan a sentir los primeros estremecimientos interiores, precursores indispensables de todo nacimiento. El segundo grado de la vida devachánica comprende los fieles de todas las religiones, cuyo corazón durante la vida terrestre se dirigió con amor hacia Dios, cualquiera que haya sido el nombre o la forma de adoración. La forma puede haber sido menguada, pero su corazón se ha elevado por la aspiración, y allí encuentran el objeto de su culto y de su amor.

El Ser Divino les espera, tal como lo concibieran en la tierra, pero revestido de la radiante gloria de las substancias del Devachán, más hermosa y divina de lo que pueden imaginar los sueños más exaltados. Es Ser Divino se limita a sí mismo para ponerse al alcance de su adorador; y cualquiera que sea la forma bajo que haya sido adorado, en ella se ofrece a las ávidas miradas del bienaventurado, cuyo corazón esta henchido por la correspondencia del Amor divino. Las almas se abisman allí en éxtasis religioso, adorando al Único bajo las formas que su piedad prefirió en la tierra, en medio de su devoto entusiasmo en comunión con el Ser adorado. En la morada celeste ningún creyente está desamparado, porque el Ser Divino es siempre visible bajo la forma familiar a cada uno. Al resplandor de esa comunión, las almas crecen en pureza y en devoción, y cuando vuelven a la tierra estas cualidades se encuentran sumamente desarrolladas. No cabe imaginar, sin embargo, que toda su existencia celeste se deslice en éxtasis devoto, pues tienen también muchas ocasiones de edificar y fortalecer las demás cualidades de corazón y de la inteligencia.

En la tercera región encontramos a los eres sinceros y nobles que consagraron sus servicios a la humanidad sobre la tierra y fundieron de un modo generoso su amor a Dios en forma de trabajo para el hombre. Recogen allí el fruto de sus buenas obras y desarrollan al mismo tiempo su disposición para servir y la sabiduría que utilizarán después. Los proyectos de amplia beneficencia se suceden ante el pensamiento del filántropo. Como un arquitecto, traza los planos del futuro edificio que construirá al regresar a la tierra, y madura los designios que ejecutará en su día. Como un Dios creador, concibe de antemano un mundo de bondad, que se manifestará en la grosera materia física cuando llegue oportunidad de tiempo. Estos serán los grandes filántropos de la tierra en los siglos venideros y encarnarán con dones innatos de amor desinteresado y realizadora fuerza. El cuarto cielo es seguramente el que entre todos ofrece más variado carácter, porque en él se despliegan los poderes de las almas más avanzadas, en cuanto pueden expresarse en el mundo de las formas. Se encuentran allí los primates del arte y de las letras, ejerciendo todos sus poderes de forma color y armonía, creando facultades mayores, con las que al renacer volverán a la tierra.

Los más potentes genios musicales de la tierra, que sobre ellas derramaron torrentes de armonía superior a toda descripción, así como el genio de Beethoven ya sin sordera, hacen este cielo más armonioso, arrancando a las esferas más altas inefables melodías que resuenan vibrantes por todos los ámbitos celestes. Encuéntranse también allí los maestros de la pintura y de la escultura, aprendiendo colores nuevos y líneas de no soñada armonía. Hay también otros, fracasados a pesar suyo en sus grandes aspiraciones, que se ocupan en transformar sus deseos en poderes y sus sueños en facultades y serán maestros en otra vida. Igualmente se encuentran allí los verdaderos sabios e indagadores de la naturaleza, aprendiendo los secretos de las cosas. Ante sus ojos se deslizan los sistemas del mundo, mostrando su mecanismo oculto con la trama delicadísima y compleja de las leyes que regulan sus transformaciones. Y éstos volverán a la tierra con intuiciones ciertas de las vías misteriosas de la naturaleza y serán los autores de los grandes “descubrimientos” del porvenir. En este cuarto cielo se encuentran también los estudiantes de una sabiduría más profunda, los celosos y respetuosos neófitos que han buscado a los Instructores de la raza, los que han querido ardientemente encontrar un Maestro y han meditado con paciencia las enseñanzas de cualquiera de los grandes maestros espirituales de la humanidad. Allí realizan sus aspiraciones y reciben la instrucción que creyeron buscar inutilmente; sus almas beben con avidez la sabiduría celestial, y sentados a los pies del Maestro crecen y progresan a grandes pasos. Estos renacen sobre la tierra para instruir e iluminar y volverán al mundo con el sello de función sublime de instructores de la humanidad. Muchos estudiantes que ignoran estas operaciones sutilísimas, se preparan un lugar en el cuarto cielo, mientras en el mundo terrestre meditan con verdadera devoción las páginas de cualquier maestro genial, las enseñanzas de cualquier alma elevada.

Forman así, sin saberlo, un lazo entre ellas y el maestro que aman y veneran; y en el mundo celeste se manifestará este lazo del alma, atrayendo a una mutua comunión a las almas que une entre sí. Semejantes al sol que adentra simultáneamente sus rayos en gran número de habitaciones, estando iluminada cada una según su total capacidad para recibirlo, esas grandes almas del mundo celeste bañan con sus rayos centenares de imágenes mentales de ellas, creadas por sus fieles discípulos. Estas imágenes están llenas de vida y animadas de la esencia misma del ser que representan, de suerte que cada estudiante tiene su maestro por instructor, sin poder monopolizarlo, sin embargo, en perjuicio de los demás. El hombre reside, pues, en los cielos “formales”, durante un período determinado por la abundancia de materiales recogidos sobre la tierra.

 Todo lo bueno que ha podido cosechar en la última vida personal encuentra allí su completo desarrollo, su realización total, hasta en los pormenores Después, según hemos visto, cuando todo está extinguido, apurada ya la última gota del cáliz de la dicha y consumida la última migaja del festín celeste, todo cuanto se ha transformado en facultad, todo lo de valor permanente, queda absorbido en el interior del cuerpo causal, y el Pensador se despoja de los últimos restos del cuerpo mental, por medio del que ha manifestado sus energías en las regiones inferiores del mundo celeste. Despojado del cuerpo mental, continúa en su propio mundo a fin de elaborar cuantos elementos de la cosecha asimilada puedan encontrar en esta región elevada materiales propios para su expresión. El gran número de almas vulgares, no hacen, por decirlo así, más que tocar un instante el nivel inferior del mundo “sin forma”. Allí se refugian momentáneamente, puesto que todos sus vehículos inferiores se han dispersado; pero se hallan en tan embrionario estado que todavía no son capaces de poseer ningún poder activo para funcionar independientemente en esta región. Esas almas quedan inconscientes desde que se disgrega el cuerpo mental. 

Tan sólo por un instante puede reaccionar su conciencia; el recuerdo ilumina su pasado, como un relámpago, y así ven las causas más salientes. Un relámpago de previsión igualmente breve, ilumina su porvenir y ven los efectos que han de realizarse en la próxima existencia. Tal es la única experiencia del mundo “sin forma” concedida a la mayoría, porque allí, como en todas partes, la cosecha es proporcional a la siembra, y si no se sembró nada, ¿cómo esperar cosecha? Ahora bien: muchas almas sembraron durante su vida terrestre, con pensamientos profundos y noble conducta, mucho grano cuya recolección pertenece a esta quinta región celeste; así, es grande ahora su recompensa por haberse emancipado de la servidumbre de la carne y de las pasiones, y comienzan a sentir la vida real del hombre, la existencia sublime del alma misma, despojada de las vestiduras que pertenecen a los mundos inferiores. Aprenden, además, las verdades por visión directa, y ven las causas fundamentales de la que son efecto los objetos concretos. Aprenden, además, las verdades por visión directa, y ven las causas fundamentales de las que son efecto los objetos concretos. Estudian las unidades subyacentes, cuya presencia está disfrazada en los mundos inferiores por la engañadora variedad de pormenores aparentes. Obtienen así un profundo conocimiento de la Ley y aprenden a conocer sus operaciones inmutables bajo los fenómenos al parecer más dispares. He aquí cómo se graban en el cuerpo indestructible las convicciones firmes e inquebrantables que en la vida terrestre se revelarán como certezas profundas e intuitivas del alma por encima y más allá de todo razonamiento. Aquí todavía estudia el hombre su pasado, separando cuidadosamente el complejísimo haz de las causas que ha engendrado. Nota sus mutuas reacciones, las fuerzas resultantes que de ellas proceden, y ve en parte cuáles serán sus efectos en las existencias que le reserva el porvenir. En el sexto cielo encontramos las almas más avanzadas, que durante su vida terrestre sólo experimentaron débil apego a las cosas temporales y cuyas energías estuvieron consagradas por completo a la vida superior, intelectual y moral. 

Para ellas el pasado no tiene velos, su recuerdo es perfecto y sin discontinuidad alguna; se preparan para la próxima vida la actividad de las energías destinadas a neutralizar un gran número de fuerzas contentivas y a reanimar y fortalecer a los que trabajan por el bien.Tan clara memoria les permite adoptar determinaciones precisas y enérgicas sobre lo que ha de hacerse y lo que ha de omitirse; y pueden fijar sus decisiones en los vehículos inferiores, en la existencia que se prepara, imposibilitando algunos males incompatibles con esa naturaleza íntima que el ser siente en sí, haciendo, por lo contrario, inevitables algunas costumbres que responden a las exigencias irresistibles de una voz interior que no tolera contradicción alguna. Tales almas vienen al mundo con las más nobles y elevadas cualidades que hacen imposible una existencia vulgar y señalan al niño desde la cuna como uno de los campeones de la raza. El hombre que llega a este sexto cielo ve desfilar ante sí los inmensos tesoros de la Inteligencia Divina en su actividad creadora, y puede estudiar los arquetipos de todas las formas que están en vías de evolución gradual en los mundos inferiores. Puede bañarse en el insondable océano de la Sabiduría Divina y resolver los problemas que se refieren a la ejecución progresiva de esos arquetipos, comprendiendo, en fin, aquel bien parcial que parece ser un mal a los ojos de los envenenados por la carne. 

En este horizonte agigantado, los fenómenos toman su justo valor relativo, y hombre ve allí la justificación de los “caminos del Señor”, que dejan de ser para él “insondables” en cuanto se refieren a la evolución de nuestros mundos inferiores. Los problemas que se propuso inútilmente en la tierra y cuyas soluciones escaparon siempre de su ávida inteligencia, los resuelve por su intuición que rasga los velos fenoménicos y descubre los ocultos eslabones de la no interrumpida cadena de las causas. Aquí también el alma goza de la presencia inmediata y de la plena comunión de las grandes almas que han cumplido su evolución en nuestra humanidad. Libertada de las trabas que pone “el pasado” terreno, gusta “el eterno presente” de una vida inmortal y continua. Aquellos a quienes en la tierra llamamos “muertos ilustres” son arriba vivientes gloriosos, y el alma, embriagada con su presencia, vibra al contacto de su potente armonía haciéndose cada vez más semejante a ellos. Más sublime, más admirable brilla todavía el séptimo cielo, patria intelectual de los Maestros y de los Iniciados. Alma alguna puede residir en él si no ha franqueado en la tierra la estrecha puerta de la Iniciación, la puerta “que conduce a la vida eterna” 

(I) (El iniciado sale del camino ordinario de la evolución y va hacia la perfección humana por un sendero más corto y escarpado) Este mundo es la fuente de los más poderosos impulsos intelectuales y morales que se extienden sobre la tierra, y de él se derraman, en reparadoras corrientes, y las más sutiles energías. La vida intelectual del mundo tiene su raíz en él, y de él recibe el genio sus más puras inspiraciones. Para las almas que allí tienen su morada, poco importa que estén o no sujetas a los vehículos inferiores. Su conciencia sublime no se interrumpe jamás ni su comunión con los que le rodean. Cuando “encarnan” pueden comunicar esta conciencia a sus vehículos inferiores en proporción mayor o menor, según lo juzguen oportuno. Sus determinaciones están guiadas cada vez más por la voluntad de los grandes Seres, identificados con la del Logos, con la Voluntad que converge sin cesar al mayor bien de los mundos, porque allí, los últimos vestigios de la separatividad 

(2) (Ahamkara, el principio que da nacimiento al Yo, principio necesario a la evolución de la conciencia, pero que debe eliminarse concluida su obra.), están en vísperas de eliminarse en todos los que no han alcanzado la liberación final, es decir, que todavía no son Maestros; y a medida que esos vestigios desaparecen, la voluntad humana se armoniza cada vez más con la voluntad que rige el universo. He aquí un bosquejo de las siete zonas celestes, a una de las cuales pasa el hombre a su hora, tras el “cambio que llamamos muerte”. Porque la muerte es tan solo un cambio que liberta parcialmente al alma librándola de sus más pesadas cadenas. 

Es el nacimiento a una vida más larga, el regreso del alma a su verdadera patria tras breve destierro en la tierra; el paso de la prisión de aquí abajo a la atmósfera libre de arriba. La muerte es la más grande ilusión terrestre. No existe la muerte: sólo cambian las condiciones de vida, porque la vida es continua, sin interrupción ni posibilidad de solución de continuidad. “El espíritu es nonato, eterno, inmemorial, constante”; no perece al morir los cuerpos de que se ha revestido. Creer en la muerte del espíritu cuando el cuerpo cae en el polvo, sería como creer que los cielos se hunden cuando se rompe un ánfora. (comparación empleada en el Bhagavad Purana.)

ANNIE BESANT

domingo, 27 de enero de 2019

Jerarquía de Devas



Puesto que para ampliar nuestra comprensión estudiamos los libros desde el punto de vista esotérico, es adecuado informar sobre las categorías de devas existentes. Solo entonces podremos entender el orden general de la cosmogénesis y de la antropogénesis. Debe comprenderse cómo estos devas son los responsables de la formación de la creación, y también debe comprenderse la formación del ser humano. A lo largo del tiempo hemos ido conociendo muchos nombres de devas. Por supuesto que no vamos a realizar una descripción exhaustiva de los devas, sino una idea general, a partir de la cual podamos ver el entramado de lo que es la Jerarquía de estos devas. Para empezar, están aquellos devas que conocemos como gandharvas. 

1. Gandharvas 

La acepción en castellano podría ser “las notas musicales antes de la creación”. Existían incluso antes de la creación. Son como las olas, y se les presenta, simbólicamente, con el signo de Acuario. Se mueven en ondas. Los gandharvas presiden desde ese estado al estado de música que nosotros conocemos, y a la música del alma. Ellos son los que dirigen la canción de la respiración en la manifestación, aunque están más allá de la creación; es decir, en el estado en que el Señor Es. Es el estado de lo Absoluto. A los gandharvas, por ello, se los considera como el Dios Absoluto. Existen innumerables ondas en el espacio. Cuando una onda se convierte en potencial para la creación, se convierte en un huevo. Así es como emerge la naturaleza. A partir de ahí, los devas nacen en el huevo. Es lo que llamamos el huevo cósmico. En sánscrito, se le llama Brahmanda. En el interior de este “anda” o huevo, los devas existen potencialmente. Todavía no hay luz, nada se ha manifestado todavía. Los gandharvas están más allá. Aunque estén en la creación, no están afectados por esta. Se hallan más allá y por encima de la creación. 

Trataré de describir a estos devas con sus nombres, para que podáis comprenderlo. Posteriormente, podéis contemplar en ellos, para que lentamente lleguen a ser una realidad para vosotros. Los gandharvas son como notas musicales. Son aquellos que cruzaron el último umbral de la bienaventuranza. El estado de “bienaventuranza de la existencia”, en cualquier nivel, se debe a estos gandharvas. Se les puede llamar “devas bienaventurados”. La bienaventuranza no se puede defnir. La felicidad se relaciona con los sentidos y el cuerpo. El gozo se relaciona con el alma. El estado de bienaventuranza es aquel en el que el alma se funde en el alma universal, y cesa la existencia individual. Tal es la dicha. Esto es lo que decimos en la plegaria como: “Maestro, por favor, que recibamos la afuencia de tu “plenty of prana” (plenitud de fuerza vital) en nuestro organismo para que podamos superar la enfermedad, el envejecimiento y la muerte y lleguemos así a comprender la verdad suprema, el amor puro y la bendición de la existencia”. 

Esto signifca que esta bendición de la existencia está sintonizada con el alma universal, en la cual el alma individual deja de ser. Solo cuando volvemos de este estado de dicha somos conscientes de que estuvimos allí. Esta es la gracia fnal con la que el Señor nos bendice. Esta bienaventuranza está más allá de cualquier defnición. Incluso los más grandes iniciados buscan ardientemente esta bienaventuranza a través de la gracia del Señor. Solamente se puede recibir a través de la gracia, y no la puede alcanzar uno mismo. Esa gracia que derrama la bienaventuranza es la presencia de estos gandharvas. Una vez más, por favor, recordad que están más allá del tiempo, más allá del espacio y de todas las medidas. El Veda reconoce cuatro gandharvas principales: 

1.a) Vena 

Es aquel que causa el pasadizo entre “la aparente nada” y “el aparente algo”. A Vena se le menciona en relación al signo de Acuario en el libro Astrología Espiritual. La energía de Acuario es un estado de “seidad no no-verdadera”. Es una doble negación: “no noverdadera seidad”. Es un estado que “es” y “no es” al mismo tiempo, es decir, es el pasadizo entre “la aparente nada y el aparente algo”. Este pasadizo está presidido por los aswins, que descienden como Mitra y Varuna, como Vasishta y Agastya, como Neptuno y Urano, como la Jerarquía de los Himalayas y la Jerarquía de las Montañas Azules, así como la Osa Mayor y Sirio. Esta es la división entre espíritu y materia. En nosotros, Vena es el pasadizo entre el centro coronario y ajña. Este pasadizo está presidido por Vena. Cuando decimos “higher bridge beginning” (“comienzo del puente superior”), este deva se despierta. El “puente superior” es el estadio fnal. 

El otro puente va desde el entrecejo a ajña. ¡Si hay un puente superior, debe de existir uno inferior! Para el ser humano, el puente inferior existe entre el entrecejo y el centro del corazón. Aunque, normalmente, nos encontramos mayoritariamente en el plexo solar. Cuando nuestra vida es una vida de “autoservicio”, es decir, de servicio egoísta a nosotros mismos todo el tiempo, nos hallamos en el plexo solar. Así pues, del plexo solar al centro del corazón hay un puente más. Los aspirantes son aquellos que tratan de ascender desde el plexo solar al corazón. Los discípulos ascienden por el puente que va desde el corazón al entrecejo para, desde allí, alcanzar ajña. Los iniciados van más allá, desde ajña a sahasrara. 

  1.b) Soma Se le llama el néctar de la creación, la bebida de la inmortalidad (amrita). Es una secreción desde la aparente nada al aparente algo, que proporciona la experiencia de la bienaventuranza, el gozo y la felicidad. Sin este néctar, no existiría ninguna de las tres en la creación. Frecuentemente, encontráis estos nombres cuando leéis La Doctrina Secreta o los libros de A. Bailey. Debéis saber que se trata de un gandharva. Soma es masculino y femenino. Es la base de lo masculino-femenino. Soma es conocido como sa+uma. Sa uma signifca “con uma”, es decir, “con la naturaleza”. Uma signifca naturaleza. AQUELLO se convierte en Él y Ella. En la mitología hindú, esa misma palabra se usa para la Luna. A la Luna también se la llama Soma. El lunes es el día de Soma. En el sistema védico se la expresa como Soma-vara (vara = día), el día de la Luna. Soma posee su propia bienaventuranza, gozo, felicidad y emoción. Para las personas emocionales, la Luna llena expresa locura. Para las personas normales, que viven en la mente y los sentidos, la Luna llena signifca felicidad. Para aquellos que saben (los discípulos), la Luna llena es alegría. Pero para los altos iniciados, la Luna llena proporciona el toque de la bienaventuranza. Dado que la Luna es el vehículo de soma, también se la llama Soma. Este deva es la bienaventuranza; es decir, la bienaventuranza de los gandharvas desciende a través de Soma 

  1.c) Viswa Vasu 

Es el que origina la seidad en la creación. Vasu signifca “ser”. Viswa signifca “universal”. Así pues, es la seidad universal que viene como la seidad individual. Este gandharva es la seidad en la creación. Todo ser en la creación es seidad: un mosquito, una hormiga, una montaña, un río. Todo tiene su seidad en la creación. 

  1.d) Chitra Ratha 

Ratha signifca carroza. En la creación, a todas las formas se las llama carrozas, porque los seres se mueven en ellas. El ser se mueve con un vehículo. A este vehículo se le llama ratha. Inicialmente se le llamó carro o carroza, porque en aquellos tiempos existían estos vehículos. Cualquier cosa a través de la cual se mueve un ser es un vehículo. No os podéis imaginar todas las variedades de vehículos existentes. Es una maravilla ver cuántos vehículos hay desde el plano cósmico al físico, y este gandharva preside sobre ellos. Desde el cangrejo a la serpiente, al escorpión, a la hormiga, al mosquito, todos son variedades de vehículos. No os podéis ni imaginar cuántos vehículos existen. 
¡Es una maravilla! Estos son los cuatro gandharvas en quienes debemos pensar. Ellos son los que están en la creación y se convierten en los Kumaras. 

En su estado original, los 4 Kumaras son los 4 gandharvas. Es por ello que permanecen en la creación como la existencia cuádruple. Veámoslo relacionado con nuestra situación actual: cuando despertamos por la mañana, el uno se convierte en dos. Durante el sueño, la conciencia está sumergida en la seidad. Cuando dormimos, no sabemos que estamos durmiendo. 
La conciencia está fusionada en AQUELLO a lo que llamamos existencia. Así, existe un pasadizo a través del cual uno se despierta. Este pasadizo es Vena. Una vez despierto, ya somos dos: conciencia y existencia. Ahora, la existencia está con la conciencia. Por eso se le llama sa+uma, con uma. La existencia está con la conciencia cuando nos despertamos, y nuestro estado de conciencia es ya un estado secundario. Entonces sentimos “YO SOY”. 

En el sueño profundo no sentimos “YO SOY”, porque el conocimiento “YO SOY” está solo en el estado de vigilia. Estos cuatro aspectos son muy importantes. Por eso hablo con frecuencia de ellos. ¡Solo los recordamos para olvidarnos de ellos al momento siguiente! Chitra signifca peculiar, maravilloso. Para cada uno, su vehículo es maravilloso. De hecho, está lleno de maravillas. Estas son las cuatro avenidas en las que está la seidad. Estos son los cuatro nombres, más allá de la creación, tal y como se dan en el Veda. Más que los nombres, deberíamos conocer su función. Saber el nombre sin conocer la función es lo que hacemos muchas veces. Si sabemos la función, aunque no conozcamos el nombre, está bien. Aquí estamos dando los nombres en sánscrito, pero la función es universal. Si conocemos a una persona por su nombre, pero no la conocemos como tal, esto no nos sirve de mucho. Solo saber el nombre no es sufciente. 

Es la razón por la cual lo que debemos es profundizar en el aspecto funcional de los devas que existen en los distintos planos. Es en este contexto que entendemos que los gandharvas son las notas musicales más allá de la creación. Son los instrumentos de la bienaventuranza en todos los cuatro niveles. Bienaventuranza a nivel del cuerpo, los sentidos, la mente o buddhi, el alma y más allá del alma individual. Tal es la bienaventuranza de los gandharvas. Son las energías más elevadas que podemos alcanzar. El esfuerzo de toda alma es ser feliz. 

Al alma se la defne en el Veda como buscadora de la felicidad, el gozo y la bienaventuranza. 
El deseo interior es buscar la felicidad en todas sus variedades. Las personas que se mueven en el lago, aquellos que suben a las cimas montañosas, las que visitan los lugares, ¿qué es lo que buscan? ¡Felicidad! Las personas buscan la felicidad a través de los sentidos en el mundo externo, en el plano mental a través del pensamiento, y también a través del plano búddhico. Damos diferentes nombres a estos grados de felicidad. Esta felicidad se la debemos a los gandharvas. 

Existen en la cima de la cabeza, y desde allí descienden. Esto es lo que deberíamos saber de los gandharvas. Estos son los gandharvas que descienden como los 4 Kumaras a través de la materia y el espíritu. Estoy hablando de la situación antes del círculo con el punto central. Después se convirtió en un círculo con el punto central y luego en el triángulo, y por medio del triángulo tenemos la existencia cuádruple. Los gandharvas descienden como los Kumaras a través del creador. Como vinieron a través del creador, este pensó que eran sus hijos, y les dijo: “Debéis participar en mi trabajo de creador”. Los Kumaras sonrieron. A través de su sonrisa, le dieron el mensaje al creador: “No vamos a participar. Oh, padre, no sabes nada”. No es normal que un hijo le diga a su padre que no sabe nada, pero puede ocurrir. Si el hijo que ha nacido de ti tiene una conciencia más elevada, no te dirá que no sabes, pero sonreirá. La sonrisa te da sufciente información. Estos 4 Kumaras poseían una conciencia mucho más elevada que el padre a través del cual venían. 

El Maestro DK hace referencia a ellos al principio del Tratado sobre Fuego Cósmico. 
Los llama agnishvattas. Agnishvatta signifca “aquel que ha apagado el fuego de la procreación”. 
No participan en la creación, pero ayudan a la creación. Estos cuatro hermanos, del más alto orden, descendieron a la creación para asistir al creador, pero su misión no es la de procrear o crear. 
El creador no sabía de su talla, función y motivo por el cual los Kumaras estaban presentes. 
El creador, el 1er Logos, tuvo muchos problemas durante el proceso de la creación. Finalmente, tuvo éxito, y alcanzó la plenitud de la creación cuando creó al ser humano. 

El trabajo del 1er Logos es crear. Cuando apareció el hombre en la creación, la profecía de que habría una creación llegó a su plenitud. Mantener la creación es el trabajo de otro Logos. La creación se halla ahora en estado de mantenimiento. Es por ello que se le llama la 2a existencia sistémica. La creación se completó cuando se constituyó la materia física densa y el ser humano adquirió un cuerpo de carne y hueso. Ahora, esta creación debe evolucionar. Ese es el trabajo del 2º Logos. Estos 4 Kumaras solían trabajar para asistir al 1er Logos. 

En estos momentos, trabajan asistiendo al 2º Logos, y también trabajarán para el 3er Logos. 
Son los ayudantes de los distintos Logos. Los Kumaras están más allá de la creación, pero también están en la creación. Son aquellos a quienes frecuentemente encontramos en los Puranas. 
No participan en la creación, pero ayudan en todos los niveles. 
Los 3 Kumaras inferiores ayudan en la evolución planetaria, solar y cósmica, y el primero de ellos está más allá de lo cósmico, porque es el pasadizo entre lo supracósmico y lo cósmico. Esta es la razón por la que constituyen lo principal o lo más elevado de la Jerarquía. Tenemos una Jerarquía en el plano cósmico (2º Kumara); en el plano solar (3er Kumara); y en el plano planetario (4º Kumara). El 1er Kumara es el pasadizo entre “la nada y el algo”. Os cuento esto porque tengo la esperanza de que algún día leáis el Tratado sobre Fuego Cósmico y La Doctrina Secreta. ¡No solo que los leáis, sino que los deberíais estudiar! Después, tenemos los siete sabios videntes a los que el Tratado sobre Fuego Cósmico menciona como los barhishads. Están deseosos de cooperar con el creador para procrear. En ese plano, la procreación no es lo que conocemos como procreación en el plano físico. No hay acto sexual ni nada parecido. 

El acto sexual solo pertenece al plano físico, en el que hay cuerpos de carne y hueso. En el nivel inmediatamente superior no existe el sexo. No hay búsqueda de carne. Los barhishads son aquellos que permiten a los seres aparecer a través de ellos. Juegan como el creador. A través de ellos aparecen las siete razas, y de cada raza emergen siete razas más. Así es como llegamos a tener tantas razas y sub-razas raíz. Se relacionan con los siete centros de nuestro cuerpo. Por ejemplo, cuando lees, solo debes pensar que todo lo que está relacionado con la creación de las inteligencias se relaciona con sahasrara. Es por esto que se les llama raza-raíz roja. Por favor, recordad que a menos que relacionemos la sabiduría con nosotros mismos, no podremos entender la cosmología. En La Doctrina Secreta leemos que las “personas rojas” desaparecieron. La relación con la creación de las inteligencias está relacionada con sahasrara. Por esto se les llama la raza-raíz roja. 

En La Doctrina Secreta encontramos que la “gente roja” desapareció, y que la “gente azul” también desapareció. Todas las razas rojas vinieron del fuego cósmico original. Entonces, en ajña están las razas azules, y después vendrán las razas amarillas. De este modo, debemos ver primero qué es lo que está escrito allí, y cuán relevante es para nosotros mismos en nuestras siete capas. A menos que aprendamos esta técnica, no podremos entender la sabiduría. Resulta útil colocar un cartel en nuestra habitación de estudio que diga: 1ª frase: “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza”. 2ª frase: “Dios es también mi imagen”. 3ª frase: “Que encuentre a Dios y a su Jerarquía de devas en mí”. 4ª frase: “Que me vincule a los devas y a Dios en mí a través de la contemplación”. Finalmente, ¿sabéis qué ocurre? Que lentamente dejamos de ser y Dios parece que es. Esto se llama “la ciencia de la correspondencia”, a través de la cual ganamos la “identidad original”, y perdemos la “identidad duplicada”. Todos nosotros estamos duplicados. Tanto es así, que en la primera meditación del libro Psicología Espiritual encontramos: “Solo hay una copia existente, y yo soy una copia de este manuscrito original”. Si encontramos algo en la copia, también estará en el original. 

Madame Blavatsky escribe muy bellamente: “Todo duplicado es una prueba del original”. Si hay un duplicado, lo es de un original. Todo billete falso prueba el billete original. Así, todos somos duplicados del Uno, y es así como debemos ver en el duplicado la cosmología. Entonces, el duplicado se disuelve y se retiene solamente el original. Por lo tanto, la creación está hecha en un orden preciso, y en el ser humano todo está organizado de acuerdo a un orden. 

2. Devas 

Después de los gandharvas, aparece otra categoría de devas que, a su vez, se subdivide en sub-categorías. Tenemos a los adityas, que son 12, y constituyen los devas de la conciencia. Después están los rudras, que son un total de 11, y son los devas de la fuerza. Los vasus son 8, y son los devas de la materia. Entre las 3 sub-categorías suman un total de 31 devas. Podemos sumar a los 2 aswins, de los cuales ya hablé junto con los gandharvas. Los aswins están más allá. Ellos son los “seres no no-verdaderos”. Si sumamos todas estas cifras, suman un total de 33. 33 es un número maravilloso. En la masonería, a aquel que alcanza el estado más elevado de iluminación se le llama el “ilustre hermano 33”. En él, a través de la masonería, se habrán realizado todos estos devas. Así es como hay 33 categorías de devas, que a su vez tienen muchas, muchas sub-categorías. 

2.a) Adityas La energía de los adityas se nos da a través de los doce signos solares del zodíaco. Se dice que los adityas nacieron de Aditi, que es la “luz más allá de la oscuridad”. Es lo que decimos en el Purusha Suktam: “Aditya Varnam Tamasah Parastat”, que signifca la “luz más allá de la oscuridad”. Si hay una luz mas allá de la oscuridad, no es una luz visible, sino que es una luz invisible. Solo es visible para aquellos en los cuales ajña está abierto. 
Lo que nosotros vemos como luz es una manifestación muy posterior. Esta luz invisible es la luz de la conciencia, lo que conocemos como aditya. Está presente, pero no se puede ver, a menos que uno pueda ver a través de la oscuridad de la ignorancia. A través de la luz visible, tenemos el toque de la conciencia invisible. Sea en Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, encontramos el mismo rayo solar. Ahora bien, cada mes es distinto lo que nos trae este rayo solar. Solamente lo podemos ver si tenemos percepción oculta. El rayo solar de Géminis tiene un impacto particular, así como el resto de los doce signos solares tienen energías diferentes. Esa energía no se puede ver. Por ello lo llamamos “la luz mas allá de la oscuridad”. Aditi es la luz más allá de la oscuridad. 

Detrás de esta luz está la oscuridad, y a través de esta oscuridad la luz desciende de nuevo. “Al principio, existía la oscuridad”. Así es como empieza el Antiguo Testamento. El Veda, sin embargo, habla de la “Luz más allá de la oscuridad”. En el Purusha Suktam decimos dos veces: “Vedahámetám Purúsham Mahantam Aditya Varnam Tamásah Parastat”. Esto signifca: “Nosotros conocemos a la Persona Cósmica, cuya luz está más allá de la oscuridad y a la que llamamos Aditya (Aditya Varnam Tamásah Parastat), más allá de tamas, más allá de la oscuridad. 

Los adityas son la luz de la conciencia con doce cualidades, de las cuales Vishnu es la conciencia como impregnación. En el Bhagavad Gita se dice: “Entre los adityas Yo estoy plenamente presente como Vishnu”. “Vishnu, la Persona Cósmica de cuatro brazos, representa el Cristo Cósmico a quien llamamos Cristo en otro sistema. El ser de cuatro brazos está presente en toda mitología existente. Es el principio que todo lo impregna. La belleza de Vishnu es que representa la síntesis de los cuatro Kumaras, es decir, que también existe más allá de la creación con un nombre diferente. Es la síntesis más allá de la creación, que se manifesta como la síntesis en la creación, al igual que los cuatro gandharvas más allá de la creación. Estos están presentes en la creación como los cuatro Kumaras. Vishnu, “la síntesis más allá de la creación”, es la síntesis en la creación. 

En otras mitologías se lo conoce como el 2º Logos. Este es un aspecto. Vishnu también pertenece a la categoría de los gandharvas, que descendieron para ayudar a la creación, conferirle estabilidad y aportarle equilibrio. 

2.b) Rudras 

Los devas de la vibración se conocen como rudras, y son 11 en total. Perturban la luz mas allá de la oscuridad y a la propia oscuridad, facilitando el descenso de las cosas. ¡De todas formas, nacieron para destruir! Destruyen para que la unidad se diversifque y también para que la diversidad se unifque. Es como reducir a piedras la montaña para construir casas, y después destruir las casas para obtener de nuevo las piedras. Así pues, para viajar de un estado a otro, son importantes. Se les considera devas de 1er rayo. Siva, el 1er Logos, preside sobre ellos. Si quieres destruir las impurezas que hay en ti, invócalos. Si deseas destruir algo, invócalos, ellos lo harán por ti. Si hay un conficto en el grupo, puedes destruir el conficto o también puedes destruir el grupo. Los medios para alcanzar el objetivo son los mismos. Con un cuchillo aflado se puede cortar un vegetal o la garganta. Este es el poder de los rudras. Los rudras causan la fsión. Son los encargados de crear los átomos en el plano cósmico. Ahí es donde emergen las almas. 

Las unidades individuales, los átomos, están formadas en el plano cósmico gracias a los efectos vibratorios de los rudras. Rudra signifca “aquel que ruge”. Este rugido es un sonido. 
Este sonido perturba la luz. Así, la luz fue perturbada por el sonido para formarse como átomos. 
Los rudras exteriorizan la luz mas allá de la oscuridad, la hacen manifesta. 
Los rudras también son importantes para la exteriorización. El sonido que discurre por los cables se exterioriza por medio de los rudras para que se pueda escuchar. Existe el sonido OM inaudible. 
De la inaudibilidad a la audibilidad, de la voz del silencio a la voz hablada. 
En nosotros, el silencio se transforma en sonido audible en la laringe. Allí es donde se encuentra rudra. Se le llama Sankara. Hay una constelación en Géminis que se llama Ardhra. Es una constelación de rudra. 

Tiene que estar en Géminis porque la garganta es el centro laríngeo donde las inteligencias pasan de la invisibilidad a la visibilidad. Es decir, que las inteligencias invisibles se exteriorizan y se hacen visibles. Este es el motivo por el cual a la humanidad se la inicia en el mes de Géminis, porque en Aries y Tauro se construyen las energías invisibles que se expresan y exteriorizan en Géminis. Pentecostés es en Géminis, el descenso de las lenguas de fuego es en Géminis, el May Call es en Géminis, la iniciación de la humanidad es en Géminis. Por esta razón se considera que Géminis es la gran avenida para la expresión. En Aries y Tauro somos impresionados. En Géminis nos expresamos y en Cáncer nos sintetizamos. Así, cada signo dirige su propio trabajo. Estas son las diferentes funciones de los rudras: 

Desde el 1º al 5º Rudra

– Las 5 sensaciones no funcionan si no hay rudra. Por ello, en los inicios de la vida, a los niños se les aconseja trabajar con los rudras. De esta manera los cinco sentidos estarán en orden. Su respiración y sus movimientos serán ordenados. Tendrán una buena pulsación, un correcto funcionamiento eléctrico, una correcta iluminación y una correcta temperatura corporal. Cuando los rudras funcionan bien en uno, la luz de los adityas se manifesta. ¿Cómo podemos traer el reino de Dios a la Tierra? ¡Solamente a través de los rudras! Por esto por la mañana cantamos el Rudra Suktam regularmente. Si escuchamos con regularidad el Rudra Suktam y además podemos cantarlo, todo el cuerpo se pone en orden, porque los Señores de la vibración reinician todo el sistema en nosotros. Con este propósito, los sabios videntes védicos dieron el Rudra Suktam. Esto cobra relevancia para nosotros cuando nos sumergimos en los reinos del sonido como la clave de la transformación.

  6º Rudra 

– Se encarga del movimiento de expansión y contracción, es decir, del movimiento centrípeto y centrífugo, de la inhalación y la exhalación. Estos son los dos principios de la ley de la alternancia. La luz se expande y se contrae. Así es como tenemos el día más largo y el día más corto. Nosotros también crecemos y menguamos. ¡Con la edad, parecemos una naranja exprimida! Los cosméticos no pueden evitar el efecto de los rudras. Es solo nuestro espejismo. Cuando los rudras deciden contraerse, nuestra inversión en cosméticos carece de sentido. 

7º Rudra 

– Desplazamiento y movimiento. Los mayas, los cíclopes, los iniciados de la antigua India y Grecia, eran capaces de mover grandes bloques de piedra a través del aire. Si vamos a Grecia, encontramos grandes bloques de piedra que no parecen proceder de las cercanías del lugar. Estos bloques de piedra fueron elevados y transportados. En el Ramayana encontramos a Hanuman que, a voluntad, toma una montaña con la mano y se desplaza volando con ella. ¿Cómo es posible? Hanuman es, en sí mismo, un rudra. Así pues, los rudras pueden desplazar, reemplazar, mutar, cambiar, transportar. Por esto podemos desplazarnos de un lugar a otro, de nuestra habitación a la sala de plegarias, de la sala de plegarias al comedor. Todos estos movimientos no serían posibles sin la presencia de los rudras. Cuando el rudra no funciona en nosotros, nos tienen que llevar. Entonces los rudras funcionan en aquellos que nos llevan. 

8º Rudra – Pulsación. 

9º Rudra – El fuego eléctrico, el funcionamiento eléctrico en nosotros, como el fash de las ideas, de los pensamientos. 

10º Rudra – El fuego solar como iluminación, la luz en nosotros, que se refeja en nuestro rostro y en nuestros ojos. 

11º Rudra – El fuego por fricción, el calor en la creación y también en nosotros. El trabajo de los adityas se lleva a cabo por encima del centro del entrecejo. Desde el centro del entrecejo hasta el diafragma, e incluso más abajo, actúan los rudras. Los adityas son la luz de la conciencia, inmanifesta. Son los devas de la conciencia. Los rudras son los encargados de hacerlos descender. Por ello se les conoce como los devas de la fuerza. 

2.c) Vasus 

– Los devas de la materialización Los vasus son los devas que manifestan. Son un total de ocho. 
Sin ellos, no hay manifestación material. Estoy tratando de encontrar las equivalencias en castellano, para que sea universal y comprensible. Si no, pensamos que es hindú. Las escrituras sagradas están escritas en sánscrito, aunque en la India nadie habla en sánscrito hoy en día, de la misma manera que vosotros tampoco habláis en latín o griego antiguo. Hay una degradación en el lenguaje en todas partes. Por ello, la Jerarquía trata de introducir los conceptos universales en una lengua universal. Cada función de los rudras se conoce por su nombre, porque el nombre le viene dado por su función. Ahora nosotros tratamos de ver la función para poder averiguar nuestro propio nombre, que es de aplicación universal. Estos ocho devas son los que hacen descender la fuerza a la materia. 
La conciencia en evolución se convierte en fuerza, y esta causa la formación de la materia. 
Entre los que se manifestan, el primer deva es la mente. 

Desde el segundo al sexto deva son los cinco elementos; 
el 7º deva es la llama visible, que es un aspecto del fuego. 

El 8º deva es la densidad atómica. 

Así es como el átomo permanente cósmico adquiere esas ocho cualidades. El alma consigue estas cualidades a través de la vibración de los rudras y la formación con los vasus. El átomo consigue su fuerza gracias a los devas llamados rudras, y los átomos ganan densidad en el nivel de la materia. 
Así es como se ve todo en su triple manifestación a partir del cuarto estado. La mente es aquella que puede hacer descender las cosas. Así lo dijo Jesús hace dos mil años: “Que el Reino de Dios descienda a la Tierra, para embellecerla”. Cuanta más luz de aditya y más rudras hagamos descender a la materia, más brillará lo material como una joya. La Jerarquía así desea verlo, que todo el planeta brille y se despliegue como un loto. Por ello, la idea es trabajar para el planeta, como hace la Jerarquía. La Jerarquía no solamente trabaja para nosotros, sino también para todo el planeta. 

A medida que el planeta evoluciona, nuestros cuerpos también evolucionan. Este es uno de los mayores trabajos asumidos por el Maestro CVV. Debido a estos devas, las propiedades físicas, las ciencias físicas, existen como las leyes de la materia. En la materia, la fuerza se halla oculta. En la fuerza, la conciencia está oculta. Así, cada átomo es conciencia envuelta de fuerza y materia. Esta es la comprensión de la sabiduría antigua. 

3. Pitris 

La tercera categoría de devas son los pitris. Los pitris son los devas de la germinación y el crecimiento. Funcionan a través de nuestra Luna, ellos causan la procreación, la germinación y el crecimiento. Su trabajo es causar el crecimiento en la fauna y la fora de la Tierra, así como el crecimiento en nosotros. Estos devas dirigen el crecimiento volumétrico relacionado con la materia, y el agua es su agente principal. La Luna y su capacidad germinativa también es la base de toda procreación en el plano físico, por lo que la multiplicidad de las especies se debe a los pitris. 
En sánscrito se llaman pitara, pero los orientalistas los tradujeron como pitris. 
Los pitris son los devas que proporcionan la objetividad a nuestro alrededor. 

Sikhandins – Siete Rayos A partir del 10º rudra, la luz visible, emergen siete sub-categorías de rudras. Se trata de los siete rayos solares. Se les llama sikhandins. Encontraréis este nombre en el Tratado sobre Fuego Cósmico. El Sol también es un producto de rudra. 
Era demasiado luminoso, y por ello, difícil de soportar. Hay una historia en el Purana que trata de este tema. Su mujer, Sunya, no era capaz de vivir con él porque llevaba demasiada luz. Así que ella volvió con su padre y le dijo: “No puedo vivir con él. Es demasiada luz”. Entonces, el suegro, Viswakarma, fue a ver al Sol. Viswakarma, que es el Gran Arquitecto del Universo, le dijo al Sol que redujera su intensidad de luz, pero el yerno no accedió. Así que el suegro decidió “afeitar” a su yerno, el Sol, dejándole solo siete pelos, que corresponden a los siete rayos. Entonces Viswakarma le dijo a su yerno: “Ahora estás muy guapo y mi hija ya puede vivir contigo”. 

De esta manera, los sabios tienen su peculiar y divertida manera de presentar la cosmología o cosmogénesis. Encontraréis esta historia en La Doctrina Secreta. Los siete cabellos son los siete rayos. Los siete rayos también son conocidos como los siete sikhandins. De esta manera, hay otras categorías de devas, pero os he dado los devas básicos más importantes. A través de los pitris aparecen los prajápatis, y debido al movimiento lunar a través de las 28 constelaciones, tienen lugar los manvantaras en el planeta. Krishna, el Señor, dice en la Bhagavad Gita: “Los Kumaras, los siete sabios videntes, los catorce Manus son mi esplendor”. Por eso cuando nos referimos a los manvantaras, que son los ciclos del tiempo, se puede establecer una correspondencia con las catorce fases lunares; hasta este punto, Él solo había cubierto una estrofa. Si entramos en detalle, estos son los devas correspondientes. En relación con cada deva, el Señor estará en el centro. 

Entre los rudras, el Señor es el número cinco. En cualquier lugar, siempre ocupa la posición central para equilibrar ambos lados. Así es como el Señor explica en la Bhagavad Gita muchos aspectos de la manifestación de lo divino. En este seminario hemos explicado hasta un determinado punto. 
Debéis contemplar acerca de lo explicado durante largo tiempo. Por favor, recordad los dos aswins, los doce adityas, los once rudras y los ocho vasus. Los aswins pertenecen al plano supracósmico. 
Los adityas pertenecen al plano cósmico. Los rudras pertenecen al plano solar, y los vasus, al plano terrestre. 
En cada manifestación inferior, lo superior también está presente. En el plano terrestre se hallan ocultos los planos solar, cósmico y supracósmico. De igual forma, en el plano supracósmico están ocultos los planos cósmico, solar y planetario. Nada emerge sin su ser desde el principio. 
Al desplegarse, muchas cosas se manifestan. En una semilla, ¿no está todo el plan del futuro árbol? 

Un sabio vidente puede ver el árbol en la semilla con todo detalle: su número de ramas, la forma, el color y los frutos que el árbol va a dar. Aquello que no está presente en la semilla no se manifestará. Así, en el plano supracósmico existen todos los tres subsiguientes. Por lo tanto, todo está disponible en cualquier momento. Fundamentalmente se ve uno, y otros están ocultos. En nosotros también existe lo supracósmico, cósmico, solar, planetario e infernal. No hay nada que no exista en nosotros. Todo lo que existe en la creación existe en nosotros. Tengámoslo presente en nuestra mente y tratemos de llevar a cabo el trabajo con estos devas. Cuando pensamos en los doce adityas, pensamos en los doce signos solares. Cuando pensamos en los once rudras, pensamos en la pulsación, en la respiración, en la expansión, en la contracción, en el movimiento, en el calor y la luz, en el funcionamiento eléctrico. Al pensar en los vasus, relacionémoslos con la densidad, los cinco elementos, la llama. Cuando pensemos en los siete centros, hagámoslo en relación con los planetas, cuya síntesis es el Sol. Los siete centros que hay en el cosmos se corresponden con los siete centros que hay en el cuerpo. Cuando veamos el número siete, establezcamos esta conexión. 

Cuando se trata de los siete planos, los siete principios están presentes y los siete sabios están presentes también. Siempre que veamos el número siete, debemos conectarnos con esto. 
El orden es, por tanto: aswins – adityas – rudras – vasus – pitris. Este es un conocimiento básico que deberíamos retener, con el objetivo de irlo desarrollando lentamente. Hay mucha más información sobre este tema, que podríamos abordar en otro momento. Es muy interesante, porque todo ello se explica a través de historias muy bellas. En estas historias, se explican la cosmogénesis y la antropogénesis. 
La importancia de La Doctrina Secreta es que se proporcionan las pistas para que podamos enlazar correctamente la historia. 

Gracias.

K. Parvathi Kumar