lunes, 15 de abril de 2019

Lecciones sobre la Doctrina Secreta - La ley de Periodicidad




El mosquito tiene un periodo menor, respecto a él la hormiga tiene un periodo menor, y nuestra periodicidad es menor comparada con la periodicidad del planeta. 
La periodicidad del planeta también es diferente comparada con la periodicidad del sol; la periodicidad del sol es pequeña comparada con el sol central y después con el sol cósmico. 
Aquel que es superior a ti y más sutil que tú, es diez veces mayor que tú. 

Esto es lo que se describe como “diez veces diez”. 
Hay periodicidades más grandes y periodicidades más pequeñas. Los seres de naturaleza menor tienen menor periodicidad, y los seres de naturaleza grande tienen mayor periodicidad. 
Toda esta jerarquía ante la que nos inclinamos en homenaje y adoración, está ahí durante todo el kali yuga. Mientras tanto, desde el inicio del kali yuga cada uno de nosotros ha hecho 72 centenares de vueltas. Suponiendo que nuestra media de edad sea de 70 años, si multiplicamos 70 por 70 vidas, ¡resultan 4.900 vidas! ¿Cómo nos podemos comparar a ellos? 

Ahora comparando con el sol, el centro solar estaba allí incluso antes que el planeta. Inicialmente, no estábamos allí en el planeta, sino que llegamos después del planeta. Cuanto más baja es la periodicidad, mayor es la frecuencia. Tenemos el ejemplo del reloj, en el que la aguja de los segundos se mueve más rápido y es visible. La aguja de los minutos también se mueve y este movimiento no es tan visible, pero también se mueve. El movimiento de la aguja de las horas casi no es perceptible, ¡pero también se mueve! Así que no solamente nuestro planeta, sino que el sol también se mueve. 
El sol central también se mueve. Pero no podemos percibirlo. Ni siquiera percibimos que el planeta se mueve. Se mueve a una velocidad mayor a la de un avión. Pero no lo sabemos y nos sentimos muy estables. De aquí que las periodicidades se comparen con las nagas, las serpientes. 
La naga se mueve, pero no sabemos que se está moviendo. 

Esto es na + aga. Ga significa movimiento, aga significa sin movimiento. 
Unidas, na-ga es no sin movimiento. Se mueve, pero no sabemos que se mueve. 
Nos hacemos mayores, pero no sabemos que nos estamos haciendo mayores. ¿Cuándo dejamos de ser un niño y empezamos a ser jóvenes? ¿Sabemos el día exacto, la hora, el segundo en el que cambiamos de niño a joven? Pero nos convertimos en jóvenes, de jóvenes hemos pasado a hombres o mujeres, y no sabemos el momento preciso. No notamos todos estos cambios en nuestro cuerpo. Muchas cosas nos pasan desapercibidas. Todo lo que pasa ante nuestras narices y que no puede percibirse lo llamamos naga. Un Maestro de Sabiduría, viene, se mueve, bendice y se va. ¡No lo percibimos! 

A los Maestros de Sabiduría también se les llama Nagas. Son las serpientes de sabiduría o dragones de sabiduría. Todas las leyes están interrelacionadas. La ley de alternancia y la ley de periodicidad. Hay periodicidades pequeñas y hay algunas periodicidades que son más largas. Hay algunas acciones en nuestra vida que se terminan en un corto periodo. Otras acciones tienen una gestación más larga. Nuestra asociación con el discipulado es de las duraciones más largas, mientras que nuestra asociación con la vocación es relativamente más corta. Nuestras relaciones con la gente y los alrededores, en tanto que nos movemos de un lugar a otro, de una estación a otra, son de menor duración. Así que hay cosas que duran muy poco, otras que de alguna manera duran más, algunas todavía más largas y aquellas que son las más largas. ¡La más larga es el propósito de nuestra vida! ¿A qué deberíamos dedicar más tiempo? Las cosas de más corta duración deberían terminarse en menor tiempo. Si somos excelentes discípulos, todas las obligaciones que tenemos en el mundo deben finalizar a los 49 años. Si somos brillantes, pueden terminar a los 35. 

Estos cálculos se dan en las escrituras sagradas. A los 35 años hemos organizado la vida objetiva de manera que estamos totalmente disponibles para la luz subjetiva, que es la luz eterna. “Todavía tengo que ganar, todavía tengo que educar a mis hijos, todavía tengo que hacer esto o aquello”, todo esto continúa llegando incluso hasta los 70 años. Mucha gente muere con un programa inconcluso. Regresan otra vez para completar el programa. Hay acontecimientos de menor duración, de mayor duración y todavía más largos. ¿A cuál damos importancia? Adi Sankara sintió la urgencia ya a los siete años. Él andaba detrás de su madre: “Madre, si me lo permites con el corazón, debo hacer un trabajo”. La madre era una madre, e inicialmente dijo: “No. Es demasiado temprano, espera”. 
Pero ocurrió que un día, mientras se bañaban en el río, un cocodrilo lo agarró. 

Entonces Sankara le pidió a la madre: “Al menos libérame ahora de manera que si vivo, pueda hacer el otro trabajo”. La madre dijo que en aquella situación al menos podría ver a su hijo vivo. Quizás el cocodrilo representaba su apego hacia él. Entonces ella dijo: “Te libero completamente”. Sankara dijo: “Gracias, madre, por liberarme”. Inmediatamente el cocodrilo también lo dejó. Desde entonces pudo trabajar durante 21 años y transmitió una gran luz sobre el continente indio. Igualmente, tenemos que trabajar con lo más importante durante vidas. Todo se decide por periodicidades, y así es como trabaja la naturaleza. Es infalible. No puede esperar a nuestro programa. 

Existen periodicidades para los minerales, las plantas, los animales, los humanos, los semihumanos, los semidivinos, los devas planetarios, los devas solares, los devas cósmicos y también los sistemas planetarios, el sistema solar y el sistema cósmico. Cada uno tiene diferentes periodos.

Dr. Sri K. Parvathi Kumar

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