El mosquito tiene un periodo menor, respecto
a él la hormiga tiene un periodo menor, y nuestra
periodicidad es menor comparada con la periodicidad
del planeta.
La periodicidad del planeta también es
diferente comparada con la periodicidad del sol;
la periodicidad del sol es pequeña comparada con
el sol central y después con el sol cósmico.
Aquel
que es superior a ti y más sutil que tú, es diez veces
mayor que tú.
Esto es lo que se describe como “diez
veces diez”.
Hay periodicidades más grandes y periodicidades
más pequeñas. Los seres de naturaleza menor tienen
menor periodicidad, y los seres de naturaleza grande
tienen mayor periodicidad.
Toda esta jerarquía ante
la que nos inclinamos en homenaje y adoración, está
ahí durante todo el kali yuga. Mientras tanto, desde
el inicio del kali yuga cada uno de nosotros ha hecho
72 centenares de vueltas. Suponiendo que nuestra
media de edad sea de 70 años, si multiplicamos
70 por 70 vidas, ¡resultan 4.900 vidas! ¿Cómo nos
podemos comparar a ellos?
Ahora comparando con
el sol, el centro solar estaba allí incluso antes que
el planeta. Inicialmente, no estábamos allí en el
planeta, sino que llegamos después del planeta.
Cuanto más baja es la periodicidad, mayor es la
frecuencia. Tenemos el ejemplo del reloj, en el que
la aguja de los segundos se mueve más rápido y es
visible. La aguja de los minutos también se mueve y
este movimiento no es tan visible, pero también se
mueve. El movimiento de la aguja de las horas casi no
es perceptible, ¡pero también se mueve! Así que no
solamente nuestro planeta, sino que el sol también
se mueve.
El sol central también se mueve. Pero no
podemos percibirlo. Ni siquiera percibimos que el
planeta se mueve. Se mueve a una velocidad mayor
a la de un avión. Pero no lo sabemos y nos sentimos
muy estables. De aquí que las periodicidades se
comparen con las nagas, las serpientes.
La naga se mueve, pero no sabemos que se está
moviendo.
Esto es na + aga. Ga significa movimiento,
aga significa sin movimiento.
Unidas, na-ga es no
sin movimiento. Se mueve, pero no sabemos que se
mueve.
Nos hacemos mayores, pero no sabemos que
nos estamos haciendo mayores. ¿Cuándo dejamos de ser un niño y empezamos a ser jóvenes? ¿Sabemos el
día exacto, la hora, el segundo en el que cambiamos
de niño a joven? Pero nos convertimos en jóvenes,
de jóvenes hemos pasado a hombres o mujeres, y
no sabemos el momento preciso. No notamos todos
estos cambios en nuestro cuerpo. Muchas cosas nos
pasan desapercibidas. Todo lo que pasa ante nuestras
narices y que no puede percibirse lo llamamos naga.
Un Maestro de Sabiduría, viene, se mueve, bendice y
se va. ¡No lo percibimos!
A los Maestros de Sabiduría
también se les llama Nagas. Son las serpientes de
sabiduría o dragones de sabiduría.
Todas las leyes están interrelacionadas. La
ley de alternancia y la ley de periodicidad. Hay
periodicidades pequeñas y hay algunas periodicidades
que son más largas. Hay algunas acciones en nuestra
vida que se terminan en un corto periodo. Otras
acciones tienen una gestación más larga. Nuestra
asociación con el discipulado es de las duraciones
más largas, mientras que nuestra asociación con
la vocación es relativamente más corta. Nuestras
relaciones con la gente y los alrededores, en tanto
que nos movemos de un lugar a otro, de una estación
a otra, son de menor duración. Así que hay cosas
que duran muy poco, otras que de alguna manera
duran más, algunas todavía más largas y aquellas
que son las más largas. ¡La más larga es el propósito
de nuestra vida! ¿A qué deberíamos dedicar más tiempo? Las cosas de más corta duración deberían
terminarse en menor tiempo. Si somos excelentes
discípulos, todas las obligaciones que tenemos en
el mundo deben finalizar a los 49 años. Si somos
brillantes, pueden terminar a los 35.
Estos cálculos
se dan en las escrituras sagradas. A los 35 años hemos
organizado la vida objetiva de manera que estamos
totalmente disponibles para la luz subjetiva, que
es la luz eterna. “Todavía tengo que ganar, todavía
tengo que educar a mis hijos, todavía tengo que
hacer esto o aquello”, todo esto continúa llegando
incluso hasta los 70 años. Mucha gente muere con
un programa inconcluso. Regresan otra vez para
completar el programa.
Hay acontecimientos de menor duración, de
mayor duración y todavía más largos. ¿A cuál damos
importancia? Adi Sankara sintió la urgencia ya a los
siete años. Él andaba detrás de su madre: “Madre, si
me lo permites con el corazón, debo hacer un trabajo”.
La madre era una madre, e inicialmente dijo: “No.
Es demasiado temprano, espera”.
Pero ocurrió que
un día, mientras se bañaban en el río, un cocodrilo
lo agarró.
Entonces Sankara le pidió a la madre: “Al
menos libérame ahora de manera que si vivo, pueda
hacer el otro trabajo”. La madre dijo que en aquella
situación al menos podría ver a su hijo vivo. Quizás
el cocodrilo representaba su apego hacia él. Entonces
ella dijo: “Te libero completamente”. Sankara dijo: “Gracias, madre, por liberarme”. Inmediatamente
el cocodrilo también lo dejó. Desde entonces pudo
trabajar durante 21 años y transmitió una gran luz
sobre el continente indio. Igualmente, tenemos
que trabajar con lo más importante durante
vidas. Todo se decide por periodicidades, y así es
como trabaja la naturaleza. Es infalible. No puede
esperar a nuestro programa.
Existen periodicidades
para los minerales, las plantas, los animales, los
humanos, los semihumanos, los semidivinos,
los devas planetarios, los devas solares, los devas
cósmicos y también los sistemas planetarios, el
sistema solar y el sistema cósmico. Cada uno tiene
diferentes periodos.
Dr. Sri K. Parvathi Kumar
No hay comentarios.:
Publicar un comentario