Los Vedas son los cuatro libros sagrados de la India antigua de los cuales se derivan los Upanishads y todas las subsecuentes escuelas de la filosofía hindú. Nos llevan los Vedas a una edad tan remota, que habríamos perdido todo rastro de ellos de no ser por el cuidado con que los brahmanes preservaron sus anales tan valiosos. Transmitidos originalmente por medio de la palabra como la sabiduría de más valor de generación en generación, fueron finalmente fijadas sus enseñanzas por medio de la escritura que, incidentalmente, dieron la clave para el lenguaje védico.
Existe sin duda controversia entre los estudiantes occidentales, en relación con la edad de los Vedas, no estando de acuerdo con los hindúes (y a este respecto con H.P.B.) quienes les atribuyen alrededor de 20.000 años, mientras que los estudiantes occidentales, tergiversando las fechas en cuanto al Rgveda se refiere, les suponen una antigüedad de entre 1.500 a 2.000 años antes de Cristo.
¿Cuál es la diferencia entre las palabras Veda y Rgveda y entre el Rgveda y los otros Vedas?
Rg significa palabra en el sentido del Logos divino, y Veda significa conocimiento en el sentido de la ciencia divina o sabiduría. Por tanto, el Rgveda es la ciencia de la palabra.
En lo que se refiere a la palabra en si misma, es decir, Rgveda, tenemos una gran y desconcertante verdad que inmediatamente nos sumerge en el arcano de los misterios védicos.
La ciencia de la palabra revela el conocimiento de los sabios y el control del sonido, del efecto de la mezcla correcta de los sonidos en niveles más sutiles, así como su conocimiento y control del pensamiento y su efecto como un cuadro o visión de planos supersensoriales, en otras palabras, su maestría en ocultismo, implicando ambos control sobre los elementos, de ahí el conocimiento de los rishis acerca del sonido creador, de la ciencia de la invocación y de la evocación, una ciencia que hemos olvidado completamente.
El Yagur Veda es una colección de fórmulas rituales cantadas y usadas en ceremonias.
Contiene aproximadamente el 30% de los versos del Rgveda. Yagur significa rito de sacrificio.
El Sama Veda se deriva del Rgveda y su propósito principal es para los cantos. Sama significa melodía.
El Atharvaveda ha sido llamado el Brahma-veda o Veda de la oración. Contiene muchos encantos y posee una cantidad de poemas de carácter místico que están a mitad de camino entre los Vedas y los Upanishads. Es muy revelador en lo que se refiere a la vida y creencias de la gente común. Tiene alrededor del 16% de los versos del Rgveda y es posterior a éste último y completa los datos encontrados en el Rgveda. Proviene su nombre del gran sabio Atharva.
El Rgveda es, como los otros tres, una colección de más de 1.000 himnos compuestos en sánscrito védico, una forma mucho más antigua de lo que llegó a conocerse como sánscrito clásico.
H.P.B. dice claramente que el Rgveda es: La más antigua y respetada de las escrituras hindúes.
Sus himnos, continúa ella, son los anales escritos por los primeros iniciados de nuestra quinta raza que relatan las enseñanzas primordiales.
Si tuviéramos que aportar nuestra mejor evidencia, añade, para testificar los hechos enunciados en la Doctrina Secreta, tendríamos que ir a la verdadera fuente de la información histórica, es decir, el Rgveda.
El Rgveda es una página sacada de la doctrina secreta de las edades, una mezcla de referencias enigmáticas que ocultan perlas de sabiduría, expresada en lenguaje poético, mítico, críptico, de símbolos, paradojas, adivinanzas, por medio de invocaciones, llamadas, dando gracias a varias deidades cantadas con todo su corazón por los seres humanos a los dioses de la Naturaleza y a la luz interna que el hombre védico personificó en Surya, el Sol, y Agni, la llama o el fuego.
Los himnos no son tratados filosóficos, no dan explicaciones; pueden hacer preguntas, como por ejemplo, ¿”De dónde ha conseguido el Espíritu Divino su elevación”?.
Pueden hacer alusiones a respuestas, por ejemplo; “el creador de todo, por el sacrificio se glorifica”, no discuten.
Toda la colección es primariamente una canción, un extraño y oscuro canto, así nos puede parecer, que desconcierta a los estudiantes, y aun así, es la canción de un pueblo animoso aventurándose en el sendero que conduce al infinito.
Es la poesía de la admiración y adoración por los, “que han oído hablar acerca de los dos senderos, caminos de los patriarcas,
los dioses y los mortales, a lo largo de cuyos senderos, todas y cada una de las criaturas viajan entre el Padre y la Madre.”
Todo el concepto de la evolución está reflejado en esta simple y críptica stanza, la cual, sin duda, contiene a la doctrina secreta como en un pañuelo.
Este es el secreto del Rgveda, poner en un pequeño espacio lo que necesita tratados para su explicación. De esos versos crípticos podemos reconstruir poco a poco, laboriosamente, una única y profunda filosofía, la doctrina secreta.
Superficialmente, los Vedas nos ponen frente a una gran cantidad de multiplicidades, multiplicidades de dioses, de conceptos, de oraciones.
Pero la unicidad subyacente de todo ello es como un hilo de oro que nos guía al mismo corazón del Veda.
Esto está expresamente reflejado en dos versos en extremo reveladores;
“Ardiendo en muchos sitios, el fuego es uno.
Gobernando sobre todo, el sol es uno.
El amanecer que ilumina todo esto, es uno.
Y ciertamente uno es lo que con variaciones aparece como todo esto.” (Rgv Vlll.58.2)
“El, con limpias alas, aunque solo UNO en la naturaleza,
sabios cantores le forman en muchas figuras con canciones.”
(X.114.5)
Es muy dudoso que se pueda leer ninguno de los Vedas de `principio a fin como se lee un libro moderno. Pero se puede estudiar el Rgveda desde sus aspectos más importantes, y ello proporciona una cosecha espléndida de discernimiento acerca de la mente del hombre antiguo, sus aspiraciones, su ser más interno, sus logros, su verdad.
Consideremos los principales aspectos desde los que se pueden estudiar los Vedas.
1º. La espléndida concepción de la Deidad, el Supremo, el Uno del que nada se puede concebir, el que respira sin alentar por si mismo, cuya inhalación absorbe todas las cosas hasta el punto del más interno reposo, cuya exhalación es el poder de la llama real, la energía creadora que origina la proyección de este universo, y por lo tanto, la manifestación.
Esta llama está personificada por Agni, el fuego, el creador, el preservador, el destructor o regenerador, el Fohat de la Doctrina Secreta, la más dinámica y enigmática de las deidades védicas, a cuyo nacimiento, la luz se manifestó.
Hay aquí material suficiente para un estudio profundo del Supremo en Su aspecto inmanifestado y en su aspecto manifestado o dinámico, el Logos creador, el Ishvara de la especulación hindú más posterior. El famoso himno de la creación, es el precursor en más de un sentido, de todo pensamiento filosófico subyacente.
He aquí las dos primeras proposiciones de la Doctrina Secreta:
“El omnipresente, eterno, infinito e inmutable Principio
sobre el que toda especulación es imposible”
(Primera proposición)
“La eternidad del universo ... como un plan ilimitado,
periódicamente el campo de innumerables universos
incesantemente manifestándose y desapareciendo.”
(Segunda proposición)
¿Cómo expresa esto el Rgveda? Así: “Y de nuevo, como antes, el Creador, en su momento, formó el Sol y la Luna, lo celeste y lo terrestre y todos los reinos intermedios.”
2º. La emanación del universo se concibe como el sacrificio de la Deidad. El mundo es la ofrenda de la Deidad, Su sacrificio.
Se limita a Si mismo en él para que todo pueda llegar a ser consciente. Una pura concepción teosófica,
“Este sacrificio, el centro del universo.
Esta pócima intoxicante, la semilla del padre generoso.
Esta oración, la palabra del más alto cielo” canta el Rishi Dirghatamas en su forma enigmática habitual, pero ¡qué profundidades de revelación se contienen en este verso!
Es de notar el sacrificio, como centro del mundo, y la oración como la palabra del cielo.
Sri Aurobindo lo manifiesta así:
“Auto realización por auto inmolación, progresar dando, tal es la Ley Universal.”
Desde el comienzo de la vida existe el sacrificio, el mundo es el efecto de tal deseo, cuya esencia es la auto ofrenda, y por su medio el mundo continúa su rumbo.
Así, el sacrificio se repite en cada peldaño de la escala del Ser. En el famoso Purusha Sukta se nos dice que el hombre divino fue originalmente sacrificado, que de sus residuos pudo ser. el universo. Esto recuerda la revelación de que el cordero, se dice, fuera sacrificado en la creación del universo.
H.P.B. explica esta oblación primaria como ”la gradual asfixia y muerte de lo espiritual en lo material”, y se refiere a San Pablo, “la semilla no se vivifica si no muere antes”.
(Cor.XV.36)
Especifica también H.P.B. que la palabra “aja” (el innato y eterno espíritu) significa también cordero en sánscrito, de ahí el sacrificio del innato o del cordero. Auto anulación es auto glorificación. Este tema se repite en todo el Rgveda:
“Creador de todo, por el sacrificio se glorifica” (X.81.6)
llegando así al corazón de los Vedas. De esta forma, “el alma peregrina”, continúa H.P.B., como el Todo Creador ha de sacrificarse él mismo por si mismo para redimir a todas las criaturas, para resucitar de entre los muchos a la Vida Una.
Esto proporciona un perfecto comentario en el significado interno del “yajman” (sacrificio) Védico.
3º. Tenemos la concepción de la armonía divina u orden cósmico, el majestuoso movimiento de todas las cosas, su poderosa interrelación, todo lo cual constituye la verdad universal del ser.
La unicidad fundamental del universo se enraíza en el orden eterno, en la “pura y agradable faz del Sagrado Orden que brilla como oro del cielo en el amanecer”
(Rgveda V1.51.1)
La existencia tiene su raíz en la Ley, el Orden Divino que es Verdad:
“La Verdad es la base que sustenta la Tierra.
Por la Ley, los hijos del Infinito están seguros” (X.84.1)
4º. En este armonioso orden nacen los dioses o aquellos que brillan como puntos focales de la conciencia de la Inteligencia Divina. Ellos son los constructores del universo manifestado, los agentes de la Voluntad Divina, los guardianes y los Señores de la Ley Universal Una.
El mundo védico antiguo vibraba de alegría y esperanza en íntima comunión con la naturaleza, pleno de contemplación de la Divinidad en términos de gloria de la creación.
Para la mente antigua no existía un concepto tal como un universo mecánico, sino que todo el cosmos estaba vivo, vibrando por la Vida existente en él, penetrado por el Espíritu y Sus diferentes manifestaciones. Más abajo, la escala del ser, siendo los dioses la más alta manifestación de esta grandiosa jerarquía;
“El nacimiento de los devas.
Proclamamos ahora
con admiración, que podrá verse en las edades
aun por venir”. (X.72)
Los dioses cósmicos animan como almas invisibles a los elementos cósmicos, los cuales son sus aspectos visibles.
Por una parte, como regentes de la naturaleza, son responsables de las infinitas variedades posteriores, y por otra, son contrapartes de ellos. Sin duda, se reflejan en las potencias divinas, pura doctrina secreta.
Por tanto, el ser humano, como H.P.B. explica, “es un compuesto de la esencia de todas estas jerarquías celestes”. Sus poderes son expresiones de estas divinidades, y estas últimas se expresan también a través de las actividades del ser humano:
“Pues el Espíritu Uno son los dioses con los mortales,
copartícipes todos de gratos dones.” (Rgveda V111.27.14)
y el Atharvaveda añade:
"Cuando fundieron al hombre mortal completo,
los devas entraron en él.” (nuevamente doctrina secreta.)
Cuando el sabio saludó al Sol al alba, el iluminador, por quien y para quien “los inmortales han marcado un sendero,” saludó la luz de nuestra propia alma que siempre sigue en el despertar a los impulsos divinos:
“Yo glorifico, como la faz del elevado Agni en el cielo,
la brillante y sagrada luz de Surya.” (X.73)
La historia de los dioses y su acción y reacción, está comprendida en los numerosos mitos védicos, que, desde luego, constituyen motivo para un profundo estudio En ellos se revelan la profundidad de discernimiento y complejidad de la mente humana.
5º. Esto nos lleva a la quinta consideración, es decir, el Ser Humano, o la eternidad del peregrinaje, para citar la tercera proposición fundamental de la Doctrina Secreta. Esto es, el tema de la escatología Védica.
El ser humano védico creía en una vida después de la muerte y sus progresos se pueden reconstruir por las varias insinuaciones esparcidas en todo el Rgveda y en el Atharvaveda.
La muerte para él era sólo el paso de una vida a otra, una continuación de existencia hacia un estado de entendimiento incrementado, el cual culminaba en el paraíso, donde él “se unía con las recompensas de sus sacrificios y buenas obras dejando atrás lo denigrante”, se encontraba “de vuelta en su hogar unido con su forma de esplendor” (X.14.8)
“en la tercera esfera del más íntimo cielo donde lúcidos mundos están llenos de luz . . . en ese reino donde las alegrías y las felicidades se combinan y se cumplen anhelados deseos” (1X.113), en otras palabras, donde el deseo se cumple constantemente.
Cualquiera que estudie Las Cartas de los Maestros y la literatura teosófica, tendrá la clave de la escatología Védica, tan tristemente incomprendida por los estudiosos.
¿Creía el ser humano védico en la reencarnación?
Todavía se discute esta cuestión, no hay absoluta evidencia de ello. Pero por un verso podría interpretarse de forma afirmativa.
El vate exclama dirigiéndose a la Deidad Solar:
“Tu dispensas sobre los dioses sagrados la más elevada
acción, la inmortalidad.
Para los hombres, como su participación, tú abres
sucesivas existencias”. (1V.54.2)
Para los estudiosos, “sucesivas existencias” no significa más que la vida celeste que sigue a la terrestre. Dos insinuaciones más favorecen la repetición de la interpretación de la vida terrena.
¿Por qué pediría el poeta hacernos “inmortales” en el cielo si el cielo se equiparaba la inmortalidad?
“Hazme inmortal en ese reino donde se mueven incluso cuando se unen, donde mundos lúcidos están llenos de luz”. (1X.111.3)
Más o menos seis o siete stanzas se refieren así en alegato de “hazme inmortal” en el cielo. Pero se puede obtener otra insinuación, en esta ocasión, del Atharvaveda, que dice:
“No me dejes caer de ese mundo”
ruega el vate, siendo ese mundo el cielo.
Sin duda, esta es una evidencia indirecta, pero está claro que la inmortalidad no representaba el cielo para los rishis. “Sea yo liberado de la muerte,” grita el poeta, “no apartado de la inmortalidad.”
Que el alma peregrina era considerada eterna, se evidencia en varios versos:
“Vi al pastor, el incansable uno, aproximándose
y desapareciendo de los caminos.
El, manifestado, toda sustancia presente, una y
otra vez viaja por el mundo.” (Rgv.1.164.21)
“Los sabios han hecho siete marcas. Por una
de ellas el angustiado mortal puede liberarse.
Así liberado de los senderos, verdadero pilar de
la vida, permanece sobre cimientos firmes
en el hogar del más alto.” (X.5.6)
“Dos pájaros de bellas alas, unidos por lazos de
amistad, han encontrado refugio en el mismo árbol.
Uno de ellos, come el dulce fruto de la higuera,
el otro no come, solamente mira ... Sobre la copa
dicen; los higos están sabrosos. Ninguno
mereció conocer al Padre.” (1.164.2022)
Estos versos son altamente esotéricos y pueden confundir a los estudiosos, pero los teósofos tienen la clave del enigma.
La inmortalidad para los Védicos significaba fundirse con el innato, al cual primero llamó el Sol y luego Atma. Se dice que el sabio ha encontrado el Sol más allá de la oscuridad, en el cuarto grado de la oración, para, incluso, nacer como sol.
La mejor recopilación se halla en el Jagurveda;
“He conocido al poderoso Purusha, al hombre divino
refulgente como el Sol sobre la oscuridad.
Sólo conociéndole vence uno a la muerte.
No hay otro camino para ello.”
6º. Esto nos lleva al último aspecto de los Vedas, lo que hoy podemos considerar como la oración Védica.
En todo este importante estudio descubrimos la gran ciencia de los rishis y el secreto de los Vedas, sobre su profundo significado esotérico y las grandes implicaciones filosóficas.
Un escritor francés denominó a los Vedas de “explosivos”. No hay término medio para maravillarse de la gran profundidad de pensamiento de los Vedas.
T. Subba Rao, uno de los primeros teósofos, contemporáneo de H.P.B. y también vedantista, se refirió a este secreto sucintamente de esta manera;
“Los Vedas tienen un sentido dual diferenciado.
Uno, expresado en el sentido literal de las palabras, y el otro indicado por la métrica y la entonación (svara), los cuales son la luz de los Vedas. Pandits ilustrados...
niegan sin duda, que svara tenga nada en común con la filosofía o las antiguas doctrinas esotéricas, pero la misteriosa relación entre svara y la luz, es uno de sus más profundos secretos.”
Investiguemos estos secretos. Los himnos Védicos son expresiones de la oración que revelan el profundo discernimiento del hombre Védico acerca del significa, objeto, y lugar de la oración en su vida., convirtiéndola en una ciencia de suprema potencia. Deberíamos darnos cuenta que la palabra oración en el Rgveda, es Brahma, que originalmente significaba una aspiración de ese poder, creativo y dinámico en el más amplio sentido, y que permanece latente en cada ser humano, relacionándose directamente con el espíritu de Atma.
Desde ahí hasta el Supremo Principio o Deidad Creadora, como vino a convertirse en edades posteriores, hay tan solo un paso, un muy comprensible paso. La oración, en el sentido Védico, es la ciencia de la invocación, la llamada de lo inferior hacia lo superior, y de la evocación, la respuesta de lo superior a su manifestación. Como A.A. Bailey dice en “Los Rayos y las Iniciaciones”,
“La ciencia de la invocación y de la evocación ... es básicamente una grande y científica actividad de la cual la humanidad moderna no conoce prácticamente nada, pero que se relaciona con la construcción de las formas de pensamiento y también con el poder del pensamiento”.
Los rishis eran antiguos maestros de esta ciencia. Podemos reconstruirla de acuerdo con las tres líneas de aproximación, de las cuales los dos principales aspectos son:
Meditación mántrica y que conducen a Absorción Meditación visual (dhyana-samadhi)
1. Meditación mántrica es la absorción en sonido, la repetición de palabras o su canto, y la observación de su efecto en la psique humana y su alrededor. A través de la combinación especial de las propiedades del sonido que afectan a los organismos humanos de formas específicas, se desarrolló la ciencia del sonido.
Los mantrams se usan todavía en nuestros dias.
La cuestión para nosotros, occidentales escépticos, es ¿pueden las palabras y los sonidos penetrar a través de las envolturas densas de conciencia ordinaria para ayudarnos en la consecución de nuestros objetivos en la oración, que es la absorción en los divino, en el corazón de nuestro ser? Existe en esto un cierto secreto de la manifestación. Como I.K. Taimni explica en
“La Ciencia del Yoga”,“...donde quiera que exista manifestación de la conciencia hay vibración asociada con ella ... cada tipo de vibración está unido al correspondiente estado de conciencia ...
Se pueden desarrollar estados de conciencia específicos iniciando tipos específicos de vibración.”
La Doctrina Secreta nos dice lo que sigue acerca de este asunto, “... es un tremendo poder oculto...
La ciencia esotérica enseña que cada sonido en el mundo visible, despierta su correspondiente sonido en los reinos invisibles y pone en acción una u otra fuerza en el lado oculto de la naturaleza.
Aun más, cada sonido corresponde a un color y a un número, una potencia espiritual psíquica o física, y a una sensación en algún plano.”
El mundo ha sido creado del caos por el sonido o armonía y construido de acuerdo con los principios de la proporción musical. Proporción musical, es decir, sonido ... “comprende forma y número, gobierna sonido” (V.431) Sin duda el Rgveda se refiere a la poderosa palabra Mahad Akshara, el poder eterno del sonido místico manifestándose en el hogar de la vaca sagrada Aditi, el Ilimitado o Akasha, madre de todas las cosas.
Los rishis investigaron y evaluaron los efectos del sonido producido por cada letra del alfabeto sánscrito, sabiendo así perfectamente lo que hacían al confeccionar los mantrams.
Consideraban que cada letra era la expresión o vehículo de un poder básico y eterno que contribuía con su influencia peculiar al efecto total del mantram. Los mantrams se usaron para invocar a los dioses y para liberar los poderes divinos del ser humano.
Conviene recordar ahora lo que enunció H.P.B. al respecto:
“La magia de los antiguos sacerdotes consistía ... en dirigirse a sus dioses en su propio idioma ... ese idioma elemento ... compuesto de ... sonidos, números, y figuras.
El que conoce cómo mezclar los tres, creará la respuesta del poder determinado, del dios regente del elemento específico buscado. Así, ese lenguaje es de encantamientos o mantrams como los llaman en la India. Siendo el sonido el más potente y efectivo agente mágico y la primera de las claves que abren las puertas de la comunicación entre los mortales y los inmortales.”
Incluso en la actualidad, en la India se usan ciertos cantos para producir determinados efectos en la atmósfera. Aquel que conoce como usar el lenguaje de los elementos, es el dueño de ellos.
Los rishis descubrieron una peculiaridad acerca de los mantrams o cualquier emisión de sonido. Como eran profetas, podían observar en los reinos más sutiles y vieron que el sonar de una palabra o nota, iluminaba, brillaba. El sonido produce luz. Para ellos lo que suena en el éter es visible. El sonido tiene color. El color vibra como el sonido. Esta ciencia del sonido y su color, proporciona una clave para la magia Védica y para muchos enigmas, y por medio de cantos iluminados se halla el camino para la inmortalidad. Se rompieron firmes cercos, la oscuridad se disipó, se generó el alba y se encontró el camino hacia el cielo.
Así;
“Los patriarcas encontraron la luz, y con correcta
enunciación, produjeron el alba”. (V11.76.4)
Piden al Gran Dador, luz que los interpenetre;
“Meditemos en ese esplendor celestial,
el Señor Solar, para que inspire nuestros pensamientos y sean
así visiones iluminadas de la Verdad.”
Esta es la famosa oración Gayatri que es la evocación de lo divino en el hombre por
medio del mantram al emanar del corazón.
La revelación de que el sonido brilla como luz, nos lleva al segundo aspecto de la meditación Védica, es decir, la, Meditación visual, verdadero complemente de la meditación mántrica. El gobernar el pensamiento como un instrumento de poder era la proeza especial de los rishis. Para ellos, el pensamiento se ha de moldear en una visión, pues pertenece a la facultad productora de imágenes de la mente y se considera como una lente que ha de enfocarse en el objeto de la meditación. Así, los profetas “orlan su mente, orlan sus pensamientos” (V.81.1), ellos se “unen al anciano brahman en homenaje” (X.13.1). Esta lente del pensamiento-visión se usa para llegar más allá de los sentidos, para cruzar a la otra orilla, para entrar en comunicación con los dioses.
Este productor de pensamiento-visión tiene origen en el reino de la verdad,
rtam, el orden cósmico desde donde proceden todos los dioses.
“El pensamiento-visión brilla desde el asiento de la verdad” (X.111.2).
En este verso están presentes tres elementos básicos de la meditación Védica;
- el visualizador, pensamiento es visión, percepción interna.
- la iluminación, el pensamiento brilla.
- la verdad, que brilla desde la morada de la verdad.
El adorador puede escoger cualquier objeto para su meditación, el Sol, gran vivificador de todos, o Agni, huésped inmortal en vehículo mortal, mediador entre el cielo y la Tierra, o Indra, o Varuna.
Es interesante observar que el poeta el meditar en el gran dios del orden cósmico, Varuna, se representa ante su sorpresa, la visión de Agni, la faz del fuego (V111.88.1)
El último estado de la oración Védica es completa absorción.
3º. Absorción de corazón y mente. Esto representa el poder profundizar en el poder de la visión, combinando la meditación con pensamientos simiente con una gradual separación hasta la absorción en el corazón. La mente y el corazón se sumergen aquí en una expresión
mucho más trascendente. Durante estos estados de suprema comunión, recibían los Rishis sus más elevadas revelaciones.
El corazón parece haber sido el término técnico para lo que más adelante se conoció como buddhi.
En el corazón, Varuna descubre el pensamiento sabio, ya que “estableció comprensión divina y discernimiento espiritual en el corazón humano” (1.105.15).
Y así, con percepciones del corazón, los rishis “penetraron en el secreto del árbol de la vida de los miles de ramas” (V11.35.9)
Descubrieron “la unión entre lo creado y lo Increado” (X.129.4), llegaron al UNO, el Rayo Supremo o pájaro volador que atraviesa el océano de la materia, el cual comprende a todo el mundo, el UNO a quien los poetas nombran de varias formas pero que es el UNO el Mismo en la naturaleza, “el noble pastor de todo el universo, el iluminado que ha entrado en mi” (1.164.21)
Se nos dice, que en el cuarto grado de la oración, algunos de ellos se sumergieron en el Sol, su propio Atman, nacieron como un sol. “De mi padre he recibido la percepción de la Verdad,he nacido como un sol” (V111.6.10)
He aquí la altura y la profundidad de la oración Védica.
No se puede alcanzar mayor profundidad por la contemplación que esta visión de inmanencia, de toda abarcante unicidad.
No se puede conseguir mayor certeza de la Presencia Imperecedera.
No se puede producir más profundo conocimiento por la meditación que esta seguridad de un lugar divino para nuestro ser, el conocimiento de un origen divino y, por tanto, de un retorno divino.
Este es el poema del Veda, la brillante canción del hombre Védico, pleno de esperanza, confianza y luz, pleno de significado. El mismo lo resumió en palabras crípticas:
“Observa al Brahman.
Se vigorizado por los cantos.
Haz que se manifieste el Sol”.
Brahman, creación. Brahman, el Sol. Brahman, el eterno.
“Quienquiera que conoce a brahman en el hombre, conoce lo más exaltado” dice el Atharvaveda (X.7.15)
y el Maitri Upanishad añade;
“el que está en el fuego y el que está en el corazón y el que está más allá del Sol, él es uno”.
Lo trascendente e inmanente son uno y ambos penetran en el corazón humano.
Este es el mensaje final del Veda.
Fernando Pérez Martín.
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