domingo, 24 de febrero de 2019

El hombre desde los puntos de vista materialista y espiritual. PARTE II



Es la Ciencia la que provee la actitud y las técnicas por cuya aplicación pueden hacérsenos reales las verdades de la vida interior. Sin esa realización no podremos elevarnos por arriba de las ilusiones y limitaciones de los mundos inferiores. 
 Así, la comprensión dada por la filosofía, la atracción despertada por la religión y los medios provistos por la ciencia, todos son necesarios por el buscador de la Verdad si es que quiere triunfar en su dificultosa tarea. 

Es de esperar que los fanáticos y los ortodoxos en estas diversas esferas de actividad e investigación insistan en permanecer aislados dentro de sus estrechas miras y limitadas esferas de trabajo, por lo cual no estarán en condiciones de ver la necesidad, la eficacia y la magnitud de esta alianza entre la religión, la filosofía y la ciencia para el descubrimiento de la Verdad. 
No hay razón valedera, pues, para que gente realmente inteligente, genuinamente interesada en los más profundos problemas de la vida, encuentre difícil aceptar este principio y adoptarlo sin reservas en su trabajo. Y tan racional y plena de sentido común es esta actitud, que está destinada a derribar gradualmente las concepciones estrechas y las ortodoxias de los que actúan en estos diversos campos y, tarde o temprano, unirlos en una común fraternidad de buscadores de la Verdad cuando esta hermandad llegue a realizarse, veremos que es no sólo posible organizar la búsqueda de la Verdad más intencionada y efectivamente, sino que muchos de los problemas que obstaculizan el progreso de la humanidad y que son generadores de caos y conflictos en todas partes, comenzaran a disolverse natural y rápidamente. 

Síntesis e integraciones de varias clases están teniendo lugar en varias esteras de la vida por doquier, pero la síntesis de la religión, de la filosofía y de la ciencia que, tarde o temprano, habrá de concretarse, es la más grande de las síntesis en la que uno pueda pensar y la que encierra la mayor carga de posibilidades más beneficiosas. Ella pondrá fin no sólo a los conflictos entre religiones y filosofías, sino que nos permitirá ver la vida y sus problemas desde un punto de vista más amplio y más profundo así como cooperar sin reservas y efectivamente en todas las esferas del quehacer humano. Que esta síntesis es posible resulta evidente de lo ya dicho arriba. 

El Hinduismo reconoció las imposibilidad de separar la religión de la filosofía, y así fue que ambas ramas del saber se interpenetraron en el desarrollo del pensamiento y la cultura hindúes. 
Los instructores religiosos hindúes, llamados rishis fueron grandes filósofos, y los grandes filósofos fueron generalmente Yoguis dedicados a la tarea de develar, por experiencia directa, el misterio que yace tras del alma humana y del universo. Aunque la filosofía que ellos propiciaban estaba basada en la razón y era presentada en un lenguaje intelectual, estaba, sin embargo, íntimamente asociada con los problemas de la religión y a menudo derivados de sus realizaciones directas de las verdades de la vida interior. Ellos primero realizaron las verdades en sus propias vidas penetrando profundamente en sus propias mentes y luego las presentaron bajo la forma de una filosofía razonada y racional. 

En el dominio del pensamiento, sin embargo, esta síntesis de la religión y de la filosofía no es la síntesis final con relación a los problemas más profundos de la vida. Tal como se ha señalado arriba, nos será necesario incluir otra importante rama del conocimiento en esta síntesis: la ciencia, para hacerla más rica pero no final. De hecho, el elemento científico estaba incluido en la síntesis de la religión y la filosofía acometida por el Hinduismo, porque el Yoga es una ciencia experimental y la filosofía yóguica y su técnica son una parte integrante del Hinduismo. 

Todo conocimiento oculto genuino que forma parte de la filosofía y la religión hindúes está basado, en última instancia, en las experiencias directas y en los experimentos sistemáticos de los Yoguis, muchos de los cuales prefirieron mantenerse desconocidos del mundo y que por eso no son figuras históricas. Ellos comunicaron sus experiencias a sus discípulos avanzados o las incorporaron en tratados, bajo un lenguaje un tanto velado. Sin embargo, como la ciencia física no se había desarrollado hasta el punto considerable que ha alcanzado hoy, el elemento de la ciencia no estaba adecuado y explícitamente representado en la síntesis del conocimiento que se había realizado.

Ahora que tal ciencia se ha desarrollado tremendamente en el pasado reciente, es posible intentar esta mayor y más completa síntesis satisfactoriamente. Esto puede realizarse de varias maneras, algunas de las cuales son: 

1) Interpretando las verdades de la religión y de la filosofía en términos de pensamiento científico moderno en todo lo posible, haciéndolas así más fácilmente comprensibles y aceptables. 

2) Inculcando el espíritu científico en la persecución de metas religiosas y filosóficas, lo cual significa poner el énfasis en la actitud experimental y en el método experimental y en la importancia de probar y experimentar con las verdades de la religión y de la filosofía. 

3) Estimulando a los estudiantes y aspirantes a penetrar en los dominios más profundos y desconocidos de la mente en los que están ocultas las realidades de la vida. 

Esto no es fácil, pero puede realizarse un prudente comienzo estimulando el estudio del Yoga inferior y de sus técnicas elementales. Esto prepara el terreno para hacer posibles la práctica del Yoga superior y la realización de las verdades espirituales Es necesario señalar aquí que, en el presente estado de cosas en el mundo y dadas las modalidades de carácter de los científicos, de los filósofos académicos y líderes religiosos en general, no es posible establecer de inmediato esa clase de cooperación y colaboración, tan deseada como posible. El obstáculo principal que se opone al logro de tan deseable propósito es la ortodoxia. 

La ortodoxia no es un vicio exclusivo de la gente religiosa, aunque esta sea la impresión general. 
Las ortodoxias de los filósofos y de los científicos están, en cierto modo, más profundamente arraigadas y son más rígidas y, por consiguiente, más difíciles de trascender, porque están basadas tan sólo en el conocimiento intelectual, con escasa luz de la intuición. 
Es la intuición la que da comprensión y hace posible la flexibilización y liberalización de las actitudes. En lo que a la ciencia concierne, esta tentativa de promover una mayor comprensión y cooperación tendrá que limitarse, por ahora, a la apertura de canales de comunicación, utilizando las descubrimientos y teorías de la ciencia para una comprensión más clara de las doctrinas del ocultismo y proporcionando a los científicos claves que puedan ayudarles a salir de las contradicciones y dificultades a las que han llegado. 

Este trabajo requiere muchísima precaución y discernimiento, pues muchas tentativas entusiastas pero imprudentes de gente que querría promover esa comprensión y colaboración, puede hacer más mal que bien. Resulta más fácil difundir estas ideas entre el público general cuyas mentes no hayan sido muy condicionadas, y entonces dejar que la presión de la opinión pública así preparada vaya influyendo paulatinamente en el pensar científico. El público constituye la corte de apelaciones final en la batalla de las ideas, en el caso de gentes que representen diferentes puntos de vista en todas las esferas de la vida políticos, científicos, religiosos, etcétera. Y todo cambio de naturaleza vital habrá de sobrevenir necesaria y gradualmente a continuación de cambios verificados en las mentes de la gente en general. El problema individual es el problema del mundo. 

Una característica esperanzada en medio de la difícil situación anteriormente descripta, es que los descubrimientos realizados en el acelerado e inesperado desarrollo de la ciencia han tenido un efecto moderador sobre la mente científica. Durante mucho tiempo, y en la primera oleada de desarrollo, los científicos como clase se sintieron muy seguros, triunfantes y desdeñosos de las opiniones ajenas a las suyas. Pensaron, y así lo hacían aparecer, que pronto estarían en condiciones de desentrañar el misterio final del universo y traer el cielo a la tierra; pero hechos inesperados y frecuentemente confusos que les han salido al paso y los serios problemas aparentemente insolubles que ellos mismos han creado con motivo de sus propios descubrimientos e invenciones, todo ello ignorando los valores morales y espirituales, ha obligado a los más abiertos mentalmente entre ellos, a objetar sus ideologías y propósitos generales. 

La materia, que constituía la base del materialismo científico ha quedado resuelta en energía y radiación, lo cual en realidad no ha hecho sino socavar el terreno bajo sus pies. El esquema perfecto que se encuentra en todas partes de la Naturaleza, la coordinación inteligente de diferentes fuerzas naturales para el logro de todos los objetivos naturales, la precisión matemática con la que todas las leyes de la Naturaleza actúan, han hecho volar en pedazos la teoría de que “el universo es una agrupación fortuita de átomos”, y ha inclinado a algunos científicos juiciosos a hablar de un posible Arquitecto del universo, que habría de “ser un matemático”. Las inmensas cantidades de energía que se necesitaron y los potenciales a que éstas dieron origen para el comienzo de un universo, han sugerido a sus mentes la posibilidad de la existencia de un Creador, porque la energía, insenciente, no puede elevar su propio potencial. 

EL recientísimo descubrimiento de los ‘quasares” ha sumido a los astrónomos “en un estado de excitada confusión”, haciendo dudar, a muchos de ellos, de sus teorías acerca del universo y de las premisas sobre las que se basan. Todo esto es para bien, porque está destinado a moderar la actitud de los científicos ortodoxos y a hacerles tomar consciencia de que existen fuerzas y realidades que hay que tomar en cuenta y que hasta ahora habían ignorado, y que ya no pueden ignorarse. 
Cuando la Naturaleza quiere romper un molde rígido que hemos creado con nuestros prejuicios y ortodoxia, nos sume en un estado de confusión y nos coloca en situaciones imposibles y de las cuales sólo podemos salir abriendo las puertas de nuestra mente y clamando por luz. 
Análogamente en religión y filosofía, en las que están surgiendo situaciones que paulatinamente van llevando a moderar las actitudes de los individuos y haciendo que poco a poco vayan advirtiendo la necesidad de cooperación en estos tres distintos campos. 

Ello no significa que los viejos prejuicios y hábitos de pensar hayan desaparecido y que la gente ya esté lista para encarar un acercamiento sintético y cooperativo, pero de todos modos, la deseabilidad e inevitabilidad de un tal acercamiento están siendo reconocidas entre la gente más reflexiva. Movimientos de esta naturaleza y cambios fundamentales en las actitudes de los hombres en general, necesitan mucho tiempo para concretarse y arraigarse en las mentes. 
Por lo tanto, no debemos esperar una transformación rápida y espectacular al respecto. 
Sin embargo, quienes crean en este acercamiento sintético deberían enfatizarlo en todas partes, y lo que es más importante, deberían hacer ver con aplicaciones prácticas su obvia superioridad sobre los puntos de vista estrechos y extremadamente limitados que aprisionan la vida y la mente del hombre. Ellos deberían recordar la máxima sánscrita: satymeva jayete nanritam (será la verdad la que prevalezca finalmente, y no la falsedad). 

3. Plan y propósito de libro Ya se ha señalado arriba que un acercamiento integral en la tarea de develar el misterio de la vida no sólo es deseable sino necesario, a fin de poder abarcar este difícil problema. 

La mejor prueba de ello es el hecho de que el profundo conocimiento referente a las realidades internas de la vida que llamamos Ocultismo ha sido adquirido adoptando este acercamiento integral. Este conocimiento se basa en la experiencia directa de aquellos que se han capacitado para poder penetrar en el mismísimo corazón del Gran Misterio, y alcanzado aquella visión trascendental en la que el hombre, Dios y el universo son percibidos en su real y esencial naturaleza como aspectos de una única Realidad. Esta visión trascendente de la Realidad subyacente en los tres aspectos en que se resuelve el Gran Misterio y la Verdad de verdades que se revela, no puede ser formulada en términos de intelecto ni comunicarse a otros, Debe ser obtenida por cada cual por sus propios esfuerzos dentro de las más profundas reconditeces de la propia consciencia. 

Sin embargo, lo que sí es posible comunicar son los aspectos esenciales de este conocimiento, y ello en términos muy generales para el gran público, lo cual basta para dar al aspirante alguna idea acerca de las realidades internas de la vida y prepararlo para dar aquellos pasos preliminares que lo habilitarán después para hollar el sendero del Ocultismo práctico. Todo ser humano tiene el derecho inherente a liberarse de las ilusiones y limitaciones de la vida inferior, y debe dársele una oportunidad de comenzar cuando se sienta inclinado a hacerlo así. Siempre puede empezar emprendiendo una búsqueda seria y aprendiendo a seguir una vida recta, lo cual abre las puertas de la vida interna; pero, son pocos los que están listos para hollar el arduo y oculto sendero que lleva, finalmente, a la Iluminación. Esto es todo lo que aun los más grandes instructores espirituales pueden hacer por el hombre común. 

Este es el conocimiento, comunicable y comprensible, que se encuentra en forma fragmentaria en la literatura de las religiones reveladas y en las Escuelas de los Gnósticos y de los Místicos. 
Se llama Ocultismo o Gupta-Vidya —el «conocimiento secreto”— porque sus más profundos aspectos son, en verdad, de naturaleza esotérica, o sea, que sólo pueden comunicarse mediante la experiencia definida y directa a aquellos que son iniciados o que de alguna manera están adecuadamente calificados para ello. 

Aquí no es necesario decir qué es el Ocultismo. Todo este libro está destinado a proporcionar al estudiante algunas vislumbres de este conocimiento trascendente, en la medida en que en el plano intelectual esto pueda hacerse. El Ocultismo tiene sus aspectos teórico y práctico
El primero se refiere al trasfondo filosófico de la sabiduría, mientras que el segundo trata de las técnicas que capacitan al estudiante a hollar el sendero del desarrollo y verificar con su propia experiencia las verdades con las que la filosofía está relacionada. Para el mero estudiante un estudio del Ocultismo teórico basta. Le dará una clara comprensión de la vida humana, de su puesto en el cosmos, la naturaleza y destino del alma humana y su evolución a través de una serie de vidas de acuerdo con las leyes de la Naturaleza, incluyendo la ley del Karma. 

Se conformará, entonces, con un conocimiento intelectual de segunda mano, con todas las imperfecciones características de tal conocimiento. No podrá esperar alcanzar ni la certeza ni la iluminación, que sólo pueden venir hollando el sendero del Ocultismo práctico Si bien este conocimiento teórico del Ocultismo es de utilidad limitada, aun todavía en esta forma provee a la mente humana de algunas de las concepciones religiosas y filosóficas más profundas y confiables relacionadas con la naturaleza del hombre, de Dios y del universo, las que permiten captar mentalmente las realidades de la vida interior de la mejor manera posible. 

El buscador serio encontrará esto no sólo de un fascinante interés desde el punto de vista filosófico sino que, al dominarlas, adquirirá una profunda comprensión de los problemas de la vida humana que tal vez le resultara imposible por otros medios. Un tema que trata del vasto universo, tanto en su aspecto visible como en el invisible, del hombre, el conocido y el desconocido, y de aquella Realidad subyacente y que es, a la vez, fuente de ambos, habrá de ser, por su misma naturaleza, ilimitado en sus alcances y poseerá profundidades insondables y además, será capaz de satisfacer las necesidades de todos los individuos, cualquiera que sea su nivel de desarrollo mental y espiritual. 

Esto es muy cierto del Ocultismo que según las palabras de un devoto cristiano, “contiene vados que hasta un niño podría pasar y profundidades en las que hasta un gigante habría de nadar”. 
Algunos de los aspectos inferiores del Ocultismo pueden ser estudiados y comprendidos por casi todos los buscadores que se aproximen al tema con mente abierta y sincero deseo de conocer las verdades de la vida interna; pero sus aspectos superiores, los que se relacionan con las realidades de la existencia y están destinadas a aclarar los interrogantes últimos en los campos de la filosofía y la psicología, ya exigen un intelecto entrenado y un interés sostenido. 

Un buscador que realmente quiera comprender los profundos problemas de la vida y realizar un estudio fructífero, debe estar en condiciones para dedicar sistemáticamente tiempo y estudio a este tema. Eso es necesariamente así porque no podremos comprender cabalmente el significado de parte alguna de un todo a menos que tengamos una idea acerca de lo esencial de ese todo y veamos así la parte en su correcta perspectiva dentro del todo. Y esto es particularmente cierto en Ocultismo, que trata especialmente del Todo, de las realidades fundamentales de la existencia, de la totalidad de la vida en todos sus aspectos. 

Conocer todo esto sólo superficial o parcialmente es no conocer nada del todo. Es necesario señalar que la Verdad de la que se ocupa el Ocultismo es tan vasta, trascendente y de naturaleza tan infinita que es imposible formularla en el marco de ningún sistema, por más comprehensivo y profundo que pudiera ser. Todo sistema filosófico, religioso o científico puede, a lo sumo, presentar solamente una vislumbre de esta Verdad trascendente desde un particular punto de vista. Esta es la razón por la cual todos los sistemas de filosofía en el Hinduismo se llaman darshanas, pues darshana significa, en sentido amplio, precisamente eso una vislumbre de la Verdad. Todo gran Instructor de la Sabiduría Eterna adviene para presentar tal o cual aspecto de esta Verdad, y así cada presentación de esta naturaleza debe ser, por naturaleza, más o menos limitada. 

La Verdad total, en su perfección y trascendente belleza solo puede realizarse dentro de lo más profundo de la propia consciencia, cuando todas las limitaciones e ilusiones de la mente se han extinguido. Entonces no estaremos viendo a esta Verdad desde un punto de vista particular, sino que nos habremos convertido en la Verdad misma. Si este manifiesto hecho relativo a la naturaleza de la Verdad fuese más ampliamente reconocido y aceptado, evitaría la formación de cultos de la personalidad, las adhesiones fanáticas a credos religiosos, los antagonismos entre distintos sistemas filosóficos y el aislamiento de la mente y su confinamiento en la prisión de una enseñanza particular. La gente comenzaría a ver que la pretensión de una enseñanza o sistema de pensamiento de querer pasar por final o completo es tan absurda como la de pretender que el reflejo del sol en un vaso de agua sea el sol mismo. 

Así, mientras el Ocultismo proclama, por una parte, que se ocupa de esta misma Verdad trascendente que subyace en todas las formas de existencia y trata de hacer su presentación lo más verdadera y efectiva posible, por otra parte afirma también que ninguna presentación en el plano intelectual de verdades ocultas representa toda la Verdad o la Verdad Real. A lo sumo, tal presentación sólo podrá dar algunas débiles borrosas vislumbres de esta Verdad para que la gente pueda sentir intuitivamente su magnitud y su belleza dentro de su propio corazón y comience a buscarla seria y premeditadamente. Por las mismas razones, ningún Instructor de la verdadera Sabiduría trata de estimular la creencia de que su enseñanza es nueva o exclusiva. 

El mismo Buddha dijo: “He visto el antiguo sendero, el antiguo camino emprendido por los anteriores seres Despiertos y ese es el camino que yo he seguido”. Por lo tanto, todo lo que esta obra intenta hacer no es sino orientar la atención del buscador hacia unos pocos problemas fundamentales de filosofía y presentar del modo más claro posible el punto de vista del Ocultismo con relación a ellos. 

El Ocultismo no tiene ni credos ni doctrinas que pretendan definir rígidamente aspectos de la verdad y formularlas de una manera definitiva, Como se ocupa de realidades que poseen innumerables aspectos y profundidades insondables y no de objetos o fuerzas limitados, da libertad al investigador para estudiar estas verdades según sus propias modalidades, y para llegar a sus propias conclusiones y comprensión, sabiendo que esta comprensión está sujeta indefectiblemente a parcialidad e imperfección mientras se mantenga en el plano puramente intelectual, y que cuando en las etapas avanzadas se logra la percepción directa, ya no hay cuestión de error, o de duda, o de desacuerdo entre aquellos que alcanzan la visión de la Verdad, Esta libertad de pensamiento no debe, sin embargo ser tomada como licencia. Aun cuando estemos tratando con realidades y no productos de nuestra imaginación o especulación, estamos en libertad de creer lo que nos parezca y comprenderlo a nuestro modo; pero podemos sustentar concepciones erróneas y creer cosas equivocadamente, para nuestro perjuicio y aun para nuestro peligro. 

La libertad de pensamiento de que se dispone en Ocultismo es similar a la disponible en el campo de la Ciencia. Un hombre tiene la libertad de creer que la ley de gravitación no existe y que puede saltar desde la azotea, pero si ejercitando esta libertad de manera tan insensata salta, se romperá los huesos y aprenderá, a las malas, que la gravitación es una realidad. Cuando estemos tratando las cosas que pertenecen a las realidades de nuestra existencia, seamos cautos y no usemos erróneamente nuestra libertad de pensamiento para interpretarlas como se nos antoje, para que en nuestra insensatez y egoísmo no marchemos por el sendero del error. 

Esta libertad de pensamiento nos exige usar constantemente nuestro discernimiento. 
Como cada cual tiene libertad de creer lo que quiera, y además, interpretar las cosas a su antojo, se ha originado por eso una vasta literatura acerca del asunto. Tan sólo una pequeña parte es genuina, esencial y digna de confianza, parte que está sumergida en una gran marea de pensamiento espurio y no esencial. 

Se necesita discernimiento para ordenar todas estas ideas y separar las esenciales y verdaderas de las no esenciales y falsas. Siendo limitados nuestro tiempo y energías, sería tonto malgastarlos dejándose absorber por la literatura no esencial, o ingresando en senderos de pseudo-Ocultismo que no conducen a ninguna parte, o a los riesgosos dominios de las artes ocultas. 
Igualmente necio sería el rechazar de plano y en bloque al Ocultismo por el hecho de aparecer confundido con ideas espurias y en muchos casos falsas. 
Si somos demasiados perezosos para tomarnos el trabajo de separar el grano de la paja, entonces debemos estar preparados para continuar hambrientos y espiritualmente muertos de hambre. 

Ninguna autoridad se atribuye a las ideas expresadas en este libro, salvo la intención de presentar con amplitud el conocimiento y los puntos de vista de aquellos que, a través de las edades, han visto la Verdad y dan testimonio de ellas de modo inequívoco. Un investigador tiene libertad para aceptar o rechazar cualquier punto de vista, pero se estima que antes de rechazarlo lo habrá tomado seriamente en consideración con mente abierta. Y en el estudio de estas cosas es mejor que rechazar algo de inmediato, el dejarlas momentáneamente de lado por un tiempo para su posterior reconsideración, pues es posible que con un mayor conocimiento y una mayor penetración conquistados después de un estudio más intenso se pueda ver y apreciar la verdad que estaba detrás de la idea que había rechazado a primera vista. 

El estudiante probablemente observará que si relee todo el libro varias veces y adquiere una idea clara de los temas que trata, muchos de los puntos que habían permanecido obscuros hasta entonces se aclaran ahora, a la luz de lo que posteriormente ha aprendido. Naturalmente, no podrá esperarse que el estudio de un libro como este, que trata de las cosas más fundamentales de la existencia y de problemas de vital importancia, resulte fácil. Serán necesarias paciencia y perseverancia, pero una vez que tengamos una vislumbre intuitiva de las verdades internas de que se trata, tendremos la sensación de que el trabajo puesto en ello valía bien la pena y que ella nos ha dado no sólo una visión de las realidades internas de nuestra vida, sino que también una definida capacidad de vivir y actuar con soltura en los dominios del pensamiento superior. Y aquí es donde comienza la vida real del hombre, porque el hombre comparte con los animales todas sus otras capacidades y atributos: deseos, emociones, pensamientos concretos y propensiones y necesidades corporales, pero solamente él es capaz de desarrollarse y vivir en su mente superior.

También puede señalarse que, al tratar de todos estos diferentes tópicos, tan solo han podido darse rápidos vistazos, quedando por explorar vastas e ilimitadas regiones de pensamiento y realización. 
El propósito de este libro no es el de probar nada sino el de ofrecer aquellas rápidas visiones de la filosofía del Ocultismo que permitan al estudiante ver intuitivamente y por sí mismo, que hay una fuente de conocimientos que pueden arrojar alguna luz sobre los más profundos problemas de la vida y le permiten lograr conocimiento directo y cierto respecto de las realidades de la vida interior del alma. Como el libro trata particularmente de los problemas más profundos y fundamentales del Ocultismo, se han dejado de lado todos aquellos aspectos más sencillos, para cuyo estudio el estudiante podrá consultar otros tratados más sencillos y elementales. 

El lector encontrará una o dos referencias a una Parte II. Esta discrepancia se debe al hecho de que esta obra fue planeada inicialmente en dos partes, cuya Parte II trataba algunos problemas de contenido más específicamente psicológico. Después que una gran parte de la obra estaba impresa se decidió separar casi todos los capítulos de la Parte I e incorporarlos en otro libro que trata de la psicología de la Yoga. La disposición de los temas en el orden en que han sido tratados en el libro no sigue ningún orden rígido dictado por la lógica. 

Cuando observamos un magnífico y polifacético diamante, podemos comenzar por cualquiera de las facetas y seguir observándolo en cualquier orden, pues están todas ligadas y todas integran el diamante. Es más importante lograr una visión de todas las facetas, una por una, y poder así visualizar todo el diamante, que establecer previamente un orden a seguir. 
Más aún, como el universo es una expresión de una Realidad central y última, que se manifiesta en diferentes niveles unos derivados de otros, hay una cierta relación secuencial entre sus diferentes aspectos, un cierto y determinado orden, por la consideración anterior. 

Se ha intentado seguir este orden en todo lo posible, pero también puede seguir un orden diferente. Este orden, como se ha dicho antes, no es de mucha importancia, pues el estudiante serio deberá leer varias veces la obra y referirse en muchas ocasiones, a puntos de la misma tanto atrás como adelante, a fin de consolidar una comprensión clara y satisfactoria del aspecto filosófico del Ocultismo en conjunto. Con este Prefacio un tanto largo pero necesario, el lector queda invitado a dar una zambullida en el aspecto intelectual del gran misterio que rodea nuestra vida y ver lo que el Ocultismo tiene que decir al respecto. Más tarde, si logra alguna convicción de que el Ocultismo señala correctamente la dirección en la que hemos de buscar la Luz, podrá hacer una zambullida diferente en las profundidades de su propia mente, que le permitirá develar el misterio, paso a paso, por realización directa. 

 K. TAIMNI 

 21-3-1968.

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