Todos tenemos un propósito común al reunimos aquí.
Ese propósito hace que nos reunamos de vez en cuando.
Ese propósito es el que ha estado guiando nuestras vidas.
El Maestro conoce mejor ese propósito. Ese propósito
nos ha estado guiando y es el mismo que hace que nos
encontremos de vez en cuando, porque quiere darse a
conocer cada vez más por sí mismo. Siempre que la luz
quiere brillar más, lleva a cabo su plan de reunir a la gente
y hacer que adquiramos un poco más de luz que nos
permita poner de manifiesto un poco más de luz en
nuestra vida y transmitir también un poco más de vida
a nuestro alrededor. Es un proceso de manifestación de
la luz misma. Siempre que los vehículos cooperen, la luz
brilla cada vez más en el vehículo, hasta que poco a poco,
y a medida que el vehículo se va transmutando, éste es
también utilizado para transmitir luz.
Entonces, la transmisión
de la luz es posible cuando el vehículo se transmuta.
El trozo de hierro que se convierte en imán puede
desprender magnetismo. No puede haber un trozo de
hierro capaz de transmitir magnetismo si no está magnetizado.
El proceso es la automagnetización como primer
paso; después el magnetismo se difunde mediante el trozo
de hierro. Antes era un trozo de hierro y ahora se ha
convertido en un imán, y mientras siga siendo imán puede desprender corriente magnética.
De este modo, el propósito
tiene la intención de que todos aquellos que lo observen
se magneticen. Sin estar automagnetizados es de necios
intentar magnetizar a los demás. Esto es como si un trozo
de hierro intentara comunicar con otro trozo de hierro.
La Teosofía habla fundamentalmente de este concepto.
Tenemos que iluminarnos para iluminar.
Este es el propó-
sito básico del Movimiento Teosófico.
La Teosofía es la Sabiduría Divina y es dinámica. Eso
es el Movimiento Teosófico.
La sabiduría se mueve a
través de aquellos que se han vuelto sabios y no puede
moverse de otro modo. Periódicamente se produce el
movimiento de la sabiduría, habiendo períodos cortos
y períodos más largos.
La Teosofía existe ya desde el
origen de la humanidad. No es correcto decir que el
Movimiento Teosófico empezó con Madame H.P.Blavatsky.
Madame H.P.Blavatsky inauguró un período, un
movimiento de la Teosofía. El ser humano recibe periódicamente
una oportunidad de entrar en la Sabiduría Divina
y mediante ello darse cuenta de su propia identidad. La
identidad de todo ser es la de ser hijo de Dios. A través
de los ciclos del tiempo el hombre se olvida de que es
hijo de Dios, hasta que otra vez, a través de los ciclos
del tiempo, se le vuelve a traer a la memoria que es hijo
de Dios. El tiempo nos trae la sabiduría cíclicamente.
Uno de esos ciclos de tiempo que conocemos es el Movimiento Teosófico que nos trajo Madame H.P.Blavatsky.
Por lo tanto, hemos de estarle agradecidos, porque ella
trajo a la humanidad, una vez más, la luz de ciertos centros
sublimes de la humanidad. La sabiduría que fluyó
no provenía de Madame H.P.Blavatsky sino que fluyó
a través de ella. Pudo fluir a través de ella porque se convirtió
en un buen canal para la sabiduría. Si ella no se
hubiera convertido en canal o si ella no se hubiera magnetizado,
no hubiera podido dar la sabiduría al mundo.
El primer y fundamental paso, como se desprende de
la experiencia teosófica, es aplicar la sabiduría a nosotros
mismos y no estar ansiosos por difundirla sin haberla
aplicado antes a nosotros mismos.
Es erróneo creer que
uno puede difundir la sabiduría. La sabiduría sabe cómo
difundirse por sí sola; lo único que necesita es canales.
A través de una pared de ladrillo los rayos de sol no
pueden entrar en el salón, pero a través de los cristales
de una ventana los rayos y la luz del sol pueden penetrar
en él. La diferencia entre un Iniciado y un no Iniciado
es la misma que hay entre una ventana de cristal y una
pared de ladrillo. La materia de la pared de ladrillo es
muy pesada, mientras que la materia de la ventana de
cristal es muy ligera. La pared de ladrillo no deja que
la luz pase a través de ella, mientras que el cristal deja
pasar la luz. Pues si bien es verdad que el cristal deja pasar
la luz a través de él, lo único que está haciendo es dejar pasar la luz, pero el cristal no puede decir que sea él quien
da la luz. ¿Qué puede hacer el cristal cuando no hay sol?
Eso es todo lo que puede hacer un Iniciado.
El Iniciado
puede ser un punto focalizador de la sabiduría, pero no
es él quien la da. Quien la da es alguien a quien no conocemos.
Debido a que estamos demasiado preocupados
por los nombres y las formas nosotros no podemos comprender
esto. Ni siquiera el sol, que sabemos que es el
centro del sistema solar, da la luz, sino que sirve de canal
para un centro superior. Del mismo modo todos somos
canales, y Aquel a quien conocemos como El Absoluto
se canaliza a sí mismo a través de todos estos canales.
Comprender esto es comprender lo básico de la Teosofía;
es decir, que la luz existe, que la sabiduría existe y que
se mueve según un ciclo de tiempo, habiendo algunos
canales que permiten su movimiento. Lo mejor que puede
hacer un canal es procurar volverse transparente.
Todo
lo que uno puede hacer es procurar volverse un vehículo
transparente; después es la luz la que decide el qué, el
cómo, el dónde y el cuándo hacer. Pues aunque el cristal
sea transparente, no puede dar luz si toda el área que
le rodea está nublada. Del mismo modo que un cristal
no puede dar luz, un vehículo preparado tampoco puede
dar luz a menos que así lo quieran en los círculos superiores.
Por eso el Iniciado actúa en sintonía con el tiempo
y el espacio y no cree en difundirla en cualquier momento
ni en cualquier lugar. El es sólo un punto focalizador que transmite la luz según la decisión de los planos superiores.
Eso significa que el Iniciado está en todo momento
preparado para transmitir. De este modo, el teósofo no
es en sí mismo el transmisor sino que es un canal que
actúa según el tiempo y el lugar.
Hubo un tiempo oportuno hacia finales del siglo pasado
en que la sabiduría decidió manifestarse y entonces se
encontró un vehículo lo suficientemente puro, lo sificientemente
transparente y brillante como para reflejar esa
sabiduría.
Ese es el vehículo que conocemos como Madame
H.P.Blavatsky. A través de ella la sabiduría pudo llegar
desde los Maestros de Sabiduría hasta la humanidad. Pero
hemos de recordar que los Maestros de Sabiduría tampoco
son quienes la dan, ya que ellos actúan según el propósito
que proviene de los centros superiores. Así entienden
ellos el tiempo, y cuando le llega el momento de amanecer
a la humanidad, la luz se transmite en consecuencia.
K.Parvathi Kumar
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