El niño es el padre del hombre,
por lo tanto:
¡Hermanos míos! la vida de cada hombre es
El resultado de su existencia anterior;
El mal hecho en el pasado engendra dolor y desesperación
Mientras el bien del pasado produce bienaventuranza [...]
"Esta es la doctrina del
karma."
Pero ¿de qué manera el mal y el
bien perpetrados en el pasado afectan a la vida actual? ¿Sigue siempre, la
severa venganza, al peregrino rendido con un paso lento, pero implacable y
cruel? ¿No existe manera de substraerse de su mano implacable? La ley eterna de
causa y efecto, indiferente al dolor y al remordimiento ¿distribuye siempre el
bien y el mal como consecuencia de las acciones pasadas? La sombra del pecado
de ayer ¿debe obscurecer la vida actual? ¿Es el karma otro nombre para indicar
el destino? ¿El niño desplega la hoja del libro de la vida ya escrito, en el
cual cada evento está grabado sin salida? ¿Qué relación hay entre el karma y la
vida del individuo? ¿Es la única opción del ser humano tejer los hilos
multicolores de su existencia terrenal con los descoloridos y manchados de las
acciones previas? El bien remedia, mientras las tendencias malas arrasan
continuamente la naturaleza humana y, muy a menudo se nos dice:
"Cualquiera acción que él
haga, ya sea malo o buena, toda cosa realizada en un cuerpo anterior, debe
necesariamente recibir su recompensa o su castigo." ("Anugita"
cap. III).
Existe karma bueno y malo y, al
proceder adelante de la rueda de la vida, el karma pasado se agota, mientras
aquello nuevo se acumula.
Aunque al principio nada pueda
parecer más fatalista que esta doctrina, al reflexionar un poco sobre ésta, se
comprenderá que no es así. El karma tiene un aspecto doble: oculto y
manifiesto, karma es el ser humano, o sea, su acción y cada acto es una causa
de la cual se desarrollan las innumerables ramificaciones del efecto en el
tiempo y el espacio.
"Lo que sembramos
cosechamos." La cosecha la acumulamos en cualquier esfera de acción. Es
necesario que el ser humano siempre ocupado en actuar, se percate de esta
verdad y aprenda claramente las manifestaciones de esta ley en las operaciones
kármicas.
Por lo general, podemos decir
que el karma es la continuación de la naturaleza del hecho y que toda acción
contiene el pasado y el futuro. Cada defecto proveniente de un acto, debe estar
implícito en el acto mismo si no existiría. El efecto es simplemente la
naturaleza del acto y no puede existir separado de su causa. El karma
manifiesta simplemente lo que ya existe y como es acción, tiene su operación en
el tiempo, por lo tanto podemos decir que el karma es la misma acción desde un
diferente punto de tiempo. Además, debe ser evidente que no sólo la causa y el
efecto están relacionados, sino que también la causa y el individuo que
experimenta el efecto deben estarlo. De otra manera, toda persona cosecharía el
efecto de las acciones de los demás. A veces pareciera que cosechamos los
resultados del acto de otros individuos, pero esto es sólo aparentemente, pues
en realidad todo depende de como actuamos.
[...]Nadie nos obliga
Nadie te fuerza a vivir y a
morir.
Por lo tanto, a fin de
comprender la naturaleza del karma y su relación con el individuo, es necesario
considerar la acción en todos sus aspectos. Cada acto proviene de la mente, más
allá de ésta no existe acción, por lo tanto no hay karma. La base de toda
acción es el deseo. El plano del deseo o egoísmo, es en sí mismo acción y
matriz de cada acto y, podríamos considerarlo inexistente, aunque tiene una
manifestación doble que llamamos causa y efecto, o sea el acto y sus
consecuencias, que en realidad ambos son efectos, mientras la causa yace en el
plano del deseo. Por lo tanto, el deseo es la base de la acción en su primera
manifestación en el plano físico, y el deseo determina la continuación del acto
en su relación kármica con el individuo. Una persona, para estar libre de los
efectos kármicos de cualquier acción, debe haber alcanzado un estado en el cual
éste no encuentre terreno fértil para brotar. Las ondulaciones en el agua,
causadas por el lanzamiento de una piedra, se extenderán hacia su límite
máximo, pero no más allá, pues están confinados por la orilla. Su curso termina
cuando carece de la base o el medio adecuado al cual pudieran adherirse, pues
al agotarse su fuerza, desaparecen. Por lo tanto el karma, para llevar a cabo
su obra, depende tanto de la personalidad actual, como dependió de la
personalidad previa para el acto inicial. Presentaremos una ilustración que
contribuirá a explicar todo esto.
Por ejemplo, una semilla de
mostaza engendrará sólo una planta de aquel tipo y nada más, pero para realizar
todo esto es necesaria la igual cooperación del terreno y del cultivo y aún, no
obstante que el terreno sea regado y cultivado, sin la semilla no tendremos la
planta, pero al mismo tiempo la semilla es igualmente inoperante sin la
cooperación del terreno y del cultivo.
El primer gran resultado de la
acción kármica es la encarnación en la vida física. La entidad que busca nacer,
como consta de deseos y de tendencias, empuja hacia la reencarnación, mientras
la ley de economía gobierna la elección de su ambiente de manifestación.
Cualquiera que sea la tendencia principal, es decir, cualquiera que sea el
grupo de afinidades más fuerte, estas afinidades la conducirán a manifestarse
en el punto donde encuentre la menor oposición. Por lo tanto, se reencarna en
el ambiente que está más en armonía con sus tendencias kármicas y sin embargo
el individuo experimentará todos los efectos de las acciones contenidas en el
karma que se manifiesta de esta manera. Esto gobierna el nivel social, el sexo,
las condiciones de los años irresponsables de la niñez, la constitución y sus
varias enfermedades inherentes y en realidad a todas esas determinantes fuerzas
de la existencia física que por lo general se les clasifican en términos de
"herencia" y "características nacionales."
La verdad que está como base de
estos términos es la ley de la economía. Tomemos por ejemplo una nación con
ciertas características particulares, las cuales constituirán el plano de
expansión para cualquiera entidad cuya mayoría de afinidades están en armonía
con tales características. La entidad que está por aparecer en el mundo,
siguiendo la ley de menor resistencia, se encarna en esa nación y este
individuo acumulará todos los efectos kármicos expresados en estas características.
Esto explicará cual es el sentido de expresiones como "el karma de las
naciones" y lo que es verdadero para la nación puede aplicarse a la
familia y a la casta.
Sin embargo, debemos tener
presente que existen muchas tendencias que el acto de la encarnación no agota.
Puede acontecer que el karma que causó la encarnación de una entidad en un
ambiente particular, tenga la fuerza suficiente sólo para conducirla a la
existencia física, por lo tanto, al agotarse tal fuerza, las otras tendencias y
sus efectos kármicos están libres de manifestarse. Por ejemplo, una fuerza
kármica puede hacer encarnar a una entidad en una esfera de vida humilde, como
hijo de padres pobres. El karma sigue a la entidad, dura por un cierto tiempo y
se agota. Desde ese momento, la vida del niño se desarrolla en manera
totalmente diferente a su ambiente. Afinidades engendradas en acciones previas
se expresan en sus resultados kármicos. El efecto no completamente disipado del
karma pasado, puede aún manifestarse como obstáculos y obstrucciones que se les
superan en distintos grados de éxito de acuerdo con su intensidad.
Al asumir una creación especial
para cada entidad que nace, notamos una gran injusticia inexplicable. Desde el
punto de vista kármico, las extrañas vicisitudes y aparentes probabilidades de
la vida, pueden ser consideradas bajo una luz diferente, o sea la inequivocable
manifestación de la causa y del efecto. Por ejemplo, en una familia que vive en
condiciones muy pobres, puede pasar que a uno de sus niños se le separe de los
demás, insertándose en un ambiente muy distinto. Una familia rica podría
adoptarlo o por medio de un golpe de suerte podría recibir una educación capaz
de proporcionarle una posición diferente. Una vez que el karma de la
encarnación se agota, se presenta otro tipo de karma.
En este caso emerge una
interrogante muy importante. ¿Puede un individuo afectar su karma? y si es
posible ¿hasta que nivel y en que manera?
Según lo que hemos dicho, el
karma es la continuación del acto, por lo tanto, cualquier línea kármica podrá
manifestarse sólo si la base sobre la cual el acto yace, proporciona el terreno
adecuado para brotar. Más, la acción puede ser operativa en muchos planos. El
plano físico que incluye el cuerpo con sus sentidos y órganos, el plano intelectual
que incluye la memoria la cual enlaza las impresiones de los sentidos en un
entero consecutivo, mientras la razón arregla ordenadamente su almacén de
hechos. Más allá del plano del intelecto, existe el de la emoción, el plano
donde se decide que cosa preferimos, o sea el cuarto principio del ser humano.
Estos tres planos: físico, intelectual y emocional, están directamente
relacionados con los objetos del sentido, de la percepción y podemos definirlos
como el gran campo de batalla del karma. (Ver "La Bhagavad Guita"
cuyo tema central es el conflicto en este campo de batalla llamado el
"sacro llano de Kurukshetra"que
quiere decir el "cuerpo adquirido por medio del karma." (Ed.)).
Existe aún el plano de la ética, el plano del discernimiento o sea del "yo
debería hacer esto, o no debería hacer aquello." Este plano armoniza el
intelecto y las emociones. Todos estos son los planos del karma o acción: del
que hacer y el que no hacer. La mente, siendo la base del deseo, inicia la
acción en los varios planos y sólo mediante ésta podemos recibir los efectos de
la inacción y de la acción.
Una entidad se encarna con la
energía kármica proveniente de existencias anteriores, o sea, la acción de
tales existencias, espera su desarrollo como efecto. Esta energía kármica se
manifiesta en armonía con la naturaleza básica del acto. El karma físico se
manifestará en las tendencias físicas que engendrarán gozo o sufrimiento.
Similarmente, los planos intelectuales y éticos, son el resultado de las
tendencias kármicas pasadas y el ser humano, con sus facultades morales, es una
continuación ininterrumpida con el pasado.
Por lo tanto, la entidad, al
nacimiento tiene una cantidad definida de energía kármica. Después de la
reencarnación, espera aquel período en la vida durante el cual el nuevo karma
empiece. Como hemos visto, el karma inicial se manifiesta solo hasta el alcance
del momento de la responsabilidad, desde entonces, la nueva personalidad se
transforma en la soberana de su destino. Es un gran error suponer que un
individuo es simplemente el títere del pasado, la víctima indefensa del
destino. La ley del karma no es fatalismo y al considerar brevemente el asunto,
nos percataremos de que es posible afectar el propio karma. Si concentramos
mayor energía sobre un plano, en vez de otro, este hecho permitirá al karma
pasado desplegarse en aquel plano. Por ejemplo, una persona que vive totalmente
en el plano de la gratificación sensual, extraerá del plano superior, la
energía necesaria para satisfacer sus deseos. Ilustraremos lo dicho dividiendo
al ser humano en naturaleza superior e inferior. Al dirigir la mente y las
aspiraciones hacia el plano inferior, se establece allí un "fuego" o
centro de atracción y para sostenerlo e incrementarlo, se atraen hacia abajo
las energías del plano superior agotándolas, en cuanto proporcionan la energía
necesaria que existe al nivel inferior a causa de la indulgencia de la
gratificación sensual. Así mismo, se puede establecer el centro de atracción en
la porción superior, por lo tanto, toda energía necesaria fluirá allí,
incrementando la espiritualidad. Debemos tener presente que la naturaleza es
generosa y nunca detiene su mano y, al pedir, responde. Pero ¿a qué precio?
Atrayendo hacia los deseos inferiores, a la energía que debería fortalecer la naturaleza
moral y realizar las aspiraciones hacia el bien. Gradualmente, los planos
superiores agotan su vitalidad y el plano físico absorberá el karma bueno y
malo de una entidad. Si en vez de eso, el interés está desapegado al plano de
la gratificación sensual, si existe un esfuerzo constante en mantener la mente
concentrada sobre el alcance de un ideal más elevado, el karma pasado no
encontrará ninguna base en que adherirse al plano físico. Por lo tanto, el
karma se manifestará solo en armonía al plano del deseo. La energía sensual del
plano físico se agotará en un plano superior, transmutándose entonces en sus
efectos.
Por lo tanto, está claro cuales
son los medios por los cuales se puede alterar los efectos kármicos. El primer
paso consiste en concentrarse en un ideal más elevado, pues, una persona no
tiene ningún lazo con algo en lo que no piensa. Con respecto a esto, podemos
hacer una observación concerniente al tema del arrepentimiento. Este último es
una forma de pensamiento en la cual la mente vuelve constantemente al pecado.
Mas, la persona debe evitar tal comportamiento si quiere liberar la mente del
pecado y de sus resultados kármicos. Todo pecado se origina en la mente.
Mientras más esta última se concentra en alguna clase de conducta, ya sea con
placer o con dolor, menores serán las posibilidades de liberarse de tal acto.
La mente (manas), es el nudo del
corazón y cuando se encuentra libre de cualquier objeto, o sea cuando la mente
pierde su interés en algún objeto, el contacto entre el karma de este último y
del individuo desaparece.
La actitud mental ata las
cuerdas kármicas alrededor del alma, encierra las aspiraciones, atándolas con
cadenas de dificultad y obstrucción. El deseo permite al karma pasado asumir
forma y construir la casa de arcilla. El alma podrá demoler las paredes del
dolor por medio del desapego, y, mediante un cambio mental, el peso kármico se
levantará.
Por lo tanto, aunque es
absolutamente verdadero que la acción lleva su propio resultado, parecerá que
"no existe aquí destrucción de las acciones buenas o malas. Pasando de
cuerpo en cuerpo, madurarán en la manera más adecuada." Aún este
maduramiento es el acto del individuo. El libre albedrío del hombre se impone,
por lo tanto él se convierte en su salvador. Para la persona común el karma es
una venganza implacable, mientras para el individuo espiritual el karma se
desarrolla coincidiendo con sus aspiraciones más elevadas. Él observará
tranquilamente el pasado y el futuro, sin concentrarse con remordimiento en los
pecados anteriores, ni vivir en espera de la recompensa de la acción presente.
William Judge
Aparecido en The Path, Diciembre 1886
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