Una disertación que William Judge leyó a la Sociedad Teosófica Aria el 22 de Octubre 1889Al presentar estas observaciones sobre la doctrina de los ciclos, no me propongo ofrecer un estudio minucioso del asunto, tal relación quiere simplemente sugerir algunas ideas. La discusión que tuvimos en días pasados, referente al descenso y ascenso a la tierra de seres celestiales o almas adelantadas, trajo a mi mente el tema de los ciclos. Pareció seguro que las leyes cíclicas gobernaban tal ascensíon y descesión, por lo tanto procedían según períodos regulares. Es interesante considerar algunas frases del libro "La Sabiduría de los Egipcios" de Sinesio que me dió el hermano Charles Johnson que ahora vive en la India. "Después de que el padre de Osiris lo inició a los misterios reales, los dioses le informaron [...] sobre la existencia de una fuerte tribu de demonios envidiosos y malignos que protegían a Tifón, su aliado, al que proyectaron en la luz al fin de poderlo emplear como instrumento del mal para que dañara a la humanidad, pues las calamidades son el banquete de los diabólicos demonios [...] Aún, no pienses que los dioses no saben como emplear su tiempo o que descienden perpetuamente a esta tierra, pues descienden de acuerdo con ordenados períodos de tiempo, a fin de impartir un impulso benéfico a las repúblicas humanas. Ésto acontece cuando armonizan un reino, enviando a la tierra almas aliadas entre ellas para cumplir tal objectivo.
Pues, esta providencia
es divina y muy amplia, por lo tanto con frecuencia, aún empleando a un solo
ser, éste influencia a una masa enorme de personas. Desde luego, en la
habitación terrestre existe en verdad la sacra tribu de héroes que dedican su
atención a la humanidad y la asisten aún en las necesidades más pequeñas [...]
Esta heroica tribu es comparable a una colonia de dioses establecida aquí a fin
de que esta habitación terrestre no carezca de una naturaleza mejor. Pero
cuando la materia impulsa a sus propios brotes a combatir contra el alma, la
resistencia que imparten estas tribus heroicas es pequeña cuando los dioses
están ausentes, pues toda cosa es fuerte en su lugar apropiado y tiempo
propicio [...] Pero, cuando la armonía que los dioses establecieron al principio,
concerniente a todas las cosas terrestres, empieza a degradarse, ellos
descienden nuevamente para vigorizarla, impartirle energía y resuscitarla, en
el momento en el cual pareciera mortir [...] Todavía, cuando todo el orden de
las cosas terrestres, desde las más pequeñas hasta las más grandes, está
corrompido, es necesario que los dioses desciendan para impartir otra
distribución ordenada de las cosas."
Krishna, en el "Bhagavad
Gita" dice: "Al degradarse la justicia o Bharata! Cuando la Maldad es
fuerte, aperezco de edad en edad, y, asumiendo una forma visible, me muevo como
un hombre entre los hombres, ayudando al bien, empujando hacia atrás el mal y
colocando nuevamente a la virtud en su lugar [...] Al acercarse el día de
Brahma, que termina después de mil edades, todos los objetos manifestados
surgen del principio no desarrollado, mientras al llegar la noche de Brahma, se
absorben en el principio original. Por lo tanto, la masa colectiva de las cosas
existentes, saliendo continuamente del absoluto, se disuelve al aproximarse esa
noche, mientras que, a la llegada de un nuevo día, emana otra vez
espontáneamente."
En lo que antecede, encontramos dos grandes aspectos de
la ley cíclica. La última parte hace mención al gran ciclo que incluye todo ciclo
de cada clase. Todos los ciclos menores empiezan y terminan en éste.
Cuando el
gran ciclo comienza, hay una nueva creación, mientras que a su término llega el
día de la disolución. Arnold, en su traducción del "Bhagavad Gita,"
llama al principio de este gran ciclo con una expresión muy hermosa: "esta
gran Alborada," mientras el momento final es descrito así: "Cuando
esa noche así honda se obscurece, todo lo que es desaparece de nuevo en Él, que
es quien lo hizo surgir." Pero no se divulgan las verdaderas cifras que
expresan en años mortales la duración de este período. Según los indues, cada
Manwantara está dividido en cuatro Yugas o Edades que constan de un cierto
numero de años. H.P.B., tratando este asunto en "La Clave de la
Teosofía" nos ofrece algunas indicaciones: "Para comprender el tema
más correctamente, consideráis como primera comparación y auxilio el año solar,
y como segunda las dos mitades de ese año, cada una de las cuales producen en
el Polo Norte una noche y un día que duran seis meses. Imaginaos, si podéis, en
vez de un año solar de 365 días y las noches polares, que por lo general duran
seis meses cada una, o sea 182 días, duren 182 trillones y cuatrillones de
años.
Así, como el sol surge cada mañana en nuestro horizonte objetivo de su
espacio subjetivo (para nosotros) y antipódal, en igual manera periódicamente
surge el Universo en el plano de la objetividad, procediendo del de la
subjetividad, los antípodas del primero. Este es el 'Ciclo de la Vida' y como
el sol desaparece de nuestro horizonte, de igual forma, al llegar la 'Noche
Universal', desaparece el Universo en períodos regulares"[...]Esta es la
mejor ídea respecto a este concepto, pues tales períodos son incocebibles para
la mente humana. Ningún cerebro puede comprender 182 trillones de años, aún
menos agregando los cuatrillones. Pocas personas si es que alguna, puede
entender un millon de años. Pero podemos usar un esquema aproximado a la idea
empleando la sugerencia de H.P.B., dividiendo el año y llamando a seis meses un
día , mientras los restantes seis meses una noche, y luego, extender cada uno
según lo que es nuestro concepto equivalente del infinito, pues es imposible
asir tales períodos inmensos de tiempo.
Al elaborar las relaciones que H.P.B.
sugiere, tendremos una cifra inclusiva de todos los ciclos menores, llamando a
cada día que nos levantamos y a cada noche que nos acostamos, el principio y el
fin de los ciclos menores. Estos días y estas noches, constituyen nuestros años
y nuestra vida. Conocemos cada día, podemos calcularlo y proyectar bastante
bien nuestra mente hacia adelante un año o toda la vida. Un parrafo en la hoja
31 del primer Volumen de "Isis sin Velo" expresa las cifras indues:
"El Maha Kalpa consta de un número de períodos nunca dicho, que remonta a
un tiempo muy remoto, en las épocas antediluvianas. Su sistema incluye un Kalpa
o gran período de 4.320.000.000 años que ellos dividen en cuatro yugas menores
en la manera siguiente: Satya yug 1.728.000 añosTreta yug 1.296.000 añosDwapara
yug 864.000 añosKali yug 432.000 años 4.320.000 años componiendo así una edad
divina o Maha Yuga, setenta y un Maha Yuga comprenden 306.720.000 años. A este
cálculo hay que añadir un sandhi o crespúsculo, cuya duración equivale al Satya
Yuga o sea 1.728.000 años, por lo tanto, tendremos un manwantara de 308.448.000
años. Catorce manwantaras constan de 4.318.272.000 años, a los cuales hay que
agregar un sandhyamsa o alba, 1.728.000 años, por lo tanto el Kalpa o el gran
período, consta de 4.320.000.000 años.
Como actualmente (1878), nos hallamos
sólo en el Kali Yuga de la época vigesimo octava del septimo manwantara de
308.448.000 años, debe aún transcurrir bastante tiempo antes de llegar
siquiera, a la mitad de la vida del planeta." En la hoja 34 del primer
Volumen de la misma obra, H. P. Blavatsky afirmá claramente que los demás
ciclos siguen sus cursos internamente al ciclo más grande, pues leemos:
"Así como nuestro planeta rueda una vez cada año alrededor del sol y
contemporáneamente una vez cada 24 horas a su eje, cruzando ciclos menores con
aquello más amplio, de igual forma se cumplen y recomienzan los períodos
cíclicos menores dentro del Gran Saros."Dejando el campo de las
matemáticas, descubrimos que este gran período representa la extensión del
hombre pigmeo en las amplias proporciones del gran hombre, cuya muerte al final
del período asignado, implica el retorno de toda cosa en el absoluto. Cada año
de este Ser corresponde a un número tan elevado de los nuestros, que resulta
inconcebible para nosotros. Cada día de sus años produce entre la humanidad un
pequeño cataclismo, pues al término de cada uno de estos días, él
metafóricamente duerme. Pues nosotros, imitando este Ser, nos dormimos durante
la noche o después de nuestro período diario de actividad. Correspondemos a
células menores en el gran cuerpo de este Ser y debemos actuar obedeciendo los
impulsos y movimientos del cuerpo en el cual estamos encerrados y participamos.
Este gran ser pasará por toda las etapas: la infancia, la juventud, madurez, y
la vejez, y al llegar la hora que indica el término de cada período, se
producen cataclismos en toda la tierra.
Como nuestro futuro es invisible, así
lo es la duración del ciclo secreto, indicando entonces que la longitud de la
vida de este Ser está ocultada a la vista de los mortales. Todavía, no debemos
cometer el error de suponer que exista solo uno de estos grandes Seres. Hay
muchos, y cada uno se desarrolla al principio de una nueva creación. Pero ahora
estamos penetrando en una porción de la antigua filosofía, cuya completa explicación
se le ofrece sólo a los que la comprenden gracias a sus multiples iniciaciones.
El Sandhya y el Sandhyamsa, los cuales se citan en "Isis sin Velo,"
son respectivamente el crepúsculo y la aurora, cuya duración se dice ser
idéntica y equivalente a la edad dorada, o sea 1.728.000 años. Está en rigurosa
correspondencia con nuestro día solar, cuyo crepúsculo y aurora están entre el
día y la noche. Al analizar las cifras de las cuatro edades, se nota una
particularidad y por el momento la consideraré como simple curiosidad.
Añadiendo las cifras del Satya Yuga: 1, 7, 2, y 8, obtenemos 18, y conseguimos
el mismo total agregando aquellas del Treta Yuga 1, 2, 9, 6, y del Dwapara Yuga
8, 6, 4 mientras en el caso del Kali Yuga, 4, 3, 2, el resultado es 9, pero si
añadimos entre ellas las cifras del gran total: 4.320.000 el resultado es 9,
que, agregado al Kali da nuevamente 18. Este número es particular por Krishna
en el "Bhagavad Gita" y el mismo poema consta de 18 capítulos. Si
añadimos los tres 18 y un 9 que hemos encontrado arriba, el resultado será 63,
entonces 3 x 6 = 18 mientras si añadimos 3+6 = 9 y lo mismo acontece agregando
las cifras de 18. Al multiplicar los tres 18 y el 9 obtenidos mediante las
diferentes épocas, tendremos 5. 8. 3. 2., cuyo total es nuevamente 18. Por lo
tanto, durante este proceso de multiplicación descubrimos que los tres 18 y el
9 son valores que se repiten en manera invertida. Pues el primer 18
multiplicado por el segundo da 3., 2., 4., cuya suma es 9. 324 multiplicado por
el tercer 18 da 5. 8. 3. 2, cuyo agregado es 18. Multiplicando 5.832 por 9, el
producto es 5. 8. 4. 1., que es el resultado de la suma de las cifras del Kali
Yuga, que, al añadirlas, obtendremos nuevamente 18. (Los lectores que tratarán
de ejecutar los cálculos aquí sugeridos, se percatarán de que los resultados
están confusos.
Parece que el tipógrafo omitió algunos procedimientos incluidos
originalmente. - Los Editores.) Ahora, como última de estas operaciones
aparentemente fantásticas, añadimos los resultados obtenidos, multiplicando las
cifras logradas durante los diferentes pasajes y sumamos los resultados. Las
primeras cifras son 1x8 = 8Las segundas 3x2x4 = 24Las terceras 5x8x3x2 = 240Las
cuartas 5x8x4x1 = 160Cuyo total es 4.3.2,Las cifras del Kali Yuga. Al analizar
la pag. 32 del primer Volumen de "Isis sin Velo," encontramos este
parrafo muy interesante: "Higgins creía justamente que el ciclo del
sistema indue de 432.000 años, fuese la verdadera clave del ciclo
secreto."Pero, en el parrafo sucesivo, H.P.B. declara que no puede ser
revelado. Sin embargo, podemos reunir algunas indicaciones pues el Kali Yuga
consta de 432.000 años, mientras el gran total, (omitiendo a los Sandhis),
tiene 4.320.000 años. No soy tan competente para decir lo que es este ciclo
secreto, deseo solamente presentar una alusión. Después de haber considerado de
paso la doctrina del gran ciclo que incluye a todos los demás, dedicamos un
poco de atención al ciclo mencionado en los pasajes tomados del "Egyptian
Wisdom." Para nuestro propósito inmediato, llamaremos este ciclo El Ciclo
de las Influencias Celestiales Descendientes, pues quiero decir que descienden
sobre nosotros. En la mención al principio, Osiris muy probablemente representa
el lado positivo de la naturaleza, mientras su hermano, Tifón, el negativo.
Ambos deben aparecer juntos. A veces, algunos libros egipcios llaman Tifón el
opositor, mientras nuestra civilización lo considera como el diablo.
La
contemporánea aparición de Tifón y de Osiris, corresponde a la historia del
Krishna indue, que era un adepto blanco que vivió en el mismo período de Kansa,
un mago negro, el cual trató de matar a Krishna, como Tifón intentó destruir a
Osiris. Aún Rama, que según la tradición indue era un gran Adepto o un dios que
gobernaba, tuvo su rival, Ravana, el poderoso rey y mago negro. Los dioses,
mientras enseñaban a Osiris, después de la iniciación, previeron dos
interrogantes que quizás surgirían en él y en nosotros. La primera concernía a
los dioses, los cuales, si están vivos, y no se mezclan con los seres humanos
para beneficiarlos y guiarlos, deben estar ociosos. El mismo cargo se expresó
contra los seres que según la tradición arcaica viven en los Himalayas y son
los poseedores de un poder y de una infinidad de conocimientos. Según la opinión
pública, si ellos tienen un saber tan profundo, ¿por qué no vienen entre
nosotros? Como no se mezclan con los seres humanos, deben estar también de
ocio, pensando constantemente en nada. El instructor contestó a esta pregunta
con anticipo, mostrando como estos seres, llamados dioses, gobernaban a la
humanidad mediante causas eficientes que descendían gradualmente. Los dioses,
en su esfera, se interesan perpetuamente con las cosas concernientes a ellos y
a su turno inducen otras causas que producen los efectos apropiados sobre la
tierra, viniendo directamente en contacto con las relaciones terrestres sólo
cuando es necesario, durante algunos "períodos precisos", al
desaparecer la armonía, hecho que causaría la destrucción si no fuese
restablecida. Entonces, los mismos dioses descienden, después de la revolución
de muchos ciclos menores.
El "Bhagavad Gita" expresa el mismo
concepto. Pero muy a menudo, durante los ciclos menores, es necesario, como
dice "Egyptian Wisdom"; "impartir un impulso benéfico en las repúblicas
humanas." Esto es alcanzable usando menos poder que sería disipado, si un
Ser celestial debiera descender a la tierra. Por lo tanto, en el esquema
egipcio, la doctrina de la influencia que los Nirmanakayas (ver "La Voz
del Silencio" y "El Glossario Teosófico) y los Gnanis ejercitan sobre
nosotros, se expresa y sostiene del modo siguiente: "Desde luego, en la
morada terrestre existe verdaderamente la sacra tribu de héroes que dedican su
atención a la humanidad y la asisten aún en las necesidades más pequeñas. Esta
heroica tribu es comparable a una colonia de dioses establecida aquí al fin de
que esta morada terrestre no carezca de una naturaleza mejor."Estos
"héroes" son los Nirmanakayas, los Adeptos del Manwantara actual o de
los anteriores, que se quedan aquí en condiciones y estados diferentes. Algunos
no usan cuerpo en absoluto, pero mantienen la espritualidad viva entre la
humanidad en todas partes del mundo, mientras otros emplean verdaderamente un
cuerpo. No estoy en la posición de poder decir quienes son estos últimos, y,
aún lo supiera, no sería justo divulgar su identidad. Entre esta "sacra
tribu de héroes," debemos incluir otras almas. Ellas que, aún habitan en
los cuerpos y se mueven entre la humanidad, han pasado por muchas iniciaciones
ocultas en vidas previas, pero ahora se encuentran condenadas a la pena de
vivir en circunstancias y en cuerpos que las oprimen y las hacen olvidar por un
tiempo el glorioso pasado. Pero su influencia se percibe constantemente, aún
ellos no se percaten de ésto, pues su naturaleza superior, siendo en realidad
más desarrollada que aquella de los demás seres humanos, afectará otras
naturalezas durante la noche o durante las horas diarias, cuando todo es
favorable. El hecho de que estos adeptos obscurecidos no se den cuenta de
quienes verdaderamente son, depende simplemente de su memoria del pasado, por
lo tanto, no recordar sus iniciaciones no implica no haberlas tenido. Existen
casos en los cuales es posible juzgar casi con seguridad el hecho de que estos
adeptos se habían encarnado y quienes eran.
Por ejemplo: Thomas Vaughan,
Raymond Lully, Thomas More, Jacob Boehme, Paracelso y más como ellos, incluso
algunos de los santos católicos romanos. Estas almas fueron los testigos de la
verdad que durante los varios siglos y en sus naciones, dejaron las pruebas y
las sugerencias para la posteridad, a fin de mantener la espiritualidad viva
con pensamientos semillas adaptos al nuevo terreno mental. Similarmente a estos
personajes históricos, existe una cantidad infinita de individuos vivos, que
han pasado por ciertas iniciaciones durante su vida anterior, y que producen
muchos efectos en distintas direcciones que aún ellos ahora ignoran. En
realidad, son amigos antiguos de "la sacra tribu de los héroes" y por
lo tanto se les pueden emplear más fácilmente para derramar las influencias y
ejecutar los efectos necesarios al fin de preservar la espiritualidad en esta
época obscura. En nuestra experiencia actual, encontramos una correspondencia
parecida al olvidar las iniciaciones previas. Casi cada uno de nosotros ha
experimentado, en los primeros años de vida, circunstancias que ahora ha
olvidado, pero, desde entonces, continúan afectando sensiblemente nuestros
pensamientos y nuestra existencia. Por lo tanto, el único punto sobre el cual
podemos dudar es el de la reencarnación. Si creemos en tal doctrina, es simple
admitir que muchos entre nosotros, han sido parcialmente iniciados, pero se han
temporalmente olvidado.
Concerniente a este tema, en la página 302 del segundo
Volumen de "La Doctrina Secreta," llemos unas sugestivas palabras:
"Entonces, lo que los estudiantes de ocultismo deberían saber es que el
'tercer ojo,' está indisolublemente relacionado al karma. [...] En el caso de
los Atlantes, el ser Espiritual fue el pecador, como en aquel período el
elemento espiritual era todavía el principio "Maestro" en el ser
humano. Por lo tanto, nuestras Mónadas produjeron en aquellos días el Karma más
pesado de la Quinta Raza [...] Desde luego, afirmamos que muchos de nosotros
ahora estamos agotando los efectos de las causas kármicas negativas que
engendramos en los cuerpos de los atlantes." En otro sitio, H.P. Blavatsky
inserta la fecha de la última destrucción de los atlantes, que remonta a 11,000
años, y según sus descripciones eran seres dotados de un conocimiento y de un
poder inmenso. Considerando que por lo general pasamos 1.000 años en el
Devachan, sólo 11 encarnaciones se han alternado desde entonces, y suponiendo,
según mi opinión, que nos hemos reencarnado más veces, entonces debemos
colocarnos entre estas personas fantásticas, pero malas, en la cumbre de su
poder. Puesto que fuimos culpables de las prácticas corrompidas de los períodos
en los cuales vivimos y sabiendo el efecto del karma, por consiguiente, desde
entonces hemos experimentado muchas vidas muy desagradables y dolorosas,
comparables a las condiciones terribles de los años entre la juventud y la
madurez. Por lo tanto, con razón, hemos temporalmente olvidado, desde un punto
de vista exterior, lo que aprendimos entonces. Todos los personajes históricos
citados, vivían en un ciclo obscuro que afectaba solamente a Europa. Tales
ciclos no influyen sobre la raza humana entera, afortunadamente para ella, pero
siguen su curso en las naciones a las que afectan, sin tocar a otras.
Por lo
tanto, mientras Europa se encontraba en la obscuridad, la India pululuba de
individuos, reyes y personas ordinarias, que poseían la verdadera filosofía,
pues, en ese país acontecía un ciclo diferente. Esta es la ley, según la
formulan las mejores autoridades, en cuanto estos ciclos no incluyen a la
humanidad entera al mismo tiempo. En este artículo no trato de aventurarme en
cifras, pues necesitaría un análisis muy acurado de los actos y de las obras de
numerosos personajes históricos en la historia universal a fin de llegar,
mediante tal examen, a los períodos exactos.
Según muchas personas, el
período actual es un momento de preparación para los más adelantados de
"la sacra tribu de héroes," por un nuevo ciclo durante el cual la
humanidad podrá beneficiarse de la asistencia de una cantidad mayor de almas
desarrolladas provenientes de otras esferas. El primer volumen de "Isis
sin Velo" expresa este concepto en manera muy clara:
"A menos que hayamos
interpretado erróneamente los signos, se está acercando el día; en el cual, el
mundo recibirá las pruebas de que solo las religiones antiguas estaban en
armonía con la naturaleza, y la ciencia arcaica incluía todo el saber posible.
Secretos mantenidos por mucho tiempo serán revelados, los libros y las artes
olvidados y perdidos hace mucho tiempo, volverán a ver la luz. Algunos
individuos descubrirán papiros y pergaminos de importancia incalculable y
pretenderán haberlos encontrados entre las momias y en las criptas. Se debe aún
desenterrar e interpretar lápidas y columnas cuyas inscripciones harán titubear
a los teólogos y confundirán a los científicos. ¿Quien sabe de las
posibilidades futuras? Muy pronto empezerá, aún yá comenzado, una época de
desilusión y de recostrucción. El ciclo ha casi acabado su curso y uno nuevo
está por empezar y las futuras páginas históricas comprobarán que: Si podemos
verdaderamente creer en los antepasados,Espíritus que han descendido,
conversaron con el hombreDiciendole secretos desconocidos sobre el mundo. Para
comprender el llegar de un período o el término de un ciclo más amplio, sin
perderse en un laberinto de cifras, debemos considerar la historia y el estado
presente de la humanidad como la conocemos. Por lo tanto descubrimos que,
durante las edades más obscuras de Europa, la India era casi desconocida,
mientras la existencia de América era totalmente ignorada. En aquel período,
los ciclos operaban independientemente, en cuanto los seres humanos estaban
separados e ignoraban la existencia de los demás individuos. El continente
americano constaba de naciones grandes y poderosas, que gobernaban el norte y
el sur del país, pero no estaban en comunicación con Europa ni la India.
Hoy
por el contrario, la China conoce y se comunica con Inglaterra y América, y aún
la África negra es meta constante de visitantes de las naciones civilizadas,
que la afectan en alguna manera. Sin duda, en la mayoría de las ciudades
africanas, las obras del hombre blanco parecen fábulas, pero al ampliar nuestro
conocimiento, llegamos a la conclusión que estas historias se basan sobre el
hecho de nuestras exploraciones en aquel país. Juzgando la situción humana de
la apariencia, podemos concluir que nos encontramos en el fin o al principio de
un gran ciclo y que un cierto número de ciclos menores se está acercando.
Contemporáneamente a los ciclos materiales y sociales, corresponden otros en
planos más elevados. A uno de estos se le identifica fácilmente, y consiste en
la influencia de la metafísica oriental sobre la mente occidental. Este ciclo
superior rodó por muchos años entre los orientales antes de que empezara a
afectarnos, mediante el ciclo físico del adelanto del comercio, de la ciencia y
de los medios de transporte. Así, el sistema filosófico indue y tibetano,
comenzó a influir sobre nosotros y nadie puede calcular su curso. Al considerar
los ciclos espirituales, tan íntimamente ligados al karma y a la reencarnación,
estamos obligados a concluir que este ciclo no será lento ni débil. Pues, si
nosotros, en Europa y en América, somos las reencarnaciones de los antiguos que
formularon esta filosofía, debe afectarnos profundamente cuando su presentación
llame nuestra atención en esta vida. Así como el mismo aire está cargado de
ideas teosóficas, y los niños crecen cada día más, concluimos que cuando la nueva
generación alcance la madurez, tendrá más familiaridad con los términos
teosóficos y sus doctrinas, que nosotros cuando fuimos jóvenes.
Pues, muy
probablemente, los niños están más expuestos hoy a la palabra karma,
reencarnación, budismo, teosofía y todas estas ideas mencionadas y discutidas.
En 25 años, en los Estados Unidos encontraremos un conjunto amplio e
inteligente de personas que creerá de nuevo en las doctrinas que a lo mejor en
un pasado remoto, contribuyeron a definir y a promulgar. Entonces ¿por qué no
llamar a uno de los ciclos actuales, el ciclo de la Sociedad Teosófica? Empezó
en 1875 y, mediante la ayuda de otros ciclos que originaron su curso, adquirió
fuerza. Si su duración se extenderá por un lapso de tiempo más amplio,
dependerá del empeño de sus miembros. Las personas que deciden ser parte del
movimiento teosófico con fines egoistas, no auxiliarán su desarrollo. Los
simples miembros no son los que cumplen el trabajo. Sólo los miembros sinceros,
empeñados, activos y altruistas, mantendrán en vida el ciclo. La sabiduría de
los que lo activaron se convierte en algo aparente cuando empezamos a
comprender parcialmente el sentido de la ley cíclica.
La sociedad habría podido
permanecer como una simple idea totalmente apartada de una expresión objetiva
en una organización. Acaso hubiesemos podido recibir ideas semejantes a
aquellas prevalecientes en nuestra sociedad, ¿pero cómo? En manera confusa y
parcial, y quizás hubiesemos tenido que esperar otro medio siglo para conseguir
una presentación racional. Mientras que un sabio sabe como prepararse a la ola
de influencia espiritual. Pero un americano o un ruso ordinario ¿cómo puede
saber que el 1875 era el año propicio para empezar, a manera de estar preparado
para el flujo venidero ahora activado? Según mi opinión, el hecho de que en
aquel año, nos encontrabamos organizados con un esquema bien definido, prueba
que la "heroica tribu de héroes" contribuyó a nuestra formación. No
nos opongamos al ciclo, ni debemos sentarnos a descansar, quejandonos de la
tarea emprendida. No hay tiempo para descansar. La persona débil, desesperada y
llena de dudas, deberá esperar, pero los seres humanos activos, no pueden
quedarse inmóviles en frente de tal oportunidad. Levantaos oh Atlantes y
reparad los daños causados en el pasado! Continúa girando y conquistando oh
Rueda¡Continúa girando para siempre!
William Judge
Aparecido en The Path, Diciembre,
1889
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