Por H. P. BLAVATSKY
(Este artículo se
publicó por primera vez en THE THEOSOPHIST, Vol. VI, Octubre 1884. pág. 1.
Presenta ideas que son tan importantes hoy, como lo fueron entonces. Su texto
se Incluirá en la próxima edición del Volumen VI de la "Colección de
Escritos" de H. P. Blavatsky, que contendrá toda su producción literaria
de los años de 1884 y 1885, y será publicado por el Fondo para Publicación de
los Escritos de Blavatsky, Oficinas de "Theosophia", 615 Sc. Oxford
Ave., Los Ángeles 5, California. — B. DE ZIRKOFF).
A pesar de los muchos artículos
que sobre ese mismo asunto han aparecido en esta revista, todavía prevalece
mucha incomprensión y muchos puntos de vista falsos. ¿Qué son Chelas, y qué poderes tienen ellos? ¿Tienen faltas ellos, y
en qué sentido son diferentes de los que no son Chelas? ¿Ha de tomarse como un
evangelio de verdad toda palabra que pronuncie un Chela?
Estas preguntas provienen de que muchas personas
han mantenido por algún tiempo ideas muy absurdas acerca de los Chelas, y
luego, al descubrir que tienen que modificar esas ideas, la reacción ha sido
muy violenta en varios casos.
La palabra "Chela"
significa simplemente un discípulo; pero se ha cristalizado en la
literatura teosófica, y para muchas mentes tiene tantas definiciones como la
palabra "Dios". Algunas personas han llegado al extremo de decir que
cuando un hombre es un Chela queda de hecho colocado en un plano en el cual
cada palabra que desgraciadamente pronuncie es tomada como ex cátedra, y no se
le permite ni el pobre privilegio de hablar como una persona corriente. Si se
descubre que cualquier declaración la hizo bajo su propia responsabilidad y
cuenta, se le culpa de extraviar a sus oyentes.
Esta errónea idea debe corregirse de una vez por
todas. Hay Chelas y Chelas, así como hay MAHATMAS y MAHATMAS. De hecho hay
MAHATMAS que apenas son los Chelas de otros que están más alto. Pero nadie, por
un instante debería confundir a un Chela que está empezando su penosa jornada con
uno de aquellos Chelas mayores que es un MAHATMA.
En realidad el Chela es un hombre infortunado que ha
entrado en "un camino no
manifiesto", y Krishna dice "que ese es el camino más difícil".
En vez de ser el constante portavoz de su Gurú, el
Chela se encuentra más solo en el mundo que los que no lo son, y su camino está
rodeado de peligros que desanimarían a
muchos aspirantes si loa vieran en sus colores naturales; en vez de aceptar a
su Gurú y pasar un examen de ingreso con el fin de convertirse en bachiller del
Arte del Ocultismo bajo la constante y amistosa guía de su maestro, el Chela en verdad se introduce a la fuerza
en un recinto custodiado, y desde ese momento
tiene que luchar y conquistar... o perecer. En vez de ser él quien
acepta, tiene que merecer su aceptación. Ni
tampoco ha dé ofrecerse él mismo. Uno de los
Mahatmas ha escrito recientemente: "Nunca trates de hacerte aceptar para
el Chelado; espera hasta que descienda sobre
ti".
Y una vez aceptado como Chela, no es cierto que él
sea meramente el instrumento de su Gurú. Habla como un hombre comente, entonces como antes; y solamente
cuando el maestro envía por intermedio del Magnetismo del Chela una carta
escrita de verdad, es cuando puede decirse que ha venido una comunicación por medio de él.
Puede acontecerles, como alguna vez pasa con
cualquier autor, que preparen declaraciones bellas o verdaderas, pero no por
ello ha de sacarse en conclusión que durante esa declaración el Gurú estaba hablando por medio del Chela. Si en su
mente había el germen de un buen pensamiento,
la influencia del Gurú puede, como la suave lluvia sobre la semilla, hacer que
ese germen crezca y fructifique fuera de la normal; pero esa no es la
voz del maestro. En realidad son raros los casos en que los Maestros hablen por
medio de un Chela.
Los poderes de los Chelas varían
según su. Progreso; y toda persona debería saber que cuando
un Chela tiene algunos "poderes", no se le permite usarlos excepto
en casos raros y excepcionales, y jamás puede hacer alarde de poseerlos. Por lo
tanto los que apenas son principiantes no tienen más poderes que el hombre
cemente. En realidad la meta colocada ante el Chela no es la adquisición de
poder psicológico; su tarea principal es desprenderse de ese dominante sentido de personalidad que constituye
el tupido velo que oculta nuestra parte inmortal: el hombre real. Mientras retenga
ese sentido, permanecerá clavado fijo en la misma puerta del Ocultismo, incapaz
de adelantar un solo paso.
El sentimentalismo, pues, no
hace parte del equipo de un Chela. Su labor es dura, su camino es pedregoso, la
meta está bien lejos. Con simple sentimentalismo
no avanzará nada. ¿Que está esperando a que el maestro le pida que demuestre
su valor precipitándose por un abismo, o
escalando con coraje los escarpados y fríos Himalayas? Falsa esperanza; no es así como
ellos le llamarán. Y por tanto, puesto que el Chela no ha de revestirse de
sentimentalismo, el público no deberá echar un falso velo de sentimentalismo sobre todas sus acciones y
palabras cuando quieran pensar en él.
Mostremos, por lo tanto, desde ahora en
adelante, un poquito más de discernimiento al referirnos a los Chelas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario