La forma antigua de estudio era
establecer principios universales y de ahí descender a los particulares, lo
que aún continúa siendo el mejor sistema para estudiantes serios y
filosóficos. La forma moderna es comenzar con lo particular, ascendiendo luego
a lo universal; para un lector moderno, que todavía no ha acostumbrado su
mente a un estudio serio del tema, es la vía más fácil, porque se reserva la
parte más difícil para el final. Dado que este pequeño libro está destinado al
lector general, vaya seguir este camino. La teosofía acepta los métodos de la
ciencia-observación, experimentación, ordenamiento de los hechos comprobados,
deducción, hipótesis, verificación, afirmación de la verdad descubierta- pero
incrementa inmensamente su área. Visualiza la suma de la existencia como
conteniendo sólo dos factores: Vida y Forma, o como algunos los llaman.
Espíritu y Materia, o Tiempo y Espacio, porque Espíritu es el movimiento de
Dios, en tanto que Materia es Su quietud. Ambos se unen en El, por cuanto la Raíz
del Espíritu es Su Vida y la raíz de la Materia es el Éter Universal, los dos
aspectos del Uno Eterno fuera del Espacio y del Tiempo (Ver Sección III). En
tanto que la ciencia convencional confina la Materia a lo tangible, la ciencia
Teosófica la extiende a varios grados, intangibles a lo físico, pero tangibles
a los sentidos súper-físicos.
Ella ha observado que la condición necesaria para
conocer el universo físico es la posesión de un cuerpo físico, en el cual
algunas partes han evolucionado como órganos de los sentidos, o sean ojos,
nariz, etc., a través de los cuales se hace posible la percepción de los
objetos externos, y que otras partes han evolucionado como órganos de acción, o
sea las manos, los pies y demás, a través de los cuales puede establecerse
contacto con los objetos exteriores. Ella visualiza que, en el pasado, se ha
producido la evolución física por el esfuerzo de la vida para usar su naciente
poder, y que la lucha por ejercitar una facultad Ingénita ha moldeado
lentamente a la materia conformando los órganos a través de los cuales dicha
facultad puede ser ejercida más plenamente. Revirtiendo lo establecido por
Büchner: No caminamos porque tenemos piernas, sino que tenemos piernas porque
hemos querido movernos.
El crecimiento de las piernas está ya insinuado en las
prolongaciones de la ameba, mediante el desarrollo de protuberancias en el
cuerpo, hasta manifestarse en las piernas del ser humano, las que fueron
gradualmente tomando forma por los esfuerzos de la criatura viviente para
moverse. Como dijo W. K Clifford de los enormes saurios del pasado:
"Algunos quisieron volar, y se transformaron en aves". La
"Voluntad de vivir", esto es desear, pensar, actuar, yace debajo de
toda evolución. El Teósofo lleva los mismos principios a un campo mayor, si
éste existe. Si la conciencia ha de conocer las demás esferas fuera de la
física[1],
ha de tener un cuerpo de la materia correspondiente a la esfera que va a
investigar, y dicho cuerpo ha de tener sentidos, desarrollados por el mismo impulso
de la Vida a ver, escuchar, etc. Que debe de haber otras esferas, y otros
cuerpos a través de los cuales dichas esferas pueden conocerse no es más
increíble que hay una esfera física y que hay cuerpos físicos a través de los
cuales la conocemos.
El Ocultista - el estudiante del trabajo de la Mente
Divina en la Naturaleza - concuerda con que existen dichas esferas, y con que
tiene y usa dichos cuerpos. Las afirmaciones que siguen - con una excepción que
podrá notarse - se hacen como resultados de investigaciones llevadas a cabo en
dichas esferas mediante el uso de dichos cuerpos por la autora y por otros
ocultistas; todos hemos sido guiados por miembros muy desarrollados de la
humanidad, que han probado su verdad etapa tras etapa, y han llenado muchas brechas,
mediante nuestras investigaciones. Por lo tanto, tenemos el derecho de afirmar,
por nuestra propia experiencia - que se extiende por un período de veintitrés
años en un caso y veinticinco en otro - que la investigación súper física es
practicable, y es tan confiable como la investigación física, y debe ser
realizada en la misma forma. Estos investigadores están sujetos a errores,
tanto en la esfera física cuanto en la súper física, por razones similares,
pero esos errores deben de conducir a realizar una investigación más acertada,
pero no a abandonarla.
TABLA DE CORRESPONDENCIAS
La tabla que sigue presenta una visión
de las esferas relacionadas con e incluyendo la tierra, de los cuerpos usados
en su investigación, y de los estados de conciencia manifestados a través de
ellos por su poseedor, el Hombre. El Hombre eterno, un fragmento de la Vida de
Dios, es llamado Monada, una "unicidad"[2].
Es verdaderamente un Hijo de Dios, hecho a su imagen y expresando su vida de
tres maneras: bajo el aspecto de la Voluntad, de Sabiduría y de Actividad
Creadora. Vive en su propia esfera, una chispa en el Divino Fuego, y envía
hacia abajo un rayo, una corriente de su vida, que lo incorpora en las cinco
esferas de la manifestación. Este rayo, apropiándose de un átomo de materia de
cada una de las tres más altas de las esferas, aparece como el Espíritu
humano, reproduciendo los tres aspectos de la Mónada: Voluntad, Sabiduría y
Actividad Creadora, y se revela a sí mismo, en cierta etapa de la evolución,
como el Ego humano, el Ser individualizado.
Comienza su larga jornada como una
simple semilla de vida, y sin perder nunca su identidad, se mueve a lo largo
de ese largo viaje desarrollando todas las potencialidades de la Mónada, que
yacen escondidas en él, como el árbol en la semilla. Cuando conquista su reino
de materia, su Padre-Mónada vierte en él más y más vida, y extrae de él más y
más conocimiento del mundo en el cual vive. Pero el paso por las tres más altas esferas manifestadas no es
suficiente para obtener todo el conocimiento y poder en el Sistema Solar;
quedan aún dos, y sigue todavía el proceso de empaparse en la materia. El
espíritu se fortifica a sí mismo para este trabajo apropiándose de una molécula
de la materia más burda de la esfera más baja en la cual ha entrado, y la liga
con un átomo de la cuarta esfera manifestada de la materia más densa, y uno de
la quinta, la más baja, nuestra esfera física. Obtiene así cuerpos, formados
alrededor de estas apropiadas partículas permanentes de materia mediante los
cuales puede conocer y actuar en las cinco esferas manifestadas. Veremos que
los cuerpos inferiores, que forman lo que llamamos la personalidad, son
desechados en lo que llamamos la muerte, y son renovados en cada nacimiento,
en tanto que los superiores, que constituyen la Individualidad, permanecen a lo
largo del extenso peregrinaje, un hecho importante en cuanto a la posibilidad
de recordar el pasado. Estos hechos están tabulados en la planilla que sigue.
Puede preguntarse: "¿Cuál es el objetivo de este descenso en la materia?
¿Qué gana la Mónada con esto? Omnisciente como es en su propia esfera, es enceguecida
por la materia en las esferas de manifestación, al no poder responder a su
vibración. Como un hombre que no sabe nadar, tirado al agua profunda, queda anegado,
pero puede aprender a moverse libremente en ella; así ocurre con la mónada. Al
final de su peregrinación, estará libre del Sistema Solar, capacitada para
funcionar en cualquier parte de él, crear a voluntad y moverse a placer. Cada
poder que desarrolla por medio de una materia más densa, es retenido para
siempre bajo cualquier condición; lo implícito resulta explícito, y lo
potencial, real. Es Su propia Voluntad que vive en todas las esferas, y no sólo
en una, la que lo trae a la manifestación.
[1] Utilizo la palabra
"esfera" para indicar toda la extensión de la materia que pertenece a
un tipo definido, o sea constituida por átomos de una clase. Ver
"átomos" en la Sección VI. Puede haber varios mundos en una esfera;
el cielo está en la esfera mental. La palabra plano también se usa en este
sentido, pero vemos que el lector no capta rápidamente su significado
[2] Este es el estado,
incluyendo lo que se dice luego sobre la Mónada, que se hizo notar antes como
que no ha sido verificado por la propia observación de la autora. Este estado
del Ser se manifiesta a aquellos como nosotros en raras ocasiones en un gran
flujo de luz deslumbrante: en su propia naturaleza, en su propio mundo, él está
más allá del alcance de cualquier visión hasta aquí obtenida por cualquiera de
nosotros. No obstante, lo que llamamos nuestra vida es suya, ya que El es el
Ser en cada uno, el "Dios escondido", como acostumbran a decir los
Egipcios.
ANNIE BESANT
No hay comentarios.:
Publicar un comentario