El siguiente artículo, no se propone
el impartir una información detallada sobre este tema, pero, aún siendo una
presentación esquemática, mostrará que la "Biblia" contiene la
doctrina de la reencarnación. Seguramente, los que se adhieren solo a lo que la
iglesia enseña acerca del ser humano y su destino, no aceptarán muy facilmente
un concepto que no sea teológico, pero existen algunas personas que mientras no
esten en la iglesia, siguen rigurosamente el pequeño libro del cual recibieron
sus enseñanzas.
En primer lugar, debemos tener presente que los escritores de
los libros biblicos eran casi todos judíos, al igual que Jesús, el fundador del
cristianismo. Al examinar sus palabras, nos percatamos de que pensó que su
misión era para los judíos y no para los gentiles, él dijo; "He sido enviado
por la oveja perdida de la casa de Israel." Ésto, se refiere claramente a
los judíos, excluyendo entonces a los gentiles. En una ocasión, no quiso hacer
nada por una mujer gentil, hasta que sus continuos ruegos lo obligaron a actuar
y en este caso también mencionó su misión hacia los judios. Por lo tanto, al
examinar estas cosas, no debemos olvidar las creencias de aquel período.
Seguramente, los judíos creían en la reencarnación, pues era una doctrina
aceptada comunemente como lo es en India, y Jesús debía conocerla. Debemos
creer en este hecho por dos motivos: primero porque los cristianos afirman que
es el Hijo de Dios y el depositario de una gran sabiduría, segundo porque
recibió una educación que le permitió de discutir con los eruditos de su tiempo.
Como demuestran los libros del "Antiguo Testamento", la teoría de la
reencarnación era yá muy antigua.
La sección "Proverbios" expresa tal
doctrina cuando Salomón dice que estaba con el Creador desde el prinipio,
deleitándose entonces con los hijos de los hombres en las partes habitables de
la tierra. Por lo tanto, el uso de las frases que relatan su vida en la tierra
con los hombres, anula la explicación según la cual él quería decir que existió
en la presciencia del Creador. Además, Elias y otros personajes famosos debían
volver, y de vez en cuando las personas los esperaban. Según ellas, Adán se
reencarnó para continuar la obra que empezó tan de mala manera, mientras Seth,
Moises y otros, se reencarnaron en grandes individuos en épocas siguientes. El territorio
donde todo esto acontecía era oriental y los orientales siempre mantuvieraon la
doctrina del renacimiento de los seres mortales. No se la trataba siempre
refiriéndose al ser común que moría y renacía, pero emergía prominentemente al
mencionar los nombres de los grandes profetas, videntes y legisladores. Al
consultar un judío culto no "reformado," el lector acumulará mucha
información sobre esta doctrina nacional. Si se considera el período en el cual
Jesús vivió, todo lo hasta ahora dicho tiene sentido con lo que él promulgó.
Naturalmente, si lo que él divulgó difiere del punto de vista de la iglesia,
deberemos abandonar la posición de ésta última, si no seremos culpables de
dudar de la sabiduría de Jesús y su habilidad de guiar un gran movimiento. En
realidad, esta es la posición de la iglesia en cuanto ha promulgado dogmas y
condenado totalmente algunas doctrinas sin autoridad, poniendo además su
anatema sobre ciertas ideas que Jesús mismo profesó.
Cuando llevaron a la
presencia de Jesús a un hombre nacido ciego, los discípulos naturalmente se
preguntaban sobre el porqué el Omnipotente lo hubiese castigado de tal manera,
por lo tanto, preguntaron a Jesús si este hombre nació ciego a causa de algún
pecado que él o sus padres cometieron. Los discípulos interrogaron a Jesús
sobre este asunto aceptando totalmente la doctrina de la reencarnación, pues
según ellos era obvio que ese hombre hubiese vivido previamente para haber
cometido unos pecados por los cuales luego fué castigado. Si la doctrina hubiese
sido equivocada y deletérea, como la declara la iglesia poniendo sobre ésta su
anatema, Jesús habría debido saber que era errónea y ésta era su ocasión para
negar la doctrina completa, descreditándola y poniéndole su sello de condena
para siempre. Pero no lo hizo, no la usó como explicación, y luego dijo que la
ceguera dependía en ese caso de otros factores, por lo tanto no era una
negación de la doctrina. Cuando el gobernador del país mató a Juan el
Bautista, el que había ordenado a Jesús en su ministerio, este último al
saberlo afirmó claramente la doctrina de la reencarnación. Por lo tanto, en el
caso del ciego, su refrenarse sobre el tema, no demuestra que él rehusó
creditar la teoría. Jesús afirmó la doctrina y también las ideas antiguas en
relación al retorno en la tierra de los profetas, diciendo que el soberano
había matado a Juan, ignorando que era Elias "cuya inminente venida todos
esperaban." El mismo tema emergió en otra ocasión entre Jesús y los
discípulos, cuando estaban hablando sobre la venida de un mensajero antes de
Jesús mismo. Los discípulos no comprendieron y dijeron que Elias habría debido
llegar primero como mensajero y Jesús respondió claramente que Elias había ya
llegado en la persona de Juan el Bautista. Jesús hubiera podido condenar en
esta ocasión la doctrina de la reencarnación, pero al contrario, la afirma
claramente enseñándola, más bien muestra su aplicación en el caso de algunos
individuos, dado que era muy interesante e instructiva para los discípulos no
dotados de suficiente intuición para discernir quien era quien en su naturaleza
inmortal. Mientras Jesús, siendo un vidente, pudo ver en el pasado y decirles
cual personaje histórico cada uno había sido.
Entonces, impartió algunos
detalles acerca de Juan y debemos suponer que divulgó más particulares de los
que nos son dados a conocer en las escrituras, naturalmente incompletas y
reconocidas como solo una narrativa parcial de las obras y las palabras de
Jesús. Por lo tanto, es evidente el desacuerdo diametral que existe entre la
iglesia y Jesús. La primera ha maldecido la doctrina que él enseñó. ¿Quien
tiene razón? Para el verdadero creyente en el hijo de Dios, la tiene Jesús,
mientras la iglesia considerará justa su línea de conducta. Si la doctrina de
la reencarnción hubiese sido enseñada, colocaría a todo ser humano en la misma
base, disminuyendo entonces el poder del clero sobre los seres humanos. Jesús
no habría permitido que una doctrina tan importante hubiese sido ignorada. Si
hubiese sido errónea, entonces su deber hubiera consistido en condenarla y en
realidad, suponemos que lo hubiera hecho si no hubiese sido completamente
correcta. Además, llegó hasta al punto de afirmarla, poniéndole su sello de
aprobación para siempre. Naturalmente, Juan el Revelador creyó en ésta, por lo
tanto, en su libro la voz del Todopoderoso, declara que el hombre capaz de
superar los obstáculos no deberá "salir más" del paraíso. Negando la
reencarnación, ésta seria simplemente retórica, mientras es una doctrina clara
en cuanto nos indica que el ser humano, por medio del esfuerzo constante de
varias vidas, al final supera las ilusiones de la materia y no necesitará más
de salir a la vida, sino que desde aquel momento será una columna por siempre,
o sea lo que el teosofo conoce como "Dhyan Chohan." Ésta es
exactamente la antigua doctrina oriental concerniente al tema. Aún San Pablo
expresa la teoría de la reencarnación en sus epístolas en las cuales relata los
casos de Jacob y Esau, diciendo que el Señor amó a uno y odió al otro antes de
que estos nacieran.
Obviamente, el Señor no puede amar u odiar una cosa que no
existe, por lo tanto implica que Jacob y Esau en vidas previas fueron
respectivamente bueno y malo, desde luego el Señor, o karma, amó uno y odió al
otro antes de su nacimiento como Jacob y Esau. En este caso, Pablo se refiere
al mismo acontecimiento de que habla también Malachi, el profeta mayor, en
perfecta sintonía con la idea prevaleciente. Después de Pablo y los discípulos,
aparecieron los primeros padres de la iglesia y muchos de ellos enseñaron lo
mismo. Orígenes fué el más grande, impartió la doctrina en modo específico y a
causa de la influencia de sus ideas, el Concilio de Constantinopla, 500 años
después de Jesús, creyó oportuno condenar la doctrina como deletérea. Esta
condena funcionó porque los padres eran seres ignorantes, la mayoría eran
gentiles y no les interesaban las doctrinas antiguas, aún la obviaban. Por lo
tanto, la doctrina de la reencarnación desapareció de las enseñanzas públicas y
al final desvaneció para el mundo occidental. Pero debe ser resucitada porque
era unas de las creencias del fundador, ofrece una base permanente y poderosa
para la ética y es en realidad la doctrina teosófica más importante. Firmado
como William Brehon, aparecido en The Path, Diciembre 1892. 1 "The
Theosophical Forum," era una pequeña revista enviada cada mes a todos los
miembros de la Sección Americana de la sociedad Teosófica. Su contenido
consistía en respuestas a preguntas referentes a la filosofía Teosófica. La
respuesta a la cual el señor Judge se refiere, elabora la explicación de la
declaración de Jesús (Juan 9) concerniente al hombre nacido ciego.
William Judge
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