domingo, 16 de septiembre de 2018

La Reencarnación En La Biblia


El siguiente artículo, no se propone el impartir una información detallada sobre este tema, pero, aún siendo una presentación esquemática, mostrará que la "Biblia" contiene la doctrina de la reencarnación. Seguramente, los que se adhieren solo a lo que la iglesia enseña acerca del ser humano y su destino, no aceptarán muy facilmente un concepto que no sea teológico, pero existen algunas personas que mientras no esten en la iglesia, siguen rigurosamente el pequeño libro del cual recibieron sus enseñanzas. 
En primer lugar, debemos tener presente que los escritores de los libros biblicos eran casi todos judíos, al igual que Jesús, el fundador del cristianismo. Al examinar sus palabras, nos percatamos de que pensó que su misión era para los judíos y no para los gentiles, él dijo; "He sido enviado por la oveja perdida de la casa de Israel." Ésto, se refiere claramente a los judíos, excluyendo entonces a los gentiles. En una ocasión, no quiso hacer nada por una mujer gentil, hasta que sus continuos ruegos lo obligaron a actuar y en este caso también mencionó su misión hacia los judios. Por lo tanto, al examinar estas cosas, no debemos olvidar las creencias de aquel período. Seguramente, los judíos creían en la reencarnación, pues era una doctrina aceptada comunemente como lo es en India, y Jesús debía conocerla. Debemos creer en este hecho por dos motivos: primero porque los cristianos afirman que es el Hijo de Dios y el depositario de una gran sabiduría, segundo porque recibió una educación que le permitió de discutir con los eruditos de su tiempo. 
Como demuestran los libros del "Antiguo Testamento", la teoría de la reencarnación era yá muy antigua. 
La sección "Proverbios" expresa tal doctrina cuando Salomón dice que estaba con el Creador desde el prinipio, deleitándose entonces con los hijos de los hombres en las partes habitables de la tierra. Por lo tanto, el uso de las frases que relatan su vida en la tierra con los hombres, anula la explicación según la cual él quería decir que existió en la presciencia del Creador. Además, Elias y otros personajes famosos debían volver, y de vez en cuando las personas los esperaban. Según ellas, Adán se reencarnó para continuar la obra que empezó tan de mala manera, mientras Seth, Moises y otros, se reencarnaron en grandes individuos en épocas siguientes. El territorio donde todo esto acontecía era oriental y los orientales siempre mantuvieraon la doctrina del renacimiento de los seres mortales. No se la trataba siempre refiriéndose al ser común que moría y renacía, pero emergía prominentemente al mencionar los nombres de los grandes profetas, videntes y legisladores. Al consultar un judío culto no "reformado," el lector acumulará mucha información sobre esta doctrina nacional. Si se considera el período en el cual Jesús vivió, todo lo hasta ahora dicho tiene sentido con lo que él promulgó. Naturalmente, si lo que él divulgó difiere del punto de vista de la iglesia, deberemos abandonar la posición de ésta última, si no seremos culpables de dudar de la sabiduría de Jesús y su habilidad de guiar un gran movimiento. En realidad, esta es la posición de la iglesia en cuanto ha promulgado dogmas y condenado totalmente algunas doctrinas sin autoridad, poniendo además su anatema sobre ciertas ideas que Jesús mismo profesó. 
Cuando llevaron a la presencia de Jesús a un hombre nacido ciego, los discípulos naturalmente se preguntaban sobre el porqué el Omnipotente lo hubiese castigado de tal manera, por lo tanto, preguntaron a Jesús si este hombre nació ciego a causa de algún pecado que él o sus padres cometieron. Los discípulos interrogaron a Jesús sobre este asunto aceptando totalmente la doctrina de la reencarnación, pues según ellos era obvio que ese hombre hubiese vivido previamente para haber cometido unos pecados por los cuales luego fué castigado. Si la doctrina hubiese sido equivocada y deletérea, como la declara la iglesia poniendo sobre ésta su anatema, Jesús habría debido saber que era errónea y ésta era su ocasión para negar la doctrina completa, descreditándola y poniéndole su sello de condena para siempre. Pero no lo hizo, no la usó como explicación, y luego dijo que la ceguera dependía en ese caso de otros factores, por lo tanto no era una negación de la doctrina. Cuando el gobernador del país mató a Juan el Bautista, el que había ordenado a Jesús en su ministerio, este último al saberlo afirmó claramente la doctrina de la reencarnación. Por lo tanto, en el caso del ciego, su refrenarse sobre el tema, no demuestra que él rehusó creditar la teoría. Jesús afirmó la doctrina y también las ideas antiguas en relación al retorno en la tierra de los profetas, diciendo que el soberano había matado a Juan, ignorando que era Elias "cuya inminente venida todos esperaban." El mismo tema emergió en otra ocasión entre Jesús y los discípulos, cuando estaban hablando sobre la venida de un mensajero antes de Jesús mismo. Los discípulos no comprendieron y dijeron que Elias habría debido llegar primero como mensajero y Jesús respondió claramente que Elias había ya llegado en la persona de Juan el Bautista. Jesús hubiera podido condenar en esta ocasión la doctrina de la reencarnación, pero al contrario, la afirma claramente enseñándola, más bien muestra su aplicación en el caso de algunos individuos, dado que era muy interesante e instructiva para los discípulos no dotados de suficiente intuición para discernir quien era quien en su naturaleza inmortal. Mientras Jesús, siendo un vidente, pudo ver en el pasado y decirles cual personaje histórico cada uno había sido. 
Entonces, impartió algunos detalles acerca de Juan y debemos suponer que divulgó más particulares de los que nos son dados a conocer en las escrituras, naturalmente incompletas y reconocidas como solo una narrativa parcial de las obras y las palabras de Jesús. Por lo tanto, es evidente el desacuerdo diametral que existe entre la iglesia y Jesús. La primera ha maldecido la doctrina que él enseñó. ¿Quien tiene razón? Para el verdadero creyente en el hijo de Dios, la tiene Jesús, mientras la iglesia considerará justa su línea de conducta. Si la doctrina de la reencarnción hubiese sido enseñada, colocaría a todo ser humano en la misma base, disminuyendo entonces el poder del clero sobre los seres humanos. Jesús no habría permitido que una doctrina tan importante hubiese sido ignorada. Si hubiese sido errónea, entonces su deber hubiera consistido en condenarla y en realidad, suponemos que lo hubiera hecho si no hubiese sido completamente correcta. Además, llegó hasta al punto de afirmarla, poniéndole su sello de aprobación para siempre. Naturalmente, Juan el Revelador creyó en ésta, por lo tanto, en su libro la voz del Todopoderoso, declara que el hombre capaz de superar los obstáculos no deberá "salir más" del paraíso. Negando la reencarnación, ésta seria simplemente retórica, mientras es una doctrina clara en cuanto nos indica que el ser humano, por medio del esfuerzo constante de varias vidas, al final supera las ilusiones de la materia y no necesitará más de salir a la vida, sino que desde aquel momento será una columna por siempre, o sea lo que el teosofo conoce como "Dhyan Chohan." Ésta es exactamente la antigua doctrina oriental concerniente al tema. Aún San Pablo expresa la teoría de la reencarnación en sus epístolas en las cuales relata los casos de Jacob y Esau, diciendo que el Señor amó a uno y odió al otro antes de que estos nacieran. 
Obviamente, el Señor no puede amar u odiar una cosa que no existe, por lo tanto implica que Jacob y Esau en vidas previas fueron respectivamente bueno y malo, desde luego el Señor, o karma, amó uno y odió al otro antes de su nacimiento como Jacob y Esau. En este caso, Pablo se refiere al mismo acontecimiento de que habla también Malachi, el profeta mayor, en perfecta sintonía con la idea prevaleciente. Después de Pablo y los discípulos, aparecieron los primeros padres de la iglesia y muchos de ellos enseñaron lo mismo. Orígenes fué el más grande, impartió la doctrina en modo específico y a causa de la influencia de sus ideas, el Concilio de Constantinopla, 500 años después de Jesús, creyó oportuno condenar la doctrina como deletérea. Esta condena funcionó porque los padres eran seres ignorantes, la mayoría eran gentiles y no les interesaban las doctrinas antiguas, aún la obviaban. Por lo tanto, la doctrina de la reencarnación desapareció de las enseñanzas públicas y al final desvaneció para el mundo occidental. Pero debe ser resucitada porque era unas de las creencias del fundador, ofrece una base permanente y poderosa para la ética y es en realidad la doctrina teosófica más importante. Firmado como William Brehon, aparecido en The Path, Diciembre 1892. 1 "The Theosophical Forum," era una pequeña revista enviada cada mes a todos los miembros de la Sección Americana de la sociedad Teosófica. Su contenido consistía en respuestas a preguntas referentes a la filosofía Teosófica. La respuesta a la cual el señor Judge se refiere, elabora la explicación de la declaración de Jesús (Juan 9) concerniente al hombre nacido ciego.
William Judge

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