sábado, 15 de septiembre de 2018

LAS ESFERAS SUPERIORES


Las dos esferas superiores, la Intuicional, en la cual la naturaleza de Cristo se desarrolla en el Hombre, y la Espiritual, no pueden describirse plenamen­te aquí. La Intuición, o la visión clara en la naturaleza de las cosas, que ve al Ser Uno en todas las cosas y des­truye el sentido de separatividad, es la facultad de la naturaleza Sabiduría, la suprema visión espiritual, para la cual "La Naturaleza no tiene velos en todo su rei­nado". 
La esfera espiritual, en la cual se realiza la uni­dad de la voluntad humana con la divina, es la última y más alta en el presente sistema manifestado. Las esferas monádicas y divinas son inmanifestadas todavía. 
La rueda de la evolución humana normal gira en tres mundos: el físico, el intermedio y el cielo. En el primero, juntamos experiencias; en el segundo sufrimos y gozamos según nuestra vida en el primero; en el tercero, disfrutamos de una felicidad sin tacha y se trasmutan las experiencias en facultades, tornando las experiencias en poder. De esta manera retornamos, edad tras edad. 
Cada etapa de esta evolución a través de los eones puede estudiarse por el desarrollo de la conciencia y el mejoramiento de los cuerpos pertenecientes a los diferentes mundos. No deben tomarse como verdades las afirmaciones realizadas en esta sección, excepto sobre la mónada, pues el estudio que garantiza una verificación es tan arduo como el de las altas matemáticas o el de la astronomía. Un desarrollo ligeramente superior de la voluntad normal, sin embargo capacita el examen de los hechos en los cuerpos etéricos y mental, y tal experiencia puede dar ánimos al estudiante para proseguir con la tarea más allá.
CEREMONIAS Y RITOS RELIGIOSOS

Un gran servicio rendido por la Teosofía como ciencia a las diversas religiones es la explicación que ofrece de sus diversas ceremonias y ritos. Estos fueron planeados originalmente por grandes ocultistas para trasladar a los devotos y a los buenos, las influencias de las altas esferas. Un "Sacramento" es, definido por el Catecismo de la Iglesia de Inglaterra como "el signo exterior y visible de una gracia interior espiritual", y no solamente es el signo de que la gracia está presente, sino un medio mediante el cual puede ser llevada al devoto. Por las reglas antiguas, para el sacramento debe de haber un Objeto físico externo, un Signo de Poder y una Palabra de Poder, y también un Oficiante debidamente calificado según las leyes de la religión. Así, en el Bautismo Cristiano, el Agua es el objeto físico, el Signo de Poder es la Cruz, y la Palabra de Poder es la fórmula bautismal "Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". 
El oficiante es un sacerdote debidamente ordenado. La gracia In­terna Espiritual es la bendición vertida sobre la criatu­ra por los Angeles circundantes, su admisión a la comunidad Cristiana en este y en otros mundos, y las bien­venidas que se extienden sobre él por medio de la visi­ble e invisible Iglesia Cristiana. 

En la Sagrada Comunión se sigue el mismo princi­pio, y cualquier clarividente que viera la ceremonia, vería los destellos de luz que siguen a las palabras de consagración, la luz que brilla a través de la iglesia bañando a los fieles y siendo apropiada y absorbida por los realmente devotos. Ello debido a la tradición de esta "Presencia real" que preserva la Hostia en las iglesias Católicas Romanas, y desde la cual, efectiva­mente, irradia una constante bendición. Las ceremonias que se realizan para ayudar a los que han fallecido, los llamados "muertos" se basan todas en el conocimiento de los hechos del mundo intermedio, aunque las personas que toman parte en ellas hoy en día conocen muy poco del resultado real sobre las personas a las cuales están destinadas. La plegaria diaria y la meditación, que realiza cualquier hindú piadoso, se hace para atraer y esparcir gracias espirituales, atrayendo a los Devas, "el minis­terio de los Angeles" para esparcir sus bendiciones en las vecindades o en las vidas humanas, animales o vege­tales. 

Todas estas cosas son vistas como "supersticiones" por el hombre moderno común, aunque, dado que el mundo invisible interpenetra y rodea al visible, no es irracional la influencia que aquél ha de ejercer sobre éste. Fue considerada una superstición a fines del siglo dieciocho la creencia de que había una fuerza que hacía mover a las patas de una rana colgadas en un alam­bre. Galvani sufrió las burlas por haber observado que bailaban mientras esperaban la sartén, y fue llamado "el maestro de baile de ranas". Sin embargo, la corrien­te galvánica liga los continentes hoy en día. Muchas "supersticiones" indicaron la dirección de un descubrimiento de fuerzas desconocidas para la humanidad. El inteligente observa e investiga, y no re­chaza sin haber antes estudiado.

ANNIE BESANT


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