martes, 11 de septiembre de 2018

Aplicaciones Universales De La Doctrina




Durante estos últimos años, se ha escrito mucho a cerca de las enseñanzas teosóficas, pero podemos notar que no hubo una aplicación correspondiente, amplia y universal de las doctrinas. 
A excepción de H. P. Blavatsky, nuestros escritores se han limitado a ideas estrechas, considerando principalmente el estado del ser humano después de la muerte y como el karma lo afecta en la vida. Especialmente en el caso de la ley del karma, se ha puesto mucho énfasis en decidir como modifica nuestro placer o nuestro dolor y si en Devachan se nos compensará por los fracasos del karma, mientras otros escritores hablan de la reencarnación como si afectara solamente a la humanidad y emplean el mismo sistema al tratar o practicar otras teorías y doctrinas de la Religión Sabiduría. Después de catorce años de actividad, ha llegado el momento de que los miembros de nuestra sociedad, apliquen universalmente toda doctrina o precepto admitido, sin limitarlos sólo a su propio ser egoísta. 
Para aclarar lo hasta ahora dicho en este artículo, me propongo delinear como es posible aplicar universalmente algunas de nuestras doctrinas. Antes de analizar estas doctrinas, quiero atraer la atención, de los que creen en las "Upanishad," en la constante insistencia de estos libros sagrados en la identidad del ser humano con Brahma, Dios o la naturaleza y la aplicación universal de toda doctrina o ley. 
En "Brihadaranyaka Upanishad" leemos: "Dígame, ¿cual es el Brahman visible, invisible, el atman presente en el todo? Esto es tu Ser que está en el todo [...] Él que respira durante la aspiración es tu Ser que está en el todo. Él que respira en la expiración es tu Ser que está en el todo. Este es tu Ser que está en el todo. El contenido del sexto "Brahmana" muestra que todos los mundos están reciprocamente interconectados, mientras en el septimo, el maestro declara que "él que manipula o mueve" toda cosa es el mismo Ser, presente en cada ser humano. 
Los interrogadores continúan declarando que "lo que está encima de los cielos, y debajo de la tierra, abraza el cielo y la tierra, el pasado, el presente y el futuro, está tejido como el urdimbre y la trama en el éter," y el éter está "tejido como el urdimbre y la trama en lo Imperecedero." Si todo esto es verdad, toda ley que afecta al ser humano debe gobernar cada parte del universo en el cual vive. Entonces descubrimos que estos hombres tenaces del pasado, aplicaban sus doctrinas en todo campo, usando las leyes de analogía y de correspondencia para resolver los misterios profundos. ¿Por qué deberíamos permanecer tras de ellos? Si el gran Ser reside en el ser humano, el cuerpo en todas sus partes tiene que simbolizar al mundo más amplio alrededor. Por lo tanto, descubrimos que, siendo el sonido una característica particular del espacio, en el ser humano está representado por la oreja, mientras el ojo representa el fuego y muestra el alma hacia adelante, en cuanto solo ésta vence a la muerte y en las "Upanishad" el fuego es lo que conquista la muerte. Procediando de tal manera, es posible alcanzar el conocimiento de las leyes de la naturaleza, no sólo de las que son recónditas, sino que de aquellas más facilmente perceptibles. Si postulamos que el cuerpo humano y sus órganos son una pequeña copia del universo, nos preguntaremos: "Por qué cosa está simbolizada la luz astral?" Por el ojo y especialmente por la retina y la forma en que opera. La luz astral recibe las imagenes de todo evento y cosa, mientras la retina capta las que pasan en frente del ser humano. 
Descubrimos entonces que las imágenes en la retina permanecen por un cierto período de tiempo medible, pasando por diversos cambios antes de desaparecer completamente. Extendiendo el resultado de esta observación a la luz astral, asumiremos que experimente cambios semejantes respecto a las imagenes. En consecuencia, toda imagen engendrada durante algún ciclo en esta gran retina, debe tener un período al cabo del cual desaparecerá. Esta es la ley como la declaran los depositarios de la Doctrina Secreta. Para llegar al valor numérico de este período, debemos calcular la siguiente proporción: como el tiempo de desvanecimiento de la retina humana está a la longitud de la vida del ser humano sano, así será el tiempo de desvanecimiento de la luz astral. La incógnita podrá ser descubierta estudiando profundamente la doctrina de los cuatro yugas o edades y la longitud de una vida de Brahma. Por lo tanto, o estas doctrinas teosóficas que hemos elaborado con dificultad durante los años de nuestra historia, son universalmente aplicables, o no lo son. En este último caso, no valdría la pena dedicarles todo este tiempo y habría sido mejor si lo hubiésemos empleado en cualquier esfera de la ciencia. 
Pero el gran interés que la teosofía suscita en sus estudiantes, consiste en el hecho que sus doctrinas son universales, resuelven todo enigma y son aplicables a cada esfera de la naturaleza que conocemos. Además, según los estudiantes más adelantados, la misma aplicación universal es válida en áreas que trascienden la comprensión actual de la ciencia o de la mente del ser humano común. Por lo tanto, si una persona o nosotros mismos, formulamos una supuesta ley de aplicación, podemos comprobarla inmediatamente, en cuanto, a menos que pueda ser empleada en todo campo mediante la correspondencia, o sea una fase de cualquier doctrina previamente aceptada, sabemos que es falsa o ha sido declarada erróneamente. Por lo tanto, toda nuestra enseñanza puede ser verificada a cada paso. Para mantenernos en el camino correcto no es necesario comunicarnos constantemente con los adeptos, sino que es suficiente ver si nuestra posición concuerda con los principios ya formulados y comprendidos. Teniendo esto presente, podemos examinar confiadamente las grandes ideas en las cuales muchos de nosotros creemos, intentando descubrir como podemos aplicarlas universalmente. En realidad, si en vez de considerar egoístamente como estas leyes nos afectan, nos preguntaramos como se pueden aplicar en cada esfera, recibiríamos un vehículo para ampliar nuestro horizonte y eliminar nuestro egoísmo. Al aplicar las doctrinas en todos nuestros actos y en toda parte del ser humano, podemos percatarnos de la verdadera tarea que nos espera. 
Consideremos el karma. Su campo de acción no debemos limitarlo simplemente al ser humano, este incluye al cosmos y al globo donde él vive. Por carecimiento de un termíno inglés apropiado, el período de un gran día de la evolución se llama Manwantara o el reino de un Manu y estos se suceden eternamente uno tras otro. En otras palabras, cada uno de nosotros es una unidad o una célula, en el gran cuerpo o ser de Manu y así como nos vemos engendrar karma, reencarnamos para agotarlo, así el gran ser Manu, muere al final de un Manwantara y después de un período de descanso, se reencarna nuevamente, como resultado de nuestra acción total. Con el adjetivo "nuesta" quiero decir todo ser de cada plano o planeta incluido en aquel Manwantara. Por lo tanto, este Manwantara es el resultado del anterior y el próximo después de esto, dentro de unos millones de años, será el resultado del Manwantara actual, incluyendo todo lo que lo precedió. ¿Cuanto tiempo habeís dedicado a pensar en el efecto del karma sobre los animales, las plantas, los minerales y los seres elementales? ¿Habeis sido así egoístas que habeís supuesto que no los afectaís? ¿Es verdad que el ser humano no es responsable por el gran número de animales feroces y peligrosos, como las serpientes mortales, los escorpiones, los leones y los tigres que rugen con fiereza convirtiendo amplias areas terrestres en salvajes y aterrorizando a la gente de India y de otros lugares? 
Esto no puede ser verdadero, pero como el apóstol de los cristianos dijo, es verdad que toda creación depende del ser humano y gime si este retrasa la iluminación de todos. ¿Qué pasa cuando matamos intencionalmente un simple insecto? Destrozamos su vida y aunque lo olvidamos, abreviamos su existencia por corta que esta sea. Imaginemos ahora que esto acontezca en millones de sitios, cada una de estas pequeñas criaturas tenía vida y energía y un cierto grado de inteligencia. El resultado total de los efectos de las muertes de estos pequeños seres tiene que ser apreciable. En el caso contrario nuestras doctrinas son erróneas y no hay nada malo en matar un ser humano. Examinemos un estado un poco más elevado, el reino de los pajaros y de los cuadrúpedos. En Inglaterra, durante la estación de la caza, se matan muchos pajaros por deporte y en otros lugares esto sucede de igual manera con animales inofensivos e inteligentes como los ciervos. Estos tienen una inteligencia superior a los insectos y una gama de sentimientos más amplio. Bajo la ley kármica estas muertes ¿no causan ningún efecto? ¿Que diferencia existe entre matar licensiosamente un ciervo o un idiota? Según mi punto de vista la diferencia es muy poca. ¿Entonces por qué aún ciertas mujeres con un aspecto delicado se deleitan en el escuchar los cuentos de caceria? Es el karma de ellas, por ser las descendientes de largas generaciones de europeos que, hace unos siglos, con la ayuda de la iglesia, decidieron que los animales no tenían alma, por lo tanto podían ser matados. 
El mismo karma permite que, al venir a la India el nieto de la reina de Inglaterra, que se define una defensora de la fe de Jesús, se preparen muchas cosas de modo que él se deleite por algunas semanas cazando tigres, cerdos y cuanto pajaro se cruce en su camino. Por eso el karma de nuestra descendencia nacional nos oprime tanto que no podemos discernir cuales pensamientos son los presentimientos falsos de los pensamientos de nuestros antepasados y cuales son los que realmente emanan de nuestras mentes. Examinemos ahora la Reencarnación, el Devachan y el Karma. Los teosofos por lo general, suelen considerar estos temas sólo desde el punto de vista del ser humano completo, o sea el ego. ¿Qué podemos decir de sus aplicaciones diarias y en cada hora? Si creemos en la doctrina de la Vida Única, entonces las mismas leyes deben gobernar toda célula en este cuerpo físico. Cada célula tiene que ser una vida, experimenta su karma, devachan y reencarnación. Cada una de estas células, al reencarnarse entre las demás de nuestro cuerpo, tiene que estar afectada por el carácter de las que encuentra y nosotros somos los creadores de ese carácter. Todo pensamiento, cuando culmine su período muere, pero renace muy pronto y retornando de su devachan, se encontrará rodeado de compañeros positivos o negativos. 
Por lo tanto, cada hora de nuestra existencia está llena de peligros o de situaciones benéficas. ¿Como es posible que unas pocas horas semanales dedicadas al pensamiento y a la acción teosófica, puedan neutralizar, aún en las celulas materiales, el efecto de una semana entera pasada en la indiferencia, en la frivolidad y en el egoísmo? Esta mole de pensamientos negativos y miserables, engendrará una marea irresistible capaz de llevarse a la primera oportunidad todos vuestros propósitos positivos. Esto explica porque los estudiantes devotos muy a menudo fracasan. Han esperado una hora o un día particular para verificar su fuerza y al llegar el momento, se sentían debiles. Si decidieron conquistar la ira, en vez de intentar ganarle cuando se les presentó la oportunidad, la dejan escapar para evitar la confrontación, o no encaran las pequeñas pruebas que emergen en cada hora, las cuales, cuando son tratadas con éxito, proporcionan una gran reserva de fuerza, la cual les servirá para que nada les venciera en los momentos dificiles. Consideremos ahora la teoría de la evolución del macrocosmo en su aplicción respecto al microcosmo, el ser humano. Según la filosofía hermética, el ser humano es la copia del gran universo en cuanto es un pequeño universo en sí mismo, gobernado por las mismas leyes que rigen al universo, por lo tanto, las menudas proporciones del ser humano muestran la operación de todas estas grandes leyes en escala reducida solo en tiempo y alcance. 
Esta es la regla a la cual H.P.B. se adhiere y está en todos los misterios e iniciaciones de la antigüedad. Leemos que nuestro universo es un conjunto de átomos o moléculas llamadas "vidas", por lo tanto el espíritu, viviendo con y por medio de cada una de estas, se esfuerza en alcanzar la conciencia y tal lucha está gobernada por una ley que lo impulsa a seguir hacia adelante durante los diferentes períodos. En cada momento de esa batalla, algunos de estos átomos o conjuntos de moléculas sobreviven para emprender nuevamente la lucha en el período siguiente. Por lo tanto, el estado del universo en cualquier período de manifestación o el estado de todo universo recién manifestado, debe ser el resultado de lo que aconteció en un período anterior. Al considerar al ser humano, notamos que es un conjunto de moléculas o vidas o células, que compiten reciprocamente y están afectadas positiva o negativamente por la presencia o la ausencia de las aspiraciones en el individuo, que es la guía o el dios, por decirlo así, de su pequeño universo. Desde el momento que nace, las moléculas, las células o vidas, destinadas a constituir sus formas fisicas y astrales, se encuentran bajo su dirección, y durante el período de su existencia, pasan por un pequeño manvantara, analogicamente a las vidas del universo. Al momento de su muerte, el ser humano habrá afectado estas vidas con la fuerza y el color de sus pensamientos, aspiraciones y estarán preparadas para componer la habitación de otros egos. 
Aquí está expresada una profunda responsabilidad, que se nos presenta en un aspecto dual. El primero concierne a los efectos producidos e impresos en lo que llamamos materia en las moléculas, y cuando otros egos las usen, estas "vidas" los afectaran positiva o negativamente. El segundo consiste en el efecto sobre las moléculas, en cuanto en el todo existen vidas o entidades, cuyo empleo positivo o negativo por parte del ser humano, que es el custodio de ellas, las ayudará o las retrazará en su evolución. Sin detenernos a discutir lo que es la materia, será suficiente decir que es co-eterna a lo que llamamos "espíritu." En "El Bhagavad Gita" leemos: "Él que es espíritu es materia también." Por decirlo en otras palabras, el espíritu es el polo opuesto de la materia del absoluto. Naturalmente, la materia tomada en consideración, no es la que nos rodea, en cuanto ésta última es solo su aspecto fenoménico. Aún la ciencia concuerda con este concepto. Durante un manvantara, o período de manifestación, los egos que se encarnan deben reutilizar en cada mundo en el cual aparecen, la materia que tienen a su alcance. Por lo tanto, ahora estamos usando en nuestras encarnaciones materia que empleamos juntos a otros egos muchas veces, estando así afectados por las diversas tendencias impresas en ésta. Al mismo tiempo, estamos dejando tras de nosotros lo que ayudará u obstaculizará las generaciones futuras. 
Todo esto es muy importante, no obstante que la reencarnación sea una doctrina verdadera o no, en cuanto si toda nueva nación es simplemente un conjunto de nuevos egos o almas, la materia del medio ambiente de las naciones y de las razas extinguidas, afectaría enormemente a las nuevas generaciones. Mientras para nosotros que creemos en la reencarnación, este concepto contiene una fuerza superior, en cuanto nos muestra una razón muy evidente del porque deberíamos creer y practicar la hermandad universal. La otra esfera de la responsabilidad es igualmente seria. La doctrina que elimina la muerte del universo, declarando que innumerables vidas componen el todo, intercambiandose continuamente, sostiene necesariamente la teoria según la cual, el ser humano contiene en sí mismo todas estas vidas las que proceden por el camino ascendente de la evolución. Según la Doctrina Secreta, estamos constituidos por muchos reinos de entidades que dependen de nosotros por decirlo así, para alcanzar la salvación. Por lo tanto, esta responsabilidad tiene que ser enorme en cuanto no sólo seremos juzgados por como actuamos entre nosotros, sino por nuestro comportamiento hacia estos seres invisibles que dependen de nosotros para alcanzar la luz.

William Judge

Aparecido en The Path, Octubre 1889.

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