La porción de cielo del mundo mental está
llena de seres desencarnados que elaboran en poderes mentales y morales las
buenas experiencias pasadas en sus vidas terrestres. Aquí puede verse al devoto
religioso en un rapto de adoración contemplativa de la Divina Forma que amaba
en la tierra, porque Dios se le revela en cualquier forma querida para el
corazón humano.
El músico llena el aire con sonidos melodiosos, cultivando su
capacidad hacia poderes mayores. Aquellos que aman están en contacto cercano
con sus amados, y el amor gana más fortaleza y profundidad. El artista de las
formas y los colores elabora espléndidas concepciones en materia plástica, que
responde a sus pensamientos. El filántropo delinea grandes esquemas para
ayudar a la humanidad. Los arquitectos, los planos a traer cuando retornen a la
tierra.
Cada una de las elevadas actividades desarrolladas en la tierra, cada
pensamiento y aspiración nobles, florece aquí, flores que contienen en sí
mismas las semillas que crecerán luego en la tierra. Sabiendo todo esto, las personas de esta
tierra preparan las semillas de las experiencias que luego florecerán en el
cielo.
El cultivo de cada una de las facultades literarias y artísticas, de un
paciente y permanente amor, de un servicio inegoista al ser humano, de una
devoción a Dios, tornan rico y fructífero al cielo. Los que siembran escasez,
cosechan escasez. Mientras que todas las copas de felicidad han de ser llenadas
hasta rebalsar, hacemos a nuestras copas pequeñas o grandes. La extensión de
nuestro cielo dependerá del material que llevemos al morir; este material son
los pensamientos y las emociones puras. Puede ser desde quinientos años a dos
mil, o de unas pocas centurias. En los muy poco desarrollados, menos todavía.
Cuando todas las experiencias ya han sido elaboradas en facultades, el hombre
desecha su cuerpo mental y es, entonces, verdaderamente él mismo, manteniendo
el causal y los dos cuerpos superiores. Si es altamente desarrollado, puede
vivir sin límites en los altos niveles del mundo mental.
Generalmente, su
estada allí es breve, solo suficiente como para que vea todo su pasado, y para
echar una ojeada a su futura vida, y rápidamente comienza a ponerse hacia abajo
otra vez, guiado por la necesidad de nuevas experiencias. El germen de las
facultades mentales desarrolladas se implanta en la materia mental, para
formar un nuevo cuerpo mental. Los correspondientes a las facultades emotivas y
morales desarrolladas en la materia astral, forman un nuevo cuerpo astral, y
estas son las facultades innatas", o el "carácter" que el niño
trae consigo al mundo.
LAS
ESFERAS SUPERIORES
Las dos esferas superiores, la Intuicional,
en la cual la naturaleza de Cristo se desarrolla en el Hombre, y la Espiritual,
no pueden describirse plenamente aquí. La Intuición, o la visión clara en la naturaleza de las cosas, que ve
al Ser Uno en todas las cosas y destruye el sentido de separatividad, es la
facultad de la naturaleza Sabiduría, la suprema visión espiritual, para la cual
"La Naturaleza no tiene velos en todo su reinado".
La esfera
espiritual, en la cual se realiza la unidad de la voluntad humana con la
divina, es la última y más alta en el presente sistema manifestado. Las esferas
monádicas y divinas son inmanifestadas todavía.
La rueda de la evolución humana
normal gira en tres mundos: el físico, el intermedio y el cielo.
En el primero,
juntamos experiencias; en el segundo sufrimos y gozamos según nuestra vida en
el primero; en el tercero, disfrutamos de una felicidad sin tacha y se
trasmutan las experiencias en facultades, tornando las experiencias en poder.
De esta manera retornamos, edad tras edad. Cada etapa de esta evolución a
través de los eones puede estudiarse por el desarrollo de la conciencia y el
mejoramiento de los cuerpos pertenecientes a los diferentes mundos. No deben
tomarse como verdades las afirmaciones realizadas en esta sección, excepto
sobre la mónada, pues el estudio que garantiza una verificación es tan arduo
como el de las altas matemáticas o el de la astronomía. Un desarrollo
ligeramente superior de la voluntad normal, sin embargo capacita el examen de
los hechos en los cuerpos etéricos y mental, y tal experiencia puede dar ánimos
al estudiante para proseguir con la tarea más allá.
ANNIE BESANT
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