Entre otros aforismos sobre el
Karma aún desconocidos, los siguientes me fueron dados por mis maestros, entre
ellos H.P. Blavatsky. Algunos por escrito, otros comunicados en otras formas.
Me fué entonces declarado que provenían de manuscritos todavía inacesibles al
público en general. Cada uno me fue dado sujeto a mi juicio y razonamiento; y
así, después de reflexiva consideración, ellos se sometieron por sí mismos a mi
razón sin que mediara en ello autoridad alguna, igualmente confio que
encontrarán aprobación entre los compañeros para quien ahora los publico.
William Q. Judge
Aforismos
×
No hay Karma a menos que haya un ser que lo cree
o sienta sus efectos.
×
Karma es el ajuste de los efectos que fluyen de
causas durante cuyo ajuste el ser sobre quien y por quien éste se efectúa,
experimenta placer o dolor.
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El Karma es la infalible tendencia en el
Universo hacia la restauración del equilibrio, y esta tendencia obra
incesantemente.
×
El aparente cese de ese proceso de restauración
del equilibrio, se debe al necesario ajuste de otro disturbio en otro punto,
lugar o foco, el cual solo es visible al Yogui, al Sabio, o al Vidente
perfecto: no hay por lo tanto un cese, sino tan solo un ocultamiento a la
vista.
×
El Karma opera sobre todas las cosas y todos los
seres, desde el átomo infinitesimal hasta Brahma. Actuando en los tres mundos
de seres humanos, dioses y seres elementales, ningún punto en el universo
manifestado, está fuera de su alcance.
×
El Karma no está sujeto a tiempo, por lo tanto,
aquel que conoce la última subdivisión del tiempo en el Universo, conoce el
Karma.
×
Para todos los demás seres el Karma es, en su naturaleza
esencial, desconocido e incognocible.
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Pero su acción puede calcolarse de la causa al
efecto y este cálculo es posible porque el efecto está yá envuelto en la causa
y no es posterior a ésta.
×
El Karma de la tierra es la combinación de los
pensamientos y acciones de todos los seres de todo grado, que estuvieron
envueltos en el Manvantara anterior, o sea la corriente evolucionaria de la
cual fluyó la nuestra.
×
Y como esos seres incluyen Señores de Poder y
Seres Santos, al igual que débiles y malvados, el término de duración de la
tierra es mayor que el de cualquier ser, entidad o raza que jamás pueda
habitarla.
×
Como el Karma de la tierra y de todas sus razas
comenzó en un pasado demasiado remoto para ser penetrado por la mente humana,
toda investigación en cuanto a sus origines es tan inútil como improductiva.
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Las causes kármicas que ya se han puesto en
acción deben dejarse a su propio impulso hasta que lleguen a extinguerse. Sin
embargo esto no permite a ningún ser humano el rehusar dar ayuda, tanto a sus
semejantes como a todo ser viviente.
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Los efectos pueden contrarrestarse o mitigarse
por los pensamientos y acciones, ya sea de uno mismo como de otros, y así los
efectos resultantes representan la combinación e interacción de la suma total
de causas envueltas en la producción de tales efectos.
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En la vida de los mundos, razas, naciones e
individuos, el Karma no puede actuar a menos que se haya provisto un
instrumento apropiado para esa acción.
×
Y hasta que ese instrumento apropiado se
encuentre, el Karma relacionado con éste, permanece suspenso.
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Mientras que un ser esté experimentando acción
kármica en un instrumento apropiado, su otro Karma permanece en suspenso sin
extinguirse por ningún otro ser o medio, sinó que mas bién permanece en reserva
para su efecto futuro. Mientras tanto, el lapso de tiempo durante el cual esa
acción kármica no se siente, ni disminuye su fuerza ni cambia su naturaleza.
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Lo apropiado de un instrumento para la operación
del Karma, consiste en la exacta relación y nexo entre ese Karma y el cuerpo,
la mente y la naturaleza intelectual y psíquica que ha adquirido el Ego para su
uso durante una vida.
×
El instrumento usado por cualquier Ego en una
vida, está apropiado para la acción kármica que opera a través de él.
×
Cambios pueden ocurrir en el instrumento durante
el curso de una vida para hacerlo apropiado a un nuevo tipo de Karma lo cual
puede ocurrir de dos maneras: (a) por la intensidad de un pensamiento y el
poder de un voto o juramento, o (b) por medio de cambios naturales que resulten
en la extinción de causas anteriores.
×
Porque el cuerpo, la mente y el alma tienen cada
uno el poder de acción independiente, cualquiera de estos puede,
independientemente de los demás, extinguir cáusas kármicas, ya séan éstas más
remotas o más inmediatas respecto al momento inicial de las causas que están
ahora en acción por los otros mencionados canales o vehículos.
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El Karma es tanto misericordioso como
justiciero. Misericordia y Justicia son solo los polos opuestos de un todo; y
Misericordia sin Justicia es imposible en la acción del Karma. Aquello que los
humanos llaman Misericordia y Justicia es algo erróneo, deficiente e impuro.
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El Karma puede ser de tres clases (a) en acción
en el presente por medio de instrumentos apropiados; (b) el que está siendo
creado ahora, almacenado para extinguirse en el futuro; (c) Karma acumulado en
vidas previas y todavía inactivo porque lo impide lo inapropiado del
instrumento que está en uso por el Ego o por la intensidad del Karma operante
en el presente.
×
El Karma usa en cada ser tres campos de acción:
(a) el cuerpo y las circunstancias; (b) la mente e intelecto; (c) los planos
psíquicos y astrales.
×
El Karma acumulado y el Karma presente pueden
actuar cada uno o ambos a la vez en los tres campos de operación Kármica o en
cada uno de estos puede obrar una clase diferente de Karma.
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El nacer en cualquier tipo de cuerpo, así como
cosechar los frutos de cualquier tipo de Karma, se debe a la preponderancia de
la línea de tendencia kármica.
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El impulso y empuje de una tendencia kármica
influenciará las encarnaciones ya sea de un Ego o de una familia de Egos por
unas tres vidas, a menos que no se adopten medidas de represión, eliminación o
contrarresto.
×
Las medidas tomadas por un Ego para reprimir
tendencias y eliminar defectos, así como el contrarresto por medio de la
creación de otras causas diferentes, alterarán el impulso de una tendencia
kármica y abreviarán su influencia en relación directa a la intensidad o
debilidad de esfuerzos hechos al implementar las medidas adoptadas.
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Ningún ser humano, sino es un sabio o un
verdadero vidente, puede juzgar el Karma de otro. Por lo tanto, mientras cada
uno recibe lo que merece, las apariencias pueden ser engañosas y el nacimiento
en la pobreza o en la dura prueba pueden fácilmente no ser castigos resultantes
de mal Karma, pues los Egos frecuentemente encarnan en ambientes en los que
experimentan dificultades y pruebas que son más bien buscadas para disciplinar
al Ego y las cuales darán frutos de fortaleza y compasión.
×
El Karma de una raza, o Karma racial, influencia
a cada individuo en esa raza por medio de la Ley de Distribución. El Karma
nacional actúa en los miembros de una nación por acción de la misma ley más
concentrada. El Karma de familia rige solamente en naciones donde las familias
han permanecido puras y diferenciadas; ya que en cualquier nación en donde hay
mezcla de familias, como sucede en la actual era del Kali yuga, el Karma
familiar es generalmente distribuido a nivel nacional. Pero aún en tales eras,
algunos grupos familiares permanecen coherentes por largos períodos y en esos
casos sus miembros sienten el efecto del Karma familiar. La palabra
"familia" puede aquí incluir varios subgrupos familiares.
×
El Karma obra en la producción de cataclismos de
la naturaleza por la concatenación de los planos mentales y astrales de los
seres. Un cataclismo o catástrofe puede atribuirse a una causa física inmediata
como son los fuegos interiores de la tierra, disturbios atmosféricos y otros,
pero a su vez éstos han sido provocados por otros disturbios creados por el
poder dinámico del pensamiento humano.
×
Los Egos que no tienen ninguna conexión o nexo
con un lugar del globo donde un cataclismo ha de suceder, son rechazados y
mantenidos fuera del ámbito de su efecto en dos maneras distintas: (a) por
repulsión que actúa sobre las naturalezas interiores de esas personas, o (b)
siendo tales personas llamadas y advertidas por aquellos que vigilan el
progreso del mundo.
Aparecido en The Path, Marzo 1893
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