Ahora os voy a explicar la historia del nacimiento de los maruts. Todos nosotros sabemos que hay una reina del día y una reina de la noche; la reina de la luz y la reina de la oscuridad.
En toda mitología vamos a encontrar a estas
dos: la reina de la noche y la reina del día, es decir, la reina
de la oscuridad y la reina de la luz.
En los Vedas, a la reina de la luz se la llama Aditi.
El Sol cósmico, solar y planetario, así como todos los
devas, nacen de ella. Son muy benévolos y poderosos. Son
muchos los hijos buenos de la reina de la luz, Aditi. Los
doce soles de la radiación, llamados adityas, son sus hijos.
Todos los devas son sus hijos.
Es la reina de la luz. También
está la reina de la oscuridad. Esta se acerca al marido y le
dice: “Tú le has dado muchos hijos buenos a esta mujer.
¿Puedo yo tener uno como ellos?, ¿es correcto que a una
mujer le des tantos hijos valiosos?, ¿no puedo tener yo un
hijo valioso, y no solo hijos diabólicos?, ¿no soy tu mujer
igual que la otra?”. Así es como va la historia.
Todo es una presentación poética del juego cósmico.
Solo los iniciados saben. Es el Uno que se divide en luz
y oscuridad.
Solo los iniciados saben que no hay dos
reinas, sino solo una que, alternativamente, se manifiesta
como luz u oscuridad. El Uno se convierte en dos y crea
en beneficio de los seres que residen en la creación. Si
la reina de la luz te proporciona la actividad a través de
la conciencia, la reina de la oscuridad te proporciona el sueño. ¿No es importante el sueño? Nosotros pensamos
que solo es importante la actividad buena. El exceso de
sueño es peligroso, pero la excesiva actividad también es
peligrosa, te quema. Así que la reina de la oscuridad dice:
“Solo diabólicos, ninguno divino para mí”. El marido
se llama Kasyapa. Kasyapa significa el “noúmeno”, y es
alternativamente luz y oscuridad. Pero la presentación de
la historia habla de dos reinas.
De hecho, solo es una como
dos. Esta bella frase la encuentras en el sukta relacionado
con Rudra. Solo aquí la encuentras. Dice: “Ditinchame
aditinchame”. Ditinchame hace referencia a la oscuridad. Diti
es oscuridad, y aditi es luz. El sukta valora a Siva, el Señor,
diciendo que es tanto luz como oscuridad. Tú eres luz y
también oscuridad. Cuando adoramos a la Madre, también
decimos: “aditinchaditim deeptam vasudham vasudharineem”.
¡Los indios lo cantan, pero no lo ven!
Las horas de sueño son tan importantes como las
horas de actividad durante el día. El descanso es tan
importante como la actividad. La belleza de La Doctrina
Secreta, escrita por Madame Blavatsky, es esta. Ella dice una
frase hermosa, una frase realmente muy hermosa. Afirma:
“aditi también es diti, según nosotros”. “Nosotros”
significa ella y sus Maestros.
Sigue diciendo: “¡Si alguien
dice lo contrario, puede desafiarme!”. No encuentras
frases como estas en los llamados libros sagrados. Estos
lo dividen todo.
Toda la teología está dividida entre luz y oscuridad.
La síntesis no establece estas divisiones. La luz es necesaria,
el día es necesario.
Lo que crece durante el día es nutrido durante la noche. ¿Por qué le tememos a la oscuridad?
Porque somos ignorantes. La oscuridad es la luz absoluta.
Si aprendes a estar en la oscuridad, conocerás su belleza.
¿Cuál es la belleza del violeta? La belleza del violeta está
en las horas del amanecer, no durante el día. La belleza
del azul la encontramos durante la noche. La belleza del
índigo se halla en la noche. Pero le tememos a la noche.
Queremos luz durante la noche. La Madre dice: “Soy
la luz en la oscuridad”. La belleza de la Madre es: “No
solo soy luz, sino que también soy la luz en la oscuridad”.
No siempre, ni con frecuencia, salen estas dimensiones
durante una enseñanza. No temas a la noche. Todas las
experiencias tienen lugar durante la noche, no durante el
día. Las experiencias espirituales ocurren durante las horas
nocturnas, no durante las diurnas.
El éxtasis y experiencia
espiritual ocurren durante la noche de luna llena, no
al mediodía. Si la noche nos ofrece tanto, ¿por qué la
tememos? Cuanta más ignorancia, más temor.
La historia es hermosa.
A través de una historia
se puede explicar mejor. La mujer, la reina de la noche,
se acerca al noúmeno durante las horas del atardecer, y
le dice: “¿Por qué no yo?, ¿por qué no debería tener a
alguien?”.
El noúmeno es la energía de la ecuanimidad. Un
hombre ecuánime tiene el mismo amor hacia el ignorante
que hacia el hombre de conocimiento. Esta es la belleza
de la ecuanimidad. Kasyapa sonrió y dijo: “¿Qué es lo
que realmente quieres?”. “¡Uau! Ahora se dirige a mí.
Debo pedirle algo que sea lo mejor”, pensó la reina de la
oscuridad. Entonces ella dijo: “Concédeme a uno que sea más fuerte que todas las inteligencias de la luz. ¡Solo uno!”.
Entonces Kasyapa sonrió, y dijo: “Si es tu deseo, que así
sea”. En su misma demanda, ella se creó un problema a
sí misma. Si existe un dador que te puede proporcionar
lo mejor, pídele lo mejor. No le pidas algo mejor que lo
que tiene el vecino. Aquí radica el problema. Si solicitas
algo mejor que lo que tiene el vecino, significa que estás
viviendo en la comparación y llevas en ti la energía de los
celos. Así que, si Dios aparece, no le digas: “Dame algo
mejor que a mi compañero”.
La mejor manera de pedir es: “Yo no sé qué es lo mejor. Dame tú lo mejor. Tú eres el que sabes.
En cualquier caso, si estás inclinado a darme, dame lo mejor”. En lugar de esto, la reina de la oscuridad dijo: “Dame uno que sea superior al resto de chicos”.
La mejor manera de pedir es: “Yo no sé qué es lo mejor. Dame tú lo mejor. Tú eres el que sabes.
En cualquier caso, si estás inclinado a darme, dame lo mejor”. En lugar de esto, la reina de la oscuridad dijo: “Dame uno que sea superior al resto de chicos”.
Solicitó un regalo con un problema asociado. Esas son las
sutilezas que presentan las escrituras sagradas.
Si quieres hacer algo y saber cómo es, pregunta cómo
es. No preguntes: “¿es mejor que lo otro?”. No compares. Si
comparas, significa que hay una energía de celos que existe
en ti, consciente o inconscientemente. Generalmente, en
las escrituras sagradas se dice que los celos son la hermana
mayor de la feminidad, de la energía femenina. Es muy
difícil que una mujer no sea celosa.
Cuando una mujer
supera los celos, está en la cima del mundo. Así que este
aspecto también se encuentra en esta petición de la reina
de la noche.
Cuando nos encontramos en la ignorancia, vienen
algunos pensamientos. Asimismo, cuando nos encontramos
en la conciencia, también vienen algunos pensamientos.
Eran las horas del crepúsculo. En las horas del crepúsculo,
al atardecer, el dominio de la noche es superior. Así que
ella hizo esa solicitud. Kasyapa sonrió, entendió, pero
tenía que ser sincero. Dijo: “Que así sea”. Si conoces el
simbolismo, las historias te bañan en néctar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario