domingo, 21 de abril de 2019

Lecciones sobre la Doctrina Secreta - La ley de involución y evolución



Hay una ley de involución por la cual todo tiende de lo sutil a lo denso, y después hay una ley de evolución, de lo denso a lo sutil. Hay un punto hasta el cual hay crecimiento material. A partir de ahí retrocede. El cuerpo humano crece hasta los 35 años, hasta entonces se le llama deha. Después, según nuestro cuidado se mantiene, y lentamente, tras cierto tiempo, empieza a decaer. Todo se cuenta en múltiplos de 7. Para algunos empieza a decaer a los 49 años, para otros a los 56 años y para otros a los 63 años. Pero igualmente veremos el decaimiento con la edad. 

De lo sutil a lo denso y de lo denso a lo sutil, hay involución y evolución. 
Hay un descenso y un ascenso. En correspondencia, también tenemos las fases descendentes de la luna y las fases ascendentes de la luna. Tenemos la ley de involución y evolución. Aparte de nuestro cuerpo, como alma debemos observar si estamos involucionando o evolucionando. Si nos inclinamos cada vez más hacia el crecimiento material estamos involucionando, porque cuanto más entramos en lo material, más nos ata. Nos involucramos. La gente se involucra mucho al abusar de lo material. 
La implicación alocada en lo material ha acarreado dificultades a muchas personas. Una implicación regulada aún no es evolución. La regulamos porque si vamos más allá, nos lo complica. 

Si no nos acarreara dificultades, desearíamos avanzar más en lo material. Un loto no está preocupado por los alrededores. Cuando llega el amanecer, se orienta a la luz del sol. Esta es la evolución del loto. Por eso el loto es un símbolo sagrado. La prioridad del loto es la luz solar. 

Os contaré una pequeña anécdota de Einstein. A él no le interesaba la escuela. Tenía imaginaciones para las cuales no había lugar en la escuela. La escuela le dejó secuelas. Él se sumergía en sus imaginaciones, investigaciones e ideas. Tenía dos perros en casa a los que, de vez en cuando, había que sacar. Ladraban cuando necesitaban salir, y para él esto era una molestia que le distraía de sus ideas. Así que hizo un agujero grande para el perro grande y un agujero pequeño para el perro pequeño, de manera que pudieran salir y entrar cuando quisieran. Un amigo fue a visitar a Einstein, vio los agujeros en la puerta y le dijo: “¿Para qué son estos agujeros?”. ¡Quizás tenían una explicación científica! Entonces Einstein explicó que el agujero grande era para el perro grande y el agujero pequeño para el perro pequeño. Entonces el amigo dijo: “Si haces un agujero grande, ¿no podrá pasar también el perro pequeño?”. 

Para Einstein esto fue una revelación. 
Esta historia se explica para transmitir que cuando no estamos muy ocupados con las cosas insignificantes, estamos implicados en alguna otra cosa. Cuando nuestra orientación es más hacia el cielo, no estamos muy orientados a otros asuntos varios. Con ello no se trata de convertirnos en filósofos y dejar de ver el suelo. Como todavía no estamos preparados para ver el cielo, si dejamos de ver la tierra, tropezaremos y nos caeremos en alguna parte. Un yogui está en la materia y en el espíritu al mismo tiempo. Esta es la diferencia entre un yogui y un filósofo. Los místicos son diferentes de los yoguis, por eso Krishna quería que Arjuna tan sólo fuera un yogui. Para llevar a cabo la involución y la evolución necesitamos relacionarnos con este lado y también con el otro lado. Yogui significa que está aquí y también está allí. Esto ha sido posible para el Omnipresente, de manera que debe ser posible para nosotros. Para él ha sido posible a través de la ley de pulsación.

Dr. Sri K. Parvathi Kumar.

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