viernes, 22 de marzo de 2019

EL CRUCE DE LA CORRIENTE



A lo largo de más de trescientos versículos, La Voz del Silencio da una descripción pormenorizada del viaje del alma desde la Cámara de la Ignorancia hasta las grandes cumbres del Arhatado. Este viaje ha sido descrito en Tres Fragmentos, y cada Fragmento representa un aspecto importante de la experiencia espiritual del Alma. Desde Pratyahara a Dharana, de Dharana a Dhyana, y desde Dhyana a Samadhi, se encontrarán las tres etapas de este fascinante viaje, que puede ser descrito como el recorrido del Sendero por el discípulo a la luz de la Gran Visión a él concedida en la condición en que la mente está completamente libre de toda distracción. Una mente
distraída no puede tener una Visión de la Vida clara, y sin esa Visión clara es totalmente imposible hollar el Sendero.

El viaje espiritual puede ser representado por una circunferencia con sus arcos ascendente y descendente. El arco ascendente es el Sendero de Negatividad, que representa el paso del neófito a través de las Tres Cámaras. El arco descendente es el Sendero de Positividad, que representa el paso del discípulo por las Tres Iniciaciones. Existen dos puntos donde los arcos ascendente y descendente se encuentran, y representan el Punto de Meditación y el Punto de Perfección respectivamente. Pueden ser llamados el Punto del Autoconocimiento y el Punto de la Sabiduría Espiritual o Prajña. 

Al tratar el tema de los Siete portales, en el Tercer Fragmento, H. P .B. describe a Prajña o Sabiduría Espiritual como el último de los Grandes Portales, donde el discípulo se convierte en "un Bodhisattva, hijo de los Dhyanis" . Se puede señalar que la palabra Bodhisattva se usa aquí en el sentido buddhista usual, y no en el sentido con que se lo emplea en la literatura teosófica moderna. De acuerdo con la concepción buddhista, el de Bodhisattva es un estado y no una función en la Jerarquía Oculta, un estado al que puede llegar cualquiera que se califique para ello. 

El Bodhisattva aún no es un Buddha; es uno que se ha negado a aceptar la "Bendición Inmediata" del Nirvana y ha elegido el Sendero de Buddha de Compasión, el Sendero del Samyak Sambuddha. Con referencia a este punto culminante del Sendero de Perfección, dice H.P.B.:

"Sí, en el Sendero del Arya no eres ya un Srotappatti, eres un Bodhisattva. La corriente ha sido cruzada. Verdad es que tienes derecho a la vestidura del Dharmakaya, pero el Sambhogakaya es más grande que el Nirvani, y más grande aún es el Nirmanakaya, el Buddha de Compasión." (306)

Es interesante notar que en ambos puntos en que se encuentran los arcos ascendente y descendente, el peregrino espiritual está enfrentado a elecciones.
Podemos describir a estos puntos como el Punto del Autoconocimiento, el punto donde el neófito entra en la corriente y el Punto de la Sabiduría Espiritual, el punto donde el peregrino ha cruzado la corriente. En la literatura teosófica moderna estamos familiarizados con la idea de las Siete Elecciones, las Elecciones que se abren ante el hombre cuando él se yergue en el umbral de la Perfección. El Punto de la Sabiduría Espiritual, el punto en el que el peregrino espiritual se yergue a la altura del Arhatado, es el punto donde el peregrino espiritual se enfrenta con las Siete Elecciones. Es en este punto en el que él verdaderamente decide ponerse ya sea la vestidura Dharmakaya, la
Sambhogakaya o la Nirmanakaya, pero estas Siete Elecciones están precedidas por otra elección, la que ocurre en el Punto del Autoconocimiento, el punto de la Iniciación donde el peregrino entra en la corriente.

Aquí la elección es de los Siete Rayos. En este punto el neófito determina su Rayo, su verdadero Tipo, porque el Autoconocimiento es, fundamentalmente, el conocimiento de la propia naturaleza esencial del hombre. El Rayo se descubre en completo silencio, en el momento de la Meditación. En la medida en que uno alcance este estado de Meditación, de instante en instante, obtiene un panorama más claro de su propio Rayo, de su propia naturaleza original. y es en el éxtasis de este descubrimiento que el neófito entra en la corriente y va a la otra orilla a lo largo del Sendero de Perfección.

En la literatura espiritual, el Samadhi es a menudo descrito como Trance. Ahora bien, estar en trance es ciertamente estar en un estado de Plenitud.
En el momento de esa Plenitud, la dualidad de sujeto y objeto no existe. 
La característica fundamental del trance es la inexistencia de la dualidad. Paradójicamente, descubrirse a uno mismo es olvidarse de sí mismo. El gozo del descubrimiento es tal que el descubridor y el objeto del descubrimiento se han fundido en uno. El Sendero y el que lo huella no son dos cosas diferentes. El discípulo se ha vuelto el Sendero y cuando esto sucede, el neófito está en una condición de Samadhi o trance.

En el Primer Fragmento, H. P .B. menciona: "Tú no puedes viajar por el Sendero antes de que te hayas convertido en el Sendero mismo". Viajar por el sendero por haberse convertido en el Sendero mismo, es una condición de Samadhi. Un estado así viene en la plenitud del descubrimiento, descubrimiento que es el punto clave del Autoconocimiento. Es en el éxtasis del Autoconocimiento que el peregrino espiritual entra en la corriente, que empieza su jornada en el Sendero Adecuado, el Sendero de Perfección.

Vimos en el último capítulo, que en este Sendero el peregrino espiritual necesita instrumentos, tanto internos como externos, que han sido descritos como las Seis Virtudes Trascendentales. Esta idea de los instrumentos internos y externos se puede encontrar en los Yoga Sutras de Patanjali. Aquí Patanjali desarrolla el Óctuple Noble Sendero del Yoga. El Sendero del Yoga tiene, de acuerdo con este sistema, ocho miembros o instrumentos. De estos ocho instrumentos, cuatro son externos y cuatro son internos.

Ahora bien, el Sendero de Perfección que se desvela en La Voz del Silencio es uno en el que hay Seis Instrumentos, las Seis Paramitas, de los cuales tres son externos y los otros tres son internos. 
Los instrumentos externos tratan de los patrones de comportamiento, mientras que los instrumentos internos tienen que ver con la fuente o el trasfondo del comportamiento. 
En otras palabras: estos instrumentos tratan lo estructural y lo funcional, la forma y la vida, aspectos de la marcha del peregrino espiritual en el Sendero de Perfección. Así como la vida y la forma deben coexistir, de manera similar los instrumentos internos y externos deben permanecer juntos.
Uno es tangible, el otro es intangible. El patrón o comportamiento es algo tangible, mientras que el trasfondo o el fundamento del comportamiento es algo intangible; pero que el peregrino espiritual no cometa el error de considerar lo intangible como irreal. Sin la presencia del trasfondo intangible, la Fuente, el patrón tangible de comportamiento se vuelve una forma vacía. 

Esta es una de las mayores trampas en el Sendero de Perfección. Muchas veces el discípulo comienza a imitar otro patrón de comportamiento, quizás el patrón de comportamiento del Maestro, pero aquello que es imitación no tiene cualidad de vida. Un comportamiento imitado es una forma vacía. y el discípulo comienza a imitar sólo cuando la Visión del Autoconocimiento está oscurecida. 
Un comportamiento imitado no es un comportamiento natural; sólo un comportamiento genuino, el comportamiento que surge del conocimiento propio puede ser llamado comportamiento espiritual, porque brilla solitario con la cualidad de su propia naturaleza original. Por lo tanto, el trasfondo interno del conocimiento propio es esencial para el patrón externo de comportamiento, si el peregrino espiritual no quiere ser víctima de las trampas y tentaciones del Sendero.

Ahora bien, las Seis Paramitas, o las Seis Virtudes Trascendentales, indican a la vez el fundamento y el Patrón del comportamiento espiritual. Ellas comienzan con Dana o Caridad. Una de las características más sobresalientes de un hombre espiritual es su generosidad. Es generoso hasta con una falta. La base de la verdadera vida espiritual es una visión caritativa de todo lo que existe. Como dice H.P.B.: Dana es "la puerta que se halla a la entrada del Sendero". 

Es imposible que el peregrino avance sin cruzar esta puerta. ¿Por qué Dana o la Caridad se encuentra en la propia entrada del Sendero? Debemos recordar que el Sendero de Perfección es el Sendero en el que el discípulo comparte lo que ha encontrado. ¿y cómo seria posible compartir sin Dana o Caridad? Ser caritativo es darse uno mismo sin reservas. Si hay alguna retención, cualquier reserva o duda, entonces el peregrino no está armado con la llave de la caridad.

Ahora, ¿cuándo hay una retención? Obviamente cuando tenemos miedo de perder algo. Nos apegamos fuertemente a aquello que tememos perder, y por lo tanto, con una parte de nuestro ser protegemos a aquello a lo que estamos apegados, y con la otra parte; tratamos de dar todo lo que podemos. Obviamente, ese dar no se hace con todo el corazón. En ese dar hay un motivo, el motivo de ganar alguna recompensa espiritual. No es natural y espontáneo. Hay un patrón de dar , pero no el ánimo de dar . Tal patrón de dar es una forma vacía, su origen está viciado, su trasfondo es impuro, porque donde hay apego, hay impureza.

Mas, si Dana o Caridad no surge del trasfondo de Shila no es Dana en absoluto. H.P.B. describió a Shila como la armonía en palabra y acción. En esencia significa carácter. Shila o Carácter debe existir como el trasfondo intangible de Dana o la Caridad.
Ciertamente que el carácter es algo intangible, y es más, es la roca de las edades sobre la cual solamente puede asentarse la estupenda estructura de la vida espiritual. Pero ¿cómo va uno a construir este carácter de modo que pueda servir como el trasfondo intangible de la caridad inmortal? ¿Qué es verdaderamente el carácter? Es la cualidad fundamental del propio ser de uno. Aquel que está consciente de la cualidad de su propio ser está bien establecido en la vida. El Bhagavad Gita describe a un hombre así "como satisfecho en sí mismo y por sí mismo". Está interiormente completo y, por lo tanto, no desea nada con qué llenar su estado incompleto. Quien tenga el sentimiento de estar incompleto, está exento de carácter.

Es a partir de un sentimiento de estar incompleto que él se apega a algo y de ese modo hace indecisa e imperfecta a su caridad. Pero, ¿qué tiene que perder un hombre de carácter? ¿ Cómo puede perder su naturaleza original, la cualidad de su propio ser? Sólo puede perderse lo que se adquiere, pero lo que es original permanece. A esto se refiere el Bhagavad Gita cuando dice: "Arma alguna puede herirle, ni fuego abrasarle, ni agua humedecerle, ni viento secarle." (II, 23)

Por lo tanto, el carácter y el miedo irán juntos.
Donde esté el carácter, Shila, no habrá miedo. Y es sólo el hombre sin miedo quien puede manifestar Dana, quien puede ser verdaderamente caritativo, porque no tiene nada que perder y, por lo tanto, se da a sí mismo totalmente sin reservas. Permitir que el temor se deslice dentro del corazón del discípulo hará que la llave de la caridad se enmohezca. No abrirá la puerta que da entrada al Sendero. H.P.B. dice:

"¡Cuidado con esto, candidato! Cuidado con el temor que crece como las negras y silenciosas alas del nocturno murciélago, entre la luz de luna de tu alma y tu grandiosa meta que se vislumbra muy lejana." (234)

Ahora bien, el miedo penetra y se expande solamente cuando se empaña la visión del Yo, cuando se desvanece lo que el neófito ha percibido en el momento de la Meditación. La visión nítida de la verdadera naturaleza propia es ciertamente Shila o el Carácter. y éste debe permanecer como el trasfondo intangible de Dana o la Caridad. Mientras que uno es un instrumento interno, el otro es externo. En otras palabras: Dana es el patrón de comportamiento, así como Shila es el fundamento del comportamiento. Sin Shila, Dana es una forma vacía. Si el hombre no puede manifestar verdadera caridad en su vida, es porque él no ha encontrado su último refugio, su propio carácter.

Es este carácter el que representa la primera de las grandes Iniciaciones en el Sendero de Perfección.
Esto es conocido en la tradición hindú como la etapa de 'mendicante- llamado Kutichaka, que significa 'uno que ha construido una choza para sí mismo’. Este construir una choza es la condición del carácter, porque uno que construye su choza está firmemente establecido: ha descubierto sus amarras. Ciertamente que ésta es la choza del Autoconocimiento. Él no está más desasosegado, pues ha encontrado su tranquilidad en la conciencia de su propia naturaleza original. 

Es un hombre de verdadero carácter, contento de vivir en su propia choza, sin desear el palacio de otro. La conciencia de su propia naturaleza original le llena de infinito júbilo, y es en la plenitud del gozo que manifiesta Dana, o Caridad, en su comportamiento diario. La caridad que brota del corazón rebosante es lo único natural, todo lo demás es cultivado; y la virtud que no es natural, no es en absoluto virtud. La virtud de la caridad necesita, para su funcionamiento natural, al carácter o Shila.

Muy a menudo uno encuentra exhibición y ostentación en los actos de caridad. Es innecesario decir que semejante despliegue niega el propio espíritu de caridad. En el exhibir hay un deseo de buscar el reconocimiento de los demás. ¿Quién busca el reconocimiento de los demás? Obviamente aquel que no se ha reconocido a sí mismo. La caridad de quien se ha reconocido a sí mismo permanece para siempre anónima. Quien se conoce a sí mismo no necesita que lo llamen por el nombre que otros le han dado. Su verdadero nombre es demasiado sagrado para ser pronunciado. Es así que el Dana de uno que está enraizado en Shila permanece anónimo.

Permanecer anónimo requiere tremenda fortaleza y ésta viene solamente del carácter o Shila. 
El discípulo que en su viaje ha llegado a la Primera Iniciación está bien y verdaderamente establecido en su carácter, vive en la choza de su propia naturaleza y, por lo tanto, es ilimitado en su caridad. y la caridad más grande es aquella en la que el individuo se da a sí mismo libremente, sin la más mínima reserva. Cuando el patrón de caridad pura es visible en la vida de un discípulo, entonces ha dominado las dos Paramitas, ha tomado la primera de las Grandes Iniciaciones del Sendero de Perfección. y la caridad pura es aquella que surge de la fuente de Shila. H.P.B. dijo directamente:

"Si el peregrino carece de la virtud de Shila tropezará, y los guijarros kármicos magullarán sus pies a lo largo del pedregoso sendero." (235)

Con Shila como trasfondo intangible y Dana como patrón tangible del comportamiento, el peregrino espiritual puede avanzar hacia las cumbres más lejanas de las magnas Paramitas.

La próxima etapa en el Sendero de las Iniciaciones es Kshanti, que significa fortaleza y
paciencia. Con anterioridad H. P .B. la describió como "dulce paciencia que nada puede alterar"; pero, refiriéndose a esta etapa, ella pide al discípulo: "ten seguro el pie". ¿Por qué se le da esta advertencia al discípulo en la medida en que se aproxima a la puerta de Kshanti? Porque él puede tomar equivocadamente la paciencia por mera pasividad. Si el discípulo recae en una condición pasiva, entonces se convertirá en presa de las tentaciones que le asaltarán en esta parte del viaje. 
La paciencia "que nada puede alterar" no proviene de una condición pasiva. En efecto, esta paciencia necesita una tremenda fuerza. H.P.B. dice:

"El Sendero que lleva adelante está iluminado por un fuego, la luz de la osadía ardiendo
en el corazón. Cuanto más uno ose, más obtendrá." (239)

Uno en general no asocia el elemento de temeridad con la cualidad de paciencia, y sin embargo, ¿no exige la paciencia extraordinario valor?
Ser paciente cuando los planes de uno yacen en el polvo hechos añicos no es fácil. Ser pacientes frente a las adversidades de la vida requiere el corazón de un león. ¿Qué es lo que sostiene esa paciencia? ¿Es alguna esperanza? Si es así, la paciencia se alterará rápidamente, porque en esa paciencia no hay una aceptación voluntaria del presente, sino el mirar hacia un futuro más brillante. Esta esperanza es causada seguramente por algún temor remanente en el corazón del discípulo. H.P.B. se refiere a esto en el siguiente pasaje:

" Así como el lento rayo de sol que aún brilla en la cumbre de una alta montaña es seguido por negra noche cuando se extingue, así ocurre con la luz del corazón: cuando se apague, una obscura y amenazante sombra caerá desde tu corazón sobre el sendero, y, aterrorizado, tus pies se clavarán en el terreno." (239)

La Voz del Silencio advierte al discípulo contra "esa sombra letal". Si la paciencia no tiene que derivar su permanencia de la esperanza, entonces ¿cómo se sustentará? ¿Qué es su fuerza dadora de vida? H.P.B. pregunta aquí al discípulo:

"Intrépido aspirante, escruta hondamente el fondo de tu corazón y entonces responde:
¿Conoces los poderes del Yo, oh tú, perceptor de las sombras externas?" (243)

Obviamente que la paciencia que "nada puede alterar" tiene que ser sustentada desde adentro por la visión verdadera del Yo. La paciencia que depende de las sombras exteriores, en forma de esperanza, no durará mucho. El sostenimiento del poder vital de la paciencia ha de derivarse de las profundidades del propio ser. Sin ello, la paciencia es una forma vacía, un mero patrón externo posible de ser destruido por las tormentas y las tensiones de la existencia humana. 
¿ Qué es esa restauradora fuerza de la   paciencia que nada puede alterar? Para comprender esto, uno debe reflexionar sobre la significativa cláusula de H. P .B. que sigue:

"Has de meditar profundamente acerca de la vacuidad de lo aparentemente lleno y de la plenitud de lo aparentemente vacío." (243)

¿Qué significa esto? Indica que aquello que está aparentemente lleno se halla completamente vacío; esto es lo que el Bhagavad Gita. describe como el estado del Muni, el Sabio, "quien ha abandonado para siempre el deseo, el miedo y la pasión".

Considerar la noche como día y el día como noche, como lo sugiere el Bhagavad Gita, es lo que H.P.B. llama "el vacío en la plenitud y la plenitud en el vacío". Quien comprenda esto, conoce la "paciencia que nada puede alterar" . Esto es la que en La Voz del Silencio se describe como Viraga, "indiferencia       al placer y al dolor, la ilusión conquistada, sólo verdad percibida". Sólo Viraga, o Desapasionamiento, puede proporcionar el sustentador poder de vida para Kshanti o Paciencia. Sin desapasionamiento, la paciencia será débil y temblorosa, la pasividad de una persona tímida. Viraga le da fortaleza a Kshanti y la sostiene en medio de las vicisitudes de la vida. Pero, ¿qué es Viraga o Desapasionamiento? ¿Es la indiferencia e insensibilidad que nace de la supresión de las emociones? Si así fuera, el resultado no sería la paciencia sino el cinismo. H.P.B. dice:

"Severa y exigente es la virtud de Viraga; si quieres la maestría en su sendero, has de mantener tu mente y tus percepciones mucho más libres que antes de la acción que mata." (248)

"Has de saturarte de pura Alaya, has de negar a unificarte con el Alma-Pensamiento de la Naturaleza; Aunado con ella serás invencible, separado de ella serás un campo de juego de Samvriti, origen de todas las ilusiones del mundo." (249)

Aquí, H. P .B. explica la naturaleza total de Viraga. Es una condición en la que la mente está completamente libre, pero esa libertad viene solamente cuando el discípulo está saturado de pura Alaya, en otras palabras, cuando él llega a identificarse con el Alma-Pensamiento de la Naturaleza", y cuando esto sucede, se libera del conflicto de las voluntades. En nuestra vida tiene lugar un incesante conflicto entre la Voluntad de la Naturaleza y la Voluntad de la Mente.

Nos identificamos a nosotros mismos con la Voluntad de la Mente y la llamamos "Nuestra Voluntad". El hombre siempre intenta someter a la Voluntad de la Naturaleza, pero en esto falla una y otra vez. El atribuye esta falla a las operaciones del Karma, pero si tan sólo se disociara de la Voluntad de la Mente, se daría cuenta que su Voluntad y la Voluntad de la Naturaleza no son diferentes. En esta realización él es uno con la Voluntad de la Naturaleza, "uno con el Alma-Pensamiento de la Naturaleza". H.P.B. dice:

"Aunado con ella eres invencible". Aquel que es uno con la Voluntad de la Naturaleza es, en verdad, inconquistable, ha trascendido el plano del conflicto.
El hombre de Viraga o Desapasionamiento es invencible y, por lo tanto, acepta la vida como viene.
El verdadero Viraga no desea que la vida sea distinta a como ella es; un deseo así surge solamente cuando opera la Voluntad de la Mente. Ser uno con la Voluntad de la Naturaleza es aceptar la vida como viene.

El estado de Viraga es, sin duda, el estado de la Segunda Iniciación. En la tradición hindú se le conoce como Bahudaka. Este es el modelo de un asceta que recibe todo la que se le da a modo de limosna. No anhela otras cosas que las que le son dadas. Es un hombre sin atracciones ni repulsiones. Recibir la vida tal como es requiere gran fortaleza. No es el evangelio de la pasividad. Es tan sólo aquel que ha conquistado todos los deseos, el que puede tener el coraje de aceptar la vida como viene.

Es esta fortaleza de Viraga la que se expresa como Paciencia o Kshanti en el patrón externo de comportamiento del discípulo. Viraga es la fuente, mientras que Kshanti es el patrón del comportamiento espiritual. El peregrino espiritual ha alcanzado la Segunda de las Grandes Iniciaciones. En su comportamiento externo muestra caridad y paciencia, porque está enraizado en el carácter y en el desapasionamiento. Estos últimos, que representan su comunión con Alaya, indican la Gran Visión del Yo que le fuera concedida antes de entrar al Sendero de Perfección.

Con Viraga como fuente y Kshanti como patrón externo del comportamiento, el discípulo ha conquistado cuatro de las Seis Paramitas. Está ahora dotado de cuatro Virtudes Trascendentales, pero aún tendrá que avanzar a mayores alturas si quiere alcanzar el Arhatado.

En las filosofías religiosas del mundo, Dios o la Realidad Última ha sido considerado como Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente. Esto se representa también como el triple aspecto de Dios, simbolizado por Sat (Existencia) , Chit (Conciencia) y Ananda (Bienaventuranza). Existe una declaración profundamente significativa en el conocimiento espiritual de Oriente y Occidente que dice: "Como es arriba, así es abajo". Por lo tanto, Sat, Chit y Ananda de la Deidad Suprema, se reflejan en el hombre como Voluntad, Sabiduría y Actividad o Amor. En el Sendero de Perfección, el discípulo está fundamentalmente interesado en el desarrollo de estas cualidades, lo que constituye el proceso de Llegar a Ser lo que uno Es.

En la terminología upanishádica Atman y Brahman no están separados, significando de este modo que en Atman reside la cualidad de Brahman. Y el desarrollo de esta cualidad de Brahman es, en verdad, el proceso de Perfección. La cualidad o la naturaleza de Brahman es considerada como Sat-Chit-Ananda (Existencia-Conciencia-Bienaventuranza). El desarrollo de esta cualidad en el Atman tiene lugar a medida que el hombre manifiesta en sí mismo el triple atributo de Voluntad, Sabiduría y Actividad o Amor .

El Sendero de Perfección, que ha sido descrito por H. P .B. en La Voz del Silencio se refiere también a estos atributos. Hemos considerado hasta aquí dos de esos atributos bajo los nombres de caridad y paciencia, Dana y Kshanti. Es innecesario decir que la caridad simboliza al Amor o Actividad, así como la paciencia representa la Sabiduría. Una vez más: estos son los reflejos de Ananda y Chit, o Bienaventuranza y Conciencia. Es curioso que Ananda está representada por Shila, así como que Chit lo esté por Viraga. Quizás esto necesite alguna explicación.

Es claro que Dana o la Caridad, es el Amor o aspecto Activo del individuo humano, pero la caridad puede ser verdadera solamente si es reflejo de Ananda o Bienaventuranza. Si dar no es un gozo, entonces no es dar en absoluto. Cuando el individuo comienza a sentir la tensión de la caridad, cuando surge este pensamiento: "¿cuánto tiempo tengo que dar?", entonces la caridad se convierte tan sólo en un patrón, un patrón inanimado. Por lo tanto, la caridad debe existir en un trasfondo continuo de bienaventuranza, de modo que el dador no sea siguiera consciente de que está dando; el dar es anónimo porque el dador está perdido en el acto de dar; pero, ¿qué estado de bienaventuranza puede haber mayor que la conciencia de la cualidad del propio Ser? Es la conciencia de Ser la que da al hombre un gozo indescriptible, y la cualidad de ser de uno es nuestro propio carácter o Shila. 
Así, es el propio carácter el que contiene el elemento de bienaventuranza y se refleja en esa verdadera actividad que es Darla o caridad inmortal.

Si la actividad del alma no surge del trasfondo de bienaventuranza no es actividad. y cualquier actividad del hombre que emerja de la fuente de bienaventuranza será verdadera caridad, y solamente eso puede llamarse Servicio; todo lo demás es búsqueda para sí.

Similarmente Kshanti o Paciencia es el aspecto Sabiduría del individuo humano. 
En efecto, la paciencia es sabiduría encarnada, porque sólo el sabio puede ser paciente. 
La impaciencia surge de la superficialidad del conocimiento. Sólo el sabio puede esperar, pero a veces esta espera es un signo de debilidad, de timidez; por miedo a actuar , el hombre muestra paciencia, pero esta es la paciencia de la debilidad, no de la fortaleza. ¿Qué es, en verdad, la paciencia del fuerte? Es el reflejo de Chit o Conciencia. La conciencia que está libre de todas las modificaciones es la que se conoce como Chit en la filosofía hindú. La conciencia que está sujeta a modificaciones es descripta por H.P.B. como la que es el "sitio de recreo del Samvritti”. Viraga o desapasionamiento es la condición de la conciencia donde no ocurren modificaciones. Donde no existe este trasfondo de no modificación la paciencia no es sino un patrón vacío motivado por la esperanza y el temor.

Representa tan sólo el cuerpo inalterado, pero no la mente inalterada. ¿Cuánto puede durar esta paciencia? El discípulo perderá constantemente su equilibrio a causa de las modificaciones que ocurren en su conciencia. La verdadera sabiduría consiste en la no modificación de la conciencia. 
Por lo tanto, la paciencia, que es el símbolo de la sabiduría en el hombre, puede funcionar solamente sobre el trasfondo del desapasionamiento. En Viraga se refleja la cualidad divina de Chit o Conciencia.

El discípulo ha escalado ahora cuatro Paramitas. Manifiesta Actividad y Sabiduría como reflejos de Ananda y Chit, pero en su viaje hacia la Perfección debe convertirse en la encarnación de la Voluntad, que es el reflejo de Sat o Existencia. 
Es a esto a lo que H.P.B. se dirige cuando habla de Virya, "la impertérrita energía que lucha por abrirse camino hacia la  Verdad Suprema, fuera del lodo de las mentiras terrenales". Virya es fortaleza. "No son los cobardes quienes pueden hollar el Sendero del Espíritu"; tal ha sido el dicho de los antiguos sabios de la India. La vida espiritual requiere fortaleza inagotable. H. P .B. dice:

"Haz dura tu Alma contra las asechanzas del yo; Hazle a ella merecedora del nombre de
Alma-Diamante". (262)

Alma-Diamante, Vajrasattva, es un título del Supremo Buddha. En lenguaje sánscrito, Vajra es el rayo. Por lo tanto, A1ma-Diamante significa, evidentemente, tan fuerte como el rayo. En la literatura sánscrita se describe al hombre espiritual como uno que "es tan fuerte como el rayo y sin embargo, tan tierno como una flor". H.P.B. da la misma idea en el pasaje siguiente:

"...tu Alma ha de hacerse como el fruto maduro del mango: tan suave y dulce como su brillante pulpa dorada para los dolores ajenos, así como dura como su carozo para tus propios dolores y angustias, oh Conquistador del Bienestar y del Dolor." (261)

Es así que la cualidad de Virya, o Fortaleza, es esencial si el discípulo ha de avanzar por el Sendero de Perfección. La subida más escarpada es quizás la de las paramitas, pero debe escalarla si es que ha de elevarse a las alturas del Arhatado. Luego de tratar las virtudes de Kshanti y Viraga, paciencia y desapasionamiento, H. P .B . dice:

"Has cruzado ahora el foso que rodea la puerta de las pasiones humanas. Has conquistado a Mara y su furiosa hueste." (257)

"Has eliminado la impureza de tu corazón y lo has sangrado de todo deseo impuro pero, oh tu glorioso combatiente, tu tarea no ha sido realizada todavía." (258)

Ella describe aquí al discípulo como a un "glorioso combatiente", indicando con esto que ahora se le exige fortaleza o Virya, y describió muy gráficamente la condición de este glorioso combatiente en el siguiente pasaje:

"El guerrero intrépido, aún perdiendo su vida al escapar su sangre de sus abiertas y anchas heridas, atacará todavía al enemigo, sacándolo de su fortaleza, venciéndolo, antes de expirar él mismo." (273)

¿Qué es esta lucha en la que se le pide al discípulo que se empeñe en este Sendero de Perfección? ¿Por qué se le pide esta fortaleza al Lanú?

Al construir el muro, su mente estará protegida "del orgullo y de la satisfacción, al pensar en la gran hazaña llevada a cabo". H.P.B. dice:

"Un sentimiento de orgullo echaría a perder la obra. Sí, constrúyelo fuerte, para que el fiero embate de las olas que suben y baten su orilla desde el gran océano del Mundo de raya no devore al peregrino ya la isla, sí, aún después de conseguida la victoria."(259)

Es el "sentimiento de orgullo" el que "echaría a perder la obra" porque el orgullo es el obstáculo más grande en el sendero del hombre, uno de los grilletes que atan al discípulo hasta el final; pero, esta fortaleza, Virya, que el discípulo muestra, ¿no dará nacimiento a un orgullo sutil? ¿No le asaltarán aún más los pensamientos de "la gran hazaña llevada a cabo"? El muro que circundará la Isla Santa ¿no le separará de Alaya, haciéndolo un "sitio de recreo de Samvritti'? Ciertamente que es el gran peligro que enfrenta el discípulo en esta etapa. Debe suavizar su fortaleza para que su comunión con Alaya no se vea obstaculizada. Al mismo tiempo que es fuerte como un rayo, debe ser tierno como una flor, porque de otra manera, el orgullo de la realización lo arrastrará al fondo aún desde el umbral.

Por la tanto, Virya, o Fortaleza, debe existir en el trasfondo de Dhyana. Aquí, Dhyana no es meditación sino Contemplación Pura. Patanjali, en sus Yoga Sutras, da un doble aspecto de Samádhi. En una forma de Samádhi se encuentra el "objeto sobre el que se piensa"; pero existe una forma superior de Samádhi que se describe como Nirvikalpa Samadhi, un estado en el que no se halla siquiera la existencia del objeto sobre el que se piensa. Esto es verdaderamente Contemplación Pura. 

H. P .B. ha descrito bellamente esta condición como sigue:

"Has de sentirte TODO-PENSAMIENTO, y sin embargo desterrar todos los pensamientos de tu alma." (265)

Sentirse TODO-PENSAMIENTO y, sin embargo, no tener pensamiento, esto es el estado de Contemplación Pura o Dhyana. El trasfondo de Virya debe llegar a ser esta Contemplación Pura, porque, en tal caso, el discípulo podrá manifestar la firmeza del rayo con la ternura de una flor. H.P.B. explica esta condición de Contemplación Pura más adelante, en el siguiente pasaje:

"Has de alcanzar aquella fijeza mental a la que ninguna brisa, por fuerte que sea, pueda
llevar por el aire e introducirle un pensamiento terreno. Así purificado, el santuario
deberá vaciarse de toda acción, sonido o luz terrena; tal como la mariposa cae exánime en el umbral sorprendida por el cierzo, así deberá caer todo pensamiento terreno
ante el templo." (266)

El discípulo debe tener fijeza de mente; dado que el pensamiento es el movimiento de la mente, es solamente cuando el sagrario está completamente vacío de toda "acción, sonido o luz mundanales" que esa fijeza puede venir a la existencia. H.P.B. cita aquí
al Bhagavad Gita. (VI-19), cuando dice:

" Antes que la llama de oro pueda arder luz inalterable, ha de permanecer la lámpara
bien guardada en un lugar al abrigo de todo viento. "

En las circunstancias de la vida soplarán feroces vientos que no podrán ser detenidos, pero ellos no podrán "insuflar un pensamiento terreno" dentro de la mente del discípulo. Si la llama de su mente vacila, entonces la fortaleza que él muestra destruirá y ahogará a otros. Tal fortaleza o Virya tenderá a orientarlo en la dirección del poder y la autoridad, instrumentos de explotación material y espiritual. Si Virya no brilla con base en Dhyana o Contemplación Pura, entonces la fortaleza del discípulo será opresiva. Es la Contemplación Pura la que circunda la fortaleza con la humildad. Sin ésta, será un patrón de dominación y no de protección.
¿Cómo puede nacer el Buddha de Compasión fuera de semejante fortaleza? Virya es madurada por Dhyana; una fortaleza semejante tiene, por sí sola, una cualidad espiritual en sí. ¿Qué sucede cuando esta enriquecedora influencia está ausente? H.P.B. explica en el siguiente pasaje:

"Y entonces, oh tú, perseguidor de la verdad, tu Alma-Mente será como un elefante enloquecido que se enfurece en la jungla.
Confundiendo los árboles de la selva con enemigos vivientes, perece en su intento de
matar las movedizas sombras danzando sobre el muro de asoleadas rocas." (268)

Muy a menudo el hombre toma las tendencias dominantes y agresivas de su mente como si fueran su voluntad. La voluntad es, ciertamente, la cosa más apacible del mundo, porque deriva su serenidad de la condición de Contemplación Pura. Para esto, la voluntad del hombre debe llegar a ser un reflejo de Sat o Existencia. Cuando la voluntad humana deja de reflejar esta dualidad de Sat, entonces corre verdaderamente como un elefante enloquecido que se destruye a sí mismo en la persecución de las "sombras siempre mudables". H.P.B. declara bellamente esta idea:

"Ten cuidado, no sea que por cuidar al yo tu alma pierda su apoyo en el suelo del Conocimiento Divino." (269)

El "suelo del conocimiento Dévico" es la condición de Sat, y el discípulo debe cuidar de no resbalar sobre este suelo. La fortaleza del hombre debe tener sus raíces en el suelo del conocimiento Dévico. Cuando esto sucede, el discípulo ha alcanzado la escarpada cima. Ha dominado las Seis Paramitas y está dotado con las Seis Virtudes Trascendentales. Ha alcanzado la Tercera Iniciación, la de Hamsa, él, quien arraigado en el suelo del Conocimiento Dévico, discierne lo eterno de lo transitorio.

Así, Dana, Kshanti y Virya, Caridad, Paciencia y Fortaleza, representan al Amor, la Sabiduría y la Voluntad del hombre, pero lo hacen solamente en la medida en que reflejen a Ananda, a Chit y a Sat como simbolizados por Shila, Viraga y Dhyana, Carácter, Desapasionamiento y Contemplación Pura. Sin el trasfondo interno de las tres Virtudes, los instrumentos externos no tienen significado, serán meros patrones vacíos. Aquel que imita los patrones externos de la Caridad, la Paciencia y la Fortaleza no escala las cumbres Paramíticas. Es sólo cuando el contenido del Carácter, del Desapasionamiento y de la Contemplación Pura brillan a través de los patrones externos que el discípulo se yergue en las alturas de la Paramitas, listo para entrar en el dominio de Prajña o la Sabiduría Espiritual. La entrada del discípulo en este dominio de prajña ha sido hermosamente descrita por H.P.B.:

"...toda la naturaleza se estremece de gozoso temor, y se siente subyugada. La plateada estrella ahora, con su titilar , pasa la noticia a las flores nocturnas; el arroyuelo la transmite a los guijarros; las oscuras olas oceánicas la bramarán a las rocosas rompientes; las brisas cargadas de aromas la cantan a los valles, y los majestuosos pinos susurran misteriosamente: "Un Maestro ha surgido, un MAESTRO DEL DÍA".

"Él se yergue ahora como un blanco pilar hacia el Occidente, sobre cuya faz el naciente sol del pensamiento eterno difunde sus primeras y más gloriosas ondas. Su mente, como un océano calmo e ilimitado, se expande por el espacio sin orillas. En su poderosa mano sostiene vida y muerte." (281-282)

El discípulo ha cruzado la corriente y alcanzado la orilla de Prajña. Ha pasado el Séptimo Portal y ahora brilla con la gloria de la Sabiduría Espiritual. Se ha convertido en un colaborador de Amitabha, la Edad Sin Fin, volcando "la luz adquirida sobre toda la extensión de los tres mundos". A él se lo describe como Canal de Alaya "vertiendo en otro cause la corriente del conocimiento superhumano y de la Sabiduría Dévica" que ha ganado.

Hemos descrito el Sendero de Perfección como el Sendero de Positividad. En este Sendero el neófito pasa por Tres Grandes Iniciaciones y entra en la Cuarta, donde tiene la Visión de la Perfección. 
Este Sendero de Perfección corresponde, en muchos aspectos, al Sendero de Liberación, el Sendero de Negatividad. En este, el neófito atraviesa las Tres Cámaras correspondientes a las Tres Iniciaciones del Sendero de Perfección. El paso por las Tres Cámaras libera al neófito de los factores condicionantes de las Tres Gunas: ramas, Rajas y Sattva, Inercia, Actividad y Equilibrio. 

En el Sendero de Perfección, al pasar el neófito por las Tres Iniciaciones, desarrolla las Tres Cualidades del Alma: Voluntad, Sabiduría y Amor. De las Tres Cámaras pasa al Valle de la Bienaventuranza con su mente completamente descondicionada y, por lo tanto, alcanza el estado de Individualización Espiritual. En el Sendero de Perfección, el neófito pasa a través de las Tres Iniciaciones y entra al dominio de Prajña, alcanzando el estado de Perfección Espiritual.

El Sendero de Liberación es el Sendero en el que el neófito se libera a sí mismo de los factores condicionantes de la mente. El Sendero de Perfección es el sendero donde el neófito despliega las cualidades inherentes a su Ser. En el primer sendero deja de volverse "algo"; en el segundo se convierte en lo que él es.

Es necesario recordar que el neófito puede andar con éxito por el Sendero de Perfección solamente si trae consigo la cosecha del Sendero de Liberación. Y, ¿cuál es la cosecha del Sendero de Liberación? Es completa Negatividad, la vasta Nada, el Vacío absoluto. Es éste el que debe permanecer como trasfondo constante de todo lo que el neófito hace en el Sendero de Perfección. Hemos visto que las virtudes internas de Shila, Viraga y Dhyana contribuyen a este trasfondo de Negatividad con los patrones positivos de conducta representados por Dana, Kshanti y Virya. De este modo, el hollar el Sendero de Perfección es posible solamente si existe la coexistencia de lo Positivo y lo Negativo, la coexistencia de la Acción y la Inacción.

El hombre de prajña, aquel que marcha por el Sendero seguido por los Buddhas de Compasión, se vuelve una piedra viviente en el Muro Protector que "escuda a la Humanidad, protegiéndola contra nuevas miserias y sufrimientos aún mayores". Él renuncia a los gozos celestiales, a la Bendición del Nirvana, porque, ¿cómo podría Él entrar en el dominio de la Bienaventuranza cuando todo lo que vive tiene que sufrir? Él ha hecho la elección: "hasta que todos los hombres estén libres de la miseria y el sufrimiento no entraré a la Gloria del Nirvana". Con esta declaración se regocija la creación entera, porque, como dice el final de La Voz del Silencio:

"Contempla la suave luz que inunda el cielo de Oriente. En muestra de alabanza, cielo y tierra se unen, y desde los cuádruples poderes manifestados se eleva un canto de amor , tanto del llameante Fuego como de la fluyente Agua, así como de la Tierra de dulce aroma y del impetuoso Viento." (311)

"¡Escucha!... Desde el profundo e insondable Vórtice de aquella dorada luz en que el Vencedor se baña, se eleva la voz sin palabras de la NATURALEZA TODA para proclamar en mil tonos:" (312)


                                  " ALEGRÁOS, HOMBRES DE MYALBA.
                                           UN PEREGRINO HA VUELTO
                                                "DE LA OTRA ORILLA "
                                     UN NUEVO ARHAN HA NACIDO..."



                                                       Paz a todos los seres.


Rohit Mehta


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