lunes, 25 de marzo de 2019

CRISTIANISMO ESOTÉRICO - INTRODUCCIÓN





"Al proceder a la consideración de los misterios del saber, debemos prestar nuestro asentimiento a las célebres y venerables reglas de la tradición, comenzando por el origen del universo, exhibiendo aquellos puntos de contemplación física que sean necesarios como premisas, y apartando todo lo que pueda ser obstáculo en la marcha, de modo que el oído se halle preparado para recibir la tradición de la Gnosis, y el terreno limpio de malas hierbas y en disposición de que la viña sea plantada; pues hay un conflicto antes del conflicto y misterios antes de los misterios." - SAN CLEMENTE DE ALEJANDRÍA.

"Baste la muestra para los que tienen oídos. Pues no es necesario descubrir el misterio, sino sólo indicar lo que sea suficiente." - IBID.

"Aquel que tenga oídos para oír que oiga." - SAN MATEO.

El objeto de este libro es sugerir cierta clase de ideas acerca de las profundas verdades en que está basado el Cristianismo, verdades generalmente desatendidas y con bastante frecuencia negadas. 
El noble deseo de hacer a todos partícipes de lo que es precioso, de divulgar verdades grandes e inapreciables, de no excluir a nadie de la luz del verdadero conocimiento, ha sido causa de un celo indiscreto que ha producido el Cristianismo *tradicional, presentando sus enseñanzas en una forma que el corazón repele a menudo y que se divorcia del entendimiento. El mandato de "predicar el Evangelio a todas las criaturas" (1) -de dudosa autenticidad-, se ha interpretado como prohibición de la enseñanza de la Gnosis a los pocos, y ha desvanecido, en apariencia, el dicho menos popular del Gran Maestro: "No deis lo santo, a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos" (2).

Ese sentimiento espurio -que se niega a reconocer la desigualdad evidente de las inteligencias y de las aptitudes morales y que, por tanto, rebaja la enseñanza de los más desarrollados al nivel de los que han adelantado menos en la evolución, sacrificando lo superior a lo inferior de un modo perjudicial para los unos y los otros-, no cabía en el varonil sentido de los primeros cristianos. San Clemente de Alejandría dice con ruda claridad, aludiendo a los Misterios: "Aun ahora temo, como vulgarmente se dice, el echar margaritas a puercos, para que las pisoteen, y volviéndose, nos despedacen; pues es difícil exponer las sentencias realmente puras y transparentes acerca de la verdadera Luz a un auditorio soez y sin educación apropiada" (3) .

Sólo con las antiguas restricciones podrá el verdadero conocimiento de la Gnosis formar de nuevo parte de las enseñanzas cristianas; la idea de rebajarse al nivel de la capacidad de los menos desarrollados, tiene que ser definitivamente abandonada. Para restaurar los conocimientos ocultos hay que dar enseñanzas que estén por encima del entendimiento de los poco evolucionados, y empezar por el estudio de los Misterios Menores antes de proceder al de los Mayores. Los Mayores jamás serán dados a la prensa; sólo pueden comunicarse por el Maestro al discípulo "de la boca al oído". Pero los Misterios Menores, revelación parcial de profundas verdades, pueden restablecerse desde ahora, siendo el objeto del presente libro dar un bosquejo de ellos y mostrar la naturaleza de las enseñanzas que hay que profundizar. Donde sólo se hacen alusiones, la meditación tranquila sobre las verdades apuntadas hará visibles sus contornos, proporcionando el continuado pensar una luz mayor que las mostrará gradualmente más y más claras. La meditación aquieta la mente inferior, siempre ocupada en objetos externos; sólo cuando la mente inferior está en reposo, puede ser iluminada por el Espíritu. 

El conocimiento de las verdades espirituales debe obtenerse de dentro y no de fuera, del Espíritu divino, cuyo templo somos (4) , y no de instructores externos. Estas cosas son "discernidas espiritualmente" por el Espíritu que mora en lo íntimo, por esa "Mente de Cristo", de que habla el gran Apóstol (5) , por esa luz interna que se vierte sobre la mente inferior. Este es el camino de la Sabiduría Divina, de la verdadera TEOSOFÍA. Esta no es, como algunos creen, una versión atenuada del Hinduismo, del Budismo, del Taoísmo o de cualquiera otra religión. Es el Cristianismo Esotérico, tan verdadero como el Budismo Esotérico, el cual pertenece igualmente a todas las religiones, no siendo exclusivo de ninguna. Tal es el origen de las indicaciones que se hacen en este pequeño volumen, para ayuda de los que buscan la Luz, esa "Luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al mundo" (6) , aunque la mayor parte no ha abierto aún sus ojos a ella. 

El no trae la Luz, sólo dice: "¡Mirad la Luz!", pues así lo hemos oído. Sólo se dirige a los pocos que están deseosos de otra cosa que lo que les da la enseñanza esotérica. Para aquellos que están por completo satisfechos con las enseñanzas esotéricas, no se ha escrito; ¿por qué ha de darse por fuerza el pan a aquellos que no tienen hambre? Es sólo para los deseosos, a quienes ha de saber como pan y no como piedra.

ANNIE BESANT




Notas del prólogo

(1) S. Marcos XVI, 15.
(2) S. Mateo VII, 6.
(3) Ante-Nicene Christian Library de Clarke, vol. IV. Clement of Alexandria. Stromata, lib. I, cap. XII.
(4) I Cor., III, 16.
(5) I Cor.,II, 14-16
(6) S. Juan I, 9.

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