De tanto en tanto, los miembros de modo individual o en grupo, sienten que un
estudio de La Doctrina Secreta es necesario para una práctica más profunda de la
comprensión teosófica. Tal sentimiento es legítimo y justificable, porque hasta que
llegamos a la contemplación de esos principios universales de la sabiduría sobre los que
se basa La Doctrina Secreta, somos como niños jugando con mosaicos de experiencia,
ignorantes del magnífico modelo del cual surgieron. Sólo que como estos mosaicos se
refieren a principios eternos pueden resultar útiles al aplicarlos, simplificando la vida.
¿CÓMO ESTUDIAMOS?
Al emprender una búsqueda de las joyas de la sabiduría, obviamente aparecen ciertas
Preguntas respecto al estudio de La Doctrina Secreta. ¿Dónde empezamos, y cómo
seguimos? Existen tantas formas de acercarse a la sabiduría como estudiantes, pero
puede no estar fuera de lugar sugerir un sendero cuyo recorrido le resultó interesante a
un estudiante. Fue Platón quien dijo que no era sabio, sophos: sino un amante de la
sabiduría, philo sophia; aquí tampoco hay una pretensión de la sabiduría sino sólo el
amor de la búsqueda en el logro de la sabiduría. La Doctrina Secreta es un estudio de
por vida, sus páginas no son el fin de la comprensión, sino canales que conducen a los
océanos de la verdad universal cuyos alcances se extienden hacia los lejanos horizontes
de la sabiduría. Sin embargo, antes de convertirnos en capitanes experimentados,
debemos aprender algunos principios sobre navegación.
Entonces, ¿cómo estudiamos? La lectura de cualquier libro no constituye su estudio:
podemos leer muchos libros, teosóficos o no, y sin embargo, saber muy poco.
Estudiar
es estar en un mano a mano con el pensamiento del autor, con las ideas, la comprensión,
la iluminación que expresó el autor. Es permitir que las ideas lleguen sin prejuicios, sin
obstrucciones, a nuestra mente, corazón e intuición, de modo que la verdad se
encuentre con la verdad, la verdad del libro que estudiamos encontrándose con la
verdad de nuestro propio ser interno. Generalmente lanzamos todo tipo de obstáculos,
descreimiento, condicionamientos, etc. Predisponemos nuestra mente contra la del
autor en una lucha que resulta sólo en una comprensión errónea y en una mala
interpretación.
La mente puede examinar críticamente, por cierto esa es una de sus funciones
primarias, pero si ese examen crítico se basa en impedimentos psicológicos, entonces
no hay un examen real ni tampoco una apertura a la búsqueda o percepción de la
verdad. Usando una conocida frase, debemos “abrir las puertas de la mente” a la verdad,
y la evaluación interior surge de una fuente más profunda que la misma mente
inquisidora.
Entonces, estudiar es alinear la verdad externa con la verdad que se percibe
en el interior, utilizando toda facultad de nuestro ser en este proceso de armonización.
Sobre esta idea del estudio, se basan las siguientes sugerencias para acercamos a La
Doctrina Secreta. El objetivo de nuestro estudio no es que podamos decir, repitiendo
como un loro “H.P.B. dijo…” o “La Doctrina Secreta dice…”. Sino por el contrario, el fin
que paradójicamente es el principio, es que nos habremos comprometido totalmente y
sin reservas al encuentro creativo con la verdad que es lo único que puede llevarnos al
reino donde la sabiduría trascendental se percibe y conoce. En el pequeño libro de la
Condesa Constance Wachtmeister y otros, “Reminiscencias de H. P. B. y La Doctrina
Secreta”, Bertram Keightley afirma: “Cuando se la estudia totalmente, pero no se trata
como una revelación, cuando se la comprende y asimila pero no se hace de ella un
dogma, La Doctrina Secreta de H. P. B. es de incalculable valor, proporcionará
sugerencias, pistas y guías para el estudio de la Naturaleza y el Hombre, como ninguna
otra obra existente puede proveer”.
¿QUÉ ES LA DOCTRINA SECRETA?
¿Qué es La Doctrina Secreta? Esta debe ser nuestra primera pregunta si vamos a hallar
en ella esas “sugerencias, pistas y guías” que nos ayudarán en nuestra búsqueda de la
verdad. H.P.B. misma indicó que las páginas escritas contienen sólo un pequeño
fragmento de la Doctrina Esotérica conocida por los miembros más elevados de la
Jerarquía Oculta. Como ella lo señaló, contiene “todo lo que se puede dar al mundo en
este siglo” y luego agrega respecto a la Doctrina Secreta Arcaica que “pasarán siglos
antes que se de mucho más”. Además debemos también recordar que H.P.B. nos
advirtió que su trabajo contenía muchos velos, que a menudo esconden tanto como
desvelan.
En charlas que H.P.B. dio en Londres durante los años 1888 al 1891, (notas que nos
han llegado de uno de sus estudiantes, Roberto Bowen –ver: Mme. Blavatsky en “Cómo
estudiar Teosofía”–, ella expresó: “Leer La Doctrina Secreta página por página, como se
lee cualquier libro, finalizará en una confusión. Lo primero que debe hacerse, aunque
lleve años, es lograr alguna comprensión de las tres Proposiciones Fundamentales dadas
en el Proemio”. Luego ella agrega: “Si imaginamos que vamos a obtener una idea
satisfactoria de la constitución del universo a partir de La Doctrina Secreta, sólo
obtendremos confusión de su estudio. Su propósito no es dar una respuesta final sobre
la existencia, sino conducir hacia la Verdad. Acérquense a La Doctrina Secreta sin ninguna esperanza de obtener en ella la Verdad final de la existencia, o con ninguna
otra idea que la de ver cuán cerca de la Verdad puede conducir. Vean en su estudio el
medio para ejercitar y desarrollar la mente, nunca antes dado por otros estudios”.
LA FUENTE DE LA DOCTRINA SECRETA
En 1885, cuando La Doctrina Secreta se estaba preparando, el Mahatma K. H. le
escribió al Dr. Franz Hartmann, un doctor alemán y un miembro de la Sociedad
Teosófica: “La Doctrina Secreta, cuando esté lista, será la producción triple de M. (el
Maestro M.), Upasika (Mme. Blavatsky) y el servidor más humilde del Doctor, K. H.”
(Cartas de los Maestros de Sabiduría, Segunda Serie; C. Jinarajadasa, ed. pág. 126). Por
lo tanto tenemos la seguridad de que esta gran obra proviene, por lo menos en parte, de
una fuente tan elevada como podamos encontrar en este planeta.
Considerando esta fuente, podemos preguntar cómo los Mahatmas mismos
consideraron el conocimiento que estaban poniendo al alcance del mundo occidental
por primera vez.
En Cartas de los Mahatmas a A.P.Sinnett, el Mahatma K.H. dijo
respecto a este conocimiento: “Es por cierto un cuerpo de la más elevada importancia
espiritual, profunda y práctica a la vez, para todo el mundo… no se les dan estas
verdades a Uds. como un mero agregado a la masa confusa de teoría o especulación en
el mundo de la ciencia, sino por su valor práctico en bien de la humanidad”.(Cartas de
los Maestros a A.P.Sinnett, pág. 23 –el destacado en cursiva ha sido agregado–).
ESTUDIO PRELIMINAR
Podemos considerar La Doctrina Secreta como un trabajo de referencia básico que se
puede consultar a menudo. Sin embargo, Para conocerlo y apreciarlo totalmente es
indispensable en primer lugar que nos familiaricemos hasta cierto grado con la vida de
H. P. B. y la forma en que ella trabajó. Al comienzo de cualquier estudio individual o
grupal, sería conveniente prestar alguna atención a esto, familiarizarnos con parte del
material referido a H. P. B.
El libro (Reminiscencias de H.P.Blavatsky y La Doctrina Secreta) al que nos referimos
anteriormente de la Condesa Wachtmeister, es muy útil para este propósito. Contiene
un número de ensayos de varios de sus estudiantes y compañeros, en particular quienes
estuvieron con ella mientras se escribía La Doctrina Secreta. Indudablemente la mejor y
más definitiva biografía de H.P.B. es el trabajo de Sylvia Cranston (La extraordinaria
vida e influencia de H.P.B., fundadora del Moderno Movimiento Teosófico –
Putman/Tarcher, 1992).
LEER CON LA VOLUNTAD
Se ha dicho que La Doctrina Secreta debería leerse con la voluntad, y efectivamente
nos damos cuenta que no se puede leer con la mente común. Decir que debería leerse
con la voluntad, sin embargo, no significa que debemos leerla con las venas a punto de
estallar. Podemos tomarlo como que se debería dejar que la luz de Âtmâ, la iluminación
del Ser, brille sobre nuestra comprensión. Nuestra preparación debe ser tal que invite a
la voluntad a iluminar nuestro conocimiento.
Por ello, nuestros estudios deberían estar acompañados de meditación,
contemplación, sobre las stanzas eternas de La Voz del Silencio que H.P.B. recomendó
como estudio correlativo de La Doctrina Secreta. Sólo con tal preparación podemos
entrar interiormente en las profundidades de la Doctrina. No es que la mente se deje de
lado, sino que la mente se ha convertido en el espejo puro que refleja al Ser superior y
percibe los principios universales de la Realidad.
PROPÓSITO DE LA DOCTRINA SECRETA
Al acercarnos a los volúmenes con la mejor preparación externa e interna que
alcancemos, podemos observar más detenidamente el propósito de la gran obra de H. P.
B., y percibir algo de su significado. En el Volumen I, pág. 18 (todas las referencias de La
Doctrina Secreta son de Editorial Kier en 6 tomos) H.P.B. resume en parte su propósito:
“El propósito de esta obra se puede expresar del modo siguiente: demostrar que la
Naturaleza no es “una aglomeración fortuita de átomos”, y asignar al hombre el lugar
que de derecho le corresponde en el plan del Universo…”
En sus Estudios en La Doctrina Secreta la Sra. Josephine Ransom sugiere lo práctico del
arte de tratar con nosotros mismos. “No traten de lograr esa practicidad adecuada sólo
para el mundo físico, por esencial que eso sea.
Es verdadero en todos los mundos.
Tratemos de comprender algo de los mundos internos, de los mecanismos en esos
mundos como se sugiere en estos estudios de La Doctrina Secreta.
De este modo
comprenderemos parte de los maravillosos valores internos del universo. Conozcamos
algo de la metafísica del universo, porque allí la Mónada (nuestro centro espiritual
interno) actúa en su propio reino”. Es con esto en mente, con esta actitud interna, que
nos preparamos a entrar en esa contemplación de los principios eternos, que es el
estudio de La Doctrina Secreta.
CUATRO CARACTERÍSTICAS DE LA DOCTRINA SECRETA
Hay cuatro cosas que los estudiantes pueden descubrir cuando avanzan en sus
estudios.
Primero,
La Doctrina Secreta indica que por medio de la comparación de las
cosmogonías de los antiguos, se puede lograr una percepción de las verdades
universales.
Segundo, da una pista con la que se puede descifrar la verdadera historia racial de la
humanidad.
Tercero, levanta el velo de la alegoría y el símbolo, y desvela la belleza de la verdad en
todas sus manifestaciones.
Cuarto, La Doctrina Secreta le presenta al intelecto despierto, a la intuición y a la
percepción espiritual desarrollada, los secretos científicos del universo para nuestra
total comprensión. Descubrir esta visión cuádruple, puede estar en armonía con el
método sugerido por H.P.B. misma.
TRES PROPOSICIONES
Es necesario en primer lugar, un conocimiento total de las tres Proposiciones
Fundamentales. Se deben leer y reflexionar sobre ellas cuidadosamente (ver Vol. I, págs.
79/83). Dicho de modo simple, las Proposiciones nos desvelan los misterios de la
Seidad, del llegar a Ser y del Ser. Explorando estas Proposiciones, nos encontramos
entrando al reino de la Realidad, del que surgen todas las leyes, todos los principios, en
los que se basa el universo manifestado. La conceptualización del conocimiento
teosófico encuentra en estos tres majestuosos fundamentos, en este triunvirato de la
Verdad, su confirmación y convalidación final. Todos los fundamentos, toda la
diversidad de la manifestación, son referidos a estos principios universales. Más
adelante consideraremos su aplicación práctica.
SEIS IDEAS IMPORTANTES
Mme. Blavatsky luego sugiere que “Sigamos con el estudio de la Recapitulación” –los
ítems incluidos en el “Resumen”, al final del Vol. I, (pág. 283). Aquí encontramos seis
ideas importantes, necesarias para nuestra comprensión de toda La Doctrina Secreta:
Primero, está el hecho que la Doctrina Esotérica es “la Sabiduría acumulada de los
siglos… un registro ininterrumpido” que nos ha llegado a través del tiempo, expresada
en alegoría y símbolo, depositada en mitos y leyendas, perceptible siempre para
quienes desean la percepción.
Segundo, se nos recuerda que la ley fundamental de la filosofía esotérica es la unidad
de todas las cosas: “Sustancia” en el plano del Universo manifestado... un “Principio” en
el Espacio sin principio ni fin, abstracto, visible e invisible”.
Tercero, se nos recuerda el principio universal de desarrollo rítmico, manifestación
cíclica que tiene lugar en todo nivel.
Cuarto, este concepto nos introduce a uno de los misterios más grandes de la filosofía
esotérica, la naturaleza efímera de toda la existencia, la doctrina de maya,
desafortunadamente mal interpretada muy a menudo. Porque maya es no tanto una
ilusión, según nuestra comprensión común de esa palabra, sino un paso medido de la
manifestación. La palabra raíz aquí es ma, que significa medir. Las energías que se
manifiestan de un Logos Creador, se expresan simplemente en un orden medido; aquí
en el mundo físico esas energías alcanzan sus confines más limitados en medidas de
tiempo y espacio. Maya, por lo tanto, en su sentido más elevado es el aspecto creador
de la Realidad. No es una ilusión, es el productor de todas las formas ilusorias,
apariencias, cambios y transi–toriedades y es realmente el que desvela al espíritu que
inspira todas las formas.
Como señala H.P.B.: “…el Universo es lo suficientemente real para los seres
conscientes que hay en él” (vol. I, pág. 287), porque “la ilusión de aquél que es en sí
mismo una ilusión, difiere en cada plano de consciencia” (Vol. II,pág. 40). La consciencia
es la percepción medida de la “Sustancia–Principio” única y cuando cesa la medida, la
conciencia se dirige hacia lo Absoluto inconmensurable, transformándose en
no–consciencia, el estado descrito bellamente en la Primera Stanza y en los
comentarios posteriores.
Quinto, este concepto de la Recapitulación nos recuerda que “Todo en el Universo… es
consciente”. Es el desarrollo de la consciencia lo que provee el propósito de la
manifestación y la doctrina de maya asume un nuevo significado para nosotros.
H.P.B.
señala que (Vol. I, pág. 304) “la experiencia de cualquier plano es una realidad para el ser
que percibe, cuya consciencia está en ese plan”.
Desde este punto de vista podemos proseguir en nuestros estudios a la consideración
del Vol. II, Sección III, “Sustancia Primordial y Pensamiento Divino”. Aquí nos
enfrentamos con el ordenamiento del proceso evolutivo, la Energía Cósmica (Fohat)
distribuyendo la Sustancia Cósmica (Akasha) bajo las directivas de la Ideación Cósmica
(Mahat). De este modo surge el:
Sexto gran concepto, resumido por H.P.B. en la Recapitulación: “El Universo es
elaborado y guiado, de dentro hacia fuera”.
DESCUBRIENDO RELACIONES
Reflexionando sobre los principios universales que nos fueron expuestos, podemos
entonces avanzar libremente hacia los otros volúmenes, viendo el mecanismo externo
de las grandes conceptualizaciones en términos de Cosmogénesis y Antropogénesis. Así
hallamos enorme estímulo en las correspondencias que aparecen al explorar la
profundidad de los significados en los símbolos universales de la creación, reflejados en
la vida y el corazón de la humanidad. Continuando nuestros estudios, explorando en las
abundantes joyas de sabiduría o investigando la fórmula algebraica de la creación dada
en las Stanzas, nos encontramos, como dice el Rig Veda, “echándole una mirada a la
eternidad, donde se establecieron las bases del mundo”.
En nuestro estudio, llegamos finalmente a la verdad última y sublime: el Logos
Cósmico, la Energía Creativa de nuestro Sistema Solar y el Ser en el ser humano, el
Inmortal Regente Interno, son UNO.
Esta comprensión es el propósito de la Yoga; ésta
es la experiencia religiosa cósmica; ésta es la visión suprema del místico. Al recordar
esta verdad, como una percepción más profunda de nuestra unidad, no sólo con toda la
vida manifestada sino con la fuente misma de esa vida, se convierte en el principio
perdurable a partir del cual nos movemos; descubrimos que el modelo de la creación,
del universo y de la humanidad, reside dentro de la fibra misma de nuestro ser. De
nosotros depende desvelar en un yoga consciente ese modelo de la creación.
La Doctrina entonces es nuestra, secreta no porque esté escondida, sino porque su
naturaleza interna es inexpresable. El vibrante palpitar de lo Real se equipara
perfectamente con nuestro interior y lo humano –el microcosmos, refleja el esquema
cósmico creativo.
LA APLICACIÓN PRÁCTICA DE LAS TRES PROPOSICIONES FUNDAMENTALES
(1) Un Principio Omnipotente, Eterno, Sin Límites e Inmutable… una Realidad absoluta
anterior a todo Ser manifestado y condicionado.
(2) la universalidad absoluta de esa ley de periodicidad que la ciencia física ha
observado…
(3) la identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal… y la
peregrinación obligatoria para todas las Almas… a través del Ciclo de Encarnación…
conforme con la Ley Cíclica y Kármica…
(Las Proposiciones Fundamentales completas, ver Vol. I, págs. 29/82)
“El problema que existe con las tres Proposiciones Fundamentales es que están por
allí, arriba en el azul, en algún lado. No solucionan ninguno de mis problemas. ¿Por qué
molestarme en estudiarlas?”
A menudo escuchamos esta queja, no sólo respecto a las tres Proposiciones
Fundamentales, sino a toda La Doctrina Secreta. Se dice que los conceptos son
demasiado abstractos, muy vastos, demasiado impracticable su comprensión.
Sin embargo, si La Doctrina Secreta no hiciera otra cosa que elevar nuestras mentes
“allá arriba en el azul”, habría cumplido con un valioso objetivo. Tendríamos una
perspectiva más amplia, podríamos ver nuestros problemas como un todo y tal vez
detendríamos nuestra interminable carrera sin sentido de duda y especulación.
Es en el
nivel de “los problemas diarios” que comenzamos a especular: “¿Es esto correcto?, ¿está
bien?, ¿debo hacer esto? ¡Debe haber alguna respuesta en alguna parte!”
La lógica pura nos daría respuestas, pero rara vez somos capaces de lógica pura en el
nivel de “los problemas diarios”. Viene de una octava mucho más elevada de nuestro
ser, y escasamente puede abrir una brecha en la maraña de dudas, miedos, enojos,
temores y otras frecuentes emociones incontrolables que nos bloquean cuando nos
encontramos en medio de situaciones que parecen empujamos en diferentes
direcciones al mismo tiempo, es decir cuando debemos elegir entre ésta, aquélla, o
alguna otra acción, o permanecer paralizados en la inacción. En casos extremos incluso
nos preguntamos por qué los Maestros no nos ayudan, nos muestran qué hacer, o qué
dirección tomar.
Sugiero que nos han dado direcciones en La Doctrina Secreta,
específicamente en las tres Proposiciones Fundamentales. Ellas establecen los
principios básicos que operan dentro del Universo y subyacen en él.
Nosotros somos
inevitablemente una parte de ese accionar y de ninguna manera podemos apartarnos de
él. De este modo, cuando comprendemos que estos principios gobiernan nuestro ser,
comenzamos a comprender que podemos aplicarlos en un infinito número de
situaciones. Al respecto, tal vez sea significativo, que una definición de lógica es “un
sistema de principios subyacentes”. Seguramente esto es lógica en su forma pura.
Entonces tal vez podemos dirigirnos hacia ese nivel más profundo y elevado para
iluminar nuestro diario vivir.
NECESIDAD DE ESFUERZO PERSONAL
Es en nuestro mundo de cada día que necesitarnos encontrar la “aplicación práctica”
de estas verdades trascendentales. No podemos esperar que nos lleven de la mano y
que se nos diga “¡Ahora debes hacer esto o aquello!”. Seguramente los Adeptos se
convirtieron en lo que son por medio de un largo y a menudo agonizante esfuerzo por
aprender a aplicar los principios que ellos han expuesto. El peregrino difícilmente puede
esperar que el sendero le resulte fácil o suave, aunque se lastimen sus pies o se fatigue.
Esto se menciona claramente en Cartas de los Maestros a A.P. Sinnett (Carta 54, pág.
328, Editorial Orión, 1ª Edición en castellano) “El hecho es que hasta la última y
suprema iniciación todo chela… es dejado a su propia voluntad y determinación.
Tenemos que librar nuestras propias batallas, y el adagio familiar “el Adepto se vuelve
tal, no es hecho tal” es verdad en todo sentido”. Dicho de otro modo, desarrollamos
nuestros músculos espirituales usándolos, no si se nos evita la necesidad de usarlos.
La respuesta natural a esto podría ser: “Pero el adeptado es algo lejano en el futuro.
¡Necesito algo que me ayude ahora!”
Debemos recordar que cada paso que demos, por pequeño que sea, nos lleva
inexorablemente en una dirección o en otra, hacia la realización de nuestra naturaleza
divina o hacia su degradación. Estamos equivocados al desmerecer inclusive esos
pequeños esfuerzos que puedan parecernos de poca importancia; si están de acuerdo
con nuestras mejores capacidades al presente, son seguramente pasos necesarios en
nuestro viaje evolutivo.
PRINCIPIOS INVIOLABLES
Se sugirió con anterioridad que las tres Proposiciones Fundamentales pueden
mostramos nuestra dirección. Si las comprendemos como principios inviolables del
universo y de nuestra propia naturaleza, entonces no necesitamos pensar más en ellos
como algo ajeno a nosotros, algo “arriba en el azul en alguna parte”. Mejor dicho,
pueden llegar a ser a tal punto parte de nuestras vidas, que ya no necesitemos pensar en
ellos concienzudamente. Pueden servirnos como una fuente espontánea de verdad en
cada circunstancia y situación. La medida en que esto ocurra seguramente dependerá
del grado de profundidad en que han echado raíces en nuestro ser.
Si les restamos valor,
concentrándonos sólo en consideraciones mundanas, nos perdemos en la confusión de
decisiones; sólo en la fuente de la verdad “la elección sin elección” es posible.
H.P.B. dijo sobre las tres Proposiciones: “No sería aquí el lugar para iniciar una defensa
o prueba de su inherente razonabilidad, ni puedo detenerme a mostrarles cómo,
ciertamente, están contenidas en cada sistema de pensamiento o filosofía, dignos de su
nombre. Cuando el lector ha obtenido una clara comprensión de ellas y ha percibido la luz que arrojan sobre cada problema de la vida, no necesitarán mayor justificación a sus
ojos, porque su verdad será tan evidente como el sol en el cielo».
(La Doctrina Secreta,
Vol. I, pág. 84 –el destacado en cursiva ha sido agregado–)
Con estas afirmaciones en mente, podemos comenzar a considerar las Proposiciones.
Al principio no será posible evitar mencionar algunas ideas abstractas. Pero pocos de
nosotros habremos estado interesados en la Teosofía, si no nos hemos dado cuenta que
detrás de todo lo que vemos, escuchamos, tocamos, gustamos y olemos, subyace una
abstracción, una “no–cosa”, que no es “nada” sino la fuente oculta de todas las cosas.
PRIMERA PROPOSICIÓN
La primera Proposición se refiere a esta fuente oculta –un “Principio Omnipresente,
Sin Límites e Inmutable” que H.P.B. dice es “la Realidad absoluta una que antecede todo
lo manifestado y condicionado”. Ésta es la “Causa Infinita y Eterna… la raíz sin raíz de
“todo lo que fue, es, o ha de ser”. Es lo Absoluto, la “Seidad” más bien que el Ser. (vol. I,
pág. 79). Es importante que reflexionemos sobre esto, no dejarlo por impaciencia o
frustración, o por la afirmación de H.P.B. que esta Seidad está “más allá del
pensamiento o la especulación”. Obviamente, no es cuestión de especular con ella, sino
de un conocimiento interno, que no es conocimiento intelectual. Sentimos que no
sabemos, y que no podemos saber mucho sobre la Seidad. Sabemos que somos “ser–es”
y como tales estamos atrapados en una trama de circunstancias; a menudo podemos
preguntarnos si deberíamos tratar de escaparnos o simplemente de renunciar.
Ciertamente no podemos escaparnos, y por la misma razón es inútil tratar de
renunciar. Pero por los poderes inherentes en la Seidad, que son los poderes
potenciales del Ser, podemos aprender a dirigir nuestra respuesta a las circunstancias,
que en su verdadero sentido es dirigir las circunstancias.
Otra dificultad para nosotros, quizás, es comprender la idea de un potencial infinito
sin la existencia de cosas específicas separadas. Si podemos usar de algún modo una
analogía condicionada, (basándonos en la afirmación de H.P.B. que la analogía es “el
único y verdadero hilo de Ariadna” que nos llevará a la solución de los misterios básicos
de la Naturaleza), deberíamos considerar la mente.
Supongamos que, aunque sea por un instante, pudiéramos dejar la mente totalmente
en blanco –completamente, sin ningún pensamiento en particular. En este estado los
pensamientos, como pensamientos, no existen; están podríamos decir “en disolución”;
lo que existe es “el pensamiento total”. Nada ocurre. Tenemos sólo la auto–existencia
de la mente misma –mentidad, más que mente.
Sin embargo allí existe el potencial para
un número infinito de pensamientos separados. La mente puede pensar en cualquier
cosa. Las posibilidades son ilimitadas. Y en el instante en que tal mentidad (estado de
mente) se vuelve una mente, se precipitan pensamientos específicos. Esto es “automático”. Nada hace que esto ocurra, sólo ocurre porque el pensamiento es la
actividad natural de la mente. Sin embargo no se ha separado de tal mentidad; sólo
hubo la expresión de la mentidad en una mente, y por lo tanto, en pensamientos.
Más o menos del mismo modo, el universo (y deberíamos recordar que cada uno de
nosotros es el universo en miniatura) se precipita de la Seidad al Ser, cuando el impulso
creativo comienza a agitarse. No hay una separación de la Seidad; el Ser está en
manifestación.
Esta manifestación asume innumerables formas por la infinita riqueza
de su fuente, El principio eterno e inmutable (Seidad) dice H.P.B. “continúa siendo un
principio sin comienzo ni fin; pero está latente en cada átomo en el Universo, y es el
universo mismo. (Vol. I, pág. 286)
VALOR PRÁCTICO DE LA PRIMERA PROPOSICIÓN
¿Tiene alguna aplicación práctica saber todo esto? Puede parecer remoto de todo
aquello con lo que estamos relacionados a diario, a menos que podamos verlo
ocurriendo constantemente, no sólo en el hecho mismo de nuestra presencia aquí en
este mundo físico, sino en cada situación, en cada acontecimiento en el que tomamos
parte.
Profundizando un poco más en este concepto, podemos notar que H.P.B. nos dice en
su comentario que esta Realidad Absoluta tiene tres aspectos. Ella los denomina
Movimiento Abstracto Absoluto, Espacio Abstracto Absoluto y Duración. Nuevamente
puede parecemos estar tratando ideas difíciles de entender. Sin entrar en discusión
sobre estos aspectos en el sentido “absoluto”, consideremos qué significan en relación
con nosotros.
Al Movimiento Abstracto Absoluto se lo llama Ideación pre–cósmica. Es la raíz de esa
cualidad que hace posible la creatividad, es la raíz de la consciencia individual. Por
medio de infinitas degradaciones y “rebajes” (semejante a cómo un transformador
reduce el poder de la electricidad, de forma que se vuelve útil en vez de destructivo), se
manifiesta como nuestra mente, nuestro pensamiento.
El Espacio Abstracto Absoluto se define como “espacio pre–cósmico” –la raíz de esa
cualidad que hace posible las formas– le da a la creación la “posibilidad de todas las
cosas”. Es el substratum de la materia, es decir el potencial raíz de todo tipo de materia
que podemos conocer aquí en el mundo físico, incluyendo nuestros cuerpos físicos, sin
mencionar las formas más sutiles de materia.
La Duración es la raíz del tiempo, allí de donde surge el principio de orden en la
manifestación. Es la raíz de esa cualidad que hace posible la acción.
Entonces, de esta Realidad una absoluta obtenemos nuestra consciencia, nuestra
mente, nuestro poder del pensamiento, nuestro poder de crear. Obtenemos la materia,
de la cual se crean las cosas; y obtenemos el tiempo, que nos da libertad para una acción
creativa. Esta Realidad no sólo es la raíz de nosotros mismos, es la raíz de todo lo que
somos, de todo aquello con lo que trabajamos, y de toda capacidad bajo nuestras
órdenes.
DOCTRINA DE LA VIDA UNA
De esta verdad sublime proviene la doctrina de la Vida Una. Si para nosotros es una
realidad, no podemos considerar la fraternidad como un mero ideal que algún día se
convierta en realidad, en un futuro lejano. Vemos la fraternidad como una ley inevitable
–tan inevitable como la ley de la gravedad o cualquier otra ley natural por la que la Vida
Una se manifiesta. Esto implica no sólo respeto por los seres humanos, sino respeto por
la vida toda. Comprendemos que no podemos violar esta ley; podemos chocar contra
ella y lastimarnos, hasta que aprendamos a obedecerla moralmente, tan
instintivamente como obedecemos ahora en el físico la ley de gravedad. Podemos decir
que ésta es la aplicación práctica esencial de la primera Proposición Fundamental.
SEGUNDA PROPOSICIÓN
La segunda Proposición afirma “la universalidad absoluta de la ley de periodicidad”
por medio de la cual opera la Vida Una manifestándose como “el flujo y reflujo regular
de las mareas”, (Vol. I, pág. 81).
H.P.B. agrega que alternativas tales como Día y Noche,
Vida y Muerte, Sueño y Vigilia, son hechos absolutamente fundamentales de la
naturaleza. Ella se refiere al universo mismo con la manifestación periódica de la
Realidad Una postulada en la primera Proposición.
Por lo tanto la ley de periodicidad se extiende a los límites máximos de todo lo que
podamos conocer, e inclusive más allá. El universo es maya, nos dice, porque su
manifestación (y por lo tanto la manifestación de todas las cosas) es temporaria.
MAYA COMO PODER CREATIVO
Ya nos hemos referido a la doctrina de maya, pero examinemos esta idea nuevamente.
La palabra maya se traduce tan a menudo como 'ilusión', que podemos pensar que no
existe absolutamente nada, que todo nuestro mundo de experiencia –feliz y triste, bello
y desagradables– una mera alucinación. Si esto fuera así, podríamos estar de acuerdo
con la mujer que, viviendo un momento difícil, exclamó: “¿Por qué debería pedirle a Dios que me perdone? ¿Cómo voy yo a perdonarlo?” Sentimos en nuestro ser interior
que el mundo que experimentamos no puede ser una broma de mal gusto, hecha a seres
indefensos por una deidad cruel Y maliciosa. Podemos decir que es “irreal” porque es
relativo y no eterno. Es el reino de los efectos. Al igual que el tronco, las ramas, y las
hojas de un árbol no son irreales por no ser las raíces. Las raíces, el tronco, las ramas y
hojas son un árbol, pero la raíz de su vida –el ser árbol– está en la parte oculta.
Maya esencialmente es un poder, un poder de la creación. Es acción y lo que es
producido por la acción.
Se dice que el significado raíz original de la palabra es “una
creación o manifestación mágica”, o el proceso de imaginación creativa. Este es un
proceso natural; podríamos decir que es un proceso involuntario. Porque ser es crear. A
menudo se pregunta “Si Dios es perfecto como punto de partida, ¿por qué es necesaria
la evolución?” Puede ser que nuestro concepto humano de motivación sea irrelevante.
Podemos sugerir que la única y simple respuesta es: ser es crear.
PRINCIPIO DE ORDEN
Esta segunda Proposición Fundamental tiene una relación importante con otro
aspecto mencionado antes –el de Duración, la raíz del tiempo, esa cualidad que hace
posible la acción. La duración se considera inalterable, pero como la raíz del cambio. El
proceso está implícito en la ley cíclica, y el proceso siempre incluye al cambio. La
segunda Proposición por lo tanto, establece el principio de los procesos ordenados de
tiempo y cambio. Y este, nos damos cuenta, es el proceso en el que todos estamos
“atrapados”. Nuestras religiones mundiales, nuestras filosofías, nuestras ciencias, están
todas influidas por el tiempo y el cambio, porque constituyen el proceso que permite el
desarrollo de la consciencia.
REENCARNACIÓN
De esta segunda Proposición, proviene nuestro convencimiento de que la
reencarnación es la manifestación de esta ley cíclica (a la que se refiere más
específicamente la tercera Proposición). Para cada ser, la vida se desvela como una serie
infinita de comienzos. Dado que esto es verdad, nos damos cuenta que mientras no
podemos objetiva y realmente cambiar el pasado, o nuestro Karma del pasado, sí
podemos cambiar nuestra consciencia en relación con hechos pasados. Vemos nuestro
Karma bajo una luz totalmente nueva, y esto hace que sí lo cambie porque nuestra
propia consciencia es el principal factor en nuestro karma individual. Las causas están
en nosotros, y mientras permanezcan, se expresarán como efectos; pero la naturaleza
de esos efectos está completamente alterada por los cambios que ocurren en nosotros por medio de esta “serie eterna” de comienzos. Ésta es la aplicación práctica esencial de
la segunda Proposición.
TERCERA PROPOSICIÓN
En la tercera Proposición Fundamental se presenta específicamente la doctrina de la
reencarnación. Aquí comenzamos a ver que todas estas Proposiciones están mutua e
inextricablemente relacionadas. La tercera Proposición afirma la “identidad
fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal”, y la “peregrinación
obligatoria para todas las almas a través del Cielo de Encarnación o Necesidad” (Vol. I,
pág. 81). Más aún, esta Proposición hace que nuestro peregrinaje dependa de “un
esfuerzo auto–inducido y auto–proyectado”, sin “privilegios o favores especiales,
excepto aquellos ganados” por nosotros mismos “por medio del esfuerzo personal y el
mérito”.
Hasta el momento en que alcanzamos la etapa humana, y quizás por muchas vidas
más, el progreso se logra por medio de lo que H.P.B. llama “el impulso natural”. Ésta es
la evolución misma, que siempre se dirige hacia adelante y no se puede invertir.
Pero
desde el momento en el que despertamos al hecho de nuestra responsabilidad
individual, todo el proceso de desarrollo se vuelve un proyecto “hazlo tú mism”. Donde
sea que vayamos, debemos llegar por nuestros propios esfuerzos, no podemos subirnos
sobre los hombros de nadie.
Mientras tenemos que reflexionar sobre esta idea para reconocer su verdad, todavía
necesitamos darnos cuenta que también viajamos en compañía de otros peregrinos con
afecto y ayuda mutua. Nuestra empresa es común, aunque nuestros descubrimientos y
logros individuales son expresiones únicas de esa empresa. Además se podría sugerir
que no deberíamos inferir que la frase “esfuerzo auto–inducido y auto–proyectado”,
significa que a la personalidad se la deja sola para que lo haga todo. Tenemos otros y
mayores poderes de donde obtener “los poderes deificos” en nosotros, como escribió el
Mahatma K.H. a A.P.Sinnett. Estos son los poderes enraizados en la Realidad una a que
se refiere la primera Proposición, y que estamos desarrollando.
EL SENDERO HACIA ADELANTE
Sólo hay un camino para avanzar. Debemos descubrir cuáles son esos poderes divinos
que hay en nosotros y que, tenemos que desarrollar. Debemos conocer el universo en el
que estarnos para ejercitar esos poderes, recordando que no estamos separados de él.
No podemos cambiar lo que es, pero debemos conocerlo para ser una parte inteligente.
Es decir comprender el hecho de nuestra identidad fundamental con el Alma Suprema
Universal y manifestarlo en nuestra vida diaria.
No le damos importancia a algunos de nuestros poderes –el poder caminar, por
ejemplo, poder hablar, y hacer otras cosas mecánicas y físicas. Sabemos que tenemos el
poder de sentir, de pensar. Y cuando necesitamos algo donde nuestros poderes físicos
son inadecuados, usamos los poderes de la mente para inventar maquinaria que lo hará
por nosotros. De este modo manifestamos ese aspecto de la Seidad que hace posible la
creatividad, el aspecto que permite la forma, y el aspecto que hace posible la acción.
Tampoco le damos importancia al universo en que vivimos.
Con confianza esperamos
que el planeta continuará girando sobre su eje alrededor del sol, y que todas las
estrellas y planetas seguirán en sus órbitas acostumbradas.
Pero si pensamos con mayor profundidad, nos damos cuenta que todo es un gran
misterio. Sólo podemos contemplar con reverencia y maravilla la gran Inteligencia que
diseñó y continúa manteniendo y dirigiendo este universo perfectamente ordenado.
Debido a nuestra Identidad fundamental con el “Alma Suprema”, los poderes realmente
divinos son inherentes en nosotros. Debemos desarrollar plenamente estos poderes
divinos, por nuestros propios “esfuerzos auto–inducidos y auto–proyectados”.
¿Podríamos considerar a las grandes verdades de las tres Proposiciones
Fundamentales como energías vivas más que como ideas abstractas? Fluyen a través de
cada uno de nosotros, constante, indestructible y eternamente. No están entonces “allá
arriba en el azul”. Son el aquí y el ahora esencial de nuestra existencia. Podríamos
parafrasear los comentarios de G. K. Chesterton sobre filosofía en general y decir que la
pregunta no es si estas grandes verdades realmente nos importan; la pregunta es si nos
interesa alguna otra cosa.
Un sabio japonés, de la antigüedad dijo “No traten de hacer lo que hicieron vuestros
predecesores; traten de buscar lo que ellos buscaron”. Estudiar La Doctrina Secreta en
su totalidad, ir creativamente al encuentro de la sabiduría inmortal, es llegar a la obra
de H.P.B. con corazón y mente abierta, buscando lo que buscaron los sabios a través de
las épocas, siguiendo el mandato dado por H.P.B. misma: “No me sigan a mí, ni mi
Sendero, sino el Sendero que les muestro, que conduce a los Maestros”.
Joy Mills – Virginia Hanson
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