miércoles, 24 de octubre de 2018

UN SERMÓN INÉDITO DE BUDDHA



(Se halla en el segundo Libro de Comentarios y lo dirige a los arhats).

Dijo el Todo–Misericordioso: “Bendito seáis, ¡oh Bhikshus! Felices vosotros que habéis comprendido el misterio del ser y del no–ser, explicado en el Baspa61, y preferisteis el no–ser porque sois verdaderamente mis arhats… El elefante que ve su mole reflejada en el lago, y la mira y se marcha porque la cree el cuero real de otro elefante, es más sabio que el hombre que al mirarse en la corriente de la vida dice: 

“Ése soy yo… Yo soy yo”. Porque el “Yo”, su ser, no está en el mudable mundo de las doce nidânas, sino en el del no–ser, único mundo más allá de los engaños de mâyâ… El verdadero “Yo” [Ego], el Yo del Universo, no tiene causa ni autor, existe por sí mismo, es eterno y está mucho más allá del alcance de la mutabilidad. El universo de Nam–Kha62 dice: “Yo soy el mundo de Sien–Chan”63 

Las cuatro ilusiones replican riendo: “Verdaderamente es así”. Pero el realmente sabio advierte que ni el hombre ni el universo, por donde cruza como ligera sombra, son reales, como tampoco la gota de rocío que refleja una chispa del Sol, es el mismo Sol… Tres cosas hay, ¡oh Bhikshus!, eternamente las mismas y que jamás sufren vicisitud ni modificación: la ley, el nirvâna y el espacio64. Los tres son Uno, puesto que los dos primeros están en el tercero, y éste a su vez es una mâyâ, en tanto el hombre se halla en el torbellino de las existencias afectivas. 

No es necesario que muera el cuerpo físico para evitar las acometidas de la concupiscencia y otras pasiones. El arhat que guarda los siete preceptos ocultos de Bas–pa, puede llegar a ser Dang–ma y Lha65 oír la santa voz de * * * * [Kwan–yin]66 y hallarse dentro de los límites de Sanghârâma67 transferido a Amitâbha Buddha68. Al unirse con Anuttara Samyak Sambodhi69 puede pasar a través de los seis mundos del Ser (Rûpaloka)70 y entrar en el primero de los tres mundos de arûpa… Quien escuche mi secreta ley, predicada por mis escogidos arhats, llegará con su ayuda al conocimiento del Yo y de aquí a la perfección.” E. Burnouf y otros insignes eruditos han deducido de frases tales como “Mi cuerpo no es cuerpo” y “mi yo no es mi yo”, que la psicología oriental se basa en la aniquilación del Yo. Sin embargo, esto sólo puede sostenerse por tener erróneas ideas sobre el pensamiento oriental y por desconocimiento de la clave esotérica. Consecuencia de este conocimiento fue que llegase Cousin al extremo de afirmar, apoyado en la autoridad de Burnouf, que el buddhismo, opuestamente al hinduísmo, niega la persistencia del principio presente. 

Al efecto, aduce estas dos proposiciones: 

 1º El pensamiento o espíritu71 (porque la facultad no puede separarse del sujeto) brota únicamente de la sensación y no sobrevive a ella. 

 2º El espíritu no puede sostenerse a sí mismo, y al dirigir la atención a sí, sólo deduce el conocimiento de su impotencia para verse en cualquier circunstancia de otro modo que como sucesivo y transitorio. Esto se refiere al espíritu encarnado; pero no al libre y espiritual Yo en quien mâyâ ya no tiene influencia. El espíritu no es el cuerpo; por lo tanto, los orientalistas le llaman el “no–cuerpo” y la nada; y de aquí que califiquen a los buddhistas de nihilistas, y a los vedantinos de secuaces de una creencia en que el Dios impersonal se reduce a un mito, y cuyo supremo fin es La completa extinción de todo poder espiritual, mental y corporal por absorción en lo Impersonal 72. 

NOTAS.

61 Doctrina del Dharma. 
62 La ilusión universal. 
63 El Universo de Brahmâ (Sien–Cham; Nam–Kha), es la Ilusión Universal o nuestro mundo fenoménico. 64 Âkâsha. Es casi imposible traducir la mística palabra “Tho–og” por otra que no sea “espacio”; pues a menos que se invente una adrede, ninguna como la de “espacio” puede representar con tanta fidelidad la idea en la mente del ocultista. La palabra “aditi” se traduce también por “espacio”, y tiene todo un mundo de significado en ella. 
65 Dang–ma es un alma purificada. Lha es un espíritu libre; pero encarnado en un cuerpo viviente, es decir, un adepto o arhat. Según las creencias populares del Tíbet, el Lha es un espíritu desencarnado, algo semejante, aunque superior, al Nat de los birmanos. 
66 Kwan–yin es un sinónimo del vocablo empleado en el texto original. Es la divina voz del Yo, “la voz del Espíritu” en el hombre, idéntica a la “Voz de la Divinidad” (Vâchishvara) de los brahmanes. Los buddhistas ritualísticos de China han degradado la significación de la palabra, antropomorfizándola en una diosa del mismo nombre (Kwan–shai–yin–Bodhisat) con mil manos y ojos. Es el “daimon” buddhista la voz interna 
67 El sancta sanctorum de un asceta. La cueva o lugar que escoge para entregarse a la meditación. 
68 “La infinita luz” que permite ver las cosas del mundo subjetivo. 
69 Se aplica esta denominación a los Jivan–muktas o seres perfectos, y significa esotéricamente el “corazón de insuperable misericordia y sabiduría”. 
70 Estos seis mundos (siete con el nuestro) son los mundos de los Nats o espíritus según los buddhistas birmanos, y los siete mundos superiores de los vedantinos. 
71 Dos cosas enteramente distintas. La “facultad no se distingue del sujeto”; solamente en el plano material, cuando el pensamiento engendrado en el cerebro físico no queda impreso al mismo tiempo en su espiritual contraparte, ya sea por atrofia del cerebro o por debilidad intrínseca del pensamiento por él engendrado, en cuyo caso nunca sobrevive al cuerpo. 
72 Vedânta Sâra. –Traducción de Jacob, pág. 123.

H.P. BLAVATSKY

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