Puede
ayudarle al lector a comprender el valor de la Teosofía en la dirección de la
vida, si consideramos cómo puede aplicarse a la solución de algunos de los
problemas más penosos que enfrentamos en el actual estado de la Sociedad.
Pueden extraerse muchas sugerencias de las civilizaciones fundadas y reguladas
en el pasado por miembros de la Fraternidad Blanca, aunque, bajo las
condiciones tan cambiadas que prevalecen hoy en día, deben de encontrarse
nuevas aplicaciones de los principios fundamentales. La fundación de una
Sociedad estable debe hacerse bajo las bases de la Fraternidad; los seres
humanos necesitan felicidad y condiciones favorables para su evolución, y la
Sociedad tiene la obligación de proporcionar un medio ambiente que las
proporcione. El nacimiento de un ser humano en una Sociedad organizada trae
consigo un clamor, y origina un deber de la Sociedad; el clamor del niño hacia
sus padres y el deber de los padres hacia el niño. Este propio y natural clamor
del joven hacia los mayores ha sido pervertido en la agresiva doctrina de los
"derechos”; los animales, los chicos, los enfermos, los ignorantes, los
desamparados, todos tienen derechos, derechos a ser usados con mesura,
protegidos, nutridos, enseñados, amparados. El fuerte, el maduro, tiene
solamente deberes. Las Sociedades organizadas existen para la felicidad y el
buen pasar de sus miembros, y allí donde falla en estos objetivos es ipso facto
condenada. "Los gobiernos existen solo para el bien de los
gobernados", dijo Pitágoras predicando en el monte Tauromenion, y la frase
ha repercutido durante siglos y se ha constituido en una clave para quienes
buscan el mejoramiento de las condiciones sociales. Solamente cuando se
aseguran estas condiciones el Estado merece la elocuente descripción con la
cual el Gran Maestro cerró una de sus conferencias en la Colonia Griega de
Naxos, a cuyos habitantes reunidos en una colina les hablara: "Escuchen,
mis muchachos, lo que el Estado debe ser para un buen ciudadano. Es más que un
padre y una madre, más que un marido o una esposa, más que un hijo o un amigo.
El Estado es el padre y la madre de todos, es el esposo y la esposa.
La familia
es buena, y bueno es el regocijo del hombre en su mujer y en sus hijos. Pero
más grande es el Estado, que es el Protector de todos, sin el cual el hogar
sería saqueado y destruido. Querido es para el buen hombre el honor de la mujer
que lo soporta y querido el honor de la esposa cuyos hijos se hamacan sobre sus
rodillas; pero más querido debe ser el honor del Estado que da seguridad a la
mujer y al hijo. Del Estado proviene todo lo que torna próspera vuestra vida y
os da belleza y seguridad. Dentro del Estado está construido el Arte, que hace
la diferencia entre el bárbaro y el hombre. Si el hombre valiente muere
contento por el hogar, mucho más contento debería morir por el Estado".
Pitágoras es ahora el Maestro K. H., muy bien conocido en su vinculación con la
Sociedad Teosófica, y cita el ideal Teosófico del Estado, el padre-madre de sus
ciudadanos, el Protector de todos. El deber del Estado, en una Sociedad organizada,
es asegurarle a todos sus miembros el mínimo de bienestar por lo menos -
comida, vestido, vivienda, educación, distracción - que lo capacite para
desarrollar las facultades con las cuales vino a este mundo. No hay necesidad
de que exista el hambre y la pobreza, de sobreesfuerzos y falta de
distracción, o de falta de confort y de medios para sus pasatiempos.
El
cerebro humano es suficientemente inteligente para planificar un sistema
social en el cual cada uno de los ciudadanos tenga lo suficiente para disfrutar
de una vida feliz; los Únicos obstáculos son el egoísmo y los deseos. Fue realizado
hace tiempo bajo los Reyes-Iniciados, que dirigieron la Ciudad de Golden Gate,
y en Perú. Fue realizado en los tiempos del Rey Ramachandra, como puede leerse
en el Ramayana. Fue hecho cuando el Manú dirigía la Ciudad del Puente[1].
Pero debe ser planificado con sabiduría, no con ignorancia, y realizado con el
amor y el sacrificio de los más poderosos, y no mediante la compulsión de los
menos poderosos. El populacho puede hacer revoluciones, pero no puede construir
un Estado.
PRINCIPIOS DEL NUEVO ORDEN
Basándose
en el estudio del pasado, la Teosofía puede establecer ciertos principios, a
ser elaborados en sus detalles por los experimentados y educados. Los Principios
son: el Gobierno debe estar en manos de los Mayores, es decir de los más
inteligentes, de los más experimentados y de los mejores moralmente; la
posesión de una habilidad y de un poder, impone el deber de servir; la libertad
trae la felicidad sólo al educado y auto-controlado, y nadie que sea ignorante
y sin auto-control debe tener participación alguna en el gobierno de otros,
teniendo solo las libertades que condicen con el bienestar de la comunidad; la
vida de éstos debe ser tan feliz y útil como sea posible, bajo disciplina,
hasta que pueda "caminar solo", de manera tal de que su evolución
pueda ser acelerada; la cooperación y la ayuda mutua deben sustituir a la
competencia y a la lucha; cuanto menos recursos tenga el hombre en sí mismo,
más medios para su regocijo deben ser puestos a su alcance por la Sociedad.
SUGERENCIAS
Las
sugerencias que siguen son el resultado de mis propios estudios acerca de lo
que ha sido realizado en el pasado, y de mis propios pensamientos sobre las
condiciones presentes. Son sólo sugerencias, y muchos Teósofos pueden estar en
desacuerdo con ellos. Mi único deseo es señalar una línea de cambios en consonancia
con las ideas Teosóficas. La Hermandad demanda imperativamente cambios
sociales fundamentales, y la rápida mejora del desasosiego, justificado por las
condiciones de las clases que viven de las labores manuales, forzará un cambio
antes que pase mucho tiempo. La única pregunta es si los cambios se producirán
mediante la sabiduría de ojos abiertos, o mediante el ciego sufrimiento. Al
presente, la Sociedad está empeñada en seguir con este último plan. En las
tierras de un país debe de haber: (1) el Regente, sus Consejeros, Oficiales de
todos los grados, la administración de Justicia, el mantenimiento del Orden interno
y la Defensa Nacional; (2) Religión, Educación, Entretenimientos, Pensiones y
el cuidado de la Salud; (3) Todo aquello no incluido en (1) y (2) y que se
ganen la vida con labores manuales, ya sea en la producción o en la
distribución. La Educación, libre y universal, debe ser la única ocupación del
período entre los siete y los veintiún años de edad, de manera tal de que los
jóvenes de ambos sexos, al alcanzar la madurez, estén listos para ser
ciudadanos útiles y capaces, con sus facultades bien desarrolladas, como para
llevar una vida honorable, independiente y respetuosa.
La vida de trabajo - y
todos deben trabajar en una de las tres divisiones enumeradas - debe de ir desde
los veintiún años a los cincuenta años de edad, a menos que se determine que
con un término menor puede mantenerse a la nación. Durante el resto de su vida,
el ciudadano debe recibir una pensión, resultado de la acumulación del sobrante
de su trabajo, y será consecuentemente un pago y no una dádiva; quedará libre
para realizar las actividades que desee. La producción y la distribución deben
ser organizadas por personas como las que acumulan enormes fortunas, que ahora
son tan numerosos, y una vez abastecidos todos los involucrados en la
producción y distribución, las ganancias deben de ir a (1) y (2); particularmente
al último. La organización de la industria debe estar gobernada por la idea de
que la mano de obra debe ser lo menos recargada que sea posible, mediante
adecuadas condiciones sanitarias y mediante la sustitución de la mano de obra
por maquinarias en todas las tareas desagradables y peligrosas, como minería,
drenajes y otras. Allí donde la mano de obra fuera necesaria en tareas de este
tipo, para beneficio de la comunidad, las horas de trabajo deben de acortarse
en proporción a lo inadecuado de las tareas, sin disminución de la paga. Si
debe de realizarse la recolección de basura, por ejemplo, debe de mecanizarse
tanto de este trabajo como sea posible; para los demás, sus horas deben
reducirse y dárseles buena paga, desde que la salud de la comunidad depende de
ellos, y debe ponerse a su disposición recreación, alguna educativa y de
refinamiento y otra de distracción pura. El es una mano activa de la
Naturaleza, ayudándola en su tarea constante de transformar lo que es inútil y
peligroso en el nutriente de una nueva vida y de una nueva belleza.
Debe ser
considerado, no como un esclavo, sino como un cooperador de Dios. Se dice que
es tosco y repelente. Más vergüenza es para nosotros, refinados y atractivos,
que nos aprovechamos de su trabajo y que lo hemos hecho como es por nuestro
egoísmo, nuestra indiferencia y nuestra dejadez. La doctrina de la
Reencarnación aplicada a la educación nos conduce a ver en el niño un ego que
ha llegado hasta nuestro cuidado durante el tiempo que tarda en crecer en su
cuerpo, para que lo ayudemos a entrenarse para el propósito para el cual ha
reencarnado. Reconociendo que en el ego en sí mismo están engarzados todos los
poderes acumulados en las vidas pasadas, y que sus gérmenes están plantados en
el nuevo cuerpo mental, entonces nos damos cuenta de toda la fuerza que tiene
el dicho platónico de que "Todos los conocimientos son
reminiscencias", y trataremos de extraer aquello que ya conoce y que puede
estimular las facultades mentales en germen, imprimiendo al cerebro plástico.
Nosotros no consideramos que el cuerpo del niño nos pertenece a nosotros,
padres o maestros, sino que le pertenece al ego, y vemos nuestra obligación de
ayudarlo a que tome completa posesión de él, trabajando desde afuera, mientras
que él trabaja desde adentro, y siguiendo cualquier indicación que nos dé
acerca de la mejor orientación para su estudio, el camino más fácil para su
progreso. Le damos al chico la mayor libertad compatible con su seguridad física,
moral y mental tratando de comprender en todo, y no coercionar. La aplicación
detallada de estos principios puede leerse en un admirable librito “Educación
y Servicio”, de Alcyone.
La Reencarnación, aplicada al tratamiento de criminales
y de la clase menos desarrollada que está siempre en los límites de la
criminalidad, sugiere una política totalmente diferente de la que aplica
nuestra Sociedad, que les da completa libertad de hacer lo que quieran, les
aplica una pena cuando cometen una falta legal, los devuelve a la libertad
después de un cierto término variable de confinamiento, y de esta manera les
da una vida de libertad alternada con prisión, transformándolos en criminales
habituales, derivándolos finalmente a "la divina gracia"; el hombre
ha fallado en hacer nada bueno con ellos[2].
A la luz de la Reencarnación sugiero que el criminal es un salvaje, que ha
venido a una escuela, y que tenemos la obligación de tratarlo como a un niño
en el sentido intelectual y moral, refrenando a la bestia que tiene en su
interior a hacer daño. Puede reconocerse a estas personas, y a la clase casi
criminal que está por encima de ellas, desde su nacimiento, y deben ser
separadas en establecimientos educacionales especiales, dándoseles la educación
elemental que puedan asimilar, tratándoselos amable pero firmemente, con
muchos juegos y con formas toscas de labores manuales. Los maestros de estas
escuelas deben ser voluntarios de las clases sociales más elevadas, con deseos
de enseñar y jugar con los chicos, y capaces de despertar en ellos un sentido
de admiración, apego y lealtad, que evoca la obediencia.
Deben ser aquellos que
obviamente son sus superiores, si es que esto puede decirse. A partir de estas
escuelas, deben ser orientados a pequeñas colonias brillantes, agradables, con
negocios, juegos, música y restaurantes, conducidos por la misma clase de
personas. Deben de tener de todo para que su vida sea agradable, excepto la
libertad para tomarla errónea y miserable. Estas colonias deben de abastecer de
mano de obra para las tareas más rudas, como la minería, construcción de
caminos, changadores, basureros, etc., dejando que la gente decente actualmente
empleada en esos menesteres quede en libertad para desempeñar tareas mejores.
Algunos, como el criminal congénito verdadero o el salvaje deben de quedar toda
la vida en esta situación, pero se irá de la existencia mucho menos salvaje de
lo que ingresó. Algunos responderán al tratamiento y adquirirán suficientes
habilidades y auto-control como para quedar finalmente libres. La dificultad
principal será la pillería y la dejadez innatos, porque el criminal es un
holgazán, incapaz de tener una actividad constante. La escuela debe de tratar
de mejorarlo, haciendo que sea más agradable hacer lo correcto que cometer errores
o no hacer nada.
"El que no trabaja, tampoco come", es una buena
máxima, porque la comida se hace con trabajo, y aquel que, estando capacitado,
lo rehúsa, no tiene derecho a reclamarla. Deben darse cheques por cada hora de
labor, cambiables en los negocios y restaurantes por las cosas necesarias
para vivir, y el interesado puede hacer tanto o tan poco como quiera; el
equivalente en necesidades y lujos será a su propia elección. Sólo es posible
aquí señalar los lineamientos generales para la solución de este problema,
debiendo aplicarse métodos similares "mutatis mutandi" con las
chicas y mujeres de los tipos correspondientes. El Karma, aplicado a las
villas, verá en ellas el imán para la reencarnación de los Espíritus de los
tipos más bajos. Es sabio, así como también es una obligación, eliminar esas
manchas de suciedad, atractivas solo para las multitudes más indeseables. A la
luz de la Teosofía, es una obligación de los mayores planificar, y construir
gradualmente, ciudades con habitaciones decentes y con espacios libres
suficientes como para poder ir instalando a los moradores de las villas. Estas
deben destruirse, y su suelo, empapado con la mugre de generaciones debe de
recubrirse de jardines.
La mugre se transformará así en árboles y flores, ya
que construir nuevas casas en ese suelo es una invitación a las enfermedades.
Además, debe buscarse la Belleza, como se dice en la Sección ll, como una
necesidad de la vida, y no como un lujo para unos pocos. La Belleza refina y
cultiva, y se reproduce a sí misma en las formas y maneras de los que viven
bajo su influencia. La Belleza en el vestido, en la casa, en la ciudad, es una
necesidad a gritos, como una fuerza para la evolución. No carece de significado
que antes de la presente era de maquinismo, cuando las personas estaban más
rodeadas por las bellezas naturales de lo que lo están ahora, las ropas de
cualquier clase era hermosa, como todavía lo es en el Este; es natural en las
personas buscar y expresar la Belleza. Sólo cuando se las ha apartado lejos
de la Naturaleza, aceptan indiferentes la fealdad de las vestimentas y de los
alrededores. Comparemos las vestimentas que se ven en las villas con las que
se ven en los poblados hindúes. Pueden escribirse muchos volúmenes sobre el
tema de la aplicación de la Teosofía a la vida, pero consideramos suficiente lo
dicho, dentro de nuestros límites.
ANNIE BESANT
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