Conferencia dada en la Escuela de la Sabiduría
de Adyar, el 5 de Diciembre de 1957
The
Theosophist, septiembre 1995
En lugar de desarrollarse
muy gradualmente y de una manera relativamente fácil, el chela recibe ayuda
para acelerar su propio crecimiento y para alcanzar prematuramente, por así
decirlo, un conocimiento de su naturaleza espiritual.
Se establece una relación
entre el discípulo o chela y el Adepto, que dirige a través del chela varias
fuerzas ocultas que fuerzan su crecimiento.
Subba Row dice más adelante
que Sri Sankaracharya, de quien HPB. habla en La Doctrina Secreta como del
mayor iniciado de toda la historia, recomendaba el sendero natural, fácil y
constante, a aquellos que le seguían y a sus sucesores en su labor en
particular.
No hemos de imaginar que el
Adeptado y la Iniciación sean acontecimientos fortuitos; son estrictamente un
producto de la Naturaleza.
La Jerarquía de Adeptos
tiene su función importante, que consiste en mantener abierto el Sendero hacia
arriba por el que descienden las fuerzas necesarias para el crecimiento de la
humanidad.
El proceso forzoso puede
resultar fácilmente peligroso para los que no están preparados y a veces ocurre
que uno de aquellos a los que se les ha hecho seguir el sendero de la
Iniciación se aparta de él y sufre temporalmente.
Subba Row señala que "es
eminentemente peligroso para quienes no poseen el talismán de una devoción
totalmente altruista, generosa y auto-aniquiladora, hacia el bien religioso de
la humanidad, una auto-abnegación que no tiene nunca fin.".
La iniciación no es el cumplimiento
de una ambición personal espiritual ni la consecución de un estado de grandeza
o la posesión de poderes extraordinarios que pensamos manejar en beneficio de
la humanidad cuando en realidad puede ser el placer de manejar tales fuerzas la
verdadera motivación.
La ambición espiritual es
una contradicción en términos, y resulta extremadamente peligrosa para aquel
que quiera hollar el Sendero.
Lo que se requiere, vamos a
repetirlo, es "el talismán de una devoción perfectamente altruista,
generosa y auto-aniquiladora, hacia el bien religioso (podríamos decir
espiritual) de la humanidad".
Esta abnegación significa
una auto-abnegación en acción, así como en motivo, y no consiste en decir
" estoy dispuesto a practicar la auto-abnegación para poder conseguir
algo". No poseéis auto-abnegación, si tenéis en cuenta hasta que punto
experimentaréis contratiempo, sufriréis humillaciones, os colocaréis detrás de
todo para poderlo conseguir todo.
No, tiene que ser "una
auto-abnegación que no tiene nunca fin."
Son unas palabras muy
hermosas que haríamos bien en llevar al corazón.
Subba Row sigue diciendo que
sin este talismán el progreso del chela sea tal vez muy rápido durante cierto
tiempo, pero llegará el momento en que su progreso hacia arriba quedará paralizado.
Y por eso dice que es más sabio no buscar el sendero del discipulado, porque
cuando uno busca siempre hay un motivo de egocentrismo en el yo.
Si vosotros, el yo, no
existís en absoluto, ¿cómo podéis querer nada?
El chela no necesita buscar
nada, porque el sendero no dejará de encontrar a la persona adecuada. Tal vez
parezca descorazonador, pero es de hecho algo muy excitante: Uno no busca nada,
ni siquiera el Sendero, ni la eminencia, ni la consecución, sino solamente dar
de lo que uno tiene y si el Sendero os encuentra, pues muy bien, ya lo
seguiréis. Y si no, ya os iréis desarrollando en el curso natural de las cosas.
Es muy importante insistir en esto porque hay mucha gente que busca un guru,
que quiere el adeptado y la Iniciación y que intentan ir avanzando de distintas
maneras. Finalmente encontrarán que esta búsqueda no acaba con el éxito. Tal
vez obtengan un cierto éxito, pero no en el sentido real.
El símil que se ha utilizado
para describir el Sendero es el de un camino que va subiendo en sentido
circular ascendente por una montaña hasta la cima. La gran mayoría de la
humanidad están programados para irlo siguiendo, - la Cuarta Ronda, la quinta
Ronda, etc., - y, finalmente, todos llegarán a la cima. Pero existe también la
posibilidad de ascender directamente por la ladera escarpada, no por el sendero
conocido, tomando un atajo que conduce a la cima.
Naturalmente es difícil. Si
seguimos con este símil, el atajo directo se irá cruzando con el sendero que da
las vueltas en varios puntos y cada uno de esos puntos de intersección puede
considerarse como la señal de una de la Iniciaciones.
La Iniciación no está
dirigida a la personalidad sino al Ego que está detrás de la personalidad y que
presenta una nueva personalidad en cada encarnación. Es una apertura de la
conciencia del Ego, que tiene varias posibilidades en el plano espiritual, pero
que permanece dormido durante largo tiempo.
Naturalmente, todas esas
posiciones acabarán por florecer y dar su fruto, y es posible, mediante ciertas
fuerzas de las cuales podemos tener un concepto muy limitado, despertar esos
poderes latentes.
El Ego es el individuo tal y
como existe en el plano mental "superior", el plano de la mente que
no está influenciado por distintas asociaciones y deseos materiales y que es la
inteligencia pura. Puesto que esta es nuestra naturaleza espiritual a un cierto
nivel, hemos de comprender esa naturaleza para averiguar cómo podemos forzarla
a entrar en actividad.
La literatura teosófica nos
da una cierta concepción de la constitución humana a distintos niveles: más
allá del Ego a un nivel más profundo está la Monada, que es la esencia
espiritual del individuo. Cuando tiene lugar la Iniciación, se dice que la
Monada desciende hasta el Ego y se hacer una con él por el momento.
Estos dos niveles del ser se
convierten en uno solo. Eso es lo que significa decir que la Mónada desciende
al Ego. Aunque el Ego sea espiritual e incorruptible, la naturaleza más
profunda que normalmente permanece quieta y apartada se pone en acción a través
del Ego en el momento de la Iniciación cuando se ve sometida a ciertas fuerzas.
La idea superficial sobre la
Iniciación es la de que una persona va a una sala especial, alguien viene y le
dice varias cosas, después le dicen que se ponga una túnica diferente, se le da
un talismán etc. Eso sería una visión muy pobre.
La Iniciación significa que
el aspecto más profundo de uno mismo se acerca a la superficie, y la Mónada
toma el voto a través del Ego.
Es en realidad un voto de
auto-rendición, una resolución para darse completamente al servicio de la
humanidad y de todo cuanto vive. No se administra desde fuera y es aceptada por
varias razones; esa sería una manera mental de considerar todo el tema. En
realidad el voto es una evolución del propósito más interno del mismo Ego. No
se acepta simplemente diciendo que lo desarrollaréis según vuestra capacidad
máxima, sino que significa un descubrimiento de vuestro propósito más interno,
de vuestra naturaleza más interna. Es realmente un traslado de esa naturaleza a
términos del intelecto o de la mente. Y hemos de considerar todo esto en los
términos más naturales posibles; cuanto más natural parece una cosa más
probabilidades tiene de ser cierta.
Pero mientras la Monada
desciende al Ego, o podríamos decir que el Ego se unifica con la Monada, al
mismo tiempo el Ego desciende a la personalidad. Hay un movimiento dual. No
puede ser de otra manera, porque todos estos planos están relacionados entre
sí, y si el Ego recibe ciertas fuerzas de una potencia tremenda, hasta cierto
punto tienen que filtrarse hasta la personalidad.
No podemos comprender
demasiado bien la relación que existe entre el Ego y la Monada; podemos pensar
más fácilmente en la relación que hay entre el Ego y la personalidad. Cuando el
primero desciende a la personalidad lo hace en su mejor expresión, más noble y
más dignificado que normalmente.
Tiene una mayor profundidad,
y expresa algo que no hace normalmente. Pero hemos de entender estas cosas en
términos de nuestra experiencia real y no simplemente como un diagrama. El Ego
puede describirse como un triángulo y la personalidad como un cuadrado y se
establece una línea de conexión entre ellos; pero con ello no entendemos el
significado que hay detrás del diagrama. Todos los símbolos y diagramas tienen
como objetivo solamente servir de ayuda, y por esto hemos de intentar penetrar
el significado interno de todo ello.
Cada uno puede solamente
hacerlo por sí mismo y no se trata simplemente de tomar notas o de escuchar las
palabras de otra persona.
Cuando se forma una conexión
entre el Ego y la personalidad, hemos de recordar que ésta puede caer en desuso
y bloquearse después, porque ésa es la naturaleza de todo cuanto pertenece a
los tres mundo mortales.
Lo espiritual permanece
incorrupto como canal y todo lo que fluye a través de ello sigue fluyendo. Pero
en la naturaleza intelectual o psíquica el canal puede hacerse más grande y
continuar funcionando o puede obstruirse. Siempre hay estas dos posibilidades
respecto a nuestra naturaleza intermedia, la intelectual o psíquica y la
naturaleza inferior, la material y física. Todo depende del individuo.
La palabra "iniciación"
significa, "un principio". Conseguimos un contacto definido con
nuestra naturaleza espiritual en la Primera Iniciación, primero con budhi
después con atman.
Este principio es realmente
como plantar una semilla. Después de conseguir un pequeño contacto, uno empieza
a ser más consciente de esa naturaleza. La semilla crecerá y se convertirá en
el Árbol de la Sabiduría. Ese es el significado de la palabra sánscrita vidya,
nacido dos veces, una manera simbólica de referirse al nacimiento del cuerpo de
una madre al mundo físico y al segundo nacimiento en espíritu.
¿ Qué nace en espíritu? Es
la conciencia humana, o mente; también se denomina a esto el nacimiento de
Cristo o la naturaleza crística en el corazón del hombre. Hay dos maneras de
considerarlo: como el nacimiento de la conciencia en el reino del Espíritu o
Verdad, o el nacimiento del Espíritu en la conciencia humana. Ambos son
correctos.
La conexión establecida
entre manas y lo que está más allá de manas, es decir atma-budhi,
es el nacimiento de la conciencia en el reino del Espíritu, y también el
nacimiento del Espíritu en el campo de la conciencia humana.
El nacimiento del Cristo, atma.budhi
o el principio divino, significa que la naturaleza del amor-sabiduría nace en
el corazón del hombre; la conciencia queda inundada con la cualidad de esa
naturaleza espiritual. La misma palabra "nacimiento" implica un
crecimiento por etapas hasta un punto que ha sido descrito como la totalidad de
la talla del Hombre Perfecto.
Esto no significa en
absoluto que el desarrollo se detenga después de ese punto. Sigue adelante,
pero ésa es una etapa diferente, la del Hombre Perfecto o el Adepto.
La constitución del hombre
representa siete principios compuestos.
El Perfecto Iniciado, el
Adepto, es uno en el que la totalidad de los seis principios se funde en el
séptimo. Así es como HPB. describe la realización en La Doctrina Secreta.
En la gente corriente los
diferentes principios están desarrollados desigualmente y no están coordinados;
y aunque están relacionados entre sí, la relación está lejos de ser perfecta.
Pero el hombre Perfecto es uno en el que la totalidad de su naturaleza ha llegado
a estar perfectamente integrada, unificada. Es, esencialmente, el séptimo
principio manifestándose a diferentes niveles. cada uno de los seis principios
se convierte en uno con el séptimo, y la naturaleza de atman es expresada por
él a los distintos niveles de la mente, las emociones etc.
Cuando todos los principios
inferiores quedan fundidos, no dejan de existir, pero quedan inundados con la
cualidad del séptimo. Incluso a nivel del sexto, la naturaleza del séptimo
queda expresada. Debido a que un Adepto se convierte en una expresión de su
séptimo principio, el Espíritu en su naturaleza pura y universal, se convierte
en uno de los agentes de la Naturaleza y en un miembro de lo que se llama la
Jerarquía de los Adeptos. Cada Adepto es una expresión distinta a las demás del
principio uno universal, pero hay una base común : están todos inspirados,
informados y animados por el mismo Espíritu. La Jerarquía de los Adeptos es una
comunión natural de Espíritus semejantes. Por esto en la iglesia cristiana usan
la frase " la comunión de los Santos".
Esta Jerarquía de Adeptos es
descrita por HPB "como un Árbol Baniano humano y siempre vivo", con
una única raíz y ramas que se extienden cada vez más, pero perteneciendo
siempre al mismo Árbol y de la misma raíz. Y al Jefe de la Jerarquía lo llama
ella, "la Raíz -Base". También se le conoce como el Iniciador único.
En nuestro esquema de
evolución, representa el séptimo principio, el más elevado y el más profundo de
la naturaleza de esa Fuente muy profunda de donde fluyen las fuerzas que entran
en la naturaleza del Ego, y producen ese resultado que se llama la Iniciación.
Por consiguiente,
convertirse en un Iniciado es forjar un lazo con la Jerarquía, con todos los
Adeptos, convertirse en parte de la Fraternidad que les incluye a todos ellos.
Es sólo un principio, una entrada en un reino nuevo, pero incluso eso
proporciona una cierta sensación de parentesco no sólo con todos los demás
individuos que se ha hecho igualmente conscientes de la unidad, sino también
con todas esas vidas que son todavía, en gran parte, inconscientes. Un Iniciado
no sólo reconoce su fraternidad con otros Iniciados sino que se siente como un
hermano con todas las cosas vivientes.
Si pensamos en la Iniciación
como en un acontecimiento peculiar es difícil entenderla, pero si pensamos en
un Iniciado como en alguien que está lleno del espíritu fraternal con todo
cuanto vive, entonces logramos un verdadero entendimiento.
El Iniciado entra en el
reino de la Vida donde ninguna vida es extraña a él, es un hermano de todo
cuanto vive.
Naturalmente, esta
Fraternidad existe principalmente al nivel en que los Hermanos son conscientes
de su unidad.
Los iniciados en el plano
físico, aunque pueden haber pasado por una experiencia que les ha asegurado la
unidad de todo cuanto vive, sin embargo están dispuestos a olvidar esa unidad y
actúan como individuos separados de los demás.
El Iniciado no es
un hombre perfecto; es solamente un principiante en la vida espiritual. Pero a
nivel búdhico, átmico, la unidad es un hecho vivo siempre presente; por
consiguiente , la Fraternidad existe principalmente a esos niveles.
Cada Iniciación, y hay unas
cuantas, es una entrada en un nuevo reino.
Hay una expansión de la
conciencia que se hace más sensible y capaz de funcionar de varias maneras
distintas. Esto también significa un conocimiento más profundo, una conciencia
más amplia o realización de nuestra naturaleza espiritual.
Por consiguiente, esto
requiere dejar a un lado las dudas, las ilusiones y las limitaciones, que no
son más que trabas. Una limitación es la incertidumbre. Cuando alguien no sabe
con certeza cuáles son las cosas importantes de la vida, no sabe como actuar.
Si una persona sufre de
desilusiones, de ideas equivocadas, de prejuicios y fantasías, eso es también
una traba, igual que lo son las diferentes reacciones equivocadas que no dejan
de ser condicionantes. Hay que recordar que no tienen que suprimirse, ni las
dudas, ni ninguna otra cosa.
Aunque una de las trabas sea
la incertidumbre o las dudas y otra sea la superstición, el apartarlas no
significa que cada vez que exista una duda tengáis que tratar de suprimirla, a
menos de cometer un pecado. Al final, no se consigue nada suprimiéndola, lo
cual no significa que tengáis que complaceros en ella. Todo cuanto se suprima
volverá con nueva fuerza redoblada. Controlar algo con comprensión es muy
diferente a suprimirlo, un acto que se hace a ciegas.
Lo que hace falta es
liberarse de esas perturbaciones y trascender las limitaciones. Eso solo se
consigue comprendiéndolas. Supongamos que un hombre sufra de avaricia, de
lujuria, o de lo que sea, pero cuando comprende lo que significa, cómo aparece y
actúa, y qué consecuencias tiene en su propia vida y en la vida de los demás,
verá que es capaz de trascender la limitación particular.
El Señor Buddha habló de las
cuatro Nobles Verdades, la última de las cuales se llamó " El Noble
Sendero Octuple", que indica unos pasos para practicar o requisitos que
cumplir.
El primero es la Visión
correcta, ver las cosas adecuadamente y no según cómo a uno le gustaría que
fueran o según nuestras fantasías o ilusiones.
Cuando veis las cosas
adecuadamente, cuando comprendéis que no hay final para la ambición de ningún
tipo, que la ambición se alimenta con cada indulgencia, que es una limitación,
cuando comprendías su acción, y cómo aparece, esa misma comprensión os liberará
de la ambición.
En cierto modo, la primera
traba, llamada la ilusión del yo, lo incluye todo, y es lo más importante. Lo
que queremos decir con el yo es una cuestión a considerar por cada uno.
En una de las Cartas de los
Maestros, están las palabras, "sólo un invitado temporal cuyas
preocupaciones son todas como un espejismo del gran desierto". Un
espejismo existe durante cierto tiempo y después desaparece. El yo es igual.
Como hemos dicho, citando a
HPB: el Adepto o el Iniciado Perfecto es aquel en quien todos los principios
están fundidos en el séptimo, es decir, en el Espíritu uno y universal.
Si todo queda fundido allí, entonces,
¿a dónde está el yo?. No existe. Porque sólo existe el Espíritu uno y cada
individuo es una manifestación única de ese Principio único y universal. Es en
el entretiempo, a la espera de esa fusión o realización, que existe lo que
llamamos el yo.
En el ocultismo se hace una
distinción entre el yo y el Espíritu. El Espíritu es uno y universal, pero el
yo es diferente. El espíritu es indestructible, perenne; ni nace ni muere; no
reencarna, porque no es el principio reencarnante.
También se hace una
distinción entre el Espíritu y el alma, si entendemos por alma el Ego que
reencarna. El yo se identifica con uno u otro de ellos: a veces se usa como
equivalente del Espíritu Uno y a veces del alma. Cada vez que se utiliza la
palabra "yo", hemos de pensar en el contexto; de otro modo
simplemente estaremos haciendo disquisiciones sobre las palabras.
La traba llamada
superstición se interpreta, generalmente, como una creencia en los ritos y las
ceremonias, pero esa es una visión muy superficial.
Todas las formas de
dependencia de algo externo a uno mismo llevan a la superstición Además de estas tres, hay dos trabas más de
las que hay que librarse antes de llegar a la Cuarta Iniciación, la del Arhat,
que son el apego y la ira.
Si estamos pensando en
hollar el Sendero en estos términos, el tema se convierte en algo real para
nosotros. Hollarlo significa que hemos de librarnos de todas estas trabas. Esto
se explica por sí mismo e inmediatamente vemos la lógica de todo ello.
Después de las cuatro Iniciaciones,
está la Quinta, la del Adepto, anterior a la cual hay algunas trabas de
naturaleza más sutil que hay que abandonar, pero no necesitamos hablar de ellas
aquí. Hemos de librarnos de estas trabas más burdas antes siquiera de empezar a
comprender lo que son las otras más sutiles. Sabemos qué es la ira, o las
antipatías, porque las hemos experimentado.
Pero ¿estamos seguros de que
son una traba? Tal vez si estoy enfadado me siento mejor, y resulta estimulante
estar enfadado, pero tengo que darme cuenta de que es una limitación, de que me
lleva por el mal camino, de que produce malas relaciones con los demás, me
ciega ante ciertas condiciones y abre el camino a una acción mecánica
influenciada por el strees de la ira.
Hemos de darnos cuenta de todo
esto nosotros mismos, absolutamente, silenciosamente, y entonces seremos
capaces de acabar con esa traba.
Insisto, una y otra vez, en
esta necesidad de darnos cuenta, porque creemos que cuando conocemos los
nombres de unas cuantas cosas ya hemos alcanzado el conocimiento necesario. Creemos
que si podemos repetir el Bhagavad Gita de memoria, ya somos santos, ¡
aunque los demás tal vez no se den cuenta!. Existe esta superstición de que
simplemente sabiendo las palabras se pueden conseguir las cosas.
Las Cuatro Iniciaciones
también están comentadas en el simbolismo cristiano, donde se las denomina : el
Nacimiento de Cristo; el Bautismo; la Transfiguración; y la Cuarta, que es la
Crucifixión y la Resurrección, combinadas.
Una maravillosa explicación
aparece en Cristianismo Esotérico de Annie Besant sobre el simbolismo
de los supuestos acontecimientos de la vida de Cristo. El nacimiento de Cristo
es la apertura de la conciencia espiritual. El Bautismo es el descenso de las
fuerzas a través de la apertura que se ha hecho, y que aporta la posibilidad de
intercomunicación entre lo interno y lo externo.
Cuando estas fuerzas
descienden, dan lugar a la Transfiguración de lo inferior por lo superior, un
cambio completo en la naturaleza de la individualidad. La cuarta etapa de la
muerte de todo cuanto queda, la misma esencia del yo, que es la causa de la
continuidad y de los renacimientos repetidos.
El sentido de la yoidad, la
esencia del yo, es realmente la causa del renacimiento. Cuando eso se disuelve,
¿ donde está el individuo?. Se ha convertido en nada, es decir en nada que se
le pueda ocurrir, nada en términos de experiencia personal, "yo soy la
persona que acepta o no, que actúa de una o de otra manera, que recuerda esto,
siente aquello".
Están todos estos recuerdos
de sí mismo, mediante los cuales me identifico. Pero esa identificación
desaparece con aquella Muerte.
Al final de cada encarnación
tenemos la muerte de los cuerpos físicos, astral y mental , pero eso no es una
muerte total. Algo queda que produce la nueva personalidad, el karma pasado,
los recuerdos y las tendencias pasadas.
La Cruxificación, la Muerte
en la cuarta Iniciación es una muerte total, cuando el individuo queda por así
decir, disuelto. Lo que resta es puramente espiritual. Esta muerte total es la
contrapartida de una completa renovación, el resurgir de ave fénix o el ave del
de sus cenizas. La individualidad es la misma pero renovada, algo que resulta,
en parte, difícil de comprender.
La Iniciación es, como hemos
mencionado, un proceso forzado; a veces un individuo puede desarrollarse de esa
manera a la fuerza, para poder servir de ayuda. Es el único motivo que cuenta
para los Maestros, los Adeptos. No les interesa glorificar a una persona por encima
de las demás. Son uno con todas. Sería absurdo imaginar que porque una persona
les prodiga un gran amor o reverencia la pusieran en un pedestal. Pero si esa
persona puede estar preparada para ayudar a los demás, entonces tal vez valga
la pena, con su consentimiento, desde luego.
El Maestro no llega y dice
"Voy a desarrollarte". Pero si una persona ofrece forzar su propio
desarrollo, entonces el Maestro puede actuar como un instrumento para dar la
forma; puede ayudar y ser un accesorio. Parece algo permisible según las leyes
del Karma.
Se dice que el Señor Buddha
forzó Su propio desarrollo hasta un punto increíble. Estaba tan lleno de amor y
de compasión, anhelando hacer lo posible por ayudar a los demás, que emprendió
esta tarea extraordinaria difícil. Debe ser el único motivo para intentar un
proceso de fuerza como este, pero el crecimiento para todos tiene lugar
igualmente en el curso de la Naturaleza y todos finalmente llegaremos al mismo
nivel , el mismo objetivo.
En Los Siete Principios del Hombre, de Annie Besant, leemos:
Mientras estemos
situados en el vórtice de la personalidad, mientras las tormentas de los deseos y de los apetitos rujan a nuestro
alrededor, mientras el oleaje de las emociones, nos vapulee de acá para allá,
mientras la voz de los Manas superiores no lleguen hasta nuestro oídos; ni el
fuego de los torbellinos, ni en los truenos de las tormentas, aparecen los
mandatos del Ego; solamente cuando aparece la quietud de un silencio que puede
sentirse, sólo cuando el hombre envuelve su rostro con un manto que cierra sus
oídos incluso al silencio de la tierra, solamente entonces resonará la voz que
es más silenciosa que el silencio, la voz de su verdadero Yo.
N. Sri Ram
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