domingo, 3 de marzo de 2019

EL ESTADO INFANTIL





La Voz del Silencio es realmente un libro que describe el viaje del hombre por el sendero espiritual.
Este viaje puede ser ,en general, dividido en tres partes. La primera parte consiste en la preparación para el Sendero; la segunda parte tiene que ver con el descubrimiento del Sendero; y la tercera parte está esencialmente relacionada con el hollar el Sendero. O sea, que los Tres Fragmentos de La Voz del Silencio tratan estos tres aspectos: la Preparación, el Descubrimiento y el Recorrido del Sendero espiritual. Ellos pueden ser considerados como Dharana, Dhyana y Samadhi. H.P.B. describe a Samadhi o Contemplación como "el estado de visión perfecta". A menos que el neófito tenga esta visión perfecta no podrá hollar el Sendero de Perfección. Pero, ¿cómo obtiene él esta visión perfecta? Obviamente en la condición de Dhyana, porque Dhyana es el momento de iniciación, la expansión de la conciencia. Es una condición en la que "la gota de rocío se introduce en el brillante mar" o el mar entra en la gota de rocío.

En el estado de Dhyana o meditación desaparece la dualidad de sujeto y objeto, y seguramente no puede haber descubrimiento donde la dualidad del sujeto y el objeto persista. De este modo, la meditación es preeminentemente un momento de descubrimiento, pero el descubrimiento implica la existencia de la cosa descubierta. En la meditación evidentemente el neófito descubre la Realidad; pero la Realidad siempre es no tiene por qué ser traída a la existencia.
Si es así, ¿por qué no descubrimos a la Realidad de momento en momento? Porque hay pantallas ocultando la Realidad, y las pantallas han sido puestas por la mente humana. Es solamente cuando se rasga velo tras velo que la Realidad surge a la vista.
Es al rasgar estos velos que la mente humana alcanza la condición de Dharana, un estado de atención total y sin distracciones en el cual sólo la Realidad puede ser percibida.

El paso del neófito por las Tres Cámaras es un proceso de rasgar los velos que ocultan la Realidad. Hemos visto que los tres atributos de la mente: Inercia, Actividad y Equilibrio, distorsionan nuestra visión de la Realidad. Por lo tanto, tiene que haber un completo descondicionamiento de la mente antes que el neófito pueda llegar a Dhyana, el momento supremo de iniciación. H. P .B. indica esto muy bellamente, en el siguiente pasaje:

"Las aguas puras de la vida eterna, claras y cristalinas, no pueden mezclarse con los barrosos torrentes del tempestuoso monzón."
"La gota de rocío celestial acariciada por el primer rayo de sol matinal que brilla en el
seno del loto, una vez caída en tierra, conviértese en barro; mira, la perla es ahora
una partícula de cieno." (52,53)

No puede haber una mezcla entre las "aguas puras de vida eterna" y los "barrosos torrentes del tempestuoso monzón". A menos que la mente esté completamente libre de los torrentes barrosos del "yo" no podrán descender a ella las aguas puras de la vida eterna, porque cualquier descenso desde lo alto a una mente que está sucia resultaría como la perla que se vuelve una partícula de lodo. Aún las cosas más nobles de la vida se tornan meras partículas de barro bajo las maleables influencias de una mente contaminada. La mente es experta en verba1izar; escoge palabras hermosas y pone en ellas el feo contenido de sus propios anhelos. Por lo tanto, la mente tiene que ser despojada de todo antes que pueda servir de cáliz para recibir las puras aguas de la vida eterna. Esta es la condición a la que debe llegar el neófito si quiere experimentar los goces del descubrimiento espiritual en la gran hora de la meditación. En tanto permanezca en la mente la más pequeña semilla, la meditación estará fuera del alcance del neófito. En lo que se conoce como "meditación con semilla" no hay meditación en absoluto, es tan sólo una condición de Dharana. El neófito puede confundir la Cámara de la Sabiduría por la de Meditación y asentarse allí considerando esto como el fin de su viaje; pero, en esta Cámara existe aún la pequeña semilla de la "conciencia del yo", y puesto que el neófito está consciente de sus victorias sobre el yo inferior, consciente de que está en un estado de armonía o equilibrio, su mente está aún cubierta por el atributo de Sattva, el atributo de virtuosidad. Aún esta pequeña semilla debe desaparecer antes de que el neófito pueda entrar en la Cámara de la Meditación.

Es a esto que se refiere H. P .B. en el siguiente pasaje que nos introduce en la gran enseñanza mística de los Siete Sonidos. Dice ella:

"Antes de afirmar tú pie en el peldaño superior de la escala, la escala de los sonidos
místicos, debes oír la voz de tu DIOS interno de siete maneras. " (41)

El Dios interno es, obviamente, el Yo Superior del neófito. El ha dejado atrás al yo inferior en la Cámara de la Instrucción, el yo que fue creación de la mente. La Cámara de la Sabiduría es la región del Yo Superior: pero es a este Yo Superior al que se adhiere la semilla, pequeña e imperceptible, de "la conciencia del yo". Es bien evidente el hecho de que H.P.B. hable de la destrucción de seis de los siete sonidos. Si estos siete sonidos representan la voz del Dios interno, ¿por qué deberían ser destruidos? Obviamente hay alguna contaminación que se adhiere a estas voces del Dios interno, y por lo tanto, a menos que estas voces se destruyan, no podrá ser oído el Sonido Insonoro. 
Los Siete Sonidos descriptos por H. P .B. son:

"La primera es como la dulce voz del ruiseñor cantando una canción de despedida a su compañera."

"La segunda llega como el sonido de un címbalo de plata de los Dhiani despertando a las titilantes estrellas."

"La siguiente es como el lamento melodioso del espíritu del océano aprisionado en su seno."

"Y ésta es seguida por el canto de la Vida."

"La quinta es como el sonido de flauta de bambú que vibra en tu oído."

"Luego se cambia en un sonar de trompeta."

"Finalmente suena como el sordo retumbar de una nube tempestuosa."

"La séptima devora a todos los otros sonidos, que mueren y no se oyen más." (42 al 49)

¿Cuál es el significado de esta enseñanza acerca de Los Siete Sonidos y qué lugar ocupa aquí en esta etapa en la que se encuentra el neófito en su peregrinaje espiritual? Los Siete Sonidos representan, obviamente, los diferentes niveles de conciencia del hombre. Habiéndose disociado el neófito del yo inferior, está ahora lleno de la conciencia del Yo Superior, en la Cámara de la Sabiduría; pero, ¿qué es esta conciencia del Yo Superior? ¿Es un sentido de superioridad sutil, un sentimiento de triunfo sobre lo inferior? Si es así, la espantosa herejía de la separatividad ha aparecido, disfrazándose como el Yo Superior. Luz en el Sendero dice:

"Los vicios del hombre corriente pasan a través de una transformación sutil y reaparecen en el corazón del discípulo."

Donde haya un sentimiento de superioridad, de conciencia de triunfo y victoria, los vicios del yo inferior han de reaparecer bajo la apariencia del Yo Superior. Es por esto que H.P.B. dice que antes que el neófito ponga su pie en el peldaño superior de la escala debe oír las voces del Yo Superior en diferentes niveles. En otras palabras, el neófito debe examinar todo lo que yace bajo la superficie del Yo Superior. Los niveles más elevados del Yo Superior aparentarán voces que son hechizadoras. El neófito será probablemente arrullado en un sueño placentero, oyendo estas voces, sintiendo que el Yo Superior es puro y sin mácula; pero es sólo cuando asciende hasta el séptimo sonido, el estrato más bajo de la conciencia de su Yo Superior, que él encuentra que todas las otras voces han sido absorbidas. Él está cara a cara con el "sordo retumbar de una nube tempestuosa".

Apagados están los dulces sonidos del címbalo, la villa y la flauta. El neófito había pensado que estaba completamente libre de los vicios del yo inferior pero, indudablemente, ellos parecen haber reaparecido refugiándose bajo el ala protectora del Yo Superior.
¿Cuáles son estos vicios? Son los sentimientos de la propia rectitud, la conciencia de ser virtuoso. Estos son los últimos vestigios de la "conciencia-del-yo" y es por eso que se dice que el orgullo es uno de los obstáculos que estorba el movimiento del neófito hacia el final. Es el orgullo espiritual el que muy a menudo se ensoberbece bajo la capa del Yo Superior.
Es este orgullo espiritual el que debe desvanecerse completamente antes de que la hora de la Iniciación pueda llegar. H.P.B. dice:

"El yo de materia y el Yo del Espíritu jamás podrán encontrarse. 
Uno de los dos debe desparecer; no hay lugar para ambos."

"Antes que la mente de tu alma pueda comprender debes aplastar el capullo de la personalidad y al gusano de los sentidos destruir Sin resurrección posible." (56-57)

La personalidad ha de ser sojuzgada antes que el Peregrino espiritual pueda salir de la Cámara de la Sabiduría y entrar al Valle de la Bienaventuranza. Los Siete Sonidos son los sonidos de la mente y ellos pueden ser silenciados sólo cuando sea examinado el contenido del Yo Superior. Es entonces que el neófito se halla en la condición de Sueño Profundo, listo para entrar en el Valle de la Bienaventuranza.

Mas, aquí puede surgir una pregunta: ¿No es Sushupti, el Sueño Profundo, una condición peligrosa dada la vaciedad que indica? ¿No quedará el individuo expuesto a influencias indeseables por causa de esta pasividad? El siguiente versículo del Bhagavad Gita quizá pueda ayudarnos a comprender lo que significa la conciencia de Sueño Profundo:

"Lo que es noche para los demás seres, es día para el hombre disciplinado; y cuando en vigilia están los demás seres, es noche para el Sabio Vidente." (11-69)

Esto muestra que la condición de Sueño Profundo no es pasiva. Hay un profundo despertamiento presente en la conciencia del hombre, el cual puede ser llamado de Conciencia Pura; pura porque es el estado de conocimiento sin la dualidad de sujeto y objeto. Se ha realizado la unión del sujeto y el objeto, del que percibe y de lo percibido. Semejante conciencia profunda es una condición de sensibilidad, no de pasividad. Es esta condición de Sueño Profundo la que está indicada en el siguiente pasaje de La Voz del Silencio:

"No podrás hollar el Sendero antes de que te hayas convertido en el Sendero mismo." (58)

El discípulo debe convertirse en el Sendero mismo antes de que pueda comenzar a hollarlo. 
¿Qué significa esto? Significa que la dualidad de Sendero y Caminante del Sendero debe desaparecer. Donde persista esta dualidad, allí el individuo estará perdido en los enredos de la disciplina, la lucha y los conflictos; pero cuando él y el Sendero no son diferentes, entonces no surge el problema de la disciplina. En tanto exista la conciencia de "yo estoy hollando el Sendero" no habrá Sendero en absoluto.
El hombre no ha alcanzado el Sueño Profundo, y permanece en el estado de Sueño. 
El gran descubrimiento del Sendero viene solamente cuando el neófito, el hollador del Sendero, ha desaparecido. El descubrimiento es el punto de partida del Sendero, el punto de iniciación. Es en Sueño Profundo, y allí solamente, que se alcanza este punto.

Que la condición de Sueño Profundo, la condición en la que el discípulo sale de la Cámara de la Sabiduría, no es pasiva sino de extrema sensibilidad, puede ser confirmado por el siguiente pasaje que aparece en La Voz del Silencio:

"Deja que tu alma preste oído a todo grito de dolor así como el loto desnuda su corazón para absorber el sol matinal. "

"No permitas que el ardiente sol seque una lágrima de dolor antes de que tú la bayas enjugado del ojo del que sufre." (59-60)

Se necesita una extraordinaria sensibilidad para enjugar la lágrima en el ojo del que sufre antes de que el ardiente sol la haya secado. Es la mente que no tiene compromisos la que puede ser tan sensitiva. Y una mente sin compromisos no tiene distracciones, no tiene resistencias. No hay yo que tenga que defender, ni inferior ni superior. Es tan sólo una mente así la que puede escuchar el sufrimiento de los demás. Es innecesario decir que una mente pasiva no puede tener esta sensibilidad. Una mente pasiva está embotada debido al peso de sus hábitos; una mente sensitiva es libre, capaz de dar toda su atención a cualquier cosa ya todas las cosas porque no se apega a nada ni nada se le adhiere. Es con referencia a una mente así que las siguientes palabras fueron dichas por H.P.B.:

"... permite que cada ardiente lágrima humana caiga en tu corazón y que allí permanezca, y no las enjugues basta que el dolor que las ha causado sea eliminado."

"Estas lágrimas... son las corrientes que irrigan los campos de la caridad inmortal.
Es en un suelo tal que crece la flor de media noche, la flor de Buddha..." (61-62)

Para recibir el impacto total del dolor de otro sin explicaciones, juicios o justificaciones, se necesita una mente muy sensitiva, libre de toda resistencia. Es en el terreno de una mente así que crece la flor de media noche del Buddha. Una flor de media noche es una flor que se levanta cuando todo está dormido. Es sólo en el silencio del Sueño Profundo que tan extraña flor puede crecer.

El discípulo que sale de la Cámara de la Sabiduría en la condición de Sueño Profundo y entra en el Valle de la Bienaventuranza es el único que puede "ayudar a la Naturaleza y trabajar con ella". La Naturaleza lo observa "como uno de sus creadores" y le "prestará obediencia". Con la voluntad de la mente sojuzgada más allá de la resurrección, él percibe la Voluntad de la Naturaleza, el Plan de Dios, y es uno con él. A un hombre tal la Naturaleza le desvela sus más recónditos secretos, el Sendero yace ante él como un libro abierto. Le es concedida al neófito una percepción espiritual sin velos, y éste es, en verdad, el cuarto estado de conciencia, el estado en que la copa vacía ha sido llenada con las "aguas puras de la vida eterna, claras y cristalinas".

¿Llegará el neófito a este estado trascendental o se demorará en la Cámara de la Sabiduría arrobado por la luz de su propio Yo Superior? Apegarse al Yo Superior es el último vestigio de orgullo que el discípulo debe desechar para no ser arrastrado por su peso nuevamente dentro del cieno de las ideaciones de la mente. Escuchemos lo que H.P.B. dice:

"...Ay de ti (discípulo) si hay un sólo vicio que no hayas dejado atrás, porque entonces la escalera cederá y te derribará; su base se apoya en el profundo cenagal de tus pecados y defectos, y antes de que intentes cruzar este ancho abismo de materia, habrás de lavar tus pies en Aguas de Renunciación.
Ten cuidado, no sea que pongas un pie todavía sucio en el escalón inferior de la escalera. Ay de aquel que se atreva a ensuciar un escalón con un pie embarrado. El fango inmundo y viscoso se secará, se aferrará tenaz y pegará su pie en ese sitio y, como pájaro atrapado en la mezcla pegajosa del cazador de aves, quedará impedido para un progreso ulterior. Sus vicios tomarán forma y lo arrastrarán hacia abajo. Sus pecados alzarán sus voces, semejantes a la risa y al aullido de los chacales al oscurecer; sus pensamientos serán legión y lo llevarán cual prisionero." (69)

Cada vicio tiene que ser dejado atrás y el vicio más poderoso es la conciencia de victoria sobre otros vicios. Claro está que ésta es la conciencia del Yo Superior del hombre, y es ésta la que se muestra a sí misma como orgullo espiritual en la vida del discípulo. En tanto permanezca, otros vicios "tomarán forma y lo arrastrarán hacia abajo". Así, H.P.B. dice:

"...torna impotentes a tus vicios antes de dar el primer paso en el majestuoso viaje". (70)

Mas los vicios no son reducidos a la impotencia mientras permanezca el orgullo espiritual, mientras uno esté consciente apenas de un Yo Superior. Como antes se dijo, la conciencia del Yo Superior es verdaderamente la conciencia de victoria sobre el yo inferior. Esta conciencia de victoria sobre lo inferior es el momento de peligro más sutil para elperegrino espiritual porque es en esta conciencia que la memoria completa del pasado está imperceptiblemente presente. y la memoria del pasado, tarde o temprano, arrastra al neófito hacia abajo, dando forma, uno a uno, a sus vicios aparentemente olvidados. Es esta advertencia la que hace H.P.B. en inequívocas palabras cuando dice:

"Un sólo pensamiento acerca del pasado que has dejado atrás te arrastrará hacia abajo y deberás entonces recomenzar tu ascenso."

"Mata en ti todo recuerdo de pasadas experiencias. No mires atrás o estarás perdido." (74-75)

La memoria de pasadas experiencias es, ciertamente, el punto de partida de la propia caída espiritual. Y nuestro así llamado Yo Superior es, en verdad, la memoria de experiencias pasadas, llámesele Cuerpo Causal o con cualquier otro nombre que se quiera darle. La memoria del hombre contiene centros de reconocimiento psicológico, y es aquí que los vicios retienen su potencia. Ahora la conciencia de un Yo Superior es la conciencia de virtud, de victoria moral. En otras palabras, en la pura conciencia de virtud hay un sentimiento de victoria sobre el vicio. Es este sentimiento de victoria el que sin duda es el centro de reconocimiento psicológico. Es este centro el que da forma a los vicios y arrastra al neófito hacia abajo. 

La conciencia de la virtud surge de un sentimiento de seguridad, pero en el sentimiento de seguridad siempre está presente el miedo a la inseguridad y, por lo tanto, miramos constantemente hacia atrás con la esperanza de que los vicios que dejamos en pos de nosotros no nos estén siguiendo, pero ya este mirar atrás da potencia al vicio. Es por eso que H. P .B. dice: "No mires atrás o estarás perdido". Es el mirar atrás lo que fortalece los centros de reconocimiento psicológico. El deseo de mirar atrás procede del miedo a la inseguridad. A mayor inseguridad, mayor es el apego a la falsa seguridad. Extrañamente, la conciencia de la virtud contiene este miedo, y el miedo hacia los vicios que han sido dejados atrás puede atraparnos. La virtud que tiene que recordarse a sí misma sus victorias sobre el vicio no es virtud en absoluto. ¿Cómo puede la virtud coexistir con el miedo? Y, ¿no es el orgullo espiritual una forma del mecanismo de defensa de la mente contra este miedo? Demás está decir que una mente que tiene miedo es una mente corrupta y contaminada, no puede tener calidad espiritual en sí, está llena de "los barrosos torrentes del monzón".

Es la memoria de pasadas experiencias lo que en verdad es la causa de las distracciones de la mente. El pasado incompleto siempre necesita un futuro que se llene a sí mismo, y es el pasado incompleto el que deja huellas de memoria psicológica. El pasado y el futuro son los dos polos opuestos de los movimientos de la mente. ¿Cómo puede haber reposo en tanto continúe ese movimiento ? Y, ¿puede la naturaleza de Dharana ser comprendida mientras la mente no esté en un estado de reposo ? Hemos visto que la causa raíz de los movimientos de la mente es la memoria del pasado, no la memoria de eventos cronológicos, sino la memoria de atracciones y repulsiones psicológicas. La mente que está libre de las distracciones de la memoria es, verdaderamente, la que está pronta para Dharana.

El proceso total de disociación que hemos comentado con respecto a las Tres Cámaras es, en verdad, un proceso de liberar la mente de las distracciones de la memoria. El No- Yo, el Yo y por último el Yo Superior, son los depositarios de la memoria. Siendo conscientes de la naturaleza transitoria de las cosas, examinando el proceso del propio pensar y observando el contenido de nuestras propias virtudes, son procesos de disociación por los que se alcanza un estado de completa libertad. Es una condición de renovación de la mente, porque aquí ella se ha vuelto pura y fresca. Es volver a obtener el estado infantil a lo que se refiere H.P.B. en el siguiente pasaje:

"La rosa ha de reconvertirse en capullo nacido del tallo paterno antes que el parásito haya devorado su corazón y absorbido su savia vital" (77)

"El discípulo debe recobrar el estado infantil que ha perdido antes que el primer sonido pueda incidir sobre su oído." (79)

El parásito que devora el corazón y absorbe la savia vital es el deseo de apegarse. y éste es la memoria de experiencias pasadas. Es este deseo el que induce al neófito a mirar hacia atrás. La rosa que se convierte nuevamente en el capullo es ciertamente la condición de la mente liberada de la memoria de las experiencias pasadas. Es un estado de renovación, un estado de renacimiento espiritual. Obtener el estado infantil es renacer espiritualmente. En el estado infantil la mente se haya sin compromisos, no tiene en ella centros de reconocimiento psicológico. El estado infantil es esa condición de la conciencia en la que el impacto de la vida es recibido por el ser total del hombre. Es así como un niño recibe los impactos de la vida; su conciencia no está dividida, su mente no está en conflictos. En cualquier cosa que haga, el niño está presente. No está distraído porque no existen centros de reconocimiento psicológico que lo empujen en diferentes direcciones. Recibir la vida con la totalidad del propio ser es, ciertamente, el secreto de Dharana o Concentración. Esto es lo que H.P.B. ha indicado en las dos sentencias que siguen:

"A menos que oigas, no verás. A menos que veas, no oirás." (82-83)

Las dos cláusulas anteriores parecen carecer completamente de sentido si se las considera superficialmente. Uno no podrá oír a menos que vea y uno no podrá ver a menos que oiga. ¿Por dónde se empieza? Es un koan que la mente no puede comprender, porque la mente siempre necesita una secuencia en el espacio y en el tiempo cuando se le presentan dos cosas. ¿Cómo pueden dos cosas permanecer en el mismo lugar al mismo tiempo ? Este es el problema que siempre deja perpleja a la mente, y en los términos de la mente no hay solución para ello.

La coexistencia es desconocida para la mente y, por lo tanto, ella no puede conocer una experiencia en su totalidad; debe dividir la experiencia y colocarla en la secuencia de espacio y tiempo antes de poder conocer de qué se trata. Y, por lo tanto, siempre se pregunta: ¿Cuál es primero, es el oír o el ver? , pero para aquel que responde a la vida con la totalidad de su ser, el oír y el ver son simultáneos. y es así cómo el niño experimenta la vida. Tenemos que ser como niñitos, en el sentido espiritual, antes de entrar al Valle de la Bienaventuranza. En el estado infantil hay una percepción directa y nada se interpone entre el sujeto y el objeto. En efecto, en esta condición, el sujeto no está consciente de que está percibiendo un objeto. Es un estado de percepción pura. En una mente semejante no existen imágenes, porque una imagen arrojaría una sombra. Mientras exista alguna sombra, ya sea de un objeto externo o de un concepto interno, la mente permanecerá inefectiva para Dharana. H. P .B. dice:

"Aparta tu mente de todo objeto externo, de toda visión externa. Aparta las imágenes internas, para que no proyecten su oscura sombra sobre la Luz de tu Alma".
"Tú estás ahora en DHARANA. . . " (86 -87)

Así, de acuerdo con H.P.B., cuando no se proyectan imágenes en la mente, imágenes de visiones externas o de ideaciones internas, entonces el neófito ha llegado al estado de Dharana. Esta es, en verdad, la condición en que ha cesado toda mentalización. El terreno de la mente está libre de toda semilla, de modo que la semilla que desciende del cielo puede fructificar . En Dharana la tierra está pronta para recibir el regalo del cielo. Exenta de todo conflicto y contradicción, la mente está receptiva; está en un estado de indagación. El discípulo se ha convertido verdaderamente en el Buscador. "Busca y encontrarás" ha sido la antigua verdad proferida por todo profeta y todo sabio. Habiéndose vuelto un buscador en el estado de Dharana, el discípulo llegará al final de su búsqueda cuando entre en la Cámara de la Meditación y de allí saldrá para compartir lo que ha descubierto, y este compartir será ciertamente caminar por el Sendero. Buscar, Encontrar y Compartir son las tres instrucciones dadas en La Voz del Silencio como Dharana, Dhyana y Samadhi. Habiendo obtenido el estado infantil, la mente se pone los blancos ropajes de la inocencia, lista para ser iniciada en los Grandes Misterios de la Vida. Y los secretos del Sendero son comunicados solamente en el Silencio Creador de la Meditación. Es a este Supremo Momento de Inspiración al que H.P.B. nos lleva, a través de la instrucción profundamente significativa contenida en el Segundo Fragmento.


Rohit Mehta

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