Todos nos hemos reunido aquí en la conciencia del Maestro, si quieren que
experimentemos la conciencia del Maestro, fundiendo nuestras individualidades y personalidades
en esa conciencia.
La conciencia de grupo solo puede ser experimentada de esa manera. Hemos
de entendernos a nosotros mismos como una parte del Todo y por lo tanto hemos de conectarnos
con el Todo para convertirnos en canales de ese Todo. Eso es lo que se llama discipulado.
El
discipulado es un estado de conciencia en el que hay una comunión continua con lo que es el
Todo, y como consecuencia de esa comunión, el Todo funciona a través de la parte.
La conciencia universal encuentra su expresión a través de las formaciones individuales
Así es que cada uno de nosotros debe convertirse en un representante de esa conciencia y para
representar esa conciencia uno tiene que estar en todo momento en conexión con ella; cuando
vemos a la gente, cuando hablamos con ella, cuando intercambiamos palabras y miradas,
debemos entenderlo como intercambio de esa conciencia, más que como un intercambio de
individualidades y personalidades. Así es como se puede experimentar la conciencia Total por el
individuo. Así que intentemos llevarlo a cabo durante esta convivencia de grupo para continuarlo
de allí en adelante en nuestra vida cotidiana.
Entonces se habrá cumplido bien con el propósito. Si
no es así, entonces se convierte en un ejercicio inútil y no deja de ser una moda hacer una
convivencia de grupo. Así es que hemos decidido dedicarle tiempo, energía y dinero a esta
convivencia de grupo si nos ayuda a experimentar la conciencia en cada acción pequeñita que
hagamos, se habrá cumplido plenamente con el propósito. Si no es así, no deja de ser otra
manifestación más del espejismo. Hay muchas oportunidades para que el espejismo nos
sobrepase, cuando nos olvidamos de la existencia de la consciencia Una. Esa consciencia Una
que tiene muchos nombres. Uno de esos nombres es la consciencia del Maestro. Entonces
cuando la consciencia universal actúa a través de un canal, a ese canal se le llama también el
Maestro, porque se trata solamente de la misma conciencia del Maestro actuando a través de ese
canal. Sí, el individuo o la persona no actúa, sino que deja que la conciencia actúe a través de él,
por esa razón de vez en cuando llevamos a cabo una convivencia de grupo.
No nos olvidemos de esta base y que esto que hacemos, no sea otro "ismo" más llamado
"grupismo" porque esta es la era de los grupos y se puede convertir en otra religión, a menos que
conozcamos el propósito básico de la vida de grupo. Ha de haber un sacrificio de la individualidad
y de la personalidad sobre el altar de la vida de grupo; entonces llegamos al estado de conectar
con la vida de grupo y, a medida que la conciencia de grupo va funcionando cada vez más, la
personalidad va retrocediendo más y más. Pero cuando una persona se queda atollada en el
espejismo, crece mucho más y más en la personalidad a través de esa misma vida de grupo y
presenta en todo lugar su personalidad. Así que el funcionamiento de la vida de grupo es el
funcionamiento de la consciencia primeramente a través de las personalidades. Para nuestra
buena suerte tenemos una persona por nombre Valentín que hace cosas y permanece en silencio,
nadie siente su existencia como persona. Igual que la conciencia está presente y sin embargo no
se la ve. Hacemos mucho ejercicio para experimentar esa conciencia cuando en realidad está
dentro de todo, está bien presente.
Eso es la destreza del funcionamiento de la conciencia. Así es
también nuestro hermano Valentín que actúa o hace las cosas en silencio y cuya presencia no se
siente, porque actúa en el silencio sutil y, debido a ese tipo de funcionamiento, estas vidas de
grupo se están haciendo posibles en España. Seguiremos viendo estas demostraciones dentro de
nuestro grupo y aprender de ello. Todos estamos abiertos para aprender y seguiremos
aprendiendo para vivir en esa consciencia y proyectar esa consciencia y no proyectar ninguna otra
cosa más.
Nos hemos reunido para aprender las enseñanzas de ADI BUDDHA. Adi Buddha significa
el primer Buddha.
El Buddha que conocemos como Gautama es el quinto Buddha y el sexto
Buddha es Maitreya Buddha. Así es que al primer Buddha se le conoce como Adi Buddha. Es
decir que se da una manifestación periódica del Buddha y sus enseñanzas. Las enseñanzas de
Buddha vienen periódicamente para iluminar a los seres humanos, para enseñar a los seres
humanos acerca de la inutilidad de la vida de deseos. La primera y principal enseñanza que el
Buddha nos enseña, es comprender y trabajar consecuentemente de manera inteligente con el
deseo. El deseo es la conexión de la consciencia humana con lo que está en el mundo objetivo. Si
no hubiera deseo no tendríamos interés en el mundo objetivo. Es la conexión entre la creación objetiva y la conciencia humana. La consciencia se expresa a través de la mente, de los sentidos y
del cuerpo y llega hasta los objetos de los sentidos y experimenta la creación objetiva. Así que a
menos que haya deseo, la consciencia no se puede exteriorizar a través del cuerpo. Pero una vez
que deseamos algo, nos olvidamos del propósito de ese deseo. Así es que la manera inteligente
de trabajar con el deseo es la primera y principal enseñanza de Adi Buddha.
El planeta tal y como está hecho, así como también los seres del planeta tal y como están
hechos, no tenían interconexión o interacción hasta que no se formaron los sentidos. Existían lo
seres humanos, el planeta existía, pero no había interacción entre el planeta y los seres humanos
hasta que no se formaron los sentidos. Imaginaros una situación en la que no tuviéramos
sentidos: "no tenemos ojos para ver el mundo objetivo, no tenemos oídos para oír los sonidos
objetivos, no tenemos gusto en la lengua para degustar la comida que está disponible en el
planeta, no tenemos olfato que funcione a través de la nariz y tampoco tenemos tacto a través de
la piel.
Imagináos a vosotros mismos en esa situación. Que no tenéis manera de ver la objetividad,
no tenéis manera de escuchar la objetividad, no tenéis manera de oler la objetividad, no tenéis
manera de degustarla, ni tenéis manera de tocar o de sentir el contacto. No podríamos sentir los
gritos del niño si no pudiéramos oír. Así es que estamos presentes pero no podemos conectarnos
con la objetividad a través de los sentidos. Así es que estamos presentes y al mismo tiempo no
estamos presentes. Hay una buena fruta delante, pero no la podemos ver, ni sentir, ni degustar."
Pues esa era la situación durante el período de formación de la creación. Poco a poco entonces,
se produjo el desarrollo de los sentidos que se explica como la doctrina de Prochetas que está
bien descrita en el Bhagavatha, así como también en la Doctrina Secreta.
Chetas significa la consciencia. Prochetas significa la exteriorización de la conciencia. Se
dice que son en número de once.
La vista y el ojo para ver, el sonido y el oído para escuchar, el
gusto y la lengua para experimentarlo, el olfato y la nariz para experimentar ese olor, el tacto y la
piel que nos da la sensación del tacto. Estos son diez y la existencia compuesta de todos es lo que
se llama la mente inferior que es el número once. El propósito de la mente inferior es la de tomar
nota de las sensaciones exteriores. Es debido a este número once, la mente, a ella se debe que
todo lo que hay en el mundo objetivo cuando se experimenta, se desarrolle una memoria de ello y
se almacene. Si yo toco la llama recibo la experiencia de quemarme, el contacto lo siento a través
de la piel, pero lo de quemar es experiencia de la mente y la mente almacena la memoria de que
si yo toco la llama quema, para que yo no la vuelva a tocar otra vez. De esa misma manera
comemos algo y sabemos que está dulce, la lengua conoce el gusto, pero la memoria de ese
gusto lo tiene la mente. Y lo mismo sucede con el sonido; sabemos que un sonido es bueno para
el oído y que otro no es tan bueno. Suponed que no tuviéramos memoria, entonces no
ganaríamos sabiduría con la experiencia de ninguna de las cosas que hiciéramos en la vida, no
podríamos tener memoria y actuar a través de ella. Así es como teniendo a la mente como la
cualidad principal tenemos cinco sentidos y cinco órganos de los sentidos.
El total nos da once que
se llaman o se consideran como once partes de la conciencia exteriorizada.
Imaginaros ahora una situación en la cual no tuviéramos ni mente, ni los cinco sentidos, ni
los cinco órganos de los sentidos. No tendríamos entonces manera de contactar con la
objetividad. Así es que los cinco sentidos y los cinco órganos de los sentidos nos los dan como
una base para la exteriorización.
El ser interior experimenta la objetividad a través de los cinco sentidos y de los cinco
órganos sensorios y el agregado, o el total de esta experiencia, se retiene como mente. Así que si
no tenemos mente, si no tenemos sentidos, el esplendor de la creación permanece pero es
incapaz de ser experimentado. De este modo, la mente, los cinco sentidos y los cinco órganos de
los sentidos forman el vehículo para experimentar la objetividad. Al experimentar la objetividad
existe la susceptibilidad de que el hombre interior se quede atrapado en la objetividad y, también
existe la susceptibilidad, de que se olvide de su estado original. Así es que el sólo propósito de los
objetos de los sentidos y de los sentidos mismos es experimentar la objetividad pero no quedarse
atollados o atrapados por ella.
Entonces cuando se le da un énfasis excesivo a la objetividad, el ser humano se queda
atollado en ella y se olvida de su estado original de ser. Así que la enseñanza principal de Adi Buddha es aprender a exteriorizarnos e interiorizarnos.
Uno ha de ser capaz de interiorizarse tanto
como de exteriorizarse. No es suficiente con saber salir de la casa; es también igualmente
importante saber volver a nuestra casa una vez que hemos hecho nuestro trabajo. Así que
estamos entrando en un vehículo llamado mente, sentidos y cuerpo, para experimentar la
objetividad, pero hemos de ser capaces de dejar ese vehículo cuando hemos hecho el trabajo.
Igual que abrimos la puerta y entramos en el coche, para después salir fuera y hacer cosas y, una
vez que hemos terminado el trabajo, abrimos la puerta y salimos de nuevo del coche. Esto es una
cosa de sentido común, sin embargo ese sentido común se pierde gradualmente. Sabemos cómo
entrar en el coche para ir por ahí, pero luego no salimos del coche, no abrimos la puerta para salir
de él y, entonces, no entramos en la casa. Así que siempre estamos en el coche y siempre dando
vueltas por ahí fuera, sin saber que hay una manera se salir del coche y entrar en la casa. Así que
de una facilidad que se nos da la reducimos a una limitación o a un condicionamiento.
Vemos, experimentamos y luego volvemos, escuchamos, experimentamos y luego
volvemos, degustamos experimentamos y luego volvemos, olemos experimentamos y luego
volvemos, tocamos, experimentamos y luego volvemos. Así es como tiene que ser. Sin embargo
también desarrollamos algo que no tiene que ser. Vemos, experimentamos y luego volvemos,
pero llevamos en nosotros la impresión de ello y como consecuencia no podemos actuar con lo
que tenemos que hacer de inmediato. Vamos a poner un ejemplo: Un hombre ve a una mujer muy
hermosa, y también una mujer ve a un hombre muy guapo y se van a sus casas, cada uno por su
parte y el hombre no puede dormir, porque aunque la mujer no está allí presente, la memoria de la
mujer si que está presente para encargarse de que el hombre no pueda dormir. Pues eso no era
lo que se pretendía. Lo mismo en el caso de una mujer que se acuerda de un hombre guapo y se
lo lleva en sus sueños y no puede dormir. Y como no podemos dormir, entonces sentimos el
impulso de ir a ver a ese hombre o a esa mujer y nos creamos nuestras propias causas para
poder verlos. ¿No hacemos cosas de esas?. Eso es una acción extra que nos ata a la objetividad.
Y lo mismo es el caso de todos los demás sentidos. La memoria es sobre todo, más que nada,
una información, pero no ha de convertirse en un factor condicionante. Ahí es dónde básicamente,
el ser humano, se queda atollado en lugar de experimentar la objetividad. Se nos pide que
naveguemos y que veamos la objetividad. Sin embargo soltamos amarras, navegamos sólo para
perdernos y hay otros que dicen que si navegamos morimos, así que es mejor no navegar. Esos
son los sacerdotes.
Muchos sacerdotes nos dicen eso; no hagas esto, no hagas lo otro, no te
cases, no trabajes, si te casas tendrás problemas, tendrás hijos, ¿para qué casarse?. Entrar en la
objetividad lo ven como un problema y por eso no navegan en la objetividad. Eso se debe al miedo
de hundirse, por eso muchas religiones se han convertido en imprácticas e inútiles. Es inútil si uno
no puede experimentar lo que Dios ha hecho. Si se nos da un hermoso palacio donde vivir y
nosotros preferimos quedarnos en un pequeño rincón, porque nos resulta un problema ocupar
todo el edificio y limpiarlo todo: por miedo a hundirse mucha gente no vive y le da el nombre de
espiritualidad a ese tipo de vida.
En nombre de la espiritualidad, se limitan, se limitan y se vuelven a limitar a sí mismos,
excluyéndose a sí mismos de la vida tan plena que nos rodea. Ese es un filósofo impráctico.
Y hay
otro tipo que quiere experimentar, que quiere navegar y ver, y que navegando se hunde porque se
queda atollado con lo que ve, con lo que oye, con lo que toca. Así es como nos hemos hecho
esclavos del gusto, del tacto... daros cuenta cómo hoy día hasta qué punto la mayoría se ha
convertido en esclavos del tacto...Tanto que no hay persona que pueda superar el impulso de
tocar al otro género. Al hombre le gusta tocar a la mujer y, a la mujer, le gusta tocar el hombre. Y
ese impulso tan urgente es tan fuerte que ¿cómo no puede uno tocar?. Así es como hay una
esclavitud con respecto al tacto y una esclavitud con respecto al gusto, que tiene que ver con el
cuerpo físico denso. Dentro de los sentidos, el tacto y el gusto, son los dos sentidos más densos.
Para sentir tocamos, pero ¿qué tocamos?, la materia y también degustamos lo que és la materia;
así que el tacto y el gusto nos atan más a la materia.
Uno puede ver lo que es material, pero no tener tanto contacto como tiene con el tacto y el
gusto. Es decir yo te veo a ti y tu me ves a mi, y el contacto se produce a través de la luz. Sin
embargo, la luz es mucha consciencia y poca materia, sin embargo, un objeto que se toca con la
mano tiene más materia y menos consciencia. Lo mismo sucede con el alimento. Así que ver es
también tocar aunque es un contacto sutil, más sutil que el tacto normal que entendemos, sin embargo a través de la vista también tocamos.
Cuando olemos, ¿qué es lo que estamos oliendo?,
estamos oliendo algo que es materia. Si no hubiera materia no habría olor. ¿Podríamos
imaginarnos materia y no olor? Si no hay materia no hay olor. Así que los cuatro sentidos actúan
directamente con la materia, de los cuales el más denso es el tacto, en orden ascendente, el
gusto, el olfato, luego la vista y luego el sonido. Estos son los cinco agentes a través de los que se
experimenta el mundo material.
Entonces cuando experimentamos se produce un contacto con lo material y
gradualmente, cuando actuamos cada vez más y más con la objetividad, es probable que nos
quedemos atascados en esa objetividad y, de esta manera, nunca regresaremos a casa. Así que
nos hacemos nuestra propia creación en la objetividad y nos quedamos atollados mediante los
cinco sentidos; bueno es una posibilidad que tenemos. Eso no quiere decir que no tengamos que
utilizar los sentidos. Hemos de utilizar los sentidos y no crear nuestras propias telarañas. La araña
hace su propia tela de araña y luego se queda pegada en ella.
Así es que la destreza en acción es
actuar a través de los sentidos y, sin embargo, no quedarse atrapado en la objetividad. Esa es la
destreza que se llama yoga, interactuar a través de los cinco sentidos, expresarse uno a sí mismo
a través de los cinco sentidos, experimentar a través de los cinco sentidos y sin embargo no
quedar condicionados por ello. Así es que uno no debe dejar de hacer algo por miedo a quedar
condicionado a ello. Si se nos da un buen vehículo para que viajemos y veamos el mundo y no lo
usamos porque tenemos miedo de tener un accidente, no tendremos la experiencia de lo que se
ha creado en forma de objetividad. Así que comprender correctamente el funcionamiento de los
sentidos, es el primer paso, el paso fundamental. Estas son las cinco puertas, pues, a través de
las cuales se expresa la consciencia a sí misma. Así es que exteriorizarse, experimentar y
después volver sin tener en nosotros las impresiones relativas a esa situación. Entonces
habremos experimentado bien el propósito de la objetividad.
La memoria que se deriva de la objetividad es también un buen equipo. Sin embargo las
impresiones que generamos a partir de esa situación es sobre todo humo que hace que no
tengamos claridad. Cuando hay una persona con la que interaccionamos, estamos
interaccionando sólo con la conciencia de la otra persona, porque la otra persona es también
conciencia exteriorizada a través de sus sentidos, y nosotros somos también conciencia
exteriorizada a través de nuestros sentidos. Entonces, ¿qué es lo que está transaccionando entre
uno y otro?.
Se trata de una interacción de la conciencia a través de un vehículo que tiene mentes,
sentidos y cuerpo. La conciencia se expresa a través de una forma mediante cinco canales que
son los sentidos, y se interrelaciona con otra forma. Así que la belleza de esto es que es la
conciencia la que se expresa a sí misma a través de variedades de formas, pero en lugar de ver
las formas de conciencia vemos otras cosas. Ver al otro es una ilusión, ver al otro como otro es
una ilusión, ver la conciencia en el otro es la verdad. Cuando el hermano Clemente me mira, ¿qué
es lo que está mirando a través de él?. Y ¿qué es lo que está mirando a través de mi?. Lo que
mira a través de él y lo que mira a través de mí es lo mismo. Normalmente no vemos esta verdad,
sino que la vemos en su forma sustituida. Yo sólo tengo la impresión... “Clemente me está
mirando” y Clemente tiene la impresión... “Kumar me está mirando”. Kumar y Clemente son las
etiquetas pegadas sobre la conciencia. Imaginaos dos botellas de miel. En una de ellas está
escrito Clemente y en la otra botella está escrito Kumar. Y uno tiene la impresión de que una es
Kumar y la otra es Clemente, pero en ambas botellas está la misma miel. Así es que las
envolturas son diferentes, pero el contenido es el mismo. Cuando miramos a los ojos de un perro y
el perro mira en los nuestros, y ladra, entonces creemos que es el perro el que ladra; sin embargo
es la conciencia en forma de perro la que ladra.
El mira y nosotros lo miramos. Todo ser que tiene
la capacidad de mirar, transacciona con la vista o la luz, por eso decimos: "que intercambiemos la
luz en forma de alegría". Cuando nos encontramos a nosotros mismos en el otro a través de la
mirada, quiero decir que yo me encuentro a mí mismo a través de Clemente cuando miro y, me
encuentro a mí mismo, en el perro cuando mira a través de él, o a través de un gato o de cualquier
otro ser que pueda mirar. Así es que la interacción es entre conciencia y conciencia a través de la
forma. Cuando vemos al sol, el sol también nos está viendo. Miramos al sol y el sol también nos
mira. Y lo que se ve a través del sol y lo que nosotros vemos a través nuestro es la misma cosa.
Por eso hay una afirmación védica que dice: ”En verdad lo que yo llamo sol es yo mismo, porque
lo que miro a través de él y lo que miro a través de mí es la misma cosa, la luz". La conciencia mira
a través del ojo, pero el ojo no puede ver lo que se ve a través del ojo. Daos cuenta de cómo es.
La conciencia que mira a través del ojo, no puede ser vista por el ojo. Por eso las Sagradas
Escrituras dicen: ”Me véis, pero no me véis”. La conciencia a la que escuchamos a través del
sonido, la escuchamos a través del oído, pero el oído por si mismo no puede oír. El oído no puede
escuchar, sin embargo es la conciencia la que escucha a través de ese oído. No es cierto, si no
hubiera conciencia no existiría el oído que pudiera oír.
La conciencia que experimenta el gusto a
través de la lengua, no puede ser degustada por la lengua. ¿Acaso puede degustarse uno a sí
mismo con su propia lengua?. Uno no puede degustarse a sí mismo con su lengua. Como mucho
podemos degustar a nuestro paladar con nuestra lengua. Tocando con la lengua nuestro paladar
podemos tener el gusto de té o café o lo que hayamos bebido y comido.
Así que uno no puede
gustar o probar la conciencia a través de la lengua. Sin embargo la conciencia puede degustar a
través de la lengua. Daos cuenta de cómo una es superior a la otra.
Los sentidos son los vehículos
para que la conciencia experirmente, pero los sentidos no pueden experimentar la conciencia. Sin
embargo la conciencia puede experimentar mediante los sentidos. Así es que los sentidos tienen
un funcionamiento limitado y hasta ese sentido limitado que tienen hemos de utilizarlo y trabajar
con ellos.
Como derivado del trabajo con los sentidos, tenemos ciertas experiencias de tipo
sensorial, que es nuestra información referente a las experiencias anteriores.
Ese es como un
banco de datos. Cada vez que tenemos una experiencia la almacenamos como datos, como
información, entonces la mente es como un banco de datos, en la que la suma de todas las
anteriores experiencias son almacenadas y recogidas. Así es como podemos traer a la memoria
las cosas de ese banco de datos. Fijaros en el ordenador, ya que nos da un buen ejemplo de esta
situación. El ordenador nos da la información que le hemos dado anteriormente, si no le hemos
dado ninguna información previa, tampoco nos da ninguna información después. El nos da lo que
nosotros le hemos dado antes, o ¿acaso nos da alguna información que no se le haya dado
antes?. Hemos de conseguir esa información primero nosotros y luego dársela al ordenador y así,
luego, nos la podrá dar. Así que la mente es, sobre todo, un banco de memoria y de esa memoria
nos da los datos necesarios cada vez que se precisa. La mayoría de nosotros saca cosas de su
memoria y luego cree que es una información de tipo superior o una experiencia superior. Véis
que hay mucha gente que siente la presencia de los Maestros, o la presencia de los nombres de
los Maestros. La mayoría de esas personas sienten la presencia de un nombre que ya oyeron
antes.
La mayoría de las personas sienten la presencia de una forma que ya han visto antes. Hay
gente que dice: ”He visto al Maestro Morya”. Es decir que se ha visto el nombre y la figura de ese
maestro en alguna imagen o cuadro y eso ha sido guardado en el banco de la memoria de la
mente. Y de vez en cuando se refleja sobre la pantalla de la mente y entonces empezamos a tener
la impresión de que hemos visto a Morya Pero el Morya que yo he visto no es otra cosa que la
imagen que me he formado a través de otra imagen anterior. Así es que el trabajo de la mente es
tal que nos proporciona lo que le hemos dado anteriormente. Todos los fenómenos que
experimenta la gente en nombre de la espiritualidad son un truco de la mente, más allá de eso
sólo hay una cosa llamada luz y sonido que tiene la potencialidad de hacer formaciones. La
verdadera experiencia espiritual consiste en experimentar la luz y el sonido de la existencia de uno
mismo. Todos los demás fenómenos son una ilusión.
Cuando empezamos a ver la luz y escuchar el sonido que llevamos dentro, llegamos
mucho más lejos, nos expandimos más, y tenemos la capacidad de interrelacionarnos con los
seres de luz a quienes llamamos los Maestros de Sabiduría. De modo que no podemos vivir en un
mundo de imaginación si directamente trabajamos con la conciencia que actúa a través de las
formas. Eso también nos permite formarnos una idea completa de cuál es el propósito de los
sentidos y de su limitada utilidad para nosotros. Limitada en el sentido de que nos dan información
a través de la objetividad. Si queremos entrar en la subjetividad e informarnos de la objetividad, el
equipo que utilizamos para la objetividad ya no es válido. Porque el equipo que tenemos para salir
a la objetividad está previsto para eso, para la objetivización.
Así que ese mismo equipo no nos
puede dar los instrumentos adecuados para experimentar lo que hay dentro. No podemos entrar
con nuestro coche en nuestro dormitorio. Bueno, para ello tendríamos que hacer unas puertas
muy especiales, que no merecería la pena. Así que el coche lo dejamos fuera. Así también hemos
de dejar los sentidos fuera, para entrar dentro de nosotros.
Por eso el primer aforismo del yoga dice así: “Yoga es la suspensión de la actividad de los
sentidos”. Así es que la inutilidad de los sentidos está demostrada ya en la primera frase del yoga.
Muchos de vosotros seguro que sois estudiantes del yoga de Patanjali y dice así: "Hatha yoga. . . .
. .", que significa: “Ahora los aforismos del yoga”. Ahora significa, ahora cuando queremos
experimentarnos a nosotros mismos, es decir que ahora hemos decidido saber acerca de
nosotros mismos. Eso es lo que quiere decir ese “Ahora” con el que empieza el aforismo. Como
puede empezar un libro diciendo: "Desde ahora vamos a aprender el yoga". Qué quiere decir ese
“Ahora”. Yo he leído el libro de Patanjali y comienza con esa frase. Desde ahora quiere decir,
desde el momento en que hemos decidido buscar la verdad dentro de nosotros. Es decir que no
estamos completamente satisfechos con la objetividad y vemos que hay algo más que esa
objetividad y queremos saber qué es y somos sinceros al respecto, somos sinceros con nosotros
mismos y sólo para querer saber esa verdad nos hemos preparado. A esa persona va dirigida la
instrucción del yoga. No es para las personas que aún están ocupadas con los sentidos.
El yogui
también utiliza los sentidos, pero no se queda metido de lleno en ellos. Entonces los utiliza como
facilidad cada vez que quiere salir a la objetividad y, si no son necesarios, permanecen allí donde
están. Igual que nuestro coche permanece quieto en el garaje si no lo utilizamos ahora.
Aparcamos el coche en el garaje y entramos en la casa. Así también hemos de saber aparcar los
sentidos y utilizarlos cuando hay necesidad de hacerlo y no cuando hay un deseo de hacerlo.
Utilizarlos cuando hay necesidad es destreza, utilizarlos según nuestro deseo es
condicionamiento.
Por eso la segunda instrucción del yoga dice: “si queremos yoga, suspendamos la
actividad de los sentidos”. El yoga es la suspensión de la actividad de los sentidos. Ese es el
segundo aforismo. Así que el segundo aforismo ya pone un límite a la actividad de los sentidos.
Cuando estamos atrapados en los sentidos, se nos describe gráficamente como una estrella de
cinco puntas con el vértice o el punto más alto hacia abajo, que es lo que se llama en las
Escrituras Sagradas con el nombre de makara. Makara en sánscrito significa cocodrilo.
Véis cómo hace el cocodrilo, agarra. No hay ningún ser en la creación que tenga tanta
capacidad de agarre como el cocodrilo. Puede haber muchos seres que viven en la tierra y que
tengan mucha capacidad de agarre, sin embargo el cocodrilo se mantiene y tiene agarre en las
aguas. El cocodrilo no tiene nada en el agua para agarrarse, pues del mismo modo que un ser
terrestre tiene agarre estando situado sobre la tierra, así lo tiene también el cocodrilo incluso en el
agua. La persona que queda atrapada en los sentidos, se dice que ha sido agarrada por el
cocodrilo de la objetividad. Así es que uno no puede escapar. Por eso se le llama makara o
cocodrilo. La potencia sonora del sonido "ma" es 5. El sonido raíz "ma", habla del número 5, el
principio de la mente. Por eso en sánscrito el sonido inicial de la mente es "ma" como manas y en
inglés es "mind" y en español es mente.
Si os dais cuenta, en todas partes este sonido es "ma", y
luego tenemos manabá o manucia, que es el sonido sánscrito que se refiere al hombre. Así es que
el hombre ("man" en inglés), es un ser que actúa con la mente. Así que el sonido "ma" está
relacionado con la naturaleza objetiva y su comprensión. La palabra madre, empieza también con
este sonido "ma". En sánscrito para la madre el sonido es "ma" y para el padre es "pa" o también
"fa". "Pa" o "fa" representa la cualidad más elevada del Sol. La cualidad de Urano es "fa" y con una
variación mínima es "pa". Así es que tenemos padre ("father" en inglés) o papá o, como en
sánscrito, pita. ¿Véis cómo estos sonidos tienen unas raíces comunes?. Todas las lenguas en su
base tiene una raíz común.
Así es que makara es el que tiene 5 manos. Así es que hay 5 manos para la estrella de
cinco puntas y, a través de esas cinco manos, el hombre es agarrado. Por eso el hombre mortal
es un esclavo de sus sentidos, sin embargo aquel que utiliza los sentidos con el propósito de comprender la objetividad, siguiendo la base de la necesidad y no la base del deseo, es el que no
puede ser tocado, ni condicionado por la objetividad. Esa es la persona a la que se la compara a
"una gota de rocío sobre la hoja de un loto". La gota de rocío está sobre el pétalo del loto pero no
se queda pegada a él.
Así es como uno puede quedarse, o estar en la objetividad, sin ser afectado
por ella. ¿Qué es lo que nos afecta y qué es lo que nos hace estar más allá de ese efecto?, eso es
lo que se llama deseo. Esta es la primera y principal enseñanza tanto de Gautama Buddha, como
de Adi Buddha, el primer Buddha.
Veamos, si tenemos hambre, significa que tenemos necesidad de comer, entonces si
cuando tenemos necesidad de comer, comemos lo que necesitamos y utilizamos el gusto con el
propósito de tomar ese alimento, ese gusto existe para nosotros para saciar la necesidad del
hambre. Pero si comemos sólo por el gusto, significa que no hemos comprendido adecuadamente
el gusto. Se nos ha dado la capacidad de hablar según la necesidad; si yo tengo la necesidad de
deciros algo utilizo la lengua, eso es lo que se llama entender adecuadamente la palabra, pero
hablar sólo con el propósito se hablar por hablar obedece al deseo de hablar. Cuando existe el
deseo de hablar, hablamos innecesariamente. Sin embargo la palabra, la capacidad de hablar, no
se nos ha dado para dar plenitud a un deseo sino que la palabra se nos ha dado, para expresarse
uno a sí mismo cuando es necesario.
Sólo los seres humanos tienen la capacidad de palabra, así es que utilicemos la palabra
según sea la necesidad y no deseemos hablar. No deseemos usar el gusto, sino que utilicemos el
gusto cuando tengamos hambre. Y hagamos lo mismo con los demás sentidos. Los sentidos se
nos han dado sobre la base de la necesidad y no del deseo, no se nos han dado solo así, para
que los utilicemos sin más. Sólo porque tenemos un coche vamos hasta Valencia y volvemos...
¿para qué? Para nada, ya que no había necesidad de ello, pero como tengo coche lo uso. Así es
cómo lo utilizamos.
El que utilicemos las cosas sólo porque estén disponibles, es un sendero de
condicionamiento. No había necesidad de ir a Valencia, pero como tenemos un coche y gasolina
en el depósito, entonces vamos a Valencia y volvemos. ¿Para qué...?. No hay respuesta, entonces
no hay propósito, no tiene sentido. La razón de ir a Valencia es porque tenemos el coche a nuestra
disposición. Del mismo modo hemos desayunado y hemos satisfecho nuestra hambre, y al cabo
de cuatro horas nuestro organismo requiere otra vez alimento. Pero entretanto nos encontramos
delante con unos bizcochos y galletas, justo media hora después del desayuno. Nos encontramos
con galletas, chocolates y frutas y unicamente porque estaban allí delante, disponibles, los
comemos. Eso significa que no hemos comprendido el sentido del gusto. Hay gente a mi
alrededor, y como están disponibles me pongo a hablar.
Solemos vivir, por lo general, de este modo con la base de la disponibilidad, porque están
disponibles utilizamos los sentidos y además nos los han dado gratis, que es aún peor.
Si cada
vez que utilizaremos un sentido, tuviéramos que depositar mil pesetas; con toda seguridad los
utilizaríamos mejor. Cuando se conecta la cosa con lo comercial, entonces tenemos
discernimiento. Los bizcochos están allí delante y hay un trozo pequeño ahí así como una notita
que dice, cada bizcocho vale mil pesetas. Entonces les decimos adiós, no los queremos. Suponed
que dijera el desayuno es gratis y que nos dijeran, el almuerzo es también gratis, los chocolates
que se coman entre el desayuno y el almuerzo valen mil pesetas, ¿Acaso los comeríamos?. Está
claro que diríamos "no necesito comer chocolates". Así es que tenemos un sentido del valor
comercial, pero no un sentido del valor natural. Entonces, utilizar algo solamente porque está
disponible es un estado de ignorancia. Utilizarlo con responsabilidad, según la necesidad es
conocimiento.
Utilicemos el cuerpo según la necesidad, utilicemos los cinco sentidos según la
necesidad, utilicemos la palabra según la necesidad, utilicemos la mente según la necesidad y por
último y lo más importante, utilicemos el sexo según la necesidad, no según el deseo. Así que si
aprendemos esto, no hay lugar para quedar condicionados en la vida objetiva.
Por eso, Adi Buddha nos habla de esto como la primera instrucción y esta es también la
primera instrucción en el Bhagavad Gita. Que la actividad de la vida se base en la necesidad y en
el requerimiento pero no en el deseo. Así es como empezamos con la doctrina del Buddha.
Cuando hablamos de Buddha, tenemos que hablar del deseo y recordar que el deseo no quiere decir que tengamos que matar las necesidades. Sino que exige de nosotros que distingamos entre
necesidad y deseo. Que demos una respuesta a la necesidad, pero que no respondamos al
deseo.
El deseo es de dos tipos, positivo y negativo.
El deseo positivo es de esta manera: "quiero
esto, quiero lo otro, quiero a tal persona", decir "quiero" es el deseo positivo, queremos cosas,
queremos personas, queremos situaciones, queremos unos lugares en preferencia a otros. Ese
es el deseo positivo. Luego hay también el deseo negativo que consiste en decir "no quiero". "No
quiero a esa persona a mi lado", es también un deseo, un querer, pero negativo. "Quiero una cosa
particular", y decir "no quiero tal o cuál cosa" es también un deseo. En la vida ya lo tenéis que
haber experimentado, así que es querer algo o no querer algo. Sin embargo, ciertas situaciones
nos siguen llegando, ¿no es cierto?, es decir, la mayoría de las veces que nosotros querríamos no
se producen. Sin embargo, aquellas que no queremos surgen inmediatamente, con mucha
frecuencia. Las personas que nosotros queremos no vienen y las personas que no queremos se
nos acercan y vienen. Las situaciones que queremos no nos llegan, pero las situaciones que no
queremos si que nos llegan. Así que tenemos que ver que nuestro deseo o no deseo, nuestro
querer o no querer, no tienen sentido en este plan total. No querer algo es un deseo aún peor que
querer algo. Hay muchas personas que entran en la práctica espiritual sobre la base del no querer,
el no querer es repulsión, y el querer es atracción. Así es que de ninguna de las dos maneras
estamos en el medio. Hay una lista para los estudiantes espirituales de situaciones de no querer.
Queremos la luz, pero no queremos la oscuridad, pero que es los que suele haber más con
nosotros. Queremos conocimiento y no queremos ser ignorantes; pero ¿cómo solemos estar
normalmente?. Las cosas que no queremos son las que suelen estar más con nosotros y además
no tenemos un punto de referencia sobre querer o no querer. Si el tiempo está nublado y frío,
queremos que haya sol. Y como lo queríamos, el sol viene con una gran ansiedad hacia nosotros,
entonces empezamos a sudar y ya no queremos más sol, queremos las nubes. ¿Cuál es el punto
de referencia en nuestro caso?. Si hay sol queremos que hayan nubes y si está nublado queremos
que haga sol. Sobre todo y por lo general queremos lo que no hay y no queremos lo que hay.
¿Que tipo de personas somos?. Mi hermano está aquí conmigo, yo no me preocupo por ello. Pero
si está en un lugar a cinco mil kilómetros lejos de mí, entonces empiezo a pensar en mi hermano.
Pero de que sirve pensar en él cuando no está aquí y de que sirve ignorarlo cuando está aquí
presente y no le hago caso. ¿No es así como solemos vivir?. Cuando la esposa está cerca del
marido, el marido nunca piensa en ella, pero cuando la esposa está lejos durante dos meses el
marido piensa y piensa en ella.
Entonces cuando está disponible no piensa en ella y no hay
interacción mutua, la única interacción es para discutir. Pero luego cuando está lejos, entonces
decimos ¡ah! que cosas mas bonitas, así es como solemos vivir en querer y no querer algo.
Siempre evitando lo que está presente y buscando algo que está ausente. Cuando está presente
no vivimos a su altura y sólo cuando no está presente empezamos a pensar en ello. Sentimos
más la presencia de una cosa cuando nos hace falta; más cuando no está presente que cuando
está presente. Esta son las distorsiones de que padecemos. Entonces la segunda enseñanza del
Buddha es: no nos ocupemos en esto del querer o no querer, sino que nos ocupemos de los que
tenemos que hacer en el presente. Ahora supongamos que nuestro hermano o esposa está con
nosotros, entonces tenemos que ver que es lo que tenemos que hacer con él o con ella,
pensemos en eso, ocupémonos de eso, ocupémonos en la presencia, en el presente, porque el
hermano está también presente. Si cuando nuestro hermano se haya ido lejos nos acordamos de
lo que deberíamos haberle hecho, no tiene sentido. Si yo quería hacer algo en España y antes de
venir me acordaba de ello y después de que me fui de España me sigo todavía acordando, pero
en cambio no me he acordado mientras estaba en España, ¿para qué sirve todo eso?. Yo luego le
diré a Tiziana o a Jesús que yo quería haber hecho esto en Barcelona, ellos se reirán para sus
adentros, diciendo mira este hombre se olvidó de hacer lo que tenía que hacer cuando estaba en
España y ¿de que sirve que nos lo diga ahora ?. Así es que nuestro estar ocupados, en este
querer o no querer, hace que se nos escape el presente. Así que, en vez de vivir en este mundo
de querer y no querer, vivamos en el mundo de lo que está presente y con la necesidad de
interacción con lo que está presente.
Así que hay tres dimensiones respecto al deseo que nos da Buddha. Lo primero que nos
dice es distinguir entre la necesidad y el deseo, lo segundo es distinguir entre la falta de deseo y el
no querer. El no querer algo no se puede decir que es falta de deseo, es también un deseo. La falta de deseo significa que no hay ni querer ni no querer, así es que esa filosofía de querer y no
querer que vemos con los estudiantes espirituales que viven en el espejismo, no existe. Para ser
espiritual no se niega vivir en esplendor y no querer ropa. Eso no es bueno ni para nosotros ni para
los demás. ¿Porqué no debería uno querer tener ropa?. Eso es tan malo como querer tener ropa,
querer tener ropa quiere decir llenar todos los armarios con ropa, ropa y más ropa y no querer es
no querer ponerse nada y comprometer a la gente con nuestra presencia. Quiero que
comprendáis eso del querer algo, es mi deseo, o quiero que lo comprendáis, comprended por
favor que no querer es más peligroso que querer. La persona que entra en no querer algo ha
entrado en un callejón sin salida de conciencia. Buddha dice que no ocupéis vuestra mente en
querer algo o no querer algo. Ocupaos de hacer lo que necesitáis hacer en el presente inmediato.
Para aquel que lo hace, la naturaleza le da lo que el necesita. El no tiene necesidad de quererlo.
Las necesidades se colmarán, seguirán tras nosotros, cuando estamos ocupados en lo que
tenemos que hacer ahora. Así es como lo dice el Buddha. He preferido dar la enseñanza primera
del primer Buddha más que hablar del primer Buddha. Por la tarde, después de comer, os daré
algunos detalles sobres Adi Buddha. Su nombres es RISHABA. Así que una vez presentada su
doctrina os daré una introducción de Él por la tarde. Y a partir de mañana nos ocuparemos de sus
enseñanzas.
Adi Buddha era un rey iniciado, que gobernaba su reino con gran competencia. Se le
llamaba RISHABA, que significa "el exaltado" o “el ser de alma elevada”. Rishaba significa también
el toro de entre los hombres. Todos sabemos que el toro muge y que en cada uno de nosotros hay
un toro, que es el responsable de la exteriorización de la palabra. A la palabra en sánscrito se le
llama el toro. La palabra se exterioriza mediante la pulsación y la respiración.
Al principio está la
palabra, y la palabra se expresa a sí misma hacia afuera mediante la pulsación, mediante la
respiración y mediante las cuerdas vocales como sonido. Así que el sonido tal como lo
escuchamos es el sonido exteriorizado.
Antes de que le sonido se exteriorice en las cuerdas vocales, existe el sonido como la voz
del silencio y antes de que exista como la voz del silencio existe en nosotros como pulsación,
antes de que exista en nosotros como pulsación, existe como existencia misma. Así que la
palabra tiene cuatro estados: como su existencia, como su impulso que surge como pulsación y
como ese impulso que se expande en un pensamiento y, también, como ese pensamiento que se
exterioriza a través de las cuerdas vocales como palabra hablada. Así es que hay un descenso
gradual de la palabra en forma de palabra hablada. Nosotros lo que vemos es el cuarto estado
materializado y no podemos ver los estados anteriores a menos que tengamos una conciencia
superior o elevada. Entonces la palabra como existencia, la palabra como impulso y pulsación, la
palabra como pensamiento y la palabra como palabra hablada.
Entonces, existen estos cuatro
pasos y, dado que nosotros nos encontramos en la conciencia física, sólo conocemos el cuarto
paso y no vemos los otros tres que son invisibles, que existen como triángulo; mientras que su
manifestación es el cuadrado, que es la palabra hablada con la que estamos familiarizados.
Todos sabemos que la palabra existe antes de que nos sea conocida, la palabra se va
exteriorizando a cada paso. Al principio es existencia, luego la primera expresión es como impulso
y la segunda expresión es como pensamiento y respiración, la tercera es el surgir del sonido a
partir del silencio. Antes de que la palabra se exprese como un sonido vocal, permanece con
nosotros como la canción de la respiración. A esa canción se le llama Sama Veda, dado que la
palabra existe con la respiración, tal y como decimos la palabra existe con la respiración, porque la
palabra sale hacia afuera junto con la expiración y la expiración se basa en la inspiración, es decir
exhalación e inhalación. Sólo cuando exhalamos podemos hablar, no podemos hablar mientras
inhalamos.
Así es que la base de la palabra es la exhalación. Podéis intentar haber si podéis
hablar mientras inhaláis; si podéis decir toda una frase mientras inhaláis, me haré estudiante
vuestro. Así que la palabra es posible sólo cuando estamos expirando. Y la exhalación es posible
sólo porque ha habido una inhalación previa. Sin inhalar no podemos exhalar. Así es que la base
de la palabra es la inhalación y la exhalación. Por eso las Escrituras Sagradas dicen : “Antes de
que la palabra salga hacia afuera, existe en la canción de la respiración”. Esta canción de la
respiración es lo que se llama Sama Veda. Sama Veda significa "la canción de la vida". Y a través
del Sama Veda la palabra se expresa, así es que a la expresión se le llama Rig Veda. Rig es
como el vibrar de la voz, es lo que llamamos el mujido del toro. En latín la "r" se pronuncia "rrrrr",
así que esa "r" de Rig Veda es diferente de Rig Veda que es un sonido que hacemos con la
lengua contra el paladar. Ese sonido en el paladar es diferente si es articulado en el cuello mismo
y se llama "la vibración del toro", entonces "la vibración del toro" se expresa mediante la
respiración. Así es que a través del Sama Veda es como se expresa el Rig Veda. Por consiguiente
hay gente que dice que el Sama Veda precede al Rig Veda.
Es decir que la canción de la vida
precede a la palabra. Sin embargo nosotros sabemos por los libros que la palabra está ya
presente desde el principio y no así la canción, es decir al principio existe la palabra y toma el
principio vital y se expresa. Pero si lo vemos desde abajo hacia arriba la expresión más exterior es
Rig Veda, que está precedida por la canción de la respiración que es el Sama Veda. Pero para
que haya respiración tiene que haber antes pulsación y para que la pulsación se produzca tiene
que haber antes algo que cause o produzca el impulso. Así que la palabra como existencia pura,
es la que causa o produce el impulso. Y una vez que produce el impulso se impregna o permea a
través de la palabra. Eso significa una vez más que el Rig Veda precede al Sama Veda, es decir
que la palabra precede a la canción de la vida. Así que de la palabra viene la canción de la vida y
de la canción de la vida vuelve a surgir de nuevo la palabra, así que es una tras otra, sucediendo
una a la otra, la existencia lo impregna todo. Así que cada uno de nosotros es la palabra y es su
impulso lo que produce el impulso en nosotros y el impulso es lo que se traduce a sí mismo en
forma de pensamiento y palabra hablada. Así es que si ascendemos, la palabra es la fuente de
origen de la pulsación, del pensamiento y de la palabra hablada. De este modo tenemos un
triángulo formado, en su vértice, por la palabra y en otro de los ángulos por la pulsación y en el
otro ángulo por la palabra hablada.
Así que la palabra a través de la pulsación toma la forma de palabra hablada y, para
expresarlo o para ponerlo de una manera cuádruple, podemos decir que la palabra se manifiesta
como pulsación y debido a esa pulsación toma la forma de pensamiento y teniendo la pulsación y
el pensamiento como base surge la palabra hablada. Así es que es la palabra que se expresa
como palabra hablada a través de la pulsación y el pensamiento. Entonces cuando decimos
Rishaba nos referimos a la palabra original. En nosotros también nuestra existencia es la
existencia de la palabra, luego la pulsación y el pensamiento son los dos canales del
funcionamiento de la palabra. La pulsación produce la respiración y elabora la fuerza vital y el
pensamiento produce la palabra y la acción. Así que se dice que el que conoce el sonido lo
conoce todo.
El sonido en esta caso significa "nada" en sánscrito o "la palabra". El que conoce el
sonido lo conoce todo. Así es como se describe "el sonido", o "nada" o "la palabra".
Rishaba el Adi Buddha es el que llegó a dominar la palabra en Él y dominó tanto la
palabra que nada más que pronunciaba la potencia de ese sonido, producía la manifestación del
producto. Imaginaros que dijera vaca, pues se manifestaba una vaca allí y si decía árbol, se
manifestaba el árbol al que Él se refiriera, un mango o un manzano. Tal era el poder de la palabra
que Él tenía como rey iniciado que era. Adi Buddha pertenece a la primera generación de seres
humanos formados físicamente. Todos nosotros como estudiantes del esoterismo sabemos que el
ser humano es el producto del hombre de los cielos, del hombre divino, y no el producto de un
animal o de los animales. El ser humano no proviene de los animales, sino que es el hombre de
los cielos el que se convierte en hombre.
Es decir que un hombre con cuerpo de luz tomó un
cuerpo de materia, aunque el cuerpo de luz es un cuerpo de materia también, pero de una materia
sutil. Así es que el hombre que tenía un cuerpo de luz tomó un cuerpo físico denso y pasaron
muchos millones de años hasta que el hombre con cuerpo de luz pudiera llegar al estado de el hombre con abrigo de piel por así decir, es decir la piel como abrigo, como cobertura. Como
hombre y mujer vivíamos en cuerpos de luz y antes de ese estado el hombre vivía como hombre y
mujer, al mismo tiempo, en un cuerpo de luz y antes de ese estado, el hombre tenía forma de
huevo y podía tomar a voluntad la forma que quisiera. Así es que tenía una forma de luz con su
flexibilidad, entonces tomo variedades de formas de luz y, al final, se estableció con la forma física
densa que conocemos ahora. El hombre, el ser humano, no ha tenido siempre la forma que
tenemos hoy en día, debido a que nosotros tenemos esta forma, creemos que los hombres
antiguos tenían también esta misma forma, pero antes había hombres que tenían una altura
mucho más grande que la nuestra.
Había seres humanos que tenían una altura de 27 o 29 pies,
se les llamaba Yetis. Hoy en día no nos lo podemos imaginar, actualmente sólo nos podemos
imaginar personas entre 5 y 7 pies, sin embargo entes había personas que tenían la altura de 28
pies, algo así como 6 metros o más. Había seres humanos con tres ojos, en lugar de dos como
tenemos hoy día. Y, poco a poco, ese ojo se cerró. Había también un modelo, o tipo de ser
humano, que tenía tres ojos y cuatro manos. Así es que en aquel tiempo tener cuatro manos era
una facilidad. Tenían cuatro brazos y tres piernas. Así es que había seres humanos que tenían
tres ojos, cuatro brazos; tres ojos, dos brazos; dos ojos y dos brazos como conocemos hoy día y,
también, habían hombres que tenían cabeza humana y cuerpo de animal, así como también
cabeza de animal y cuerpo de ser humano. Se experimentaron muchas variedades. Entonces,
cuando el ser humano, estaba en la forma de luz no tenía huesos, sólo cuando se producen los
huesos la estructura se cristaliza. Si no hay estructura ósea la forma es muy elástica, adaptable y
voluble. De esta manera se podía convertir en cualquier cosa a voluntad.
Así es como la Doctrina
Secreta nos dice que se hicieron muchos experimentos o diversas formas hasta llegar a la forma
actual que tenemos, y la investigación y los experimentos continúan y hay continuamente un
cambio del modelo, igual que los modelos de coche cambian de vez en cuando. Se produce un
mejor modelo para que sea más eficiente. Así hoy sabemos que se está formando un nuevo
modelo de "pituitaria", lo que expresó o dijo por primera vez el Maestro C.V.V. "para que la forma
humana se adapte a la era de Acuario, el modelo está siendo sometido a un cambio".
Así es que los seres humanos como los conocemos, antes tenían muchos modelos y
mucho potencial, mucho más potencial del que tenemos hoy en día. Había un tiempo en el que el
hombre podía hablar el silencio, hoy lo decimos a modo de invocación, "que hablemos el silencio".
Pero ¿cómo podemos hablar el silencio?. Si ascendemos a las existencias más sutiles de la
palabra podemos hablar mediante el silencio y no necesitamos la palabra hablada. Las razas
primitivas o anteriores, que tenían muchas más potencialidades que la actual raza humana, se
comunicaban a través del silencio y la raza que siguió a esa raza primera, empezó a usar los
sonidos semilla y, la raza siguiente, comenzó a utilizar sonidos compuestos y al llegar al cuarto
estadio el tipo de palabra hablada que conocemos hoy día empezó a existir. Tal y como estamos
hablando hoy se trata más de una desintegración de la palabra que de otra cosa.
Es decir que no
contiene tanta intención, tanto contenido, ni tanta potencia como antes. Estas tres cualidades se
pierden al llegar a este tipo de hablar que tenemos ahora. La mayor parte de lo que hablamos no
contiene la intención. Hablamos unicamente por hablar y el porcentaje de intención es mucho
menor. También hay palabras que se dicen sin contenido, es decir que al cabo de dos horas de
hablar no se comprende nada, no hay contenido y muy poca intención y, como no hay intención ni
contenido, se pierde la potencia de la palabra...Continuará..
SRI K.PARVATHI KUMAR