El primer paso es localizarse en el corazón y el segundo es instituir el original en lugar del
sustituto o de lo sustituido. Esta es otra instrucción. Todos nosotros somos sustitutos del original
porque formamos en torno a nosotros una identidad, que es una verdad sustituida. Todos nosotros
creemos que somos nuestro nombre. El nombre es una etiqueta sobre el original. Decimos
"¿quién eres tú?", y la otra persona responde, "yo soy Josep Paradell". Él dice yo soy Josep
Paradell, así que ha dicho un 50% de verdad y un 50% de verdad sustituida. Si alguien nos
pregunta quienes somos, la verdadera respuesta es yo soy. Yo soy Josep Paradell, así que dijo la
verdad y dijo también la verdad sustituida. Pero cuando yo lo oigo no tomo la parte de verdad que
tiene esa afirmación, sino que me quedo con la parte de verdad sustituida. Si alguien me pregunta
que quién es él, yo no le digo yo soy Josep Paradell; si alguien me pregunta que quién es él, yo le
diré: "Josep Paradell. ¿No conocéis a Josep Paradell?". Y la otra persona dice "no".
"Hombre el
que trabaja en el Banco", entonces estamos sustituyendo aún más. La otra persona dice: "no, no
lo conozco". "¿No lo conoces?, da charlas en la Sociedad Teosófica". Estamos sustituyendo aún
más. Y la otra persona dice: "pues no, no lo conozco, no voy a la Sociedad Teosófica, ni voy al
Banco. Así que no conozco a ese Josep Paradell". Entonces diremos: "Hombre es miembro del
World Teacher Trust", y así, podemos sustituir y decir: "es padre de Xavier, hijo de Pedro y Carme,
hermano de tal y tal, amigo de tal o tal persona". Así que nunca estamos diciendo una verdad
original, sino que estamos diciendo una verdad sustituida en todo momento. Entonces, cuando
Josep piensa también en sí mismo, él se dice: "yo soy Josep", pero no es cierto, no es verdad. Si
él piensa: "soy empleado del Banco, o soy el padre de Xavier o hijo de Pedro y Carme, o hermano
de Manel, amigo de Valentín..." Todos nosotros pensamos acerca de nosotros mismos de esta
misma manera. No tocamos la verdad original. ¿Quién está meditando?. Kumar está meditando.
No esa no es la manera. La pregunta es ¿quien soy yo?, y la respuesta es: Yo soy. Así que
tenemos que instituir el nombre original en lugar de los nombre sustituidos. Ese es el primer paso
hacia la meditación.
Cuando nos sentamos para meditar, tenemos que dejar fuera la personalidad y sentarnos
como personas. En el momento en que cerramos nuestros ojos sólo nos acordamos de Yo soy, y
yo contemplo sobre aquel YO SOY. Así que yo soy está contemplando sobre aquel YO SOY, el
YO SOY más grande. Entonces dos permanecen, yo soy y aquél YO SOY grande. Los demás no
deberían existir. Los demás no existen cuando tomamos la identidad de Yo soy. Así que cuando
nos sentamos para meditar, dejamos fuera todas nuestras identidades objetivas y tomamos la
identidad subjetiva, que es Yo soy. Así que la respuesta a la pregunta de ¿quién soy yo?. Es, YO
SOY.
Después viene la pregunta, ¿dónde estoy?. Todos nosotros hemos de encontrar en
nuestro ser dónde estamos. Hay algo en nosotros que nos dice ¡aquí estoy!. Cuando nos
preguntamos en nuestro interior, ¿dónde estoy yo?, la respuesta es, ¡aquí estoy!. Así que, del
dónde venimos al aquí.
Bueno en los términos ingleses para dónde y aquí, si le quitamos la W al
Where (dónde), nos queda Here que significa aquí. Aquí estoy en sánscrito se dice Hridayam,
Here I am, en inglés, es aquí estoy. Hridayam, significa también en sánscrito corazón. Así que la
respuesta a la pregunta dónde estoy está en el corazón. El corazón no es el corazón físico. Sino el
lugar donde sentimos la pulsación en nosotros. Así que cuando nos preguntamos ¿dónde estoy yo?, la respuesta viene de la pulsación, que nos dice, Aquí estoy yo, Aquí estoy yo, Aquí estoy yo.
Así que dos preguntas tienen su repuesta, ¿quien soy yo?, y ¿dónde estoy yo?. Así que
instituyendo la verdad sabemos que Yo soy, Yo soy, pero en todo nuestro sistema, ¿dónde está
ese Yo soy?. Está en la parte central de nuestro organismo, es decir en la pulsación. No creáis
que la pulsación está sólo en el corazón; puede estar también en el Ajna, puede estar entre las
dos cejas; puede estar en el centro laríngeo, en la garganta; o puede estar en el paladar de la
boca; o puede estar entre el corazón físico y el cuello físico, en la garganta; puede estar en el
centro de base. Pero, esté donde esté, sentimos esa pulsación. Allí está entonces, allí donde la
sintamos, allí está esa pulsación. La respuesta a ¿dónde estoy yo?, viene a través de la pulsación
que dice: Aquí estoy yo, Aquí estoy yo, Aquí estoy yo.
Mírame, Mírame, Mírame. Nos da una
respuesta: Aquí estoy yo, mírame.
Así que ¿dónde tenemos que mirar cuando miramos cómo sucede la pulsación?. Lo que
lleva a cabo la pulsación es lo que llamamos Yo soy, eso es lo que llamamos la localización en el
corazón. Localizarse en la pulsación es localizarse en el corazón, pero no es localización en el
corazón físico, porque el corazón en sánscrito tiene dos significados: uno es el significado
exotérico que se refiere al corazón físico y el significado esotérico que se refiere a la conciencia
central que se expande por toda la circunferencia. Así que nos lleva hasta el centro y, en el centro,
sólo sentimos que la pulsación tiene lugar. Así que encontramos nuestra propia dirección,
encontramos nuestras propias señas y hemos de localizarnos en ella y, entonces, escuchamos la
canción del cisne. A la pulsación se la llama también cisne o hamsa. Así que cuando escuchamos
la canción de la pulsación nos da el sonido So Ham.
Cuando se expande es So, cuando se
contrae es Ham. Y debido a que se produce este sonido de So Ham se la llama Hamsa. Hamsa,a
la vez,tiene un significado exotérico y un significado esotérico. Hamsa es cisne, exotéricamente
hablando, pero esotéricamente Hamsa es la canción de la pulsación. Al hacernos esas dos
preguntas en la meditación, es decir ¿Quién soy yo?, y reconociendo por lo tanto que cada uno de
nosotros es Yo soy; y la pregunta ¿Dónde estoy yo? y recibimos la conexión de localización con la
pulsación y cuando escuchamos la pulsación escuchamos la canción del cisne que es un doble
sonido de pulsación que es así: So Ham, So Ham, So Ham, que significa: Aquí estoy, Aquí estoy,
Aquí estoy. Y también significa: YO SOY AQUELLO, YO SOY AQUELLO, YO SOY AQUELLO. Así
que, Yo soy, ahora adquiere YO SOY AQUELLO.
En sánscrito sería Saha Hayam, Hayam
significa Yo soy y Saha significa aquello. Así es que YO SOY AQUELLO, YO SOY AQUELLO, YO
SOY AQUELLO.
Daos cuanta cómo de la personalidad hemos llegado hasta nuestro Yo soy localizado y,
de ese yo soy localizado, estamos localizándonos con la canción del cisne, identificándonos con el
sonido de So Ham, y gradualmente elevándonos al estado de YO SOY AQUELLO, YO SOY
AQUELLO, YO SOY AQUELLO. Al Alma Universal se le llama AQUELLO, en neutro, porque no se
le puede definir y cualquier otro nombre que le demos no dejará de ser un nombre sustitutorio, un
sustituto. Podemos llamarla, la Conciencia Crística, o de Cristo y no deja de ser otro nombre. Yo la
puedo llamar Conciencia de Krishna y sigue siendo otro nombre. Un seguidor de Buddha puede
llamarle Maha Buddha, o Maha Nirvana, pero todos son nombres. Ahora no nos interesan los
nombre sino la experiencia, y alguien que siga el sendero de los Maestros le llamará el Maestro, y
los que sigan el sendero de Sai Baba, lo llamarán Aquello Sai. Así que llamarlo Sai, Maestro, Dios,
Krishna, es sólo estar dando nombres a AQUELLO, lo indefinido.
Por eso los antiguos sabios dijeron: "dejémoslo simplemente como AQUELLO", porque si
damos un nombre, otra persona puede dar otro nombre y, después, tendremos una duda y nos
preguntaremos cuál de todos es el nombre de Dios. Así que mediante el sonido o la canción del
cisne llegamos, es decir a través de los dos sonidos, llegamos a la experiencia de YO SOY
AQUELLO. Hay algo que lleva a cabo la pulsación. ¿Quién lleva a cabo la pulsación?. ¿Qué es lo
que existe al otro lado de la pulsación?. Nosotros existimos a este lado de la pulsación.
Hay algo
que existe al otro lado de la pulsación, a lo que se llama para, y se le llama para, porque está mas
allá de nuestra comprensión. Entonces, poco a poco, el sonido, la canción, nos conduce hacia
AQUELLO y, a medida que vamos hacia AQUELLO, los dos sonidos se convierten en uno sólo.
Las consonantes caen, la "s" y la "h" y queda un sólo sonido que es OM.
SO HAM
OM
Así que el OM permanece; ni siquiera la pulsación permanece. Esta es la meditación que
nos da Adi Buddha para llegar al plano Maha Paranirvanico. Todos conocéis el plano del Maha
Paranirvana por los libros. La técnica nos la da Adi Buddha, así que podemos seguir esa técnica.
Cuando nos sentemos esta tarde a las 6 en punto, olvidemos nuestro nombre, nuestra
personalidad, etc., etc., por un momento. Después de la meditación podremos recoger de nuevo
esas cosas. Así es que quitémonos las vestiduras y como dije por la mañana desnudémonos.
Sentémonos como Yo Soy, es decir que nos sentamos con conciencia de alma y no con
conciencia de cuerpo. Meditar con conciencia de cuerpo no nos lleva a ningún lado sino sólo a
tener dolor de cabeza. Así es que la meditación con conciencia de cuerpo es el sendero hacia el
dolor de cabeza. Por eso hay gente que se sienta a meditar y se pregunta: ¿qué estoy haciendo
aquí sentado?.
Cuando uno medita y le vienen todo tipo de pensamientos e incluso a veces
pensamientos horribles y, a veces, tenemos la sensación que estaríamos mejor sin meditar. La
meditación es una técnica no es sólo estar sentado como una coliflor, o como una patata, o como
un tomate. Mucha gente se sienta y eso es todo, nada más. Pero no basta sólo con sentarse y
nada más. Las piedras también se sientan de esa manera. Así que, ¿dónde está la diferencia?. La
diferencia es que nosotros podemos escoger una técnica y las piedras no. De este modo
necesitamos ascender gradualmente con la técnica de meditación. Cuando nos sentamos
tenemos que tener la conciencia de Yo Soy y escucharemos la canción de la pulsación donde
quiera que ocurra. Allí hemos de seguirla, entonces estaremos con el Uno del que somos una
parte. Eso nos da un tremendo alivio y relajación porque estaremos conectados con el todo más
grande. Así funciona la técnica. Entonces esta es la instrucción de Adi Buddha, que meditemos en
el corazón, eso es lo que dice.
Esta es otra instrucción de Adi Buddha, que llamamos instrucción
número 4.
La técnica de meditación ha sido explicada en su aspecto triangular. Continuaremos
mañana hablando acerca de las enseñanzas por dos razones: una es por la razón de la emisora
de radio (Nota: se está dejando sentir una emisora de radio que entorpece el seguimiento de la charla) que nos está
mandando el mensaje que nos paremos de momento y, la segunda razón, es porque vamos a
llevar a cabo un ritual de dar nombre a los niños y también de bendecir a las mujeres que están o
son como la madre del mundo. Hay una creación en su vientre. Toda mujer embarazada es
sagrada. Si uno da vueltas entorno a la mujer embarazada es como dar vueltas en torno al globo,
moverse en torno al mundo. Para dar la vuelta al mundo uno necesita mucho tiempo, dinero y
energía, pero ahora lo podemos hacer en torno a una mujer embarazada. Una vaca preñada y una
mujer embarazada son consideradas o tenidas como por muy sagradas y para permitirles que den
a luz al mundo hemos de invocar la presencia del Maestro y aquellos que sean padres y madres
las bendecirán.
Luego, habrá una ceremonia de dar nombre a los niños, para sustituir al nombre
original. Es un juego y nada más, cuándo el niño viene al mundo nos aseguramos que se olvide de
su nombre original, para que luego tenga que encontrarlo. Para actuar en la vida externa se
necesita un nombre. Así que nosotros le damos ya el nombre antes de que él sepa lo que es y
cuando empiece a tener uso de razón se cree que es ese nombre, así que le damos un nombre y
después es un desafío para que él mismo encuentre su nombre original, puesto que le damos un
nombre sustituido que no es el nombre original. Sin embargo, ese nombre es necesario para las
acciones que realice su personalidad. Las acciones de la personalidad no pueden hacerse sin un
nombre. Si uno tiene que firmar un cheque no puede firmarlo con la firma Yo Soy, eso no nos sirve
de nada.
En el mundo objetivo tenemos que vivir con la verdad sustituida. Cuando vemos una
vaca es también Yo Soy en el mundo subjetivo. Pero en el mundo objetivo, cuando nos referimos
a ese Yo Soy, tenemos que llamarlo por el nombre de vaca. No podemos decir, ¿has ordeñado a
la Yo Soy?. Tenemos que decir has ordeñado a la vaca y, yo tampoco puedo decir, dame una taza
de Yo Soy, de café. Café también es un nombre sustituto de Yo Soy. En el reino subjetivo es Yo
Soy, pero si en la vida objetiva pido una taza de Yo Soy, no se que es lo que me darán… y,
además, ¿qué es una taza?. También Yo Soy. Así que los nombres nos dan la facilidad para
funcionar mejor en el mundo objetivo. De esta forma, los nombre se necesitan para ese
funcionamiento. Sin embargo, no son unicamente esos nombres sino que son más que sus
nombres. Podemos llamar a un animal como vaca, pero para sí misma no es vaca, sino que es el ser humano el que la llama vaca. Sólo Dios sabe que es lo que la vaca piensa de nosotros.
Dos personas iban caminando una vez por la carretera en una tierra de burros y a medida
que iban hablando, la cosa ya iba tomando proporciones de discusión. Entonces, uno le dijo al
otro: "¡no discutas como un burro!", y por el camino pasaba un burro y dijo: "¡vaya insulto que me
habéis hecho!. ¡Yo nunca discuto!. Y las personas que discutían se elevaban a ellos mismos al
estado de asnos. Así es que el burro puso su objeción. Nosotros usamos nuestro propio lenguaje
como facilidad. Es muy válido para la vida objetiva, pero no lo es en lo absoluto para la vida
subjetiva. Así que como necesitamos los nombres para las acciones objetivas, vamos a dar
nombre a los niños y les vamos a decir cuando tengan siete años, mira este nombre te ha sido
dado, pero tu verdadero nombre es Yo Soy. Tu nombre original es Yo Soy, pero para la vida
objetiva este nombre te fue dado cuando tú aún no tenías uso de razón, pero no te creas que este
nombre eres tú, este es sólo tu nombre. Con esta comprensión vamos a dar los nombres.
Vamos a seguir comprendiendo las enseñanzas de Adi Buddha. La técnica de meditación
en el corazón se ha de practicar a diario para abrir la puertas del corazón. El portal de paso a la
subjetividad, así como de la subjetividad a la objetividad es el corazón. Así que tenemos que abrir
el candado de esa puertas mediante la meditación.
Cuando este proceso de apertura se hace
todos los días, damos pie para que el hombre interior y exterior trabajen juntos. Si no, el hombre
interior queda encerrado bajo llave, y el hombre exterior sigue funcionando y, por eso, el
funcionamiento es parcial e incompleto. El Buddha entonces nos enseña a abrir el corazón y
actuar en sintonía con el hombre interior. El hombre interior está conectado con el Hombre
Universal. Así que hay una conexión que va desde el Hombre Universal al hombre interior y, del
hombre interior, al hombre exterior. Así es como funciona el Alma Universal a través de la
personalidad. Una vez llevada a cabo la meditación durante las horas de la mañana, cuando
entramos en la vida de la objetividad, eso nos facilita entrar en el estado de yoga o de conciencia,
en el mundo de los nombres y las formas. Resulta fácil actuar dándonos cuenta de la Conciencia
Una, cuando la meditación se hace como se explicó ayer. Es decir, que salimos cada día
conectándonos con el hombre interior que está interconectado con el Hombre Universal. Así que
los tres son en esencia uno. El Hombre Universal a quien llamamos Dios o el Ser Divino, luego el
hombre interior y por otro lado la personalidad, que es el hombre exterior.
Estos son tres aspectos del UNO. Es UNO funcionando como tres. En el plano del
noumenon es UNO y, luego, desciende como dos y tres y todo lo que se crea, se crea a través de
esta fuerza triangular y, mediante esta fuerza triangular, uno puede visualizar la unidad en el UNO.
Siempre que uno observe esta unidad en la vida diaria se hace posible experimentar el espíritu en
la naturaleza.
El espíritu en interacción con la materia crea todo lo que vemos y, nosotros, lo
observamos como algo diferente de nosotros. Así que nosotros estamos allí, estamos presentes, y
está la objetividad y está también el proceso de observación, lo cuál forma de nuevo un triángulo.
Actuamos a través del pensamiento y, en el pensamiento, hay también un triángulo que está
formado por el pensador, el proceso de pensar y el pensamiento.
De esta forma vemos que todo
es un trabajo triangular. Por eso se dice que toda la creación es una red de triángulos
Proceso de pensar Pensamiento
Los tres surgen en verdad del UNO, así que UNO se convierte en tres y tres se convierten en
UNO. Nosotros existimos y después nos despertamos. Una vez estamos despiertos, pensamos, y
una vez que tenemos el pensamiento, actuamos. Así que teniendo la existencia como base, que
es el punto central de este triángulo, se produce un funcionamiento triangular periódico. Todos los
días tiene lugar este trabajo triangular a través de nosotros. Nos despertamos, o sea salimos
desde el estado de existencia, después pensamos y, luego, hablamos o actuamos. Una vez
terminada la acción, volvemos a la conciencia para pensar de nuevo y volver a actuar otra vez. Así
que, a lo largo del día, estamos en esta actividad triangular hasta que nos volvemos a dormir otra
vez. Así que en nosotros se da este funcionamiento triangular, teniendo a la existencia como base.
Todas las acciones triangulares que hagamos durante el día se deben únicamente a la
existencia. Si no hubiera existencia no podríamos volvernos conscientes y, cuando no hay
conciencia, no puede haber pensamiento y, cuando no hay tal cosa como pensamiento, no puede
haber acción.
Así que uno depende del otro y, cuando la existencia no está, el resto del triángulo
tampoco puede estar. La existencia es eterna y el surgir del triángulo es algo periódico. Eso es
valido en caso de todo pensamiento, eso es válido en toda manifestación y es válido en caso de la
manifestación de esta creación a partir de lo absoluto. Así que cuando entramos en la vida objetiva
se vuelva a formar de nuevo un triángulo que nos tiene a nosotros como centro. Nosotros
observamos un objeto, y nosotros mismos somos el sujeto que observa el objeto, pero nos hemos
objetivizado nosotros mismos para ver ese objeto. A menos que nos objetivicemos, lo que ya
expliqué en la primera clase, no podemos interactuar con la objetividad. Los sentidos son los
medios que tenemos para llegar a la objetividad y, a través de los sentidos, llegamos a la
objetividad e interaccionamos con esa objetividad. Así que nosotros estamos y la objetividad
también está y, también está, nuestro funcionamiento con la objetividad a través de los sentidos.
Eso forma de nuevo una actividad triangular, teniendo por una lado el sujeto, el objeto y la acción.
En este caso es un triángulo invertido. Así que seguimos interactuando, pero incluso este
triángulo viene de la existencia UNA. Igual que nosotros estamos objetivados, todo lo demás está
también objetivado, y, mediante los dos objetos, se produce la interacción. Es sólo una y la misma
conciencia la que interacciona entre nosotros y el otro objeto. Ya os expliqué cómo se trata de la
misma electricidad la que actúa a través de muchas cosas, una conciencia que actúa a través de
muchas cosas. Y, cuando hay diferencia de cualidad, encontramos diferentes manifestaciones.
Así, como la electricidad, funcionando a través de diferentes equipos eléctricos nos da diferentes
funcionamientos. Así que muchas actividades triangulares tienen lugar y, esa actividad triangular,
depende de la cualidad de cada formación, así que existen tantas formaciones triangulares como
variedades de formaciones existen. Según las variedades de formaciones que existen así habrá
variedades de conducta.
Así que la conducta es según la cualidad de la forma.
De esta manera hay formaciones
dependiendo de la cualidad y, donde hay variación de cualidad, hay variación también de formación. Así que está lo que se llama la variación del sonido, y como consecuencia se da la
variación del color y la variación de forma. Así que las variaciones se manifiestan a través del
sonido, a través del color como forma. Por eso es que a ciertas personas les gustan ciertos
sonidos y difieren en cuanto a su preferencia por los sonidos y los colores. Según la diferencia de
color se da la diferencia de forma. El estudio ocultista consiste en observar cómo existen los
colores en su variedad, porque toda forma tal como la vemos tiene su propia combinación de
color, desde el color azul celeste puro que es la manifestación más sutil, hasta el color marrón de
la tierra, hay variedad de colores y, esa variedad, produce una variedad de manifestaciones.
Esencialmente hay tres colores, que se pueden analizar más en siete colores y, esos tres colores,
son un sólo rayo solar. Así que desde un sólo rayo solar, o luz, se produce la manifestación de los
tres colores primarios que son: rojo, azul y amarillo dorado. Del rojo hay un análisis progresivo en
naranja, rosa, rosáceo. Del azul se produce la manifestación del azul, o índigo, y del color violeta,
como fruto de un análisis del color azul.
Después del amarillo dorado se manifiesta como verde
claro y verde.
Así que todos estos colores vienen de una misma luz y lo mismo sucede con los sonidos.
A partir de un sólo sonido surgen muchos sonidos y surgen en forma de vocales y de
consonantes, y luego interaccionan unos con otros para formar palabras o frases. Cada vez que
se produce una diferente combinación, o agrupación de letras o de sonidos, obtenemos un
diferente significado, sin embargo se trata de un sólo sonido, ese sonido uno cuando se manifiesta
en su variedad nos da diferentes significados y un efecto diferente. Lo mismo sucede con los
colores. Así que la diferencia de color y la diferencia de sonido está considerada como la alquimia
interna que hace posible la alquimia de creación. Así que, a fin de cuentas, si uno hace un análisis,
todo procede de la unidad y va a la diversidad. La práctica ocultista consiste en observar la unidad
en la diversidad, para que no nos perdamos en los detalles de la diversidad; es decir, que no nos
desalojamos a nosotros mismos de nuestro centro de manera que cuando hayamos terminado la
actividad, volvamos otra vez a regresar al centro.
Toda la práctica del ocultismo consiste en
conectar con el centro y actuar luego en la circunferencia; es decir, que vamos a la circunferencia
para experimentar y después volvemos al centro. Como la cometa que vuela en el cielo, la cometa
está intacta siempre que el hilo esté conectado en todo momento con su origen. Si se corta el hilo
la cometa no puede volar y se pierde al viento. Así, también, cuando nosotros perdemos el hilo de
la conciencia, a lo largo de nuestra actividad en la objetividad, nos perdemos en esa objetividad y
no podemos volver a la fuente. Eso es lo que se llama el exilio del hijo. El hijo pródigo se perdió de
su tierra natal. Así que el propósito de toda enseñanza ocultista es la de mantener el hilo subjetivo
mientras actuamos en la objetividad.
Adi Buddha dice: "Conecta conMIGO en todas tus acciones. No te olvides de Mí en la
complejidad de la actividad objetiva." Con tanta variedad de acciones como hacemos es bastante
posible de que nos olvidemos de quienes somos y, es bastante posible también, que nos
olvidemos de la fuente de origen de la que hemos surgido. Si nos desconectamos a nosotros
mismos de la fuente de origen, no tenemos ya más dirección en esta creación. Imaginaos la
cometa que ha perdido el hilo. Vuela según la llevan los vientos y luego cae en alguna parte. Pero
no llega a la fuente de la que surgió. Así que la meditación, como primer acto del día, nos hará
conectar fuertemente con el alma y, manteniendo activo ese hilo de conciencia, nos
exteriorizaremos en la objetividad.
De este modo viajaremos desde el centro hacia la
circunferencia por medio de esta hilo de conciencia. Es como un animal atado a una estaca. El
animal puede ir hacia un cierto radio a pastar, siempre teniendo como base la longitud de la soga
que está atada a su cuello. Una vez que termina de pastar, teniendo esa soga como base, vuelve
hasta la estaca y descansa allí. Del mismo modo, con la cuerda de la conciencia como conexión,
podemos funcionar a través del triángulo del pensamiento y, mediante la estrella de cinco puntas
de los sentidos, llegar a la objetividad y, después, volver porque tenemos la ayuda del hilo de la
soga para volver a encontrar el camino de vuelta. Si se corta el hilo nos quedamos perdidos en la
objetividad.
Las Escrituras Sagradas hablan de esta conexión con una ilustración. Imaginémonos que
hay un pozo profundo lleno de agua, en el que parece que hay algo muy atractivo en el fondo de
las aguas de ese pozo. Suponed que un anillo o un pendiente o un collar vuestro ha caído en el
fondo del pozo, entonces véis que hay algo valioso dentro de las aguas del pozo. ¿Cómo entráis a ese pozo?. Atamos una soga al exterior y luego bajamos por ella hasta el fondo del pozo y, a
medida que entramos en las aguas, encontramos muchas cosas en ellas. Así, muchas cosas
atractivas van apareciendo una tras otra por debajo de esa superficie del agua. Así que las
miraremos, las recogeremos y luego, una vez más, con ayuda de esa soga volveremos a salir del
pozo. Pero, si mientras estamos metidos en el fondo del pozo, perdemos la soga, no hallamos la
manera de subir a la superficie. ¿Cómo puede uno salir a la superficie del pozo si hemos perdido
la soga que nos permitía entrar hacia el pozo?.
Pues ese es el estado en que se encuentra el
hombre que se ha perdido en la objetividad, que se ha perdido en el pozo de la objetividad y no
tiene soga que lo suba hacia arriba. Hay una práctica para fabricar una soga desde dentro de
nuestro propio ser. Hemos de desarrollar o fabricar esa soga desde dentro de nosotros y
proyectarla hacia arriba y, luego, reforzar esa soga y asegurarnos que se queda amarrada a algo
que hay en la parte de arriba del pozo y, con la ayuda de esa soga, volveremos a escalar hasta
llegar a la parte de arriba del pozo. Esto es lo que se llama el sendero del Hatha Yoga. En el
sendero del Hatha Yoga hay una autoascención, desde el centro de base hasta el centro de Ajna,
desarrollando la voluntad de ascender. La elevación de la kundalini se lleva a cabo desarrollando
una fuerza en sentido ascendente, mediante la técnica de la respiración. En el Hatha Yoga existen
las prácticas de respiración como kumbaka y reixaca, es decir, manteniendo la respiración o no,
exhalándola. Entonces la conciencia tiene movimiento hacia arriba. Luego reforzamos ese
movimiento ascendente y, junto con él, nos movemos hacia arriba. El Hatha Yoga describe el
desarrollo de este hilo de conciencia como chitrini y, mediante el sendero de chitrini, la conciencia
es elevada desde el centro de base hasta el centro laríngeo.
Así es como toda persona tiene que
llevar a cabo su propio ascenso, una vez que se ha quedado sin cuerda, de la cuerda o hilo, de la
conciencia.
En el caso de la práctica del Raja Yoga hay alguien arriba que nos envía una soga al
pozo, nosotros tendremos que agarrar esa soga para subir. Por eso está la práctica del Raja Yoga
en la que se nos da cierta ayuda desde los Círculos Superiores. Eso es lo que se llama el sendero
del Maestro y del discípulo. El Maestro ayuda para que el discípulo suba o sea llamado hacia
arriba, es decir que le presta ayuda al discípulo para que éste pueda ascender En ambos casos
siempre es el discípulo el que tiene que subir. El primer caso es un autoascenso, en el segundo
caso se recibe la ayuda de aquél que ha llegado al estado de conciencia. Así que Adi Buddha dice:
“Conéctate a Mí, te será más fácil ascender y descender." Cada vez que vayáis a la objetividad no
olvidéis que sois el alma y que como alma nos estamos exteriorizando a través de la mente, los
sentidos y el cuerpo. La otra afirmación que dijo fue: “Cuando actuáis, estáis actuando conMIGO".
Porque todo lo que existe en la objetividad es una manifestación de la conciencia, tanto como lo
somos nosotros.
Ayer os explique cómo a partir del gran depósito de conciencia se produce la
individualización, y cómo el individuo entra en un marco de pensamiento y actúa después en lo de
afuera, así que su funcionamiento es sólo un funcionamiento de la conciencia. Lo mismo sucede
en el caso de la otra forma. Igual que yo me despierto, yo pienso y yo actúo, vosotros también os
despertáis de esa misma fuente y también recibís un pensamiento, igual que lo recibo yo y, a
través de vosotros, también es la conciencia la que se está exteriorizando, pues a través de mí
también es lo mismo. Así que más allá del pensamiento de dos formas, lo que existe es
únicamente conciencia o luz. Así es que la interacción entre dos formas es sólo una interacción
entre la conciencia.
Hay toda una serie de particiones, digamos son rectángulos con un círculo en el centro y,
nosotros estamos fuera como conciencia. Así que estos tres rectángulos con un circulo en el
medio los llamamos pantallas. A partir de la conciencia absoluta, cuando se localiza, nos
convertimos en el alma, que sería la primera figura. Después entramos en un pensamiento que
sería la segunda figura. Un pensamiento que es un triángulo y, después, entramos en los sentidos,
que sería una estrella de cinco puntas, y después nos exteriorizamos a través del cuerpo y, así, es
como llegamos hasta la objetividad.
De la misma manera la persona con quien interaccionamos pasa también por todos estos
portales, aunque hay una diferencia o variación en el pensamiento, sin embargo el hilo de
conciencia es el mismo. Él proviene de la misma fuente de origen de la que provenimos nosotros
y, a través de todas estas pantallas o portales, es la luz la que está interactuando. El resto puede
ser un animal, una persona, o una planta, o un artículo. Pero todo es el trabajo químico de la
conciencia y nada más. Así que la enseñanza de Adi Buddha (este es el punto seis) es que
cuando estáis actuando con algo, estáis actuando conMIGO. Lo único es que esos otros, con
quienes actuáis, están vestidos de manera diferente, igual que nosotros también nos vestimos
distintamente unos de otros. La ropa que yo tengo es diferente de la que tenéis vosotros y también
esta ropa de la piel, es diferente de la vuestra, pero sólo el ropaje es diferente, el contenido es el
mismo.
Adi Buddha nos dice: "No os olvidéis de Mí cuando estáis en acción con la gente, porque
en esencia sois todos YO, así que sólo hay dos, vosotros y YO, y jugamos desempeñando
muchos papeles." Si os recordáis a vosotros mismos como la conciencia de tú, os olvidáis de la
fuente de origen, pero si os recordáis como la conciencia de YO, jugáis o actuáis con conciencia y,
entonces, esa actuación o juego no os creará consecuencias. Así que el que actúa es la
conciencia y con quien está actuando es también la conciencia y la acción misma.
Si ya no no nos acordamos del UNO, entonces perdemos el juego. Si seguimos recordado
al UNO en todos entonces no perdemos en ese juego. Por eso, en el Antiguo Testamento se dice:
“Yo no tolero a un segundo”. La frase original dice: “YO, Dios, el Señor, Soy un Dios celoso, no
acepto a ningún otro”. Esa traducción es una traducción muy mala porque Dios no es un Ser
celoso. Lo que quiere decir es que hay sólo una existencia y que no hay ninguna otra. Si vemos
esa segunda, o esa otra, somos fruto de un espejismo. Así que cuando uno trabaja, trabaja con la
conciencia y el que está trabajando es también conciencia, y el trabajo mismo es también
conciencia, todo es conciencia y no hay una segunda cosa. Así que cuando comprendemos las
cosas así, no nos perdemos en la creación. El propósito de la mente, los sentidos y el cuerpo es
sólo para el juego de la conciencia pero si nos olvidamos de este propósito el juego se hace
complicado.
Adi Buddha dice (este es el séptimo punto): "Actúa conMIGO. Actúa por Mí.
No actúes por
los demás." Si actuamos por los demás quedamos condicionados. Así que no actuemos,
pongamos por caso, por un resultado. Si actuamos por un resultado la belleza de la acción se
pierde. Suponed que debéis cultivar un árbol, ir experimentando su crecimiento. Toda
transformación que va surgiendo desde la semilla hasta convertirse en planta, y esa planta en
árbol, todas las sucesivas transformaciones que son millones, en número, nos dan alegría cuando
las observamos. Pero si cultivamos el árbol para que nos dé el fruto, mientras es todavía una
semilla, estaremos pensando: "cuando crecerá y me dará el fruto". Al día siguiente, iremos y
veremos que ha despuntado algo de esa semilla, una cosa muy pequeña, y al día siguiente un
poquito más, así que tenemos que esperar hasta que se convierta en planta, y seguir esperando
hasta que crezca y se convierta en árbol y, luego, tiene que hacer ramas y florecer y, después, dar
el fruto. Y en ese proceso no tenemos paciencia para esperar, porque la mente se ha ido ya hacia
el fruto futuro, y no puede disfrutar de los millones de transformaciones que se están produciendo.
Con frecuencia, suele pasar, que cuando sale el fruto y nos lo comemos, la alegría es sólo
momentánea; por el contrario el crecimiento del árbol es un proceso continuo, así como también
su proceso de fructificación. Si nos podemos asociar con esa transformación del árbol y su
fructificación, con todo ese proceso, desde la semilla hasta la planta, la planta al árbol, la alegría
será continua. Pero si queremos alegrarnos sólo cuando comemos el fruto, nos hemos negado la
alegría continua y la hemos limitado a una alegría limitada.
Del mismo modo queremos tener un buen hijo o hija, pues ya desde el día de la
concepción pensamos, estaría bien si fuera médico. Primero tiene que nacer, luego se le tiene que
dar un nombre, luego se le tiene que dar alimento y vestirlo y, luego, se le tiene que enviar a la
escuela y, luego, tenemos que asegurarnos de que estudia, y si estudia o no estudia es nuestro
problema. Así que, ¿cuantos años tiene uno que esperar para obtener ese resultado?. No menos
de veinticinco años. Y luego cuando se hace médico nos dice adiós. Casi que es una felicidad
momentánea cuando uno trabaja por el resultado. Si somos verdaderamente sabios, no trabajaremos por el resultado, sino solamente para disfrutar.
Son los no sabios quienes trabajan
por el resultado. ¿Por qué no puede uno disfrutar del crecimiento del hijo ya desde el primer día?.
Viendo y disfrutando cómo se van desarrollando las facultades en el niño y cómo va desarrollando
sus propios gustos y aversiones, cómo va desarrollando sus percepciones sensoriales y cómo van
desenvolviendo gradualmente sus pensamientos. Qué es lo que le hace pensar a un niño en una
dirección determinada. Observar cuando eso está sucediendo es una alegría continua. Pero si
hacemos un programa futuro y lo esperamos, la espera es lo peor que le puede pasar a cualquier
persona. Es muy doloroso esperar, y pasamos por ese dolor para disfrutar luego por una alegría
momentánea.
Así que la primera cosa que toda doctrina nos dice es que no trabajemos por el resultado
porque, si es así, nos estamos negando la alegría de trabajar. El que trabaja por el resultado
pierde la felicidad del trabajo. Muchas veces os digo cómo hay gente que trabaja por su provecho
o por el dinero, trabajan 30 días por el salario y la felicidad del salario no dura más de un día y
tenemos que volver a trabajar, para los siguientes 30 días poder recibir otro salario. Después
tenemos el salario ante nosotros un momentito.
Nos llega a las manos y tal como nos llega
desaparece. Tenemos que pagar la casa, las facturas, la comida, tantas cosas como tenemos por
pagar y al final, al día siguiente, sólo nos queda el trabajo por hacer. Así que el trabajo es una cosa
continua para nosotros, el beneficio es algo momentáneo. Entonces la cuestión está en saber si
queremos ser momentáneamente felices o siempre felices. Cuando empezamos el viaje desde
Barcelona a Onda, hicimos 300 kilómetros. ¡Oh, Cuanto se tarda, son dos horas!. Pues, esperar a
que pase el tiempo en el que completamos las dos horas, es una cosa, es decir: "¿cuándo
llegaremos a Onda?, ¿cuándo llegaremos a Onda?". Así no disfrutaremos del viaje. El camino que
va de Barcelona a Onda es muy bonito y, ¡sólo Dios sabe cómo será Onda!. Todos queremos ir al
Ashram de un Maestro sin saber cómo será ese Ashram. El sendero que va hacia al Ashram es de
gozo, para disfrutar; no creáis que en el Ashram vais a encontrar agua caliente para ducharos. No
tendréis agua caliente, y no podréis pedirle al Maestro agua caliente. Tendréis piedras para dormir
y no colchones y, puede que tengáis que vivir comiendo hojas y frutos y, además, unicamente las
hojas y los frutos que se caen sólos de los árboles, porque los Maestros no creen en arrancar
nada de los árboles, sino que sólo toman la hoja o el fruto que el árbol deja caer. Así que sólo Dios
sabe cómo serán las cosas en el Ashram. Nosotros no lo sabemos.
Entonces, ¿por qué aspiramos hacia algo que no esta presente todavía?.
Haciendo esto
perdemos la alegría del presente. El camino que lleva hacia Onda podrá ser bien experimentado y
vivido y, de paso, llegaremos a Onda. Pero llegar a Onda no debe convertirse en una
preocupación en nuestra mente. Cuando estamos en la acción, estamos disfrutando de esa
acción y, al mismo, tiempo llegaremos a Onda. Como estamos disfrutando tanto del viaje, no nos
damos cuenta de que estamos viajando. Y, de repente, alguien nos dice hemos llegado a Onda
entonces decimos: "¡ya!, ¿tan pronto?". Por eso yo le digo a mi amigo: "no conduzcas tan de prisa.
No hay prisa por llegar". Hay gente que piensa que tiene que llegar rapidamente hasta Shamballa,
pero ¿qué va a hacer uno al llegar allí?. En realidad no lo sabemos, sino que es una especie de
espejismo que desarrollamos en nuestra mente; muchas veces no sabemos lo que haremos
cuando llegamos a nuestra meta. Cuando éramos estudiantes pensábamos, "¿cuándo terminarán
los estudios?". Entonces, uno así no disfruta en absoluto de la educación, de los estudios, porque
siempre está preocupado por acabarlos. Los que habían completado sus estudios nos decían, no
los acabéis tan pronto, este es el mejor momento de vuestras vidas. Pero los estudiante
decíamos, "si, él piensa así porque ya los ha terminado". Pero, nosotros, una vez que terminamos
los estudios, o la carrera, nos vemos metidos en otro berenjenal aún mayor y, entonces, si que
pensaremos, "cuando éramos estudiantes, aquellos días, si que eran buenos". Siempre tenemos
la impresión de que cualquier tiempo pasado fue mejor, lo que significa que nunca aceptamos el
presente.
Después de terminar los estudios nos casamos, creyendo que el matrimonio es un
camino hacia el cielo, pero aquellos que se han casado antes que nosotros, nos dicen, "no tengas
prisa por casarte". Y nos dicen, "sin saberlo me metí en un gran berenjenal. Así que no hagas tú lo
mismo. Puedes ir llegando y hacerlo pero, despacito, no hay prisa". Y lo mismo pasaba con los
exámenes, cuando éramos estudiantes. Estudiar para los exámenes no era ninguna cosa bonita.
Si uno estudia por el conocimiento, recibe la belleza de esa materia que se nos abre, pero como la
mayoría de los estudiantes estudian para los exámenes, los estudios son aburridos. Tenemos que
hacer comprender a los estudiantes que están estudiando para aprender la materia y no para los exámenes, y que están estudiando para experimentar el estudio. La acción es para experimentar
la acción y no por un resultado.
Cuando perseguimos un resultado, la acción es monótona, seca y aburrida. Así que como
generalmente pensamos en un resultado, nuestra acción no es algo querido. La persona que hace
la acción con cariño, no se preocupa por el resultado, y no se preocupa por el futuro, y no piensa
en absoluto, "¿que pasará a finales de siglo?". Hay muchos que están preocupados en qué pasará
en 1.999, eso quiere decir que han tachado de su calendario, 1.995, 1.996, 1.997 y 1.998, pues ya
incluso hoy están muertos. Porque, una cosa que tenía que pasar en el '99 ha pasado ya
psicológicamente hoy con esa persona. Si alguien dice, "se dice que todos vamos a morir en
1.999", resulta que esa persona muere antes de 1.999. Así es como muere la gente, sin vivir en el
presente.
Las personas que viven en el pasado, y las persona que viven en el futuro, no están
viviendo para el presente. Así que están muertos al presente. Así que la cosa no cumple ningún
propósito o no tiene ningún sentido. Por eso hay que actuar, para experimentar, para
experimentarME a MÍ. Toda acción nos puede dar la experiencia de la conciencia. No hay acción
que no nos de esa experiencia, siempre que entendamos este concepto de la conciencia del alma.
Adi Buddha dice, "actúa conMIGO, actúa para MÍ y no actúes para otros". Esto no quiere
decir que yo no actúe para vosotros. Es decir, que si cuando actuamos no ME véis a MÍ en el otro,
entonces sólo consideraréis al otro como algo exterior a vosotros, es decir, otra cosa diferente de
MÍ. Otro, es una palabra que indica otra cosa diferente de YO SOY. Esto significa no actuar con
otra formación que consideréis diferente de MÍ. Cuando ME ignoráis a MÍ, entonces estaréis
actuando extrañamente, lo que os causará consecuencias. Cuando ME miráis a MÍ mientras
actuáis, actuaréis como conciencia y, por consiguiente, no sufriréis consecuencias. Pero si veis
algo como distinto de MÍ, entonces actuaréis por demás o por de menos y, eso, os traerá
consecuencias.
Si uno actúa tanto como se precisa, eso no tiene consecuencias, pero si
actuamos con este "software" de efecto, la cosa tiene consecuencias. Eso es lo que se llama
actuar por lo otro, y bajo este actuar por otra cosa, en esta categoría, viene también el actuar por
un resultado, actuar por un beneficio, actuar por el confort, actuar por el éxito. Todas estas son
acciones que nos llevarán lejos de la felicidad inherente en la acción.
Por eso hemos perdido la clave de la felicidad y, desde la infancia, se nos enseña a hacer
las cosas por un resultado, por un beneficio, por una comodidad y por el éxito. Por eso hemos
desarrollado una aversión hacia la acción. Queremos evitar la acción o sólo tenemos una actitud
de hacer las cosas por el beneficio, por la comodidad o por el éxito, por eso la humanidad ha
perdido la felicidad que era su propiedad inherente. Daros cuenta que contentos están los padres
cuando tienen un hijo recién nacido, dándole de comer, cuidándolo, vistiéndolo. Es muy grande la
felicidad cuando un niño llega a casa. Si le preguntamos a la madre o al padre de ese niño si
tienen ellos mismos comodidad o confort, veremos que muchas veces no duermen bien por el
niño. Los padres cuando están criando al hijo no se preocupan por su comodidad personal. Así es
que la comodidad no da la felicidad.
Hay algo más allá de la comodidad física que tiene felicidad.
Uno no puede ponerse una piedra en el regazo y hacer eso que hace Aurora moviéndose todo el
tiempo (meciendo a su hijo). Podemos tomar un peso equivalente al de nuestro hijo. Y pregunto
además: ¿cuál es el beneficio que uno recibe de esto?. Financieramente sólo significa pérdidas.
Tenemos que comprar leche en polvo, ropa, tenemos que comprar un camioncito y todos los
nuevos modelos de zapatitos y, luego, tenemos que enviarlo a la mejor escuela que podamos,
darle la mejor educación, todo lo que creemos que es mejor para el hijo, que no es, como digo, ni
cómodo, ni nos resulta beneficioso.
Y si luego, al fin de cuentas, es un éxito o no nadie lo sabe. Y,
sin embargo, ¿por qué demostramos tanto cariño?. ¿Por qué tenemos esa identificación?, no
tenemos la sensación de que ese hijo sea algo diferente a nosotros. Es parte integrante de
nuestro propio ser. Así que no tenemos la impresión de que le estamos haciendo algo a otro, a
algo fuera de nosotros sino que estamos actuando para nosotros mismos, eso significa actuar
para MÍ. Justo por eso, porque sentimos que es parte integral de nosotros mismos, no pensamos
en el resultado, en el beneficio, en la comodidad o en el éxito. Estamos contentos con él. Hasta el
momento en que comienza a demostrar una conducta en la que empezamos a pensar que ese
hijo o hija ya no es tanto una parte integral de nosotros, y entonces vendremos a consultar. Tengo
un problema con mi hijo/a. Y, ¿por qué? Porque ya no tenemos identificación con ellos. Así que si
os identificáis conMIGO en todo lo que hacéis, se experimentará una continua felicidad y no tendremos otra alternativa, sino sólo felicidad.
Por eso ayer cuando hablaba de los sabios dije que eran felices porque viven en
comunión con el UNO, que hay en todo y en todos, y por eso son felices. No necesitan nada
externo para ser felices, no necesitan que se les haga felices tampoco porque ya lo son. No
tenemos que decirle a esas personas: "¡feliz cumpleaños!". Por qué le tenemos que decir a una
persona feliz cumpleaños cuando ya es feliz. Tenemos que desearle feliz cumpleaños a una
persona que no es nunca feliz, para que al menos el día de su cumpleaños lo sea. Hay personas
que se lamentan de haber nacido y se dicen en el día de su cumpleaños: ¿por qué habré nacido?.
Todas esas preguntas surgen en nosotros cuando nos desconectamos de la conciencia del YO
SOY. Así que empecemos el día meditando en le corazón, ese es el primer paso que hay que dar
en el día, para que establezcamos una robusta conexión con aquél que está presente por todo el
todo.
Y luego, cuando actuemos, lo cual es inevitable una vez que nos levantamos, no os olvidéis
de MÍ en la acción. Si podéis tenerme a MÍ en la acción experimentaréis mejor la belleza de la
vida. Pero si véis otra cosa que no sea YO, os confundiréis y sufriréis un espejismo. Ver otra cosa
que no sea la conciencia es el comienzo de la caída. Así que la acción no tiene por que
obstaculizar nuestra experiencia de la conciencia, por eso Adi Buddha, como segundo paso nos
dice: “En el mundo estáis actuando en verdad conMIGO y estáis actuando para MI, no estáis
actuando para nadie más”.
A veces recibimos ideas como, "¿porqué tengo que trabajar yo para los demás?".
Entonces, dejaremos de trabajar y nos meteremos en nuestro propio berenjenal. Nuestros
problemas empiezan cuando dejamos de actuar. Así que cuando dejamos de actuar, entramos en
un vació, porque creemos que toda acción es insignificante pero, sin embargo, necesitamos
alimento, necesitamos vestirnos, esas cosas no nos llegarán si no hacemos algo, entonces
empiezan los problemas. Así que la acción es el camino hacia la felicidad, la acción es inevitable,
así que si es inevitable entonces es mejor que sepamos cómo actuar. Adi Buddha nos lleva
directamente al punto cuando nos dice: “Estáis actuando conMIGO cuando hacéis todo lo que
hagáis, cuando me ves a mi en todas vuestras acciones estaréis en felicidad continua y seguiréis
actuando sin crear karma. Será una acción con libertad que no os condiciona”.
Cuando actuamos
por el resultado, por el beneficio, por la comodidad o por el éxito se produce el condicionamiento y
actuar de esta manera produce también motivos ulteriores.
Toda esta parte de trabajar por el beneficio, por la comodidad o por el éxito, produce
motivos. Así que los motivos vienen de esta orientación hacia el resultado, el beneficio, la
comodidad o el éxito. De esta forma, tenemos una causa para actuar y, esa causa, tiene su efecto
y, ese efecto, nos traerá otra causa, producirá otra causa, y de este modo entramos en un mundo
de CAUSA Y EFECTO. Y buscamos soluciones en este mundo de causa y efecto, cosa que
nunca encontraremos, porque esto es un círculo vicioso en el que caemos, buscando la causa de
cada efecto y buscando el efecto de cada causa. Esta es la manera por la que el pensamiento
queda condicionado y da vueltas dentro de un circulo y nunca será posible salir de él, y nosotros
intentamos hacerlo encajar todo en ese mundo de causa y efecto y, luego, no comprendemos,
porque la creación como tal, no encaja dentro de nuestro mundo de causa y efecto. ¿Por qué ha
de dar frutos el árbol?. Da frutos porque no tiene la lógica humana. Así que tiene suerte, porque no
tiene la lógica de los humanos. ¿Por qué debe la vaca comer hierba para dar leche?, puesto que
la leche de la vaca no le es útil a la vaca misma.
O ¿acaso la vaca se bebe toda su propia leche?.
La cosa no tiene lógica, desde el punto de vista de la lógica humana. La lógica humana es una
cosa muy pequeña, pero queremos que todo el cosmos entero encaje en esa lógica tan pequeñita;
por eso el ser humano nunca puede comprender las leyes del universo. Hemos de crecer un poco
más arriba de esa ley de causa y efecto para tener la gran visión del universo y conocer las leyes
de por qué funciona así. Sabremos por qué los árboles dan fruta, y por qué la vaca da leche e
incluso nos da la piel. El animal es útil hasta incluso cuando muere; sin embargo, no así la piel de
los seres humanos. ¿Para qué sirve la piel de los seres humanos?. Al menos la de los animales
es útil después de su muerte. ¿Véis lo útiles que son las plantas y los animales?, no trabajan para
sí mismos, sino que trabajan totalmente para los demás, porque en nosotros está la conciencia del
YO SOY. Lo mismo sucede si un ser humano está de lleno por los otros, si trabaja por los otros
será tan equilibrado como cualquier otra cosa en la creación. Por eso Krishna dice: “Hay sólo dos
maneras de acción. Actuar por el beneficio o éxito de uno mismo o trabajar por el beneficio de los demás”. Si trabajamos por lo demás estamos en sintonía con la naturaleza, así es como lo hacen
las plantas y los animales, así es como hacen también los minerales, así es como hacen también
los devas, así es como trabajan también los elementos. Nosotros somos los únicos enfermos que
no actuamos de esa manera.
Así que superemos nuestra enfermedad, superar nuestra
enfermedad es la enseñanza que nos da Krishna en relación a la acción. Y Krishna dice:
“Miradme, en los tres mundos, yo no tengo por qué hacer nada por los demás. No tengo obligación
de hacerlo, sin embargo hago cosas por los demás y, me podréis preguntar, que por qué las hago,
lo hago por la alegría que me da hacerlo". Así que aprendamos a actuar de este modo y no
reduzcamos la belleza de nuestra vida a la causa y el efecto. También podemos leer, por favor, la
descripción de Madame Blavatsky, acerca de la insignificante teoría humana de causa y efecto. Es
tan insignificante que a menos que salgamos de ella, no podremos disfrutar de la vida. Y esta es la
doctrina de acción que nos da también Adi Buddha.
Así que la tercera enseñanza tiene que ver con tres aspectos: la falta de deseo, servir a
los sabios, ayudar a los débiles. El cuarto punto es la meditación como el comienzo de nuestro
trabajo. El quinto paso es: "conecta conMIGO en todas tus acciones, no salgas afuera dejándome
a MÍ y tenME como amigo en todo momento". El seis: "cuando actuéis estáis actuando conMIGO",
eso no es una instrucción sino que es la verdad. El número siete es: "actúa conMIGO, actúa para
MÍ, no actúes por otras cosas como resultado, beneficio, comodidad, éxito etc.", porque eso es lo
que produce los motivos en nuestra acción y, poco a poco, caeremos en el mundo insignificante
de causa y efecto. Y, entonces, quedamos reducidos en nuestro ser y quedamos condicionados
por nuestros actos que se derivan de nuestras causas. Para actuar sin causa alguna, ya veremos
cómo es por la tarde. Tendremos que dejar para ellos el cuerpo causal.
La acción, según una
causa y efecto, es lo que produce el cuerpo causal y, entonces, estamos en una prisión. Una de
las buenas enseñanzas que nos dan los buenos maestros, es que destruyamos nuestro cuerpo
causal. Cuando nuestro cuerpo causal se quema, el karma se quema y, a partir de ese momento,
actuamos sin karma. Lo que nos da una felicidad al cien por cien. Esa es la diferencia entre un
iniciado y uno que no lo es. El iniciado trabaja sin un por qué. Si le preguntamos ¿por qué curas?,
él no tiene causa para hacerlo. Si le preguntamos ¿por qué enseñas?, no tiene causa para ello,
pero si a nosotros se nos pregunta ¿por qué hacemos algo?, siempre tenemos una causa para
decir. Ellos no tienen causa, o no tienen por qué, y por eso no tienen cuerpo causal. Nosotros
tenemos un montón de causas personales y, por eso, tenemos un cuerpo causal muy fuerte. Por
eso nosotros morimos y ellos no mueren. La gente que no tiene cuerpo causal no sufre la muerte.
La gente con cuerpo causal muere.
El cuerpo causal es algo que surge de la vida de causa y efecto, que (a su vez) es el
producto de los motivos y, los motivos, son producto de la vida pensando sólo en uno mismo, para
nuestro beneficio, para el confort de uno mismo y para el éxito de cada uno; es decir, todo el
mundo preocupándose por sí mismo y no pensando en el beneficio de la colectividad. Esto es lo
que llamamos la involución. Durante el curso de la involución, la creación involuciona de la unidad
a la diversidad, así que se forman las unidades individuales y, luego, como fruto de la ilusión y el
espejismo uno cae preso de la separatividad y todo el mundo tiene la sensación de que tiene que
trabajar para uno mismo y, si no, no hay manera. A menos de que trabaje para mí mismo y para
mi beneficio no puedo sobrevivir. Ese es el tipo de situación en la que acaba todo esto, en este
mundo de la causa y efecto. Luego las formaciones van entrando más y más en la separatividad y
con el consiguiente ahogo en la vida. Hay cada vez un estrechamiento mayor y, como
consecuencia, menos respiración en la vida. Eso es lo que va causando el ahogo, y la gente hace
cada vez más esfuerzo para sobrevivir. Así es como desarrollamos un cuerpo causal muy fuerte.
Así que, este cuerpo causal, es el que se debe destruir si uno quiere vivir en un estado liberado, y
la manera de debilitar y disolver este cuerpo causal es invertir el proceso. Al invertirlo
comenzamos a trabajar para los demás en lugar de trabajar para nosotros mismos.
El esfuerzo
del estudiante espiritual tiene que ser trabajar para los demás, y al trabajar para los demás se da
cuenta que, también, está trabajando para sí mismo, pero en este trabajo ya hay un mayor
espacio para respirar y menos ahogo. Y, como consecuencia, se anima a trabajar para los demás
y comprende que hay belleza y alegría al trabajar para los demás. Eso es lo que expliqué por la
mañana, cuando hablé de la alegría de los padres con sus hijos. Cuando trabajamos para los
demás, alcanzamos un estado en el que llegamos a abrir el corazón. Sólo cuando nuestro corazón
está abierto hay pie para trabajar por otros. Así es que, invertir este proceso involutivo, produce la debilidad del cuerpo causal y, poco a poco, uno comprende que en la creación, uno trabaja para el
otro y por eso nosotros debemos de trabajar, unos para otros, sin esperar ningún beneficio. Así
que el motivo del beneficio muere, el trabajo permanece y, ese trabajo, beneficia a otros, pero, al
mismo tiempo que nosotros hacemos que otros se beneficien, nos beneficiamos nosotros
también, igual que las plantas benefician a los animales y a los humanos y, las plantas, reciben
también los beneficios de los minerales de la tierra. Así que los minerales benefician a las plantas,
las plantas a los animales y a los seres humanos, los animales benefician al reino mineral y a los
humanos y, los seres humanos, también aprenden a beneficiar a las plantas, a los minerales y a
los animales, recibiendo beneficio también de los minerales, de las plantas y de los animales. Esto
es lo que se llama convivencia de grupo.
Compartir lo que sabemos hacer con otros.
El hombre puede arar la tierra y producir la
transformación de los metales, hacer que crezcan las plantas y alimentar a los animales y,
mediante ello, recibir de la tierra, de las plantas y de los animales. Esa es la manera como se debe
vivir. En este proceso todo es mutuo. Es una asistencia mutua, uno ayudando al otro, en lugar de
uno ayudándose sólo a sí mismo. Cuando yo os ayudo, vosotros me ayudáis, entonces yo tengo el
placer de asistiros, ayudaros y, vosotros, tenéis el placer de hacer lo mismo conmigo. Cuanto más
os asisto, más me asistís vosotros a mí. Cuando yo trabajo para vosotros, vosotros trabajáis para
mi, de una manera natural, no hay ningún aspecto comercial en esto. Así que se produce el flujo
del amor y de los sentimientos fraternales. Así que la cosa se hace tan natural, que la pregunta
del, ¿por qué?, no surge, igual que la madre no se pregunta, ¿por qué?, cuando está sirviendo a
su hijo.
Si le preguntáis a una madre, ¿por qué tiene en brazos en todo momento a su hijo?, la
madre nos mirará pensando que estamos un poco locos, porque a tal pregunta no hay respuesta.
La experiencia pura no tiene ningún por qué. Si una niñera está cuidando un niño, y recibe dinero
por hacer de baby sitter con ese niño, la experiencia no es una experiencia pura. Si le preguntáis
por qué tiene cuidado del niño, la respuesta es porque me pagan. Pero si no le pagaran, dejaría
inmediatamente al niño. Así que, ahí es donde uno trabaja para sí mismo; pero en una situación
en la que uno trabaja para el otro, y cuando llegamos a la destreza total, el ¿por qué? no surge.
Si uno de nuestros hermanos empleara estas mismas horas que emplea aquí, en el
Banco, recibiría dinero a cambio y, si otro de los hermanos, que está aquí también, empleara todo
el número de horas que emplea aquí, en el restaurante, recibiría mucho más dinero. Pero
entonces, ¿porqué está aquí?, participando en esta convivencia de grupo, sentado allí delante de
las máquinas y, grabando las cosas, sin cobrar nada por ello. Véis, todos nosotros nos hemos
reunido aquí, y lo hemos hecho voluntariamente.
Lo normal es que si el tiempo y la energía que
damos aquí, la diéramos en otra parte, recibiríamos dinero por ello, sin embargo, preferimos que
no nos den dinero, pero tener comunión en la conciencia, ¿No es cierto?. Entonces, si le pedimos
a nuestro hermano que por qué está empleando aquí todo este tiempo, aún grabando cintas, el
nos diría no sabéis lo bello que es hacer esto. Mucha gente que os conoce en el mundo exterior,
creen que estáis perdiendo el tiempo haciendo esto, porque no tiene ningún sentido comercial;
entonces, la gente lo entiende como una pérdida de tiempo, pérdida de dinero, pérdida de energía,
porque lo ven todo desde el punto de vista del motivo. Aquí todos ayudan a todos sin buscar una
remuneración. ¿Quién está pagando a quién?. Nadie paga a nadie, y sin embargo todos estamos
viviendo felizmente durante toda esta convivencia de grupo. Así que la vida de grupo es una
demostración de una manera de vivir, en la que todos trabajan para todos y reciben lo que tienen
que recibir, sin cobrar una paga.
Suponed que tuviéramos que pagar por cada una de las cosas con las que todos los
miembros del grupo ha contribuido a esta convivencia. Suponed que tuviéramos que pagar a
nuestro hermano Jesús por la traducción, eso tiene un precio.
O suponed que yo os diera una
sabiduría y le pusiera precio, o que diera consultas y les pusiera también precio. Jordi o Josep,
que están grabando allí las cintas, pusieran un precio por hacerlo, y el otro hermano que está ahí
con el vídeo, pusiera un precio por su filmación, y otra persona que viene de otro país, y que está
traduciendo para los de ese país, le pusiera un precio a esa traducción; entonces, no habría tanto
espíritu. Aquí todo el mundo está trabajando por sí mismo, pero en beneficio de los demás, y
nadie tiene la impresión de que no se le paga, es decir que ni siquiera se les ocurre esa sensación
de remuneración, porque la belleza de la vida misma es ya la paga. Así es como las causas
mueren y la vida permanece. Así que, si la causa muere y la vida permanece, es una vida mejor y eso puede suceder sólo cuando uno trabaja por los demás. La experiencia pura se recibe mejor
cuando dejamos de preguntarnos, ¿qué es lo que hay para mí?, en cualquier cosa que hagamos,
o ¿en este trabajo concreto qué es lo que yo recibo?. Eso es lo que construye el cuerpo causal.
Cuando uno se olvida de lo que ha de conseguir por lo que hace, poco a poco el cuerpo causal
muere, la gente trabaja olvidándose de lo que tiene que conseguir. Así que es un trabajo en el que
hay alegría. Si, ahora mismo se han presentado las pinturas, que han sido hechas según una
cierta inspiración, y que fueron presentadas en la convivencia de grupo del "May Call Day" en
Alemania; el grupo sintió que se debía compensar ese trabajo, y lo que saliera, sería utilizado para
la vida de grupo. Así que era la respuesta de grupo para recompensar ese trabajo.
Esa persona
no pensó en ponerle precio, la gente de Alemania contribuyó a ese trabajo y, para su más absoluta
sorpresa, esta mujer, al final de la convivencia de grupo en Alemania, recibió la misma cantidad de
dinero que invirtió para producir todos estos cuadros, y se quedó muy sorprendida y, entonces,
nos dio unos cuantos cuadros para que los lleváramos a los lugares donde vamos. Y dijo: "haced
lo que queráis con ellos" y dijo además: "es una alegría compartirlos con los demás grupos
nuestros", y han llegado aquí ahora. Nadie ha decidido su precio. Alguien como él, se sintió
inspirado para darle un precio que sea razonable, y luego ya encontrarán su propia expresión,
porque estos cuadros han sido traídos sólo por la alegría de la inspiración.
Todos los que han actuado como los iniciados, hacían las cosas así, no tenían causas
personales al servir a la humanidad, ni tampoco sufrieron la ilusión de que habían venido para
salvar al mundo. Ninguno de esos seres a los que veneramos, y están en el altar, vinieron aquí
con el propósito de salvar al mundo. Ellos vivieron en comunión con la Conciencia Universal y eso
de por si, es ya todo para ellos. Pero como estaban en comunión con el Alma Universal, el plan del
Alma Universal, fluyó a través de ellos.
Como consecuencia, hoy los reconocemos como
Salvadores. Buddha nunca dijo soy un Salvador, ni Jesús dijo yo soy el Uno. Cuando otros le
dijeron a Jesús que Él era el elegido, Él dijo: "vosotros también". Estos iniciados no vinieron
atribuyéndose nada, y no tenían motivos, no trabajaron con motivos ulteriores, y demostraron
cómo vivir sin motivos y cómo vivir en reciprocidad, uno ayudando al otro. Tanto como uno ayuda
al otro, así recibe ayuda a través de otras fuentes.
Hay una historia clásica que se le cuenta a los niños en la India, para trasmitirles el
correcto contenido de la vida. La historia dice así: "En India hay sabios védicos que cantan los
vedas, van de puerta en puerta y cantan el veda y reciben los donativos o limosnas tal y como se
los quiera dar el propietario de la casa. Ellos no exigen nada. Van a una casa y cantan los himnos
védicos y lo que se les da lo toman y viven con eso. Normalmente van de dos en dos y se cree
que cuando vienen, y cantan los vedas, es una especie de bendición para esa casa. Los dueños
de las casas quieren que vengan a ellas esos doctos que cantan los vedas. Ellos cantan y se van,
y no piden nada, porque creen en el veda, y el veda habla de la reciprocidad. Ellos cantan el veda,
y el veda, tiene cuidado de ellos. Un día, en su quehacer, se encontraron en la casa de una
persona muy, muy rica, que estaba jugando al ajedrez con un amigo suyo muy sabio. Y mientras
estaban jugando el ajedrez oyeron la noticia de que habían venido estos sabios védicos a cantar.
El rico dijo: ¿para qué vienen?. Los sirvientes fueron y le preguntaron que para qué venían y los
sabios védicos dijeron, sólo para cantar. Así que uno de los sirvientes volvió y le dijo al rico han
venido, según dicen, sólo para cantar y el rico exclamó ¿sólo para cantar? No me lo creo, seguro
que cantan y luego quieren que les demos algo. Entonces el amigo que estaba jugando con él le
dijo, si, cuando cantan, normalmente la gente les da algo. Entonces, el rico dijo, ¡lo ves!. Están
cantando por la limosna o por algo, entonces el sabio no replicó. El rico les dijo a los sirvientes que
trajeran a los sabios védicos hasta la habitación, donde estaban jugando el ajedrez, entonces los
sabios vinieron y cantaron. Y el rico dijo, tengo entendido que aceptáis limosnas después de
cantar el veda y los sabios dijeron, si, lo hacemos. Entonces, el rico dijo, ¿qué recibiré yo porque
vosotros cantéis los vedas en mi casa?. Vosotros recibís limosna de mí, pero ¿qué recibo yo
cuando cantáis los vedas aquí?. Entonces el bramin le dijo, la bendición. Y el rico le dijo ¿qué
pasará si recibo yo la bendición?. Entonces el sabio védico le dijo, cuando recibes la bendición
recibes también más prosperidad. Y el rico dijo, ¿qué pasará si soy más próspero?. Y el sabio
védico le dijo, si eres más próspero, entonces, darás cada vez más ayuda económica a más gente
pobre. Y el rico le dijo a su amigo, ¡vaya lógica tan pobre que es esta de los vedas!. Vosotros
cantáis los vedas y recibís limosna de la gente, ¿por qué no puede vuestro cantar ayudaros
directamente a conseguir dinero?
Podéis cantar los vedas y haceros ricos, ¿por qué tenéis que ir de casa en casa como mendigos?. Y, luego de cantar el veda, recibís un dinero por lástima, ¿por
qué debéis vivir en este estado de mendicidad y decir que vuestro cantar los vedas os da
prosperidad?. Entonces, los sabios védicos dijeron, no podemos utilizar el veda para nosotros
mismos. Cuando cantamos los vedas, no podemos pensar en recibir el beneficio directamente
para nosotros, los himnos védicos los hemos de cantar en beneficio de los demás, y no los
podemos cantar en beneficio nuestro. Ninguna ciencia oculta ha de practicarse en beneficio
personal nuestro. Es la ciencia del sonido, la ciencia del veda es cantar el sonido. Esa ciencia ha
de ser utilizada para el beneficio de los demás, no podemos utilizarla para beneficio nuestro. El
veda habla de la reciprocidad. Así que nosotros lo hacemos en beneficio de otros y no miramos
nuestro beneficio personal. Si tú nos quieres beneficiar, muy bien y, si no, nosotros no lo exigimos.
Entonces, el rico les compensó bien y les dijo que se fueran. Después se quedó con su amigo y
mirándole le dijo, ¿no te parece ilógico esto?. Dicen que tienen los conocimientos, la destreza y
que no lo quieren utilizar para sí mismos. Entonces, el amigo le dijo, olvídate de esto. Vamos a
seguir con nuestro juego, y siguieron jugando al ajedrez. Al cabo de un rato, durante el juego, el
sabio le preguntó al rico: ¿Cuántas vacas tienes en casa? Y el rico dijo, muchísimas. Y ¿cuanta
leche dan?.
El rico dijo que cada vaca daba, por lo menos, cinco litros al día. Entonces, el amigo le
dijo, ¿para que den tanta leche has de darle buena comida, buen pasto?, y el rico dijo, si, he
comprado unas tierras para que las vacas pasten, hago crecer el mejor heno para que sirva de
alimento a las vacas. Así es que cultivo el mejor heno en beneficio de las vacas, para que esas
vacas den buena leche, y date cuenta de cuanta gente tenemos en casa, y todos ellos tienen que
beber leche. Por eso compré una tierra especial, y cultivo también un heno especial para esas
vacas. Entonces, el amigo le pregunto, ¿así que cultivas el heno, se lo das a la vaca, y la vaca, da
leche a los miembros de tu familia? ¿No te parece que es una lógica muy pobre?, ¿Por que no te
puedes comer tu mismo el heno?, Si tu te comes el heno, luego darás leche, así que te la puedes
beber luego; entonces, ¿para qué tener vacas?. ¿Por que tienes que ir por ese camino indirecto,
de alimentar a la vaca, para que luego te alimentes tú de ella?. ¿Por qué tiene que dar la tierra una
buena calidad de heno?, y ¿porque tiene que comerse la vaca el heno y, después, darte a ti la
leche?, y ¿por qué deberías tú, tomar la leche de la vaca, y darle luego heno a ella?, ¿no te parece
que es un poco ilógico esto?. La vaca debería de beberse su propia leche, para que no dependiera
de los demás, y tu deberías comerte el heno, para dar tu propia leche.
Entonces, el rico
comprendió lo que le decía. Igual que tu alimentas a la vaca con heno, y la vaca te da leche, los
sabios védicos trabajan para ti y, se supone, que tú debes trabajar para ellos. Si ellos cantaran los
himnos védicos, para ellos mismos, es lo mismo que si tú te comieras el heno tú solito. Esa, no es
la manera como tiene pensado la naturaleza que sea la vida. Así que la vida, tal y como se
observa en la creación, trabaja en beneficio de los demás. Tú, crees que estás trabajando para tu
leche. Pero, para trabajar para obtener la leche, tienes que trabajar la tierra, y, para eso, tienes
que emplear a gente a los que tienes que pagar, luego procurar que las semillas sean de calidad.
Así que al comprarlas estás trabajando también para aquellos que las preparan, y, cuando el
campo da la cosecha, va dedicada a las vacas, y, las vacas, cuando la comen te están dando
leche a tí. Así, que en todo ese esquema de tu propia vida, si lo observas, existe la verdad de que
uno trabaja para el otro y, así también, los sabios védicos están trabajando para otros y no
piensan en trabajar para ellos mismos".
Esta historia se les cuenta a los niños para que comprendan, que es necesario que
trabajen en beneficio de los demás, y que tienen que adquirir capacidades o destrezas, formarse,
para ser utilizado en beneficio de los demás. Así que, cuando uno está trabajando para los demás,
siente alegría al hacerlo y, la cosa, no tiene un porqué.
En la vida del Maestro E.K., el Maestro, daba tratamiento homeopático a un promedio de
18 horas al día, enseñaba y curaba a un promedio de 18 horas al día, durante 30 años, y la gente
le solía preguntar, ¿Maestro por qué hace esto?. Y, Él solía decir, no hay por qué, me gusta y por
eso lo hago. Porque la gente se decía, lo está haciendo gratis, sin cobrar y, era una persona que
tenía seis hijos. Entonces, una persona con seis hijos, tiene ya por qué preocuparse de cómo se
gana la vida. El ser humano tiene la impresión de que entre más hijos tiene, más tiene que trabajar
para conseguir dinero. Sin embargo, no es trabajar para conseguir dinero, sino que es trabajar
para MÍ. Él vivía la verdad de esa instrucción, actúa para MÍ. Así que Él, hacía las cosas en
beneficio de grandes grupos de gente, justo tal y como lo hace la naturaleza, sin pensar en lo que
podía conseguir de eso. Y vivió con un gran esplendor, era el rey de toda su gente, y toda la gente se preocupaba de lo que Él necesitaba, así como de lo que necesitaba toda su familia. Él, nunca
necesitaba preguntarle o pedirle nada a nadie, pero todo le llegaba. Si nosotros también
trabajamos para los demás, sin preocuparnos por nosotros mismos, entonces, los demás tienen
cuidado de nosotros.
Eso se da, es una realidad, incluso en este siglo XX. Todos tenemos esa
cualidad en nosotros, esa cualidad de ayudar a los demás.
Sólo a modo de ejemplo, esta mañana hemos estado dando consultas hasta las dos.
Normalmente el almuerzo es a las doce y media, pero Tiziana y yo hemos estado dando consultas
hasta las dos y cuarto. Normalmente si tenemos que almorzar, bajamos y comemos, pero hoy
hemos estado dando consultas, y la comida nos ha llegado aquí, al tercer piso. Y no le habíamos
dicho a nadie que nos trajera la comida, porque, los que ya han comido, se acuerdan de los que
están trabajando. Así que a las dos hemos podido comer en el tercer piso, puesto que nosotros no
pensábamos en comer y estábamos trabajando por otros. Así también, cuando vosotros trabajáis
por los demás, hay una cualidad de corazón en la gente que hace que tengan cuidado de
vosotros. La persona que tiene cuidado de los demás, recibe también cuidados de los otros. La
persona que trabaja para los demás, hace que los demás también hagan trabajo para él. Cuando
uno se da perfecta cuenta de esa reciprocidad, eso de trabajar sólo para uno mismo muere y,
como una cualidad vivida, trabajar para los demás, llega a ser prominente. El Manu introdujo el
sistema de la familia, sólo para educarnos sobre este punto. El Manu quiso enseñarnos el
concepto de reciprocidad y, por eso, introdujo el sistema familiar.
El hombre y la mujer que
trabajan hasta un punto para sí mismos, cuando empiezan a gustarse mutuamente, empiezan a
trabajar uno para el otro. Así es como se ponen juntos, y el hombre piensa en la mujer, a quien
quiere, y piensa en comprarle cosas que le gustan a ella. Si a ella le gusta el helado, él compra el
helado y se lo da, y si a él le gusta, pongamos por caso, unos zapatos, ella piensa, "si le compro
estos zapatos él se pondrá contento". De este modo, en el momento en que dos personas
empiezan a gustarse, una comienza a pensar en la otra. Ese es el comienzo de la cualidad de la
reciprocidad. Cuando van caminando por la calle, si hay un bache, el hombre le dice, "ten cuidado
que hay un bache", y lo dice por el amor que siente por ella. Porque eso no se lo dirá a todo el
mundo. Se lo dirá unicamente al ser querido. Luego, juntos tienen hijos y, entonces, en vez de
trabajar el uno para el otro, juntos trabajan para el tercero. Un día, el hombre, se queda sin dormir
por tener cuidado del niño que llora. Al otro día, será la mujer la que se quedará sin dormir, por
tener cuidado del niño que llora; así que, los dos, comparten y comienzan a trabajar juntos por los
hijos. En este proceso, entonces, uno aprende a trabajar por el otro.
El aprender a trabajar para los demás, nos ayuda a superar la situación de causa y efecto.
Mientras uno siga viviendo en el mundo de causa y efecto, seguiremos teniendo karma, karma
individual, que nos condiciona.
Es un proceso de auto-aprisionamiento. Así que entramos en un
fuerte que no tiene salida, es como construir un edificio. Había una vez un constructor masón, muy
sabio, que empezó a construir los cuatro muros y, para construir ese muro, podía llegar hasta
donde llegaba su mano, así que comenzó a construir desde el sur, y construyó la pared del sur;
luego, se volvió hacia el oeste, y construyó el muro del oeste; luego, construyó la pared del norte;
y, luego, la pared del este... y, entonces, miró a su alrededor y... ¡no tenía manera de salir de allí!.
La altura del muro que había construido, llegaba a lo más alto del alcance de su mano. La persona
que piensa en sí misma, se construye así, también, una casa y no construye la salida. Igual que la
araña tejiendo su tela de araña. Disfruta de la belleza de su proceso de tejer, así es que, teje y teje
en todas las direcciones, y ve que su creación es algo bello. Pero, cuando ha terminado de tejer su
tela de araña, la ha construido de tal manera que no tiene manera de salir de ella, y la saliva que
sale de ella se solidifica, y se queda prisionera de una materia sólida y, entonces, sólo le queda
esperar su día del juicio. Así es, como la persona que trabaja sólo para sí misma, se construye su
propia tela de araña y se ahoga, y muere, debido a esa creación suya. Vemos mucha gente de
negocios muriendo de esta manera. No tienen tiempo para nada. La persona que gana muchísimo
dinero, no tiene tiempo para nada, no tiene tiempo para su esposa. ¿Conocéis estos casos?.
Un
ejecutivo de mucho éxito llega a tener una especie de menopausia ejecutiva.
En la terminología de la Dirección de Empresas se llama así, menopausia ejecutiva. La
persona trabaja para su propio éxito personal y, ese éxito, hace que le siga gustando tener más
éxito, y mucho más éxito, y, mucho, mucho más éxito; y mientras está haciendo esto, no tiene
tiempo para la esposa con quien se casó. Así que cuando llega a los cuarenta es un buen
ejecutivo en los círculos de negocios; pero, si mira para atrás, su esposa se ha marchado y está con otra persona. Esto es lo que está sucediendo en los círculos de negocios, entre los ejecutivos.
Las mujeres, en Estados Unidos, hoy en día, dicen, ¡o tu profesión o yo!, si no pones un equilibrio
en este asunto, me marcharé por mi cuenta. La gente de negocios con éxito, los políticos con
éxito, no tienen tiempo para su familia y sus hijos, siempre están ocupados, ¿para qué?, no lo
saben ni ellos. La familia está en ruinas, y la personalidad también está en ruinas, y, luego, el
dinero y poder que tienen, no lo pueden disfrutar ninguno de quienes le rodean. Ese es el ejemplo
clásico, que podemos ver, de las personas que trabajan sólo para sí mismas. Está, el otro ejemplo
clásico, de los sabios védicos que trabajan para los demás.
SRI K. PARVATHI KUMAR